Los trabajadores griegos han demostrado en la calle que no están dispuestos a aceptar más recortes. Lo mismo estamos viendo en otros países europeos, 2011 acabó con la mayor huelga del sector público británico en décadas, y huelgas generales en Portugal y Bélgica. Este nuevo año comienza con una nueva huelga general en Bélgica. El 30 de enero, coincidiendo con la cumbre de la UE, por primera vez desde 1993, trabajadores del sector público y privado participaron conjuntamente en una huelga convocada por las tres principales federaciones sindicales.
El motivo es el anuncio del gobierno de recortar 1.360 millones de euros, además de subidas de impuestos y ataques a las condiciones laborales y salariales de los trabajadores. El país quedó paralizado y la huelga fue seguida masivamente en la industria. Empresas como Audi, Volvo o Coca Cola quedaron paralizadas, lo mismo sucedió con el transporte, puertos o aeropuertos.
Las luchas han llegado también a Europa del Este, el 7 de febrero dimitió el gobierno rumano después de tres semanas de protestas masivas contra las medidas de austeridad. Las huelgas afectaron sobre todo al sector público, como en el caso de otros países europeos son los trabajadores más afectados por los recortes y los despidos. Sólo en 2009 el gobierno despidió a más de 12.000 trabajadores ferroviarios, todo para cumplir las exigencias del FMI a cambio de uno de sus préstamos.
La profundidad de las medidas de austeridad exigidas a la clase obrera en toda Europa es una advertencia de que la burguesía pretende cargar todo el peso de la crisis sobre los hombros de la clase trabajadora. Las últimas movilizaciones en Europa indican que los trabajadores europeos no están dispuestos a seguir haciendo sacrificios y que la perspectiva de “explosión social” no se limita sólo a Grecia, sino que es un fenómeno europeo.