Sin duda, uno de los proyectos más ambiciosos del gobierno de AMLO es el tren Maya, éste ha declarado contar sólo con la tercera parte del dinero necesario, el resto saldría de la iniciativa privada. Esto megaproyecto correctamente está considerado como uno de los más desbastadores por parte de las comunidades y reflejan una de la contradicciones que el gobierno de AMLO mantiene, concesiones a los grupos empresariales con tal de obtener recursos para financiar el Estado.


Para completar el cuadro se nombró en la Subsecretaría de Planeación y Política Ambiental a un personaje con múltiples acusaciones de apoyar a las empresas impulsoras de proyectos de muerte pero la cereza del pastel fue la declaración del titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo para quien frente a la pobreza y el atraso, el respeto a la naturaleza es completamente secundario.


Por enésima ocasión se utiliza el pretexto de sacar de la marginación a la población de una región, en este caso el sureste, para encubrir negocios millonarios que sólo dejan migajas a la población local.


Por supuesto, acabar con la marginación y la pobreza es urgente, pero no se requiere destruir al medio ambiente para lograrlo, existen y están disponibles los medios técnicos para ello y las comunidades afectadas están dispuestas aportar su experiencia y su trabajo para conservar la naturaleza. Para los inversores esto no importa, para ellos se trata de convertir los recursos naturales en recursos bancarios.


Los gobiernos priistas y panistas utilizaron el argumento de la falta de dinero para privatizar el petróleo y la electricidad, para el gobierno actual se trata de ser " un gobierno para todos" no importando si las ganancias son para unos pocos, pues aunque el recorrido toque a poco más de 130 comunidades mayas, en ninguna de ellas habrá estación.


La oposición al tren maya no niega la necesidad de combatir el atraso y la pobreza sino en el respeto a lo que esas comunidades indígenas han conservado por siglos.
Esta oposición se ha mantenido en la queja y la denuncia, las cuales le han hecho y le hacen " lo que el viento a Juárez" al gobierno actual, en contrapunto, la oposición al aeropuerto de Texcoco logró la cancelación del mismo porque mantuvo una movilización permanente de las comunidades afectadas y de los grupos solidarios, esfuerzo que culminó con la consulta.


Los mismos argumentos para ponerse al aeropuerto de Texcoco se aplican al Tren Maya; la destrucción de la selva, particularmente en la región de Calakmul, la segunda reserva ecológica de toda América, trae aparejada la especulación sobre enormes extensiones de terrenos en dónde se pondrán en marcha grandes construcciones para atender al turismo.


Acabar con el ancestral atraso y pobreza de los pobladores de la zona no requiere agredir al medio ambiente y si requiere, cómo lo han demostrado los compañeros de Atenco, la movilización permanente y unificada de todas las luchas que se están dando en la región y en el país contra los proyectos de muerte; centrales eólicas y solares, mega granjas de cerdos, utilización abusiva y sin control del agua, minas contaminantes y sin control, etc, etc, etc.


Ya los compañeros de Homún, Yucatán, demostraron que la vía legal sólo puede ser positiva si es respaldada por la movilización. Atenco y ellos muestran el camino para evitar este enorme atentado al medio ambiente actual y futuro qué representa mantener el proyecto del tren maya tal y cómo lo ha presentado el gobierno.
Llamamos al gobierno a sentarse con las comunidades y escucharlas, gobernar con ellas y para ellas.

 


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