Economía


A lo largo de la última década el salario de la clase obrera mexicana se ha desplomado a tal grado que ahora es uno de los más bajos del mundo. Según un informe del Fondo Monetario Internacional, publicado en noviembre pasado, la brecha entre los salarios industriales que se pagan en México y China se ha reducido dramáticamente: “En 2003, el salario promedio en México  medido en dólares,  era seis veces más elevado del que se pagaba en China, mientras que en 2011 los salarios en México sólo fueron superiores en un 40%”. Por su parte la Organización Internacional del Trabajo sitúa  al salario mexicano cómo uno de los que menos han crecido en Latinoamérica, ya que entre el año 2000 y 2010 en dicha región éstos se incrementaron en promedio un 42.1%, en México el incremento sólo fue de apenas 5%. Con esos resultados la Universidad Obrera de México estima que nuestro país se ubicó como el tercer país que menos  incrementó sus salarios mínimos, a diferencia de lo ocurrido en  Argentina donde el incrementó fue 221%, en Brasil 82%, en Bolivia 19% y en Venezuela un 13%.

 

En la medida en que la burguesía no han encontrado una oposición contundente a su política pauperizante de la clase obrera, han profundizado esta tendencia; así, la más reciente información de la empresa calificadora Merry Linch, dada a conocer en abril, estima que la mano de obra mexicana ahora es más barata que la de china ¡en un 19.6%! Pero no hay tiempo para celebrar tan tremenda hazaña, no se nos olvide que el esfuerzo capitalista no tiene límites, todavía falta que se apliquen, una a una, las nuevas cláusulas de la Ley Federal del Trabajo. No hay tiempo para festejar, aún hay mucho trabajo, sudor, miseria, hambre y pobreza por delante, en éste el mejor de los mundos posibles para los capitalistas.

Menos salarios, mayor productividad: más rabia contra el capital

A partir de la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio en 2001, está desplazó a México cómo el país con más exportaciones hacia EUA, ello sirvió como un fuerte acicate para la burguesía Mexicana, la cual hacía depender en un 20% el PIB del país de las exportaciones a EUA, de ahí que la batalla que se estableciera contra la clase obrera fuera a muerte, la pregunta era ¿quién preserva su posición?, los trabajadores con sus salarios o la burguesía con su posición económica mundial.

                                                                                                                     

En la medida en que los capitalistas han logrado abatir los niveles de vida de la clase obrera mexicana también han logrado reposicionar las exportaciones provenientes de México hacia los EUA. En particular han sido las exportaciones ligadas a la industria automotriz y a las comunicaciones las que desde 2005 han crecido anualmente  en promedio un 18%, lo cual es más significativo si consideramos que estos sectores abarcan el 76% del total de las exportaciones manufactureras. Si bien en 2009 las exportaciones totales y a EUA en particular se desplomaron un 24.3%, el año siguiente se recuperaron casi en la misma medida; creciendo 23.8% hacia los EUA y un 24.3% en total, en 2011 las exportaciones totales dieron un nuevo paso al frente con un avance del 11.9% y en 2012 volvieron  a crecer un 12.2%. El componente fundamental en el incremento de las exportaciones han sido productos manufacturados dirigidos a EUA, por ejemplo, de un total de 26 sectores manufactureros que contabilizan las importaciones norteamericanas, en el periodo 2001-2004 México retrocedió en 13 de ellos, por el contrario entre 2010 y 2012 México tuvo un incremento en 20 de éstos sectores, que al mismo tiempo representaron el 80% de las exportaciones manufactureras.

 

Gráfica 1

Pero el “secreto” no ha estado únicamente en la contención y depreciación de los salarios en México, a la par de ello se ha incrementado exponencialmente la presión sobre los nervios y músculos de la clase obrera, se le ha explotado más, en términos burgueses se le ha hecho “más competitiva”.  Basta ver la gráfica publicada en el citado informe del FMI, la cual describe con frialdad la terrible realidad de la clase obrera, mientras la línea punteada señala la productividad en asenso vertiginoso, la línea contigua señala los costos laborales cayendo  miserablemente. En el espacio que año con año se abre más entre el aumento de la productividad y la caída de los costos laborales caben todas las miserias de la clase trabajadora; siempre crecientes, pero también en este espacio cada vez más amplio se extiende con fuerza el coraje y  la rabia para combatir al capital.

Una competencia donde no tenemos nada que ganar

El grado al que se ha llevado la explotación de la fuerza de trabajo en México revela  el carácter de la burguesía nacional y el imperialismo, los cuales basan su fuente de ganancias en sobrepasar permanentemente el nivel máximo de explotación de la fuerza de trabajo y en la medida en que avanzan en este terreno es que activan la inversión productiva: máquinas, herramientas y equipo para la producción. Así por ejemplo argumentaba la Secretaría de Economía, en el Programa Nacional Estratégico para la Industria Automotriz, las “ventajas" de la inversión en México,  al contar “con mano de obra experimentada y bajos costos laborales. En las plantas más eficientes de México estos costos llegan a ser hasta un cuarto del costo laboral en Estados Unidos". Además de costos bajos también se señalaba la abundancia de mano de obra calificada, ya que en México “destaca la graduación de 100 mil técnicos e ingenieros por año, cifra superior a los egresados de Alemania y Brasil”. Únicamente después de ofertar salarios miserables es que las transnacionales se han decidido a invertir y a lo largo de 2012 se ratificaron y anunciaron nuevas inversiones por parte de Ford, Audi, GM, Honda, Mazda, Daimler trucks, Nissan, esta última, por ejemplo, construirá una nueva planta en Aguascalientes, una vez construida y puesta a funcionar  junto con la planta que actualmente tiene en Morelos, Nissan espera que su producción sea de un automóvil ¡casi cada 30 segundos! Según datos publicados en The Economist.

Un ejemplo que termina de ilustrar las motivaciones reales de las transnacionales al invertir en México, es el hecho de que “Según los propios industriales de la maquila, sólo 3.3% de lo que sale de sus seis mil fábricas es ingrediente mexicano… El contenido nacional promedio de lo que exportamos es apenas siete por ciento.” Más adelante el columnista de Excélsior, Julio Feaesler señala “Nuestros intercambios internacionales son una irónica paradoja de aumentos en la exportación de manufacturas y obligados aumentos en la importación de los bienes intermedios para fabricarlas”. Así tenemos que el valor y destino de las  importaciones-exportaciones siempre es casi idéntico pero en sentido contrario. Las fábricas más importantes establecidas en México importan fundamentalmente de los EUA, aquí utilizan la fuerza de trabajo que pagan a un costo bajísimo, luego llevan de regreso sus productos al mercado estadounidense, donde compiten con los productos chinos, la meta al llegar al mercado es saber quién puede ofrecer los productos más baratos, quién logró pagar menos salarios, quién logró explotar más a los trabajadores;  el imperialismo Chino o el Yanqui. Esta es una competencia donde los trabajadores no tenemos nada que ganar. 

 

Gráfica 2

La lucha de clases es la lucha por la plusvalía

Las presiones que se ciernen sobre la clase obrera y sus organizaciones no son menores, el imperialismo y la burguesía autóctona se juegan su posición en el mercado; la primera  como gendarme del capitalismo mundial y la otra como una de sus mascotas favoritas la cual recibe premios y castigos según su comportamiento y docilidad. La clase obrera no se juega algo menor, es su existencia misma la que ha sido degradada con brutalidad y lo peor es que esta tendencia continúa. Bajo éstas condiciones no hay lugar para la estabilidad económica, política y social, el deseo de los dirigentes sindicales reformistas de que tarde o temprano se podrá regresar décadas atrás al llamado “estado de bienestar” es un sueño guajiro que únicamente ha servido para justificar la inacción, la postración ante los ataques de los capitalistas. En esta época de crisis orgánica del capitalismo el “viejo sindicalismo” que busca pactos por arriba es totalmente inviable, la más mínima de las concesiones tendrá que arrebatarse a los capitalistas con acciones que pongan en peligro real su dominación. El discurso acartonado de cada revisión salarial e incluso las amenazas verbales; “ahora si habrá una huelga general”, han demostrado su total impotencia. La clase obrera tiene la necesidad apremiante de defender su existencia misma, su salario, para ello tiene que reorganizarse, particularmente dentro de sus sindicatos, haciendo de ellos auténticas organizaciones de defensa de un nivel de vida digno para la clase obrera, esta es su primer tarea: ¡Aumento salarial de emergencia del 100%!  Si los actuales dirigentes no están dispuestos a enarbolar seriamente esta demanda es válido preguntarse, ¿y entonces, cuál es su función? Es preciso que dentro de la base sindical surja una nueva generación de sindicalistas jóvenes y veteranos dispuestos a defender sus intereses más básicos, como cualquier otra obra no se hará en un día, pero tiene que comenzarse de inmediato, tenemos que ponerle un alto rotundo a los ataques del capital. Únete a Militante y forma una corriente combativa, democrática y socialista dentro de tu sindicato.

Fecha: 23 abril 2013

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Con apenas algunas modificaciones y menos de una semana de discusión en cada caso, los legisladores aprobaron las leyes de ingresos y egresos de la federación bajo el perfil dictado por los intereses del capital; recaudar más por impuestos que afectan el bolsillo de los trabajadores, continuar con los gasolinazos, mientras se reducen gastos en educación, programas agrarios, ciencia y tecnología. Por otra parte se asignan más recursos para la seguridad pública, como una herramienta para contrarrestar al movimiento obrero, así como un mayor presupuesto a estados y municipios que van directamente a la banca.

Bajo la perspectiva de un crecimiento del PIB de 3.5%, un déficit público de 0%, inflación de 3%, un tipo de cambio de 12.90 pesos por dólar y un precio de 86 dólares por barril de petróleo, se estableció un presupuesto de ingresos y egresos de 3 billones 956 mil 361.6 millones de pesos (mdp) cada uno. De la cantidad de ingresos, 1 billón 605 mil 162.5 mdp (41%) provendrán del cobro de diversos impuestos, de los cuales 818 mil 095.4 mdp (21% del presupuesto total de ingresos) serán del Impuesto Sobre la Renta (ISR) y 44 mil 638.4 mdp del Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU). Claro está que la mayoría de estas contribuciones corren a cargo de los asalariados, bien sea a través de los impuestos pagados por los productos o servicios que consumen o a través de los impuestos que se descuentan de su salario, engordando aun más el bolsillo de empresarios y banqueros, que lejos de pagar esos impuestos al Estado, se ven beneficiados con las evasiones fiscales. Tan solo en 2012, los llamados gastos fiscales, es decir, los impuestos que no se recaudan por lo privilegios otorgados a empresarios y banqueros, ascienden a 590 mil mdp, y en 2013 se pronostican en torno a los 502 mdp; no obstante, a estas dos cantidades hay que sumar las devoluciones de IVA e ISR, que en 2012 sumaron 205 mil mdp y en 2013 se prevén en 200 mil mdp. Esto incrementa las cifras de privilegios fiscales en 2012 a 795 mil mdp y en 2013 a 702 mil mdp, aunque la cifra podría aumentar. Ello significa que en 2012 se devolvió o no se cobró impuestos a empresarios y banqueros por lo equivalente al 23% del presupuesto, y para 2013 estos barones del dinero se relamen los bigotes para acumular 18% del presupuesto. Esta es la lógica de las finanzas capitalistas, un Estado a su servicio que les permita extraer mayor plusvalía a los trabajadores.

Más aun, se prevé que con el retiro del subsidio a las gasolinas y diesel, se recauden 48 mil 895 mdp, es decir, que el 1% del presupuesto se recaude por los gasolinazos que se aplicarán tan solo este año. Son mentira los argumentos de la burguesía y sus economistas a sueldo al decir que “los ricos pagan más impuestos, porque ellos son los que consumen gasolina”, porque estos aumentos producen el encarecimiento de los bienes de consumo, del transporte y otros servicios, ¿o es que sólo los empresarios y banqueros pagan los siete pesos del pasaje mínimo en el Estado de México? ¿o los cinco pesos del metrobús en el DF? Y que hay de la inflación situada en torno al 4% en 2012. Todo esto explica la urgencia de la clase dominante por gravar con el IVA alimentos y medicinas, pues representarían 172 mil mdp más para mantener sus ganancias. La clase trabajadora se ve así golpeada por la plusvalía extraída por su fuerza de trabajo, y por la presión fiscal del Estado, que no es más que una herramienta de la burguesía.

El presupuesto de egresos contempla la desaparición y reducción de recursos de algunos programas sociales, así como el fortalecimiento de otros. Sin embargo, todos estos problemas no mejoran las condiciones de vida de la clase trabajadora ni tienen la cobertura necesaria. Para mejorar radicalmente la situación de miseria que somete al 80% de la población mexicana se requiere que la riqueza no se concentre en pocas manos, y que sean los mismos trabajadores, campesinos y sectores explotados quienes controlen las palancas de producción y definan los rumbos de la riqueza por ellos creada.

Tenemos también los gastos en seguridad que van destinados a mantener la política de militarización del país y el reforzamiento de la policía para ser utilizada ante las movilizaciones de la clase trabajadora; de ello habla el 76% del presupuesto de la Secretaría de Gobernación que se empleará para tareas policiacas. Y lo que da al traste con la supuesta política de austeridad del gobierno es la percepción salarial mensual de 105 mil 378 pesos para diputados, que contrasta con el mínimo que perciben millones de mexicanos y que apenas llega a 64.76 pesos en la zona A y 61.38 en la zona B.

Otro aspecto importante del presupuesto de egresos es que se destina 1 billón 171 mil 634 mdp para estados y municipios (30% del total), gran parte de ello se ocupará para cubrir la deuda que sostienen y no para mejorar los servicios públicos para la población. A nivel federal, se autorizó un monto de endeudamiento interno de hasta por 415 mil mdp y un endeudamiento externo de 90 mil 300 mdp. ¿Cuál es el problema de esta deuda? Que los acreedores son los banqueros y empresarios, tal como sucede en Europa y Estados Unidos. Las exigencias de la banca para recuperar sus inversiones y acumular más ganancias someten al Estado para captar más recursos que se extraigan de la clase trabajadora. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) reporta que la deuda total de los gobiernos municipales en México llegó a 43 mil 646.5 mdp, 158% más que la registrada en 2007, la mayoría de ella a partir de emisiones bursátiles (préstamos que otorgan bancos y empresas que cotizan en la Bolsa de Valores). Tan sólo 21 mil 732.1 mdp de la deuda de estados y municipios pertenecen a la banca comercial, lo que significa que ese 30% del presupuesto de egresos ya va etiquetado para la acumulación de banqueros y empresarios. Ante el panorama de crisis de deuda que afecta a estados y municipios como Chiapas, Jalisco, Acapulco, Cuernavaca, Naucalpan, etcétera, los legisladores aprobaron la Ley de contabilidad gubernamental, que prevé candados y restricciones en los egresos estatales. Como en Europa, ahora la burguesía con el respaldo de la ley podrá obligar a entidades y municipios a recortar en gastos sociales o aumentar impuestos y, por supuesto, avalar medidas privatizadoras.

Es así que el presupuesto de este año nuevamente beneficia más a la burguesía y pretende exprimir a la clase trabajadora. Pero también da muestras de la debilidad del régimen, que no ha podido pasar la reforma educativa ni la fiscal que gravaría con IVA a medicinas y alimentos; también se muestra titubeante para lanzar la reforma privatizadora en PEMEX. La burguesía y su Estado son débiles, a pesar de intentar mostrar fortaleza; necesitan urgentemente explotar más al proletariado, pero temen la respuesta feroz de éste. Es momento de que las direcciones de sindicatos y partidos de izquierda asuman su misión histórica y convoquen a la lucha en las calles a todo el pueblo trabajador, en su lucha por mejorar sus condiciones de vida.

¡Compañero trabajador, la lucha por mejorar tus condiciones de vida es la lucha por el socialismo!

¡Únete a Militante!

fecha: 10 de febrero del 2013

El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa” (Marx y Engels, El Manifiesto Comunista).

Ante la prolongación de la crisis capitalista a nivel mundial y la tendencia general a la desaceleración de la economía norteamericana en particular, el gobierno de Enrique Peña Nieto está decidido a seguir cuidando los intereses de la burguesía (nacional y extranjera) que lo impuso en la presidencia, a destruir las conquistas laborales y precarizar todavía más las miserables condiciones de vida de la mayoría de la población, pretendiendo aumentar (del 15 al 19%) y generalizar (a medicinas y alimentos) el Impuesto al Valor Agregado (IVA).

Crisis y mayores impuestos a los trabajadores

Recientemente el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI) dio a conocer que el crecimiento de la economía mexicana durante el año pasado fue del 3.9%, similar al de 2011. No obstante ello, organismos internacionales como el Banco Mundial (BM) y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), prevén un menor crecimiento para nuestro país este año del 3.3%, mientras que el Banco de México (BdM) considera que podría ser del 3.4 por ciento. En cualquier caso, el crecimiento que pueda obtenerse, se inscribirá en la tendencia general descendente de la economía nacional, tal como lo ha sido durante los últimos cuatro sexenios. En el caso de los 12 años de gobiernos panistas, por ejemplo, el crecimiento fue de apenas 2.04% en promedio (2.13% en el sexenio de Vicente Fox y 1.93% en el de Felipe Calderón). Así que a pesar del optimismo del BdM y el gobierno federal, ante la persistencia de la crisis mundial del capitalismo, la perspectiva de crecimiento para nuestro país es incierta, pues está condicionada por la desaceleración económica de los Estados Unidos en particular, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) apenas creció al 2.2% el año pasado.

Ante este panorama, los capitalistas nacionales y extranjeros, con la intención de seguir manteniendo sus ganancias, llevaron a cabo un cínico fraude electoral para imponer en la presidencia de la república a Enrique Peña Nieto, como nuevo administrador de sus negocios. Éste, en su primer acto público de 2013, ratificó su cometido de seguir impulsando más reformas estructurales (después de haberse aprobado la contrarreforma laboral con Felipe Calderón) como la hacendaria y la energética, para supuestamente fortalecer el mercado interno y no estar sujetos a factores externos. Pero ya antes, inmediatamente después de haber tomado posesión y para tratar de legitimar su gobierno, promovió el famoso “Pacto por México” (firmado por su partido el PRI, el PAN y la dirección de derecha del PRD), donde se contempla, entre las contrarreformas sociales la fiscal, consistente en “incrementar la base de contribuyentes”, así como en combatir “la elusión y la evasión fiscal”, supuestamente.

En ese mismo sentido del “Pacto por México”, desde inicios de año, se han pronunciado tanto la OCDE como la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), diciendo que lo prioritario para impulsar el crecimiento en el país es concretar una reforma fiscal que le dé “viabilidad a las demás”. De aprobarse esta reforma, junto con la energética, supuestamente el PIB potencial del país aumentaría de 2.8 a 3.7% anual, según BBVA Bancomer (La Jornada, 20/02/13).

También, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) declaró que “la reforma laboral era necesaria para mejorar el desempeño de la economía, pero no es suficiente”, por lo que se manifestó a favor de “una reforma hacendaria integral” que incluya “IVA generalizado”, para de esa manera obligar a los trabajadores que se encuentran en la informalidad a pagar impuestos.

De igual modo, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) se ha pronunciado por más reformas que, supuestamente, estimularan la inversión y permitirán generar empleos formales. Para ello, además de insistir en la privatización de PEMEX, también se pronuncia porque la reforma hacendaria contemple exenciones tributarias para favorecer la inversión y “la infraestructura productiva, lo cual se traducirá en mayor crecimiento y por ende en mayor capacidad de generación de empleos”.

Parasitismo de la burguesía

No obstante todo lo que dicen la burguesía (a través de sus organismos) y su representante en el gobierno para justificar el aumento y generalización del IVA a medicamentos y alimentos, la verdad es que, de aprobarse dicha reforma significará no mayor inversión ni generación de empleos, sino un agravamiento mayor de las ya de por sí precarias condiciones de vida de la mayoría de los trabajadores mexicanos, mientras una minoría de magnates continua enriqueciéndose. Pues la cúpula empresarial, si no es que evade su pago, sigue siendo la única verdaderamente beneficiada en sus ganancias por los bajos impuestos que paga, y esto no se ha traducido en mayor inversión productiva, ni en mayor empleo formal, ni mucho menos en mayores salarios, como tanto pregona el gobierno; sino que se han canalizado al sector financiero-especulativo.

En el caso de la inversión extranjera, por ejemplo, por cada dólar de inversión que llega a México para financiar actividades productivas, otros dos dólares ingresan para adquirir instrumentos financieros y tratar de aprovechar los altos rendimientos que, comparados con los países en desarrollo, se pagan hoy en nuestro país. En el último año, el rendimiento promedio de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) ha sido de 18.8%, el doble del registrado en el mercado accionario de Shanghai, el principal de China continental, que ha sido de 9.2% y superior al del mercado de Hong Kong, de 10.3% en el mismo periodo; o el de India, de 11%. Hasta ahora está entrando más inversión al mercado financiero que al sector real. Sólo en el último año, ingresaron a México 40 mil millones de dólares del extranjero para la compra de bonos de deuda (públicos y privados) y otros 5 mil millones de dólares a la BMV. Y esa suma, 45 mil millones de dólares, fue más del doble de los 20 mil millones de dólares que llegaron de inversión directa, la cual es canalizada a la actividad productiva (La Jornada, 08/02/13).

Lo anterior refleja claramente el parasitismo de la burguesía en la época actual, pues ahora los empresarios pretenden obtener dinero del dinero mismo, sin tener que pasar por el proceso de la producción. Este hecho pone de manifiesto que la crisis capitalista continúa, pues, desde la lógica de los empresarios no tiene sentido invertir en la producción real si la economía se encuentra estancada, y para generar un empleo, primero evalúan si éste les reditúa mucho más de lo que invierten en su contratación. Por eso, para supuestamente promover y atraer mayor inversión en nuestro país, los partidos de la burguesía (el PRI y el PAN) aprobaron la contrarreforma a la Ley Federal del Trabajo, que abarata todavía más la mano de obra en nuestro país y genera mayores ventajas a los grandes capitales mediante la legalización del outsourcing (subcontratación), entre otras cuestiones que atentan contra los derechos y prestaciones de los trabajadores.

Capitalistas evasores de impuestos

Según informó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), los ingresos tributarios del gobierno federal en 2012 alcanzaron su menor nivel en los últimos dos sexenios, al representar 8.4% del Producto Interno Bruto (PIB) de ese año. La recaudación de impuestos fue de un billón 314 mil 464.8 millones de pesos, según los informes preliminares divulgados por la dependencia, un monto menor en casi 153 mil millones respecto a lo que se estimó obtener durante el último año de gobierno de Felipe Calderón, por lo que el rezago fue de 10.4 por ciento (La Jornada, 05/02/13).

BBVA Bancomer argumenta que lo anterior se debe a que quienes laboran en la informalidad no pagan impuestos y porque hay muchos que evaden el pago. Considerando el tema de la informalidad, es cierto que ésta se ha incrementado considerablemente, pues mientras al inicio del sexenio anterior el número de personas ocupadas en dicho sector era de 14 millones 221 mil 779, para el tercer trimestre del año anterior había alcanzado una cifra equivalente a 29 millones 271 mil 23 personas (La Jornada, 31/12/12), pero esto en realidad ha sido una válvula de escape para quienes no pueden acceder a un empleo formal.

Es la evasión en el pago de impuestos la que explica mayormente la reducción de los ingresos tributarios en las finanzas públicas. La misma SHCP, ha reconocido que la elusión del pago de impuestos fue de 668 mil 543.7 millones de pesos (catalogados como créditos fiscales) al término de 2012, cantidad equivalente al 88% de la recaudación total del Impuesto Sobre la Renta (ISR) durante ese año. Pero ¿quiénes son los que evaden el pago de impuestos? No somos los trabajadores (formales e informales), sino los que se apropian de la riqueza que generamos socialmente. Resulta, por ejemplo, que durante el 2012 los trabajadores asalariados fuimos los principales contribuyentes del ISR, en tanto los empresarios quedaron en un segundo plano. Esto es que, de la recaudación total del ISR que ascendió a 760 mil 106.2 millones de pesos, el 38% correspondió a los pagos realizados por las empresas (268 mil 360.3 millones de pesos); mientras que las retenciones por salarios se elevaron a 377 mil 663.2 millones de pesos, lo que representaron 49.7% del ISR recaudado en todo el año anterior (La Jornada, 04/02/13). Vemos pues, que la baja recaudación fiscal no se debe a que haya trabajadores que no pagan impuestos por encontrarse en la informalidad, sino al no pago de los grandes empresarios que se quedan con toda la plusvalía creada por la clase trabajadora.

Pero ahí no termina el asunto. Los grandes empresarios no sólo se niegan a pagar impuestos, sino que además les son devueltos los impuestos que llegan a pagar, o bien, reciben condonaciones. De acuerdo a la Auditoria Superior de la Federación, el gobierno de Felipe Calderón, por ejemplo, se caracterizó por las altas devoluciones de impuestos a grandes contribuyentes, lo cual afectó los ingresos tributarios. En 2010, un año después de haberse expresado dramáticamente la crisis capitalista en nuestro país, la recaudación ascendió a un billón 813 mil 811 millones de pesos, y las devoluciones fueron de 233 mil 261 millones (12.9% del total recaudado); mientras que en 2011, los reintegros representaron, en promedio, 13.8% de la recaudación anual total que fue de 2 billones 49 mil millones de pesos. Ese año, 20 grandes contribuyentes fueron beneficiados con la tercera parte de las devoluciones solicitadas al Servicio de Administración Tributaria (SAT). Así que de 283 mil millones de pesos registrados por devoluciones, esas 20 compañías recibieron 63 mil millones. Los sectores a los que pertenecen los empresarios beneficiados por esas devoluciones fueron: fabricación o ensamble de camiones y tractocamiones, casi 30 mil millones de pesos; tiendas departamentales y supermercados; comercios de partes y refacciones nuevas para automóviles; alimentos, casi 9 mil millones; dirección de corporativos y empresas no financieras; producción de aves de corral en incubadora; telefonía celular; almacenamiento con refrigeración; electrónica, y explotación, refinación y fundición de materiales no ferrosos (La Jornada, 21/02/13).

En cuanto a las condonaciones en el pago de impuestos, del total de créditos fiscales del año pasado (668 mil millones de pesos no pagados), 61% están en litigio y la posibilidad de recuperación es de apenas el 45%, lo cual significa que 185 mil millones de pesos no se van a recuperar y otros 136 mil millones tienen baja posibilidad de cobrarse. Ochenta y cuatro por ciento de dichos créditos fiscales corresponde a grandes empresas, que con argucias alargan los juicios para que después de cinco años queden condonados. Y para este año, la SHCP prepara la condonación de 410 mil millones de pesos, mientras que las devoluciones por ISR serán de 250 mil millones de pesos (La Jornada, 24/02/13).

Concentración de la riqueza social

Además de lo anterior, los grandes empresarios siguen enriqueciéndose, a pesar de la crisis económica que ellos mismos generaron. Ha sido tal la concentración de la riqueza en nuestro país en los últimos 20 años, que actualmente hay un multimillonario por cada 10 millones de habitantes, o lo que es lo mismo, casi 6 millones de pobres por cada barón de la revista Forbes. En 1991, Carlos Slim apareció como el primer barón mexicano entre los multimillonarios Forbes, con mil 600 millones de dólares (en ese entonces ya controlaba Teléfonos de México), veinte años después su fortuna se había incrementado 4 mil 300%, para redondear 70 mil millones de dólares. Otro caso es Ricardo Salinas Pliego, quien aparece por primera vez en 1994 con mil 200 millones de dólares (ya propietario de Imevisión) y para 2012 acumulaba 17 mil 400 millones (segundo en la lista mexicana de súper ricos), lo que significa un crecimiento cercano a mil 500% en el periodo. En igual lapso, la fortuna de Alberto Bailleres (zar de la plata en México, por medio de Grupo Peñoles) pasó de mil 900 a 16 mil 500 millones, con cerca de 1000% de aumento. El rey del cobre, Germán Larrea (Grupo México, el de Pasta de Conchos), incrementó sus haberes en mil 300% (de mil 100 a 14 mil 200 millones). En 1994, el último año –oficialmente– de Carlos Salinas de Gortari en Los Pinos, Forbes ya registraba 24 mexicanos súper ricos (todos asociados con la venta de empresas del Estado) y por primera (y última) vez aparecía un político: Carlos Hank González, con 3 mil millones de dólares. Pero a partir de 1995 el inventario de súper ricos se estabilizó en una decena de empresarios, uno de ellos, desde 2009, Joaquín El Chapo Guzmán. Por esto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), afirma que “México es el segundo país de América Latina con mayor número de billonarios, pero a escala mundial es uno de los que menos recursos obtienen por los impuestos que cobra sobre la propiedad o el patrimonio”. Si se considera 1991 como punto de partida (con sólo Slim en la lista de multimillonarios) y se compara el acumulado en 2012 (con 10 megaempresarios, incluido un narcotraficante), el incremento de la riqueza por ellos acaparada ha sido cercano a 10,000% con un promedio anual de 500%, y pretenden más con Peña Nieto como su administrador en el gobierno (La Jornada, 31/12/12).

Por su parte, la banca privada que opera en nuestro país, cerró 2012 con un monto histórico de utilidades. De acuerdo a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), el conjunto de instituciones del sistema bancario, en su mayoría controlado por firmas extranjeras, logró ganancias netas el año pasado por 87 mil 126.20 millones de pesos, 20.6% más que las obtenidas en 2011 y una tasa que multiplicó por cinco el crecimiento que tuvo la economía en ese periodo. En el primer sitio se ubicó BBVA Bancomer, con ganancias el año pasado por 23 mil 151 millones de pesos; siguió Santander, con 17 mil 398 millones de pesos; Banamex, 12 mil 356 millones; Banorte, 9 mil 419 millones, y HSBC, 4 mil 370 millones (La Jornada, 31/01/13).

Mayores calamidades sociales

Mientras todo lo anterior ocurre, la clase trabajadora (y sus hijos) que crea la riqueza social en nuestro país, enfrenta cada vez mayores calamidades para sobrevivir. De acuerdo al Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 22 millones de personas, que representan 19.4% de la población (o dos de cada diez) viven con hambre, pues disponen de un ingreso "inferior a la línea de bienestar mínimo", y que, aun cuando hagan uso de todo su ingreso para la compra de comida, no pueden adquirir lo indispensable para tener una alimentación adecuada. Y esta situación pretende ser resuelta por Peña Nieto a través de su llamada “Cruzada Nacional contra el Hambre”, anunciada el 21 de enero pasado, la cual apenas está orientada a atender, "en una primera etapa", a 7.4 millones de personas (una tercera parte del total) de 400 municipios del país que carecen de ingresos para alimentarse adecuadamente (La Jornada, 20/02/13).

Una de las causas del deterioro en el acceso de las familias mexicanas a la alimentación es la disminución en la capacidad de compra de los trabajadores. De acuerdo al Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM), de la Facultad de Economía de la UNAM, durante la gestión de Felipe Calderón, por ejemplo, en nada mejoró la situación de los trabajadores. Al contrario, su gobierno se caracterizó por mantener los aumentos salariales en 4% anual durante los seis años, lo que se vio reflejado en una disminución acumulada del poder adquisitivo de 45.11%. Pues, mientras el salario mínimo nominal en este periodo aumentó 28.06%, el precio ponderado diario de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) aumentó 133.81%; en términos absolutos, los aumentos al salario mínimo de manera acumulada en los seis años fueron de 13.66 pesos, mientras el precio de la CAR aumentó 108.16 pesos.

Por lo anterior, el CAM afirma que “el salario mínimo diario sólo durante el calderonato acumuló un rezago de 47 años”. De manera que para recuperar la pérdida (registrada sólo con Calderón) del 45.11% en el poder adquisitivo, se requería mantener su mismo incremento salarial promedio de cada año, así como congelar los precios de los productos que comprenden la CAR durante 49 años y aumentar año tras año sólo el salario mínimo diario entre 4 y 5%. De esa forma, para el año 2061 el salario mínimo sería de 189.62 pesos y el precio de la CAR debería ser de 188.99 pesos (La Jornada, 24/12/12). Lo que significa que, tendrían que pasar prácticamente 10 generaciones de trabajadores mexicanos para que con un salario mínimo y sin incremento en los precios de la canasta alimenticia recomendable cualquier trabajador pudiera adquirir la CAR (sólo 40 alimentos).

Pero la caída del poder adquisitivo de los trabajadores no ocurrió sólo durante el gobierno de Calderón; si retrocedemos a finales de los años ochenta en estudio (cuando el PRI gobernaba como ahora), vemos que la pérdida es mucho mayor. El mismo CAM ha señalado que el salario acumula una pérdida de 82.36% desde diciembre de 1987 a octubre de 2012. Dicho de otra manera, se requerirían más de seis salarios mínimos para adquirir la canasta básica indispensable, que es el promedio de lo que consumiría una familia de cinco miembros. Lo que significa que están fuera del alcance de los trabajadores el pago de servicios de salud, recreación, educación, vestido y calzado (La Jornada, 20/12/12).

¡Que los capitalistas paguen por su crisis!

Si lo anterior no fuera suficiente para los capitalistas, ahora pretenden aumentar y generalizar el IVA a alimentos y medicinas a través de sus representantes en el gobierno y sus partidos políticos (el PRI y el PAN) en el Congreso, mientras ellos siguen evadiendo sus pagos, exigiendo devoluciones o condonaciones y aumentando sus ganancias en medio de la crisis que ellos mismos generaron.

Los trabajadores no podemos permitir un ataque más a nuestras ya de por sí precarias condiciones de vida. Debemos ser conscientes de que si nosotros somos la única clase creadora de la riqueza en la sociedad, nosotros podemos y debemos administrarla democráticamente para resolver definitivamente los problemas cotidianos que enfrentamos (desempleo, pobreza, analfabetismo, violencia, narcotráfico, etc.). Los capitalistas han demostrado su parasitismo total, viven de explotar nuestra fuerza de trabajo, son incapaces de administrar adecuadamente la sociedad y quieren que nosotros sigamos pagando más, mientras ellos siguen apropiándose la riqueza social.

Sin organización seguiremos siendo carne de explotación. Es necesario presionar a los dirigentes de nuestras organizaciones sindicales y de los partidos políticos de izquierda para que se pongan al frente de la lucha por la defensa de nuestros derechos laborales y contra los ataques que pretende dar la derecha privatizando PEMEX e imponiendo el IVA a medicinas y alimentos. Los dirigentes sindicales y de los partidos de izquierda no sólo deben pronunciarse en contra de tales ataques, tienen que llamar a la movilización masiva en las calles que demuestre la fuerza numérica y el potencial de la clase trabajadora para transformar completamente la sociedad capitalista que está sumiendo en la barbarie a la mayoría de la población.

Al mismo tiempo que luchamos por frenar y revertir los ataques a nuestras condiciones de vida, rechazando el aumento y generalización del IVA a medicinas y alimentos, y exigiendo que los capitalistas paguen por tener más (impuesto progresivo), debemos plantearnos también la lucha por la revolución socialista, pues ninguno de los problemas que enfrentamos tendrá solución definitiva mientras sigamos sobreviviendo en esta sociedad capitalista decadente. Solamente expropiando a los capitalistas (grandes empresarios, banqueros y terratenientes) y planificando la producción económica con la participación democrática de los trabajadores, se podrá administrar mejor la riqueza social para resolver el problema del hambre, el desempleo, la falta de educación, salud, vivienda digna; se podría industrializar el campo y dar créditos baratos a los campesinos, entre muchas otras cosas.

¡Únete a Militante y luchemos juntos por estas demandas al interior de tu sindicato, escuela o centro de trabajo!

Más dominación imperialista auspiciada por Calderón

Antes de tener que retirarse, Calderón, se ha encargado de redoblar el yugo del imperialismo norteamericano sobre el conjunto de la clase obrera mexicana adhiriendo al país al Acuerdo Transpacífico, el pasado mes de junio. Este acuerdo comercial tiene el objetivo de colocar en una situación todavía más ventajosa a los monopolios norteamericanos en los mercados de 12 países de Asía y América, la mayoría de ellos subdesarrollados. De esta manera los monopolios gringos buscan reposicionarse para ganar la guerra comercial que está librando con el capitalismo chino, a costa de exacerbar la miseria de millones de obreros y campesinos a escala continental.

La guerra comercial entre EUA y China

La asociación comercial con 12 países en ambos extremos del Pacífico es una de las  tácticas más importantes del imperialismo norteamericano en su guerra comercial con China. Ambos países están en una franca disputa por el mercado mundial; cada uno requiere apropiarse de recursos naturales, mano de obra y áreas dónde sus mercancías puedas ser consumidas, para hacer prevalecer su  poderío económico mundial. 

El plan nacional de exportación lanzado por Obama en 2010 se propuso incrementar las exportaciones norteamericanas al doble, en un lapso de cinco años. Para lograrlo es preciso reconquistar y ampliar sus áreas de influencia, en otras palabras es necesario detener la cada vez mayor influencia de los capitalistas chinos en América Latina, pues en los últimos años China se ha convertido en el socio comercial más importante de Brasil, Chile, Perú y Argentina.  Por otro lado, el plan de Obama también requería establecer políticas económicas que permitieran el acceso sin restricciones de mercancías y capitales norteamericanos a las economías de los distintos países que ahora forman parte del Acuerdo Transpacífico,  TPP pos sus siglas en inglés. 

Con la firma del TPP, el imperialismo norteamericano ha dado otro paso más al frente de cara a realizar exorbitantes negocios para un puñado de capitalistas que ahora podrán colocar sus mercancías en condiciones por demás favorables, en un mercado de más de 650 millones de personas. También se prevé que los capitales imperialistas podrán acceder a la adquisición o inversión dentro de empresas que son propiedad del Estado, como es el caso de PEMEX o CFE en México. De igual manera el TPP establece reglas que inhiben la producción de ciertas mercancías, si no están elaboradas por las multinacionales más poderosas que poseen las patentes o licencias de producción, acabando así también con la competencia en cada uno de los países. Ello significara, por ejemplo, restricciones en la producción de medicamentos genéricos, tan socorridos en América Latina. 

Adhesión de México al Acuerdo Transpacífico

A pesar de que las negociaciones del TPP están prácticamente terminadas, el contenido específico del mismo se ha mantenido en total secrecía (incluso para el parlamento 8norteamericano), tal como lo describe un artículo publicado en el periódico británico The Guardian: “No es posible discutir los meritos del TPP ya que el gobierno ha mantenido los borradores del texto en secreto para el público. Solamente los propios negociadores y un selecto grupo de socios de los corporativos  tienen acceso al documento actual. Los altos ejecutivos de General Electric, Goldman Sachs y Pfizer, probablemente, todos ellos tengan borradores de secciones relevantes del TPP. Sin embargo, los miembros correspondientes al relevante comité del congreso, aún no han hablando  de lo que se está negociando”. 

A espaldas de las mismas instituciones burguesas los peces gordos del capitalismo se están repartiendo el “derecho” a usufructuar la fuerza de trabajo de cientos de millones de trabajadores. En todo caso con quién el imperialismo ha tenido que sentarse a convencer, presionar y en última instancia obligar a firmar el acuerdo es con los capitalistas más acaudalados de cada uno de los países. Es un hecho que los Carlos Slim, Caludio X. Gonzales, y demás bandidos de su categoría sacarán alguna ventaja de este acuerdo, para el resto de medianos y pequeños capitalistas (“Pepe y Toño”) habrá muy poco y para otros de plano no habrá nada. 

No es casualidad que México y Canadá hayan sido los últimos dos países en adherirse al TPP, es decir, tardaron al menos 5 años antes de decidirse a establecer un nuevo tratado comercial con EUA, puesto que los tres países se encuentran  regidos desde 1994 por el Tratado de Libre Comercio para América del Norte. Esta vacilación tiene que ver con las contradicciones internas que genera para la clase dominante de cada uno de los países el hecho de que el imperialismo se sirva con la cuchara grande frente a sus narices, sin que ellos puedan tomar otra cosa más que las sobras. Mientras  que el grueso de las ganancias se queda en los bancos norteamericanos, ellos, sin embargo, se quedan con la inestabilidad política y una situación económica socavada para sus propios intereses. 

Pero en última instancia son impotentes, y por ello no pueden hacer otra cosa más que aceptar los designios del imperialismo. Ante el optimismo del presidente del Consejo Coordinadora Empresarial por la adhesión de México al TPP, Francisco Funtanet, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, explicó que, “Por un lado, las autoridades mexicanas no podrán abrir ni opinar sobre los textos que ya se han negociado, como, por ejemplo, el capítulo de Pymes; y por el otro, que nuestro país no tendrá “autoridad de veto” sobre el cierre de los capítulos restantes y está incapacitado para proponer nuevos”. Mas adelante sentenció: “Las negociaciones avanzan, pero México no podrá estar en las mesas de las discusiones. Hay que transitar de forma cuidadosa y coordinada en las negociaciones” (El Economista 28/06/2012).

Más rapiña imperialista: Pemex y la Reforma a la Ley Federal del Trabajo

Hablando de acuerdos tras bambalinas, es preciso también señalar que, el pasado mes de febrero, Calderón y Hillary Clinton  firmaron el acuerdo de explotación de yacimientos petroleros transfronterizos, después de una década de haberse prorrogado. Dicho acuerdo contempla que las reservas de petróleo que se extienden en ambos lados de la frontera marítima de México y EUA, en el Golfo de México, deberán ser explotadas de manera conjunta por ambos países, evitando así el dilema de calcular la parte de los recursos que a cada país le corresponde. Acto seguido el acuerdo contempla que “Si los dos gobiernos no pueden llegar a un acuerdo sobre cómo explotar un yacimiento, podrán tomar su parte unilateralmente” (Ágora No 3, 2012). Tomando en cuenta que tanto para el primero como para el segundo caso únicamente las multinacionales gringas cuentan con la capacidad técnica para llevar adelante la extracción de petróleo puesto que se encuentra en aguas profundas,  resulta obvio que dicho acuerdo se ha hecho a la medida de las necesidades de los imperialistas, teniendo que contentarse la burguesía mexicana con lo que tengan a bien concederles sus congéneres de clase.

De igual manera el debate sobre la reforma a la Ley Federal del Trabajo está vinculado a las necesidades tanto de la burguesía nacional como imperialista. Si de lo que se trata es de hacer las mercancías norteamericanas más rentables en el mercado mundial, se requiere abaratar los costos de producción, en este caso los salarios en México, ya que están involucrados en la producción de las mercancías norteamericanas, al nivel de los salarios chinos(1). Un estudio del gobierno norteamericano, publicado en 2011, señaló que “En 2003 el salario manufacturero en México medido en dólares era 4 veces superior al de China, pero 5 años después esa diferencia bajó a 2.3 veces” (Trabajadores, No 87, 2011). Información más reciente señala que: “El poder adquisitivo del salario promedio de los trabajadores chinos es ya 1.7 veces el de sus contrapartes mexicanos, una situación que es totalmente inversa a la que ocurría hasta hace pocos años” (La Jornada. 23/09/2012).

 En conclusión, los ataques a las condiciones de vida del proletariado en México forman parte de un entramado de relaciones económicas a nivel mundial, de ahí que la lucha del proletariado no se reduce a movilizarse contra Calderón o Peña Nieto y el PRI. No hay lugar para una lucha a medias para “reformar el capitalismo”, lo que se requiere es la lucha revolucionaria del proletariado a escala mundial para subvertir los cimientos de esta sociedad que a unos y a otros elementos de la clase obrera, hunde en la miseria. 

*Para hacernos de una idea de la importancia de los salarios pulverizados en México para el imperialismo yanqui basta recordar que la siguiente lista de gigantes corporativos como los siguientes también están instalados en México: General Motors, Chrysler, Ford, Pepsi, Coca Cola, Wal-Mart, Mc Donlad´s, IBM, Intel, Hewlett Packard, Kimberly-Clark, General Electric y CITIBANK-Banamex, entre otros.

 

El segundo descubrimiento importante de Marx consiste en el haber puesto definitivamente en claro la relación entre el capital y el trabajo; en otros términos, en haber demostrado cómo se opera, dentro de la sociedad actual, con el modo de producción capitalista, la explotación del obrero por el capitalista.

(Federico Engels).

A unas semanas de dejar la Presidencia de la República, Felipe Calderón declaró que su gobierno enfrentó una crisis sanitaria (influenza), social (violencia por el narcotráfico) y económica (carestía alimentaria) de grandes magnitudes. Adversidades ante las cuales, sin los “esfuerzos” realizados por su gobierno, “otras naciones se hubieran derrumbado. En suma, que su sexenio fue tiempo de “vacas flacas”, pero que ahora la economía del país es “solida”, a pesar de la recesión en Europa y la desaceleración de China, por lo que debe haber "una gran confianza en el futuro del país. Y a pesar de que mucha gente tiene problemas para tener un ingreso digno […], finalmente nuestra economía está generando muchos empleos formales que se necesitan” (La Jornada, 30/10/12).

Sin duda, para millones de trabajadores y jóvenes en todo el mundo es evidente que la crisis del capitalismo aún continúa y tardará algunos años más en darse la recuperación, pues, como explicamos los marxistas, no se trata de una crisis coyuntural o pasajera, sino que es la expresión de la crisis orgánica de este sistema explotador. Las consecuencias, por supuesto, son una verdadera catástrofe para la clase trabajadora y sus hijos que están cargando con el elevado costo del desempleo, la pobreza y la carestía que colapsan más sus de por sí precarias condiciones de vida. Todo esto ocurre, mientras los barones del dinero en el mundo siguen acumulando la riqueza social producida por los trabajadores.

De ese contexto, nuestro país no está aislado. Calderón tiene razón al declarar que su sexenio fue tiempo de “vacas flacas”, pero para millones de trabajadores y jóvenes que no tienen oportunidades de encontrar un empleo ni acceder a la educación (existen al menos 10 millones de NINIS); tampoco la posibilidad de adquirir la canasta básica alimentaria recomendable, pues la mayoría de los que cuentan con un trabajo ganan de uno a dos salarios mínimos y cuentan con precarias condiciones laborales. Contrario a esta miserable realidad en la que vive la mayoría de la población en nuestro país, para unos cuantos capitalistas el gobierno de Calderón fue tiempo de “vacas gordas”, por ejemplo, para aquellos que recibieron 2 mil 155 nuevos títulos de concesiones mineras en cada año de su sexenio y que en conjunto abarcan 6 millones de hectáreas de territorio nacional anualmente (La Jornada, 29/10/12). Y para los 203 mil 23 inversionistas de la Bolsa Mexicana de Valores que el año pasado acaparaban el equivalente a poco más del 45% del Producto Interno Bruto nacional. Estos inversionistas representan el 0.18% de la población nacional, y han obtenido ganancias en 2011 que llegan a los 6 billones 122 mil 632 millones de pesos (http://militante.org/quienes-son-los-11-barones-del-dinero-en-mexico).

¿Cuál es la explicación a lo anterior? Si son los trabajadores los que mediante la cooperación producen socialmente la riqueza y las mercancías capitalistas se intercambian en general por su valor, de dónde proviene la desigualdad social en la que unos pocos se hacen cada vez más ricos y la mayoría de la población cada vez más pobre. Carlos Marx, uno de los fundadores del socialismo científico, junto con Federico Engels, encontró la respuesta a ese misterio y planteo las bases para resolver tal contradicción a favor de la clase trabajadora, única capaz de remover las bases de este sistema capitalista decadente y transformar la sociedad en líneas socialistas.

De ahí la necesidad de estudiar y formarnos en la teoría científica y revolucionaria marxista, pues como decía Ferdinand Lassalle: “Si se abrazan la ciencia y los obreros, esos polos opuestos de la sociedad, aplastarán con sus brazos todos los obstáculos que se oponen a la civilización”. Por ello la Tendencia Marxista Militante, invita a todos los trabajadores y jóvenes de izquierda que luchan contra la opresión y explotación capitalistas a asistir a su segunda Escuela Nacional de Formación Marxista sobre Economía Política o Ley del Valor del Trabajo, la cual se dividirá en los siguientes dos módulos: 1) Génesis, desarrollo y consolidación del capitalismo y, 2) Introducción a la teoría de la plusvalía.

La cita es a las 9:00 horas del sábado 17 de Noviembre del año en curso, en el Auditorio “17 de abril” (tercer piso) del edificio sindical de la sección IX de la CNTE-SNTE ubicado en Belisario Domínguez No. 32, Centro Histórico, entre Allende y República de Chile, cerca de las estaciones del Metro Allende y Bellas Artes.

¡Te esperamos!

En medio de la crisis capitalista más aguda en 8 décadas, aun no hay síntomas claros de una recuperación sostenida de la economía mundial. Esto lo saben los banqueros y empresarios, y sus lacayos en los gobiernos de todo el mundo, desde Merkel hasta Calderón, por más discursos que den sobre una mejoría de las finanzas internacionales. La rapacidad de la burguesía provoca una reconfiguración en la acumulación capitalista, concentrando cada vez más recursos en pocas manos, en los grandes bancos y en las grandes empresas del mundo; los peces más grandes se comen a los chicos. Todo ello gracias a la explotación a la clase trabajadora, extrayendo de ésta la riqueza y haciéndola pagar los platos rotos de la crisis a través de rescates bancarios, aumentos de impuestos, cobro de intereses, salarios bajos, etcétera.

En México los trabajadores tenemos lecciones suficientes sobre la voracidad de los bancos: “Recursos de los contribuyentes por 889 mil 403 millones de pesos fueron destinados por la administración federal en los últimos tres lustros para hacer frente al costo del rescate del sistema financiero tras el colapso provocado por la crisis de 1995” (La Jornada 17/02/2012); según el mismo diario, esto equivale al doble del actual presupuesto para salud o seguridad social ¡A un puñado de parásitos llamados banqueros se les da más del doble del presupuesto para atender la salud y seguridad social de millones de trabajadores! Este es el “noble” negocio del banquero: “sacrificar” su liquidez financiera a costa de un interés producto de su “esfuerzo”, especular con el capital otorgando créditos a empresas, Estados y otros bancos, y saquear los bolsillos de los trabajadores a través de préstamos, impuestos, altas comisiones por servicios, entre otros.

Cuando de negocios se trata, los banqueros y empresarios saben en qué lugar es más rentable invertir y de dónde pueden obtener una mayor ganancia; desde hace unos años México es uno de esos lugares donde los banqueros preferían invertir. Según una nota del periódico Reporte Índigo del 17 de mayo de 2012, los bancos en México han obtenido utilidades netas por más de 517 mil millones de pesos en el periodo 2001 a 2011. A la cabeza, los 7 bancos más importantes  que operan en el país: BBVA Bancomer, Santander, Banamex, Scotiabank, HSBC, Banorte e Inbursa, estos 2 últimos de origen mexicano; los dos primeros de procedencia española, y el resto de origen estadounidense, canadiense y británico, respectivamente. La nota continúa: “de esa cantidad, los cinco bancos extranjeros que operan en el territorio nacional y controlan 85% del sistema financiero, se llevaron a sus países de origen casi 400 mil millones de pesos de sus utilidades” (Reporte Índigo 17/05/2012). Esta gran sangría de recursos, equivalente al 70% de las ganancias de los 5 bancos extranjeros es totalmente justificada por el gobierno, y claro, por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), pues según su presidente Guillermo Babatz Torres, lo contrario “sería sujetar a sus dueños a una incertidumbre bárbara” (La Jornada 15/05/2012). Es precisamente la incertidumbre financiera que se vive en Europa y que se extiende a todo el mundo lo que propicia estos desplazamientos de capitales; el objetivo es resarcir las ganancias que han disminuido en los países de origen de estos bancos, principalmente en el Estado español y Estados Unidos. Ello evidencia la inevitable ligazón de la crisis económica en todos los países del mundo.

De hecho, durante el primer trimestre de 2012, el sector financiero mexicano, conformado por 24 instituciones bancarias lograron ganancias en conjunto por 26 mil 98 millones de pesos, 36.1% más que en el mismo periodo de 2011, y cantidad que representa un crecimiento 6.5 veces mayor que el reportado en el mismo trimestre de este año por la economía mexicana, que se situó en 5.5% (La Jornada 07/06/2012). En otras palabras, las ganancias de los principales bancos se incrementaron mucho más de lo que creció la economía nacional en su conjunto. Tan sólo los bancos BBVA Bancomer, Santander, Banamex y Banorte recibieron el 73.95% de estas ganancias. La cantidad total de activos (valor de las acciones, préstamos y bonos adquiridos, depósitos recibidos) de todos los bancos de México suma 5 billones 794 mil millones de pesos, y tan sólo BVVA Bancomer, Santander y Banorte controlan el 51.1% de estos activos. La nota de La Jornada continúa: “Mientras tanto, al cierre del primer trimestre de este año, la captación tradicional de recursos por los grupos financieros sumó 2 billones 555 mil millones de pesos. […] Cuatro grupos concentraron 65.4% del total: Banorte, Santander, HSBC y BBVA Bancomer”. Estos recursos, captados por operaciones bancarias como depósitos, ingresos por comisiones, entre otros (descartando el crédito), representan el 44% del total de activos de las instituciones bancarias.

Por otra parte, la cartera de crédito representa 2 billones 348 mil millones de pesos de los activos del sector financiero en su conjunto, lo que significa que del total de los activos financieros, 40.5% son créditos otorgados por la banca al Estado, empresas y clientes en general. De esta cantidad de crédito otorgado, BBVA Bancomer, Santander, Banamex y Banorte poseen el 73%. En resumen, casi la mitad del capital bancario es simple especulación, existe sólo como un papel de deuda, como una promesa de que a los bancos se les debe más de 2 billones de pesos. No hay certeza de cubrir tal magnitud de deuda. Por ello, los capitalistas se la piensan ya dos veces para invertir en México. La fórmula mágica que ha encontrado Calderón y la burguesía nacional ha sido atraer capitales extranjeros con bonos de deuda, préstamos externos que en la mayoría de los casos tienen un plazo de 2 a 4 años; en total “hasta el cierre de abril pasado la deuda externa del sector público federal de México llegó a 118 mil 448.8 millones de dólares” (La Jornada 01/06/2012). Claro está que estos recursos no se destinan a la inversión productiva (el 70% de la capacidad instalada operando, que reporta la Confederación de Cámaras Industriales, CONCAMIN, habla de ello), sino a más especulación, a invertirlo en la bolsa de valores, donde algunos capitalistas ganan y otros pierden, pero siempre con la bota sobre el cuello de los trabajadores.

La crisis económica, crisis de sobreproducción ha sido fomentada por la especulación de la oligarquía financiera internacional: si las ventas de autos, casas, o la construcción de infraestructura están a la alza, entonces a producir más autos, casas e infraestructura; si los clientes o los estados no tienen dinero para comprarlos, que más da, otorguemos créditos a los compradores, a las empresas que fabrican los productos, aumentemos su deuda y en un futuro pagarán; su consigna es ¡demos rienda suelta al capital! El problema estalla cuando llega ese futuro y nadie puede pagar, pues se ha producido más de lo que el mercado es capaz de soportar, y todo ello porque el capital se concentra en pocas manos, las de los grandes consorcios capitalistas.

Otra muestra de la rapacidad de los capitalistas es que la clase media posee una deuda con la banca que “se ha incrementado sustancialmente conforme pasa el tiempo, pues tan sólo entre 2002 y 2007 el volumen de esa clase de deuda se expandió de una proporción equivalente al PIB de 9.2% a 15%. [Ello significa] destinar el 35% de sus ingresos para saciar las exigencias de dichas instituciones de crédito” (militante.org/el-movimiento-yosoy132-por-una-politica-socialista-para-la-juventud). Ni que decir de las altas comisiones que los bancos cobran por diferentes servicios como apertura de cuenta, disposición de efectivo, pago de créditos en ventanilla, retiros en cajeros automáticos distintos al banco de origen, entre otras, que generan casi la mitad de los ingresos bancarios (Reporte Índigo, 17/05/2012).

Es evidente la complicidad y compenetración de los banqueros, empresarios y los gobiernos de derecha en todo el mundo, incluso de algunos gobiernos de izquierda. Un gobierno, o se sitúa del lado de la burguesía, defendiendo sus intereses y aplicando recortes y ataques a la clase trabajadora o se plantea terminar con la explotación capitalista. Para el capital no hay términos medios, menos aun en tiempos de crisis, donde la burguesía pelea hasta el último centavo a otros burgueses y a la clase trabajadora. Por ello mismo, la situación de miseria a la que nos condenan los bancos y el modo de producción capitalista en su conjunto no podrá llegar a su fin si no es a condición de nacionalizar los bancos y expropiarlos sin indemnización, dejar de saciar la voracidad de los banqueros extranjeros, pero también de los nacionales y no pagarles ni un peso por la miseria en que nos han hundido. Que los recursos que llenan las arcas de los burgueses pasen a ser controlados por el pueblo trabajador, destinado al bienestar social. ¡Control obrero de la banca y planificación de la economía!, ello aunado al control obrero de la industria. Derrocar a Calderón y evitar la imposición de Peña Nieto sería un primer paso para frenar los intentos de la burguesía por seguir explotándonos.

El pasado 12 de abril una noticia conmocionó a la Facultad de Economía, y a la Universidad en su conjunto, pues en lo que se presenta como un accidente automovilisco han perdido la vida compañeros estudiantes y un profesor. Pero surge la duda no solo sobre la forma en la que ha ocurrido el accidente, sino también sobre las razones del mismo y es inevitable reconocer que en el fondo el capitalismo es el único responsable.

Podría parecer exagerado atribuir el accidente que nos embarga a los universitarios con la lógica rapaz del capitalismo, pero ¿por qué viajaría a alta velocidad un camión que transportaba 20 toneladas de trigo? Puesto así no hay otra respuesta posible que la lógica de la economía capitalista en donde la necesidad de apresurar la producción y realización de mercancías en beneficio de la acumulación del capital, inevitablemente produce accidentes.

Cualquier trabajador ha vivido “accidentes” traumáticos que si bien no han puesto en peligro su vida, si se han llevado cicatrices o hasta la amputación de miembros por la gravedad del daño. Pero también sabe que esos no son accidentes casuales, sino que son resultado de la premura del trabajo por la necesidad de “ser más productivos” aun a costa de poner en peligro su propia integridad física. La explotación no es otra cosa sino eso, dar todo en el trabajo a veces hasta la propia vida.

Según Carolina Gómez Mena “En México ocurren cada año más de 300 mil accidentes de trabajo”[1] lo que significa cerca de tres accidentes por cada cien trabajadores previo al inicio de la crisis económica. Pero esta situación ha emporado como consecuencia de la crisis orgánica del capital en donde no solo miles de trabajadores han sido sencillamente despedidos, sino que la carga que estos realizaban ahora es efectuada por un número menor de trabajadores (aumento de la tasa de explotación) y donde el aumento de accidentes laborales es sencillamente inevitable. Según datos del IMSS en el año 2011 fueron 411mil los accidentados por motivos de trabajo mientras en  2010 fueron 406 mil 802  y 399 mil en 2009. Es decir que de 2007 al 2011 los accidentes laborales habían aumentado en un ¡¡72.99!! Pero incluso hay ciudades como Guadalajara en dónde tanto el IMSS como la Secretaria del Trabajo y Previsión Social se niegan a dar las cifras de los accidentes laborales (ver “Evaden revelar cifras sobre accidentes laborales” en El Informador, 25 de marzo del 2011, http://www.informador.com.mx/jalisco/2011/280239/6/evaden-revelar-cifras-sobre-accidentes-laborales.htm)

Pero nada es tan lamentable, o mejor dicho miserable, como las declaraciones de los representantes del gran capital. Ejemplo de ello es la declaración del secretario de salud del Estado de México, Gabriel Oshea Cuevas, quien dando cuentas de los estudiantes hospitalizados declaro “Los pronósticos son buenos para la función y la vida”. Le falto agregar que para el trabajo aun servirán. Esa inhumanidad ha caracterizado al capital y a sus representantes y un ejemplo claro es el Informe de inspector fabril, de Leonhard Horner “He oido a fabricantes hablar con frivolidad imperdonable de ciertos accidentes del trabajo, decir, por ejemplo, que la pérdida de un dedo no tenia importancia. La vida y el porvenir de un obrero dependen hasta tal punto de sus dedos, que la perdida de uno representa para ellos un suceso de extrema gravedad” (citado por Karl Marx, El capital, capitulo XIII “Maquinaria y gran industria”)

Y aunque el gobernado del estado de México, Eruviel Ávila, prometió “proceder con todo el peso de la ley contra quienes resulten responsables”, en realidad solo se procederá contra el conductor del tráiler, Rafael Durán Lozano, pero no contra los propietarios de las 20 toneladas de trigo que requerían ser entregadas lo mas rápido posible. La justicia será solo para la burguesía y los accidentes corren para los trabajadores: esa es la bárbara condición del capitalismo.

 



[1] Gómez Mena, Carolina, “Ocurren en México más de 300 mil accidentes de trabajo al año”, en  La Jornada , sábado 28 de abril del 2007.

 

 

El pasado 9 de diciembre la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) definió un incremento del 4.2% para los salarios mínimos que regirán a partir del 1 de enero del 2012. De acuerdo a ese porcentaje los mini salarios para las entidades federativas que integran la zona “A” pasarán de los 59.80 pesos de 2011 a 62.33 pesos; para la zona “B” el incremento irá de 58.10 a 60.57 pesos y para los de la zona “C” de 56.75 a 59.08 pesos. En promedio el incremento será de 2.45 pesos.

La metodología que emplea la Conasami para definir dichos incrementos se basa en la inflación estimada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para los próximos 12 meses;  para el caso de 2012 ese cálculo se ubica en 3.3%. Formalmente ello querría decir que al finalizar este año el salario habría crecido sobre la inflación un 0.9%. En el caso del 2011 el incremento fue del 4.1% y se estima de acuerdo a los cálculos de Santander México que la inflación acumulada para el año que recientemente ha terminado será del 3.5%, significando ello formalmente que durante ese lapso este tipo de ingreso habría avanzado 0.6% sobre el precio de los productos y los servicios.

Literalmente salarios de hambre

Sin embargo esos avances salariales además de ser pírricos son cien por ciento formales y nada tiene que ver con la realidad pues evaluando el desarrollo de los precios de los alimentos, por ejemplo, tenemos que el año pasado el precio de frijol se incrementó en un 30.6%, el de las tortillas en un 16%, el de huevo en un 13.7%, el del arroz en 13.1% y el de la carne en 20.6%, tan sólo por mencionar algunos casos. Ello quiere decir que por sí mismo el incremento de los precios de los productos básicos pulveriza cualquier clase de aumento al salario mínimo, siendo ello un problema de enorme peso para las familias de más bajos salarios en México, las cuales tienen que destinar casi el 70% de sus ingresos a la adquisición de alimentos como lo indica un estudio del Centro de Documentación, Información y Análisis de la Cámara de Diputados de enero del 2009. Un elemento más que también destaca el citado informe señala que las familias más ricas solo destinan a la alimentación el 12.66% de sus ingresos(1).

De acuerdo a los analistas de la burguesía las contradicciones entre un costo de la vida cada vez más caro y la metodología para definir los micro aumentos anuales al salario mínimo no son reales, porque de acuerdo a ellos este último es sólo un parámetro; es decir que de acuerdo a ellos la política de la Conasami no afecta al grueso de los trabajadores asalariados. Sin embargo una análisis un poco más detallado sobre la realidad de la clase trabajadora mexicana es suficiente para demostrar la falsedad de los argumentos de las plumas pagadas por la burguesía las cuales pretenden tapar el sol con un dedo.

Un estudio publicado por El Universal del 13 de diciembre pasado indica que en la actualidad 6 millones de mexicanos ganan un salario mínimo, segmento al que de sumársele los que ganan entre 2 y 3 salarios mínimos arroja un total de 10.6 millones de trabajadores(2); por su parte un artículo de La Jornada del 13 de junio del 2011 indica que 37 millones de trabajadores perciben menos de 5 salarios mínimos(3).  Esta última cantidad sumada a los otros 6 millones que laboran sin alguna clase de salario arroja un saldo de 43 millones de trabajadores, es decir de aproximadamente el 85% del la Población Económicamente Activa (PEA) calculada por el INEGI en 49.6 millones de personas.

Toda esa realidad sobre los ingresos de las familias proletarias en México contrasta diametralmente con el hecho de que la canasta básica tan solo en lo que corresponde a cuatro primeros años de la administración de Calderón ya se había encarecido en un 47%, mientras que el salario mínimo creció apenas un 18% durante el mismo lapso, de acuerdo a un estudio de la Universidad Obrera de México (UOM) en el que también se destaca que las familias que viven con mini salario sólo pueden adquirir el 16.69% de los requerimientos nutricionales definidos por dicha canasta. De acuerdo a esa misma institución para poder adquirir la totalidad de los productos de la canasta básica alimentaria se necesitan 5.99 salarios mínimos(4).

Calculado el aumento definido por la Conasami para 2012, el cual se ubicaría en mil 869 pesos con 90 centavos en promedio mensual para la zona “A”, y considerando esta última evaluación de la UOM ello quiere decir que actualmente o trabajadores necesitaría tener una salario de cuando menos 11 mil 219 pesos mensuales en promedio para cubrir adecuadamente única y exclusivamente las necesidades alimentarias de su familia.

Lejano a lo que señalan los plumíferos de la burguesía, la política de salarios mínimos aplicada por el PAN y el PRI apoyados por los charros de la CTM y el CT, en las tres últimas décadas es un verdadero látigo para los salarios y los asalariados, pues evaluando todos los factores antes expuestos resulta que en México el salario que perciben 43 millones de trabajadores es incapaz de incluso satisfacer los requerimientos alimentarios de una familia promedio. 

Explotación capitalista

Y si vamos un poco más a fondo, pues un trabajador, su conyugue y sus hijos necesitan para su vida diaria no sólo alimentos, nos podremos dar fácilmente cuenta que las cosas son mucho peor pues de acuerdo al Centro de Estudios Multidisciplinarios de la Facultad de Economía de la UNAM para que una familia pueda cubrir los gastos para otra clase de necesidades cotidianas tales como vestido, calzado, vivienda, salud, pago de servicios, educación y entretenimiento el salario mínimo tendría que ser de 850 pesos diarios(5). En este caso, y basados en el incremento definido por la Conasami, ello querría decir es decir que para que una familia pueda tener una vida mínimamente digna el salario de un trabajador tendría que ser de 25 mil 500 pesos mensuales en promedio.  

Sin embargo la dinámica del capitalismo gira en sentido adverso a las expectativas del proletariado pues la realidad ha sido todo lo contrario ya que de 1982, año en que arrancó la política de topes y choques salariales, el salario mínimo ha perdido el 82% de su poder de compra.

En las últimas tres décadas hemos sido testigos de una genuina guerra no declarada de parte de la burguesía contra la clase trabajadora la cual si bien ha tenido como uno de sus ejes más importantes de ataque a los salarios, también ha arrojado saldos trágicos en otros terrenos como lo es el caso de las defunciones por riesgo laboral mismas que en promedio ascienden a mil 412 anuales de acuerdo al IMSS(6).

El resultado de esa ofensiva contra los salarios ha significado que mientras las masa total de salarios en 1980 equivalía a una cantidad similar al 36.04% del Producto Interno Bruto (PIB) ahora, en datos del 2010, dicho porcentaje se redujo hasta el 27.03%; por su parte el comportamiento de los beneficios empresariales ha sido diametralmente opuesto al pasar del 29% al 62.1% en proporción al PIB durante el mismo lapso.

De esa clase de medidas, es decir la reducción global del costo de la mano de obra, es del que ha brotado un exacerbado proceso concentración de riquezas sin presente alguno en la historia de nuestro país; paralelo a la caída vertiginosa de los salarios esa dinámica de acumulación de obscenas fortunas ha encontrado un cauce magnifico en la intensificación y extensión de la jornada de trabajo -de acuerdo a la OCDE en México la jornada real de trabajo diario es de 10 horas- arrojando todo ello jugosas tasas de productividad la cual se creció entre 2004 y 2009 en un 31% para el caso las manufacturas. En 2010 en este mismo ramo de la producción la productividad se incremento en 5.8% al mismo tiempo que el costo unitario de la mano de obra se depreció el 9%.

La extracción de una mayor tasa de plusvalía, tanto relativa como absoluta, a un costo muy alto para la clase obrera ha sido la pieza clave para posicionar al capitalismo mexicano en el mercado mundial – a finales de la década de los años 90 México logró escalar hasta el número 10 entre las principales naciones exportadoras- y para la generación de fortunas multimillonarias: para marzo del 2011 la fortuna de los 10 empresarios mexicanos más acaudalados, encabezados por Carlos Slim – 74 mil millones de dólares (mmdd)- y sin tener en cuenta al Chapo Guzmán, se cifraba en casi 122 mmdd.

Otro ejemplo gráfico sobre dicha orgia de ganancias es un informe del Banco Mundial en el que se indica que en 2009 los ingresos del 10% de la familias más ricas en México fueron del orden de los 439 mil 597.2 millones de dólares y equivalentes a un 41.3% del total de ingresos a nivel nacional, porcentaje este último que en 2004 fue del 39.1%. Por su parte ese mismo año el 10% de las familias más pobres lograron ingresos solamente por 12 mil 772.8 millones de dólares, es decir el 1.2% del total de ingresos, significando ello retroceso importante respecto a 2004 cuando ese porcentaje alcanzó los 2.7 puntos.

“Salario mínimo al presidente, para que vea los que se siente”

Además la realidad de los salarios de la clase trabajadora ha estado lejos de ser la de los agentes de la burguesía, empezando por la Conasami donde, de acuerdo al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) el coordinador general tiene un ingreso mensual de 113 mil 587 pesos. Cabe destacar que en ese informe no se indica el monto del salario del presidente de la Conasami,  Basilio González Núñez (7). Por su parte Calderón, de acuerdo al Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2012 enviado por la SHCP en septiembre pasado, en este nuevo año su salario sin prestaciones laborales será de 208 mil 548 pesos mensuales, cantidad aproximada a los 111 salarios mínimos para la zona “A”. Ello quiere decir que tan sólo con un mes da salario Calderón ganará una suma para la cual un obrero que percibe un salario mínimo tendría que trabajar más de 9 años antes de obtenerla.

Y para el caso de la iniciativa privada la historia es muy similar pues, como lo relata el estudio de la consultora en recursos humanos Mercer de 2008, un salario promedio de un director de empresa en aquel año oscilaba entre 136 mil 976 a 152 mil 217 pesos sin prestaciones; ya con prestaciones dichas cantidades escalaban de entre 182 mil a 278 mil pesos peso mensuales, o sea entre 97 y 148 salarios mínimos(8).

La cuestión es clara: la burguesía premia muy bien a sus principales engranes de explotación capitalista tanto en el sector público como en el privado, los primeros sometiendo a la clase trabajadora con el látigo del Estado y otros hincando su rodilla sobre los trabajadores directamente en el terreno de la producción. Al igual que la burguesía, estos esbirros y parásitos se ven enormemente beneficiados de la plusvalía extraída de los trabajadores.  

¡Por una calidad de vida digna!

 Los bajos salarios se han transformado en una más que bondadosa fuente de beneficios para la burguesía, la cual de paso ve en esa política una de sus principales herramientas para enfrentar la actual crisis de la economía mundial del capitalismo. Ante la perspectiva de otra recesión motivada a la vez por una potencial nueva recaía de la economía yanqui, destino del 80% exportaciones mexicanas, la clase dominante necesitará más sangre, sudor y lagrimas del proletariado para tratar de proteger sus privilegios a un costo muy alto para los niveles de vida de las masas desposeídas.

Ese panorama por sí mismo exige una respuesta organizada y unificada a la altura de las circunstancias por parte de los trabajadores y los sindicatos. Urge organizar comités de fábrica en todos los centros de trabajo en defensa del salario, mismos que impulsen asambleas para definir democráticamente las acciones a tomar tales como paros y huelgas generales para frenar la política de choque salarial. También es necesario adoptar a la par de la demanda por un salario digno, consignas como las de control de precios para todos los productos y servicios necesarios para la vida cotidiana de una familia obrera así como  el establecimiento de la escala móvil precios-salarios, además de la desaparición de la comisión de salarios mínimos, entre otras demandas.

Como lo explica la UNAM el salario mínimo para asegurar una vida digna para las familias trabajadoras tendría que ser de un monto de 850 pesos diarios, o sea de 25 mil 500 pesos mensuales en promedio. Teniendo en cuenta que dado las enormes pérdidas que esa clase de salario significaría para las empresas, los patrones se opondrían simple y llanamente a invertir esas cantidades en costo de mano de obra; además para forzar hacia abajo los ingresos de la clase trabajadora en activo la burguesía cuenta de su lado a un gigantesco ejercito industrial de reserva integrado por millones de mexicanos en el desempleo y subempleo desesperados por tener una trabajo sin importar que tan bajos sean los salarios. En síntesis la lógica para la reproducción del capital choca directamente con las aspiraciones obreras de una vida digna. Ambas se contradicen y se niegan mutuamente. Por consecuencia la única forma de superar en un sentido revolucionario y progresista esa contradicción es expropiando a la burguesía poniendo bajo el control democrático los principales medios de vida; sólo bajo esa condición la enorme riqueza generada por la producción podrá ser puesta al servicio de la sociedad para genuinamente fortalecer los niveles de vida de las mayorías.

Pongamos algunos ejemplos para ilustrar esta última aseveración: el Hospital de Especialidades del Bajío del IMSS tuvo un costo de 7 mil 749 millones de pesos en 2008, aproximadamente 573 millones de dólares de ese mismo año. Dividida esta última cantidad entre la fortuna amasada por el 10% de las familias más ricas del país significa que esa riqueza sería la suficiente para construir aproximadamente 767 hospitales de alto nivel en todo el país y abatir en un corto plazo los serias problemas de salud que abate a las familias trabajadoras de la ciudad y el campo de todo México, incluso hasta sobraría infraestructura. 

Ejemplos similares se pueden hacer si estimamos en cuántas escuelas, casas, caminos vecinales, tractores, trilladoras, etcétera se podrían traducir los casi 600 mil millones de pesos que el gobierno ya le había trasferido a la burguesía entre 1999 y el primer trimestre de 2011 a través del rescate bancario o si consideramos qué clase de benéficos sociales se podrían obtener con la nacionalización bajo líneas socialistas de la industria automotriz cuyo valor de sus exportaciones en 2010 fue de 20 mil millones de dólares; también el mismo ejercicio se podría hacer con American Móvil de Carlos Slim misma que en 2010 facturó ingresos por 607 mil 855 millones de pesos; y en el caso de los alimentos ya sería una significativa contribución para la causa de los trabajadores tan sólo las expropiación de dos de los principales consorcios especuladores con el hambre de millones de familias: Walmart de México, con ventas netas en 2010 de 335 mil 857 millones de pesos, y del Grupo Gruma, el cual acumuló a lo largo de los primeros seis meses de 2011 ganancias por 4 mil 456 millones 351 mil peso.

Son mucho más lo ejemplos que nos permiten afirmar que en México, y en todo el mundo, hoy en día existen los medios materiales necesarios para asegurar condiciones de vida dignas para los trabajadores y sus familias, mismas que son negadas por la naturaleza misma del capitalismo y su decrepitud. Por consecuencia la única solución de fondo y definitiva ante dicha paradoja es eliminar la propiedad privada capitalista por medio de una democracia obrera y una economía planificada, el decir por medio del socialismo.

Camarada trabajador únete a Militante y lucha por estas ideas en tu sindicato. 

Notas:

1.      http://www.diputados.gob.mx/cedia/sia/se/SE-ISS-02-09.pdf

2.      http://www.eluniversal.com.mx/finanzas/91617.html

3.      http://www.jornada.unam.mx/2011/06/13/politica/017n1pol

4.      http://www.jornada.unam.mx/2010/02/01/economia/020n2eco

5.      http://www.jornada.unam.mx/2011/12/22/politica/017n2pol

6.      http://www.informador.com.mx/mexico/2010/197013/6/mueren-mil-412-personas-al-ano-por-accidentes-laborales.htm

7.      http://portaltransparencia.gob.mx/pot/remuneracionMensual/remuneracionMensual.do?method=buscar&_idDependencia=14075

8.      http://www.cnnexpansion.com/expansion/2008/12/01/radiografia-de-los-sueldos

La frase que encabeza este artículo fue pronunciada recientemente por Angela Merkel ante el Congreso de la CDU, y no es ninguna exageración. Hay que remontarse a la catástrofe de los años treinta para encontrar un equivalente al hundimiento que sufre la economía capitalista en el momento actual. Todas las alarmas están encendidas, mientras el ambiente general entre la clase dominante es una mezcla de pavor, desconcierto, enfrentamientos internos cada vez más abiertos y una firme convicción: pasar a la ofensiva en todos los frentes para hacer pagar a la clase obrera, a los parados, a los jubilados, a la juventud, la factura de un sistema en decadencia pero que nutre sus beneficios y privilegios.

Día a día, hora a hora, las últimas noticias que se publican son peores que las anteriores. Tras un año y medio de aplicar duras políticas de “disciplina fiscal”, es decir, de poner en marcha planes de austeridad y ataques salvajes al gasto público, la situación en EEUU, y especialmente en la Unión Europea, se ha agravado de manera formidable. La supervivencia del euro y la misma viabilidad de la Unión Europea, algo que parecía inimaginable poco tiempo atrás, es materia de debate abierto no sólo en la prensa burguesa sino entre los gobiernos. Una hipótesis de infarto que se refuerza ante la posibilidad de tener que rescatar la economía española e italiana, cuya deuda pública ha superado en varias ocasiones los 500 puntos de diferencial con el bono alemán, situándose al nivel de lo que ocurrió con los títulos griegos, portugueses e irlandeses y que precipitaron la intervención económica de estos países. Pero los males no provienen sólo de esta incapacidad crónica para conseguir financiación: el sector bancario europeo necesita cientos de miles de millones de euros para capear la quita de la deuda griega (del 50%) y cubrir su exposición frente a créditos multimillonarios concedidos al sector inmobiliario que no se cobraran jamás.

La farsa de la democracia burguesa

Cuando el jueves 3 de noviembre todo estaba previsto para dar comienzo a la cumbre del G-20 en Cannes, una bomba política hizo saltar por los aires toda la escenografía acordada. El anuncio hecho por el ex primer ministro griego Papandreu a favor de convocar un referéndum sobre el último plan de ajuste, desveló el “aprecio” que sienten los gobernantes de Europa por la “democracia”. Merkel y Sarkozy, en una reacción de escándalo, abandonaron cualquier diplomacia y amenazaron con expulsar a Grecia de la zona euro si no cumplía a rajatabla con los acuerdos previos.

Obviamente Papandreu, un servicial mayordomo del gran capital griego e internacional, no pretendía rebelarse contra los dictados de sus amos. Su maniobra buscaba legitimación política para aplicar la nueva andanada de recortes, y forzar a la oposición de derechas a integrarse en un gobierno de unidad nacional. La razón de este giro abrupto no es ninguna casualidad: en Grecia se vive una auténtica crisis prerrevolucionaria, y el ambiente preinsurreccional fue un hecho en el transcurso de la gran huelga general del 19 y 20 de octubre que paralizó el país y sacó a la calle a millones de trabajadores, desempleados, y jóvenes griegos. Esta huelga histórica fue precedida por acciones como ocupaciones de edificios públicos, incluidas las sedes de ministerios y de prefecturas, la negativa a pagar las nuevas tasas y huelgas prolongadas en algunos sectores como los basureros o el personal hospitalario, entre otros. Una crisis política de tal magnitud que amenazaba la línea de flotación del capitalismo heleno, y que tuvo su colofón en la jornada del día 28 de octubre, la fiesta nacional de Grecia. Ese día los desfiles oficiales fueron suspendidos, las autoridades expulsadas de las tribunas por las masas, y las calles ocupadas por miles de manifestantes que marchaban entonando consignas y canciones revolucionarias con el puño en alto.

Esta es la verdadera razón para recurrir al cartucho del gobierno de unidad nacional, formado por ministros del PASOK, del derechista Nueva Democracia y del ultraderechista LAOS y presidido por el ex gobernador del Banco de Grecia (1994-2002), ex vicepresidente del Banco Central Europeo y miembro de la Comisión Trilateral, Lucas Papademus. La prensa y los medios de comunicación lo han presentado como un gobierno dirigido por un “tecnócrata” independiente, cuando en realidad lo que observamos en Grecia, y también en Italia, es un giro hacia métodos bonapartistas, es decir, a la supresión de los formalismos democráticos para imponer ejecutivos encabezados directamente por agentes del capital financiero que decidirán a base de decretos las medidas de choque más duras. El nuevo gobierno griego no es ningún accidente. Como en Italia, muestra la gravedad de la crisis, el calado de la descomposición de la democracia burguesa y supone una seria advertencia para la clase obrera, anticipando hasta dónde puede llegar la burguesía si la rebelión social no concluye victoriosamente con la toma del poder por parte de los trabajadores.

La situación recuerda lo escrito por Marx en Las luchas de clases en Francia: “…el incremento de la deuda pública interesaba directamente a la fracción burguesa que gobernaba y legislaba a través de las cámaras. El déficit del Estado era precisamente el verdadero objeto de sus especulaciones y la fuente principal de su enriquecimiento. Cada año, un nuevo déficit. Cada cuatro o cinco años, un nuevo empréstito. Y cada nuevo empréstito daba a la aristocracia financiera una nueva ocasión de estafar a un Estado mantenido artificialmente al borde de la bancarrota; éste no tenía más remedio que negociar con los banqueros en las condiciones más desfavorables. Cada nuevo empréstito daba una nueva ocasión para saquear al público que colocaba sus capitales en valores del Estado, mediante operaciones de Bolsa, en cuyos secretos estaban iniciados el gobierno y la mayoría de la cámara (…) En general, la inestabilidad del crédito del Estado y la posesión de los secretos de éste daban a los banqueros y a sus asociados en las Cámaras y en el trono la posibilidad de provocar oscilaciones extraordinarias y súbitas en la cotización de los valores del Estado, cuyo resultado tenía que ser siempre, necesariamente, la ruina de una masa de pequeños capitalistas y el enriquecimiento fabulosamente rápido de los grandes especuladores…”.[1] El régimen de Luis Felipe abrió las compuertas a la revolución de 1848, y el fracaso de esta, a la imposición del gobierno de Luis Napoleón Bonaparte en diciembre de 1851

El anuncio de Papandreu no fue la única mala noticia en Cannes. La crisis política y económica del régimen burgués italiano también marcó la reunión. El pantano de las finanzas italianas, cercadas por la recesión y una deuda pública de 1,8 billones de euros (120% de su PIB), ha colocado en la picota al conjunto de la economía europea y mundial. Italia no es Grecia, dicen todos los analistas. En efecto. La tercera economía de la zona euro y la octava del mundo, ha visto como su deuda superaba los 500 puntos de diferencial con el bono alemán, obligándola a pagar casi un 7% por las letras a diez años. Una situación insostenible porque no hay dinero suficiente en el BCE para “rescatar” a Italia, es decir, inyectar capital para evitar una posible suspensión de pagos; una perspectiva semejante arrastraría a la economía de toda Europa, hundiendo definitivamente a Francia y a Alemania.

La salida de Berlusconi, dictada por las presiones salvajes de sus socios europeos, el abandono de sus aliados políticos y las protestas crecientes en las calles, ha adoptado una forma muy semejante a la de Papandreu en Grecia: la formación de un gobierno “técnico” presidido por Mario Monti (ex comisario europeo),  eufemismo tras el que se esconde el nombramiento de un ejecutivo compuesto por representantes directos de las grandes empresas, monopolios y bancos. Monti ha sido respaldado tanto por el Polo de la Libertad berlusconiano como por la oposición socialdemócrata-liberal del Partido Democrático, y tendrá que enfrentarse a difíciles asignaturas, como obtener rápidamente financiación para responder a vencimientos de deuda por casi 300.000 millones de euros en 2012. De ahí el anuncio inmediato de este “tecnócrata independiente” de un plan de ajuste severo, con el que pretende aumentar la edad de jubilación y recortar las pensiones, subir el IVA, reducir el empleo público, acabar con la negociación colectiva (tal como ya está ocurriendo en la FIAT), y doblegar la resistencia del movimiento obrero.

A pesar de estas maniobras políticas, tanto en Grecia como en Italia no se ha escrito ni el último ni el penúltimo capítulo. Con o sin quita, Grecia no saldrá de la recesión hasta 2020 —según el último informe del BCE—, y eso que en estos tres años de crisis su PIB ya ha registrado una caída del 20%, equivalente a la que sufrió en los dos primeros años de la Segunda Guerra Mundial. Por otra parte, y después de haber adoptado medida tras medida para hundir las condiciones de vida de la mayoría de la población, la deuda pública de Grecia crecerá hasta el 200% del PIB según las estimaciones de la UE. ¿Cómo es posible que tras el mayor recorte en el gasto social de la historia reciente de Grecia el endeudamiento crezca en esta proporción? La razón es evidente: con la disminución del poder adquisitivo de los salarios; con el crecimiento del paro a tasas del 18,4% oficial pero en realidad del 25%; con la reducción drástica de la inversión pública… los ingresos caen pero los intereses de la deuda crecen, y el Estado necesita endeudarse más para garantizar los pagos multimillonarios a los bancos europeos y retraer por tanto miles de millones de euros de la inversión. Una dinámica sin solución que alimenta la destrucción de fuerzas productivas y profundiza la depresión.

Los enfrentamientos dentro de la clase dominante aumentan

Todos los discursos demagógicos a favor de una salida común a la crisis han sido reducidos a polvo. La lucha por cada palmo del mercado mundial está determinando la actitud de las potencias económicas, agravando la perspectiva de la crisis.

El lenguaje lo dice todo. Las divisiones dentro de la UE son públicas y aumentan cada día que pasa reflejando los intereses contradictorios entre las burguesías nacionales. En la última cumbre de octubre, que decidió la quita griega del 50% y el aumento del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) hasta el billón de euros, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, mantuvo un duro enfrentamiento con David Cameron, primer ministro británico: “Has perdido una buena oportunidad para callarte la boca. Estamos hartos de que nos critiquen y nos digan qué tenemos que hacer. Ustedes dicen que odian el euro y que no se quieren unir a él, y ahora quieren interferir en nuestras reuniones”. Muy significativo. Pero el enfrentamiento se extiende más allá del seno de la UE, y afecta directamente a las relaciones entre la UE y EEUU, y entre los estadounidenses y China.

En los últimos meses han sido abundantes las declaraciones del presidente de EEUU Obama llamando al orden a sus colegas europeos. En un momento en que la economía estadounidense se contrae y la deuda y el déficit están en cotas históricas (15 billones de y1,5 billones dólares respectivamente), el contagio de la crisis de la deuda europea a EEUU es una amenaza muy seria y puede arrastrar a su sistema financiero a un agujero aún más profundo. Las caídas brutales de las bolsas europeas han tenido réplicas muy duras en Wall Street. Pero detrás de este discurso jesuítico, se pretende ocultar que la burguesía estadounidense se ha lanzado a la conquista del mercado internacional como no lo había hecho desde los años de la posguerra mundial.

Obama apareció en la reunión del G-20 para hacerse la foto y saludar, dar buenos consejos a Merkel y Sarkozy, pero su auténtica agenda va por otras lindes. Nada más acabar la sesión de Cannes viajo rápidamente a la cumbre de Cooperación Asía-Pacífico en Honolulu (Hawai), y allí firmó un gran Tratado de Libre Comercio con ocho países (la Alianza Transpacífica), y mandar de paso una dura amenaza a China. “EEUU es un poder del Pacífico y estamos aquí para quedarnos”, afirmó el presidente estadounidense. Amenazas que se completan con las reiteradas advertencias para que el gobierno chino aprecie el yuan y ceda ante el dólar.

En el gran juego que están librando EEUU y China por el control de esta área económica fundamental —que representa el 50% del comercio mundial y que en 2010 recibió 620.000 millones de inversión extranjera directa—, los imperialistas norteamericanos están tejiendo fuertes alianzas. Japón se muestra muy activo en la lucha contra China. “Estoy muy satisfecho por la creciente presencia de EEUU en la región y creo que Japón y EEUU deben trabajar juntos por objetivos económicos y para establecer orden y seguridad”, recordó el primer ministro japonés, Yoshihiko Noda. Una batalla por el dominio económico y geoestratégico que esta tendiendo su traducción en el gran rearme militar de los países afectados: no sólo China está construyendo armadas modernas, nuevas bases militares, aviones ultramodernos y misiles de largo alcance, la dinámica es semejante en Corea del Sur, Indonesia, India, Japón y Australia, países que están firmando acuerdos militares a mansalva con los EEUU.

Este panorama explosivo se agudiza aún más con la política de devaluaciones monetarias (con el dólar empujando hacia abajo gracias a la política de “expansiones cuantitativas”, es decir, de darle a la maquina de imprimir billetes); el incremento de aranceles y guerras comerciales encubiertas. Hechos que contradicen el guión de las primeras reuniones del G-20 en los primeros compases de la crisis, cuando Obama y los demás afirmaban haber sacado las lecciones de la historia (lease del crack de 1929). Esta estrategia del sálvese quien pueda, prueba la profundidad del pantano en que se mueve la economía mundial pero no estimulará la recuperación. Todo lo contrario.

No es extraño por tanto que la UE reciba los sabios consejos de Obama y sus asesores a pedradas. No exageramos, sí, a pedradas. Eso fue lo que ocurrió en la reunión mantenida el 16 de septiembre por los ministros de economía de la zona euro, dónde despreciaron sin rubor los “consejos” del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner para “estimular la decadente economía europea y reforzar la unidad entre la estrategia de los Gobiernos y la del Banco Central Europeo, (BCE) frente a la crisis”. La respuesta no se hizo esperar. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, le contesto son desdén: “los Gobiernos no ven margen de maniobra en la zona euro que pudiera permitir nuevos estímulos”. Pero Juncker fue suave en comparación a otros; la ministra de Finanzas de Austria, María Fekter, señaló en referencia a las sugerencias de Geithner: “encuentro peculiar que aunque los americanos tienen datos fundamentales peores que la zona euro nos dicen lo que tenemos que hacer y cuando nosotros les hacemos alguna sugerencia nos dicen que no inmediatamente”. Así es. Pero más allá de lo peculiar, pocas semanas después los ministros de la UE tuvieron que anunciar una ampliación del FEEF para defender a la moneda única. Obviamente, la ampliación no era para estimular el consumo, ni ayudar a las familias —tampoco ese ha sido el fin de los paquetes aprobados por Obama— sino para garantizar la solvencia de los maltrechos bancos europeos y satisfacer los beneficios del gran capital financiero especulativo.

La Unión Europea al borde del abismo

La presión sobre la burguesía alemana para que ceda en su oposición a la emisión de eurobonos, es la otra pata de las contradicciones insolubles que recorren la UE y ponen en cuestión su futuro. Muchos, sobre todo los gobiernos del sur de Europa, culpan a la intransigencia de Merkel de ser la causa del agravamiento de la crisis. Por su parte, la Presidenta y el gran capital alemán se niegan en redondo a que el BCE compre deuda pública de los países en dificultades en las cantidades astronómicas que le exigen y, mucho menos, que se emitan eurobonos que tendrían que ser respaldados por la economía más “solvente” del continente. Una estrategia que ha rechazado calificándola de “colectivización de la deuda”. Pero lo que oculta Merkel, como defensora a ultranza del capitalismo, es que el BCE ha prestado a los bancos europeos cientos de miles de millones de euros al 1%, y estos a su vez represtaban o compraban directamente bonos de deuda de los países europeos en dificultades, obteniendo rentabilidades entre el 4% y el 20%.

En definitiva, la burguesía alemana muestra su músculo y se resiste, por el momento, a financiar indefinidamente la crisis de Italia, España, Grecia, Portugal y demás. Una actitud que está provocando también fuertes encontronazos con Francia, dónde soplan vientos recesivos cada vez más fuertes: su PIB registrará una caída del 0,1% en el último trimestre y las previsiones para 2012 son de recesión plena. Incluso para Alemania las perspectivas pintan francamente mal: la comisión europea habla de un crecimiento del 0,1% y 0,2% para los dos primeros trimestres de 2012; en el caso de Gran Bretaña se espera un crecimiento del 0,1% para el último trimestre de 2011 y los dos primeros de 2012.

En Francia existe una posibilidad cada vez más real de que las agencias de calificación rebajen su deuda del nivel triple A; su diferencial con la deuda alemana ha escalado hasta los 190 puntos, hasta pagar un 3,4% por su bono a 10 años ¡Es lo que faltaba! Los problemas se extienden también a otras economías, como la belga, dónde su diferencial con el bono alemán ha subido hasta los 318 puntos a mediados de noviembre, o la austriaca, que ha alcanzado los 190 como la francesa. En el caso de Portugal, las agencias de calificación han degradado su deuda al nivel de los bonos basura. En cuanto al Estado español, tres días después de que el PP ganara las elecciones generales, los intereses de los títulos del Tesoro a cinco años han llegado al 6,168%, una cota desconocida desde que España es miembro del euro.

Incluso Alemania no se libra de la amenaza: La rentabilidad del bono alemán en el mercado secundario aumentó el pasado 23 de noviembre del 1,92% al 2,15%, la mayor subida en un día de la era euro; la razón fue que durante la subasta de bonos a 10 años, el Tesoro alemán no logró demanda suficiente para colocar los 6.000 millones que tenía como objetivo, sino solo 3.644 millones. En definitiva, la deuda pública sometida a la ofensiva de los especuladores internacionales suma ya casi el 60% de la que emite la zona euro y golpea a 12 de los 17 países del euro.

Este es el telón de fondo que explican las presiones para emitir eurobonos, que han llegado a su nivel más alto con el enfrentamiento abierto entre el Presidente de la Comisión Europea, Duraó Barroso, y Angela Merkel, en el que también ha terciado Sarkozy para intentar aflojar la posición de Alemania. Según los defensores de los eurobonos, la UE podría disponer de tanta liquidez como Estados Unidos para respaldar la deuda y, por tanto, lograría un menor coste de su financiación. La deuda de la zona euro ascendió en 2010 a 7, 8 billones (85,4% del PIB), y la de Estados Unidos a 19,2 billones de dólares (94,4% del PIB). Pero EEUU dispone de un solo gobierno y una economía unificada, cosa que no es el caso de la UE. ¿Quién respaldaría la solvencia de estos eurobonos? ¿Quién respondería por su emisión a gran escala y los financiaría, teniendo en cuenta la hecatombe económica que sufren las economías más débiles de Europa? Obviamente tendría que ser Alemania. Y ahí esta el quid de la cuestión.

La pretensión de la burguesía francesa de que el BCE se convierta en prestamista de “último recurso”, en definitiva que compre toda la deuda que sea necesaria de los países de la zona euro con problemas, ha sido rechazado vehemente por Alemania en la cumbre de Estrasburgo del 24 de noviembre. En esta ocasión, Merkel llamó a capitulo a Sarkozy y Monti y, por ahora, ha logrado imponer sus tesis: no a los eurobonos, no a la capacidad ilimitada del BCE de prestar (algo relativo, pues el BCE ya ha comprado en estos dos años 187.000 millones de euros en deuda soberana); sí a reforzar la política de austeridad fiscal en toda la zona euro a través de reformas de los tratados de la Unión que aceleren la “unión fiscal y monetaria”. Y para convencer a los dubitativos, Merkel propone el palo: aumentar las sanciones a los países que incumplan los acuerdos. En definitiva, que los presupuestos nacionales aunque sean aprobados por los Parlamentos, sean supervisados, y vetados en su caso, por Alemania como potencia de la UE (como ya ocurre en Irlanda, Portugal, Grecia e Italia). Todo ello para ser aprobado en la cumbre de la UE del 9 de diciembre. Un diseño que abre la puerta a una eurozona de dos velocidades que lejos de resolver los problemas los agravará.

La batalla continuará en los próximos meses debido al recrudecimiento de la crisis en el conjunto de la UE. Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), la situación en la zona euro “ha empeorado” en el último mes hasta caer “en una nueva recesión”. El IIF prevé una contracción de la economía europea de un 1% en 2012, y para el último trimestre del año 2011 del 2%. La presión sobre Alemania se intensificará teniendo en cuenta el hecho de que la recesión también afecta de lleno a su economía. Un profundo caos que alimenta las tendencias centrifugas en la zona euro, a los sectores que abogan por la ruptura de la UE, la vuelta a las monedas nacionales, o una UE de dos velocidades. Como la postura radical de Paul Krugmann que, en un reciente escrito con el llamativo título El agujero en el cubo de Europa, afirmaba que “la amarga verdad es que cada vez da más la impresión de que el sistema del euro está condenado. Y la verdad todavía más amarga es que, dado el modo en que ese sistema se ha estado comportando, a Europa le iría mejor si se hundiese cuanto antes mejor”.

Pero una ruptura semejante sería como saltar de la sartén al fuego, una auténtica catástrofe con consecuencias semejantes a las de una guerra incruenta. En condiciones de depresión capitalista, las economías más potentes como la alemana también sufrirían un fuertísimo descalabro en caso de que el euro desapareciese; en primer lugar porque su sistema bancario esta muy comprometido con la deuda de los países en dificultades y cualquier suspensión de pagos en estos les afectaría de lleno; por no mencionar el hundimiento de las exportaciones alemanas ante un colapso del consumo en Europa si se diera la vuelta a monedas nacionales fuertemente devaluadas (no hay que olvidar que las economías del sur europeo recibieron el 69% de las exportaciones alemanas en 2010).

En cualquier caso el debate sobre el futuro de la unión monetaria está abierto en canal. La idea de una mayor integración política, para salvar el euro, arrecia con fuerza. Pero la pregunta es ¿Cómo hacerlo? ¿Como renunciar a la soberanía política de las burguesías nacionales en aras de un gobierno unificado, que sin duda estaría dirigido por la burguesía alemana? Por eso el enfrentamiento continuará, y de paso colocará a la UE más al borde del abismo.

De la depresión a la revolución

La jefa del Fondo Monetario Internacional, Cristina Lagarde, no se ha cansado en estas semanas de hacer declaraciones incendiarias: si no se toman medidas urgentes, la economía mundial corre el riesgo de hundirse en “una espiral descendente de incertidumbre e inestabilidad financiera” y tener que hacer frente a una “década perdida”. Lagarde hizo estas declaraciones en un viaje a Pekín el pasado 8 de noviembre, dónde también advirtió de los riesgos de contagio para las economías asiáticas. Los datos de la desaceleración del crecimiento en China, espoleados por el aumento de la inflación, la enorme burbuja especulativa que vive el país y los problemas derivados del importante endeudamiento de las provincias, se combinarán en los próximos meses con la caída de las exportaciones a las principales economías del planeta afectadas por el recrudecimiento de la recesión, lo que ya está produciendo el cierre de miles de fábricas y una nueva oleada de movilizaciones obreras. “Asía no es ajena a los problemas que atraviesa la eurozona”, señaló Lagarde, y aunque sus economías han mostrado una relativa fortaleza, necesitan estar “preparadas para la tormenta. Estamos todos en esto y nuestra fortuna subirá o caerá a la vez (…) Asía no es inmune. Ya sea el canal del comercio o el sector financiero el que pueda actuar como acelerador de la crisis, Asia necesita estar preparada”.

De hecho ya se está preparando. Las declaraciones iniciales de los gobernantes chinos de que podrían estar dispuestos a comprar deuda de países de la eurozona en dificultades se han convertido en buenas palabras y ningún hecho concreto. ¿Invertir en países que se encuentran hundidos en la depresión? Obviamente a China no le interesa el colapso de la economía europea, pero tampoco salvarla a costa de agravar sus dificultades. A pesar de poseer las mayores reservas de divisas de mundo —unos 3.200 millones de dólares—, los gobernantes chinos no han adoptado ningún compromiso en firme para invertir en deuda. El hecho de que ya tengan entorno a 1,2 billones de dólares en deuda estadounidense es suficiente amenaza para su economía. En este tira y afloja, parece que la posibilidad de ayuda desde los países “emergentes” es bastante dudosa. Ya lo señaló la Presidenta de Brasil, Dilma Roouseff, en la última reunión del G-20: “No tengo intención de invertir ahí. Si los europeos no van a poner más recursos ¿Por qué debo hacerlo yo?”.

Las perspectivas más optimistas de la comisión europea prevén un crecimiento para el conjunto de la UE en 2012 del 0,6%; en EEUU del 1,5%; Japón del 1,8% y China también sufrirá la desaceleración, con un incremento del 8,6%. Pero estas previsiones pueden variar fácilmente a la baja como ha ocurrido anteriormente. La situación es extremadamente negativa. Semanas después de que los ministros de economía de la zona Euro anunciaran que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) alcanzaría el billón de euros para sostener la moneda única y recapitalizar el sistema bancarios europeo, ahora reconocen que no podrán llegar a dicha cantidad y tendrán que pedir el auxilio del FMI. Como señaló Klaus Regling, responsable del FEEF, "todo es impredecible, las condiciones del mercado cambian sobre la marcha". Y puede que a mucho peor: en lo que vamos de año, la cotización de los bancos europeos ha caído un 40% y según un informe de Credit Suisse, 16 grandes bancos del continente tienen en sus balances activos inmobiliarios “potencialmente sospechosos” por valor de 386.000 millones de euros, una cifra superior que los 339.000 millones que poseen en deuda de España, Portugal, Grecia e Irlanda. Ante estas señales, los fondos de inversión estadounidenses, una fuente de financiación fundamental para los grandes bancos de Europa, ha reducido a mínimos históricos su exposición a las entidades europeas; y el FMI cree que las pérdidas potenciales por la devaluación de títulos de deuda pública ronda ya los 300.000 millones de euros.

La política actual de los gobiernos de todo el mundo están precipitando una batalla social sin precedentes en los últimos setenta años En esto también tendríamos que remontarnos a los acontecimientos de los años treinta. No es ninguna exageración. De hecho, economistas pro burgueses alertan de esta perspectiva, como Bernard Connolly que recientemente escribió en The New York Times: “La actual situación política europea acabará provocando malestar social. Y no hay que olvidar que en esos países [Grecia, Irlanda, Portugal y España] ha habido guerras civiles, dictaduras fascistas y revoluciones. Ese es el futuro si esa locura maligna de la unión monetaria prosigue”.

Pero la “locura maligna” ya ha desatado el inicio de un gran levantamiento. En Grecia la movilización revolucionaria de las masas han puesto en el orden del día la cuestión del poder. En Portugal, el movimiento de contestación social avanza con fuerza tras la última gran huelga general del pasado 24 de noviembre. En Gran Bretaña, la huelga general de los empleados del sector público, la más importante desde los años treinta, representa un serio aviso de lo que pasará en otros sectores. En Francia, Italia, veremos acontecimientos semejantes, desconocidos en muchos años. Y que decir del Estado español, dónde el presidente in pectore del gobierno Mariano Rajoy, tendrá tiempo suficiente para ver como su relativa mayoría absoluta no le salva de una enorme contestación en las calles ante los planes de ajuste que aplicará. Una perspectiva de luchas de masas, huelgas generales y radicalización política, en un plazo de tiempo no muy largo y a pesar de todas las vacilaciones de las direcciones socialdemócratas y sindicales, se dibuja en el horizonte. Y estos acontecimientos históricos darán lugar a un cambio radical en la psicología y la actitud de millones de trabajadores, jóvenes y desempleados para avanzar hacia una alternativa acabada frente a la crisis. Una alternativa que no es otra que la lucha por la transformación socialista de la sociedad, por la expropiación de la banca y los monopolios bajo el control democrático de los trabajadores.

[1] Karl Marx, Las luchas de clases en Francia, Editorial Progreso, Moscú 1973, p 211

La actual crisis capitalista no será un fenómeno pasajero, se trata de un punto de inflexión que marca un antes y un después de todo un periódico histórico, con profundas implicaciones sociales, económicas y políticas. En el momento de cerrarse la edición de este número del periódico, acaba de aprobarse la inyección de 90.000 millones de euros en Dexia, un banco privado belga que ya había recibido fondos públicos al inicio de la crisis. La economía mundial vueve a situarse al borde de la depresión y una nueva ronda de quiebras y rescates de bancos planea sobre Europa. Mientras, los gobiernos aceleran y profundizan los recortes contra el gasto social en lo que es una evidente transferencia de riqueza de los más pobres a los más ricos. Comprender las causas de la crisis, esencial para encontrar una alternativa a la misma (coherente en la teoría y consecuente en la acción) pasa ante todo por entender la esencia del modo de funcionar del capitalismo en su fase decadente. Debido a las limitaciones de espacio hemos ido directamente al grano en toda una serie de aspectos que se han ido conformando en los últimos años como temas de dabate o interés respecto a la crisis. El objetivo del texto es, de una forma sintética, esbozar el punto de vista marxista sobre los mismos y animar a los lectores a una profundización posterior.

¿Por qué se producen las crisis?

 El objetivo del capitalista es la obtención de beneficios. Los beneficios surgen de la explotación de los trabajadores ya que éstos, en su jornada de trabajo, además de generar el valor de su propio salario, crean un valor extra, la plusvalía, que es lo que se queda el capitalista y de donde éste extrae los beneficios. Para hacer efectivo este beneficio el capitalista tiene que conseguir vender las mercancías que producen los trabajadores de su empresa, y lo hace en condiciones de competencia con otros capitalistas. Esto implica que el capitalista tiene que estar constantemente renovando la maquinaria, lo que le permite abaratar los costes de cada mercancía y tener precios competitivos frente a otros capitalistas. Tarde o temprano todos tienen que hacer lo mismo si quieren continuar en el mercado. El incremento de la productividad lleva otro efecto asociado, además del abaratamiento: aumenta la cantidad de mercancías que es posible producir. El capitalista, para amortizar lo más rápidamente posible la inversión que ha hecho en nueva maquinaria y salarios, se ve obligado a utilizar al máximo posible la capacidad productiva de la empresa.

Las crisis surgen periódicamente porque el ritmo de expansión de la producción no puede ser acompañado por el ritmo de crecimiento del mercado, que es más lento. Se produce así una crisis de sobreproducción. Aunque parezca paradójico, las crisis capitalistas no son por falta medios de producción o por falta de mercancías; no son crisis de escasez, sino de abundancia. A pesar de que, para los capitalistas, “sobra de todo” (coches, pisos, leche, carne, en todas las ramas productivas hay saturación) millones de personas se ven empujados al paro y a la marginación y los que conservan su trabajo son sometidos a una explotación todavía mayor. Sólo después de que hay una destrucción de fuerzas productivas y mercancías en grado “suficiente”, la actividad económica vuelve a retomar una dinámica ascendente.

Los ciclos de recesión y recuperación se han sucedido en toda la historia del capitalismo, pero no todas las crisis son iguales, ni tienen la misma gravedad ni las mismas repercusiones, ya que esto depende de muchos factores, no sólo económicos, sino políticos, sociales y de las relaciones que se establecen entre diferentes potencias. En todo caso el capitalismo no es capaz de “aprender” de sus crisis y autocorregirse. Al revés. En la medida que el sistema capitalista se hace más viejo y decadente dominado por el sector financiero-especulativo y un puñado de monopolios, las crisis son todavía más virulentas, con consecuencias sociales y económicas más devastadoras y repercusiones políticas más profundas.

¿Es una crisis de la economía real o financiera?

La utilización del crédito es una manera de esquivar la crisis de sobreproducción, ampliando el mercado más allá de sus límites naturales. Pero sólo funciona durante un tiempo, y cuando la crisis estalla las consecuencias son todavía más devastadoras, afectando, lógicamente todo el sistema financiero. En las últimas décadas el endeudamiento de las empresas, los estados, las familias y los propios bancos, ha alcanzado cotas nunca vistas en la historia del capitalismo.

Por supuesto los banqueros, a pesar de la crisis financiera, han hecho grandes negocios con la deuda y la ruina de millones de familias, y sus beneficios están guardados en paraísos fiscales y cajas secretas, en muchos casos bien lejos de los bancos que ellos mismos están dirigiendo, llevando a la quiebra y rescatados con dinero público. Es increíble que, recurrentemente, los medios burgueses culpen de la crisis por igual a los banqueros y a las familias hipotecadas, diciendo que “la gente ha vivido por encima de sus posibilidades”. Ahora resulta que, después de haber dedicado durante años un 70% de los salarios a pagar la hipoteca al banco (media en el Estado español) somos culpables de la crisis por ir al paro. Es el colmo de la desfachatez.

La crisis financiera estalló empezando por su punto más débil, con el impago de las hipotecas subprime en EEUU. Pero eso fue sólo el inicio. De forma abrupta y encadenada, todas las expectativas de devolución de las deudas contraídas se han cortado o están sumidas en una profunda incertidumbre. Todo eso se agrava por la interconexión financiera mundial y el desarrollo de todo tipo de mecanismos de “ingeniería financiera” como los derivados. Con la crisis, la preocupación fundamental de los banqueros no es conceder créditos, sino recuperar los préstamos concedidos y utilizar al Estado burgués para robar el dinero público. Evidentemente, esto tiene un efecto en la economía productiva; la crisis financiera y la crisis de la economía real se retroalimentan. En ese sentido es una doble crisis. Pero la crisis financiera no es la causa fundamental de la crisis, la clave está en la economía real. En sí mismas, las deudas no serían un problema especialmente grave si la actividad económica se recuperase sólidamente. Pero en la medida que la economía se estanca o entra en depresión y los ingresos de las empresas, las familias y los estados son menores o disminuyen, el problema de la deuda, aunque nominalmente se mantenga igual, se agrava todavía más. En este contexto, los créditos se estancan no sólo porque los bancos no prestan, sino porque los empresarios no tienen ninguna intención de pedir créditos para invertir en producir nuevas mercancías. Todo eso explica lo superficial que es buscar en la “falta de liquidez” la causa de la crisis. Este falso e interesado diagnóstico ha servido de excusa para inyectar multimillonarias cantidades de dinero público a los bancos.

Crisis y especulación

Igual que el sobreendeudamiento, el enorme peso que tiene la actividad especulativa en la economía es un gran agravante de la crisis, por supuesto. Pero, ¿por qué se produce? Los datos son realmente impresionantes: los productos derivados, los mercados de cambios de divisas y las bolsas movilizan cada día unos 5,5 billones de dólares, 35 veces más que el PIB mundial y 100 veces más que el volumen del comercio mundial. Estas cifras valen tanto para el periodo de crecimiento como para la crisis. Marx decía que el ideal del capitalista era obtener beneficios sin pasar por el doloroso proceso de la inversión productiva. De hecho, llegaron bastante lejos por ese camino. Los beneficios capitalistas provienen cada vez en mayor proporción de las operaciones financieras que de las inversiones productivas. Mientras que a principios de los años 80 del siglo pasado aquellas propiciaban el 25% de los beneficios, antes de estallar la actual crisis habían alcanzado ya el 42%. Otro dato significativo de las tendencias de fondo del capitalismo durante las últimas décadas es que la proporción de beneficios destinados a repartir dividendos (superior al 60% en el primer decenio del siglo XXI) es cada vez mayor respecto a la reinversión en capacidad productiva. 

Los señores y señoras que dominan la economía mundial, los grandes capitalistas, están mucho más centrados en incrementar su riqueza personal reduciendo salarios y aumentando la jornada laboral, expoliando la riqueza pública ya acumulada (privatización de empresas públicas), creando monopolios privados de servicios básicos en connivencia con la cúspide del aparato estatal (distribución del agua, energía, telefonía, etc…), saqueando los presupuestos generales del Estado (reducción de impuestos, ayudas directas a sus empresas…), robándose entre ellos (fusiones, absorciones), que en la creación de riqueza mediante la inversión productiva, debido a la sobreproducción. La degeneración de la clase dominante tiene una base objetiva en la decadencia del propio sistema.

No hay una separación absoluta entre capital especulativo y capital productivo. En EEUU, según datos de 1998, el 50% de las empresas, las más importantes, estaba en manos de “inversores institucionales” (grandes fondos privados dedicados a la actividad especulativa). No existe una casta especial de “especuladores” al margen y menos aún contrapuesta a la actividad de la los grandes capitalistas. Son uno y lo mismo. La lucha por acabar con la especulación es, por tanto, la lucha por acabar con el propio sistema capitalista.

¿Por qué fallan las ‘recetas’ contra la crisis?

La crisis sigue una espiral descendente que todavía no ha tocado fondo. La crisis financiera sigue agravándose, la inversión sigue cayendo, igual que el consumo. No hay ninguna medida tomada desde el propio sistema que pueda detener esta tendencia hacia abajo. De todas maneras, más que una “solución a la crisis” las medidas que están tomando los gobiernos van encaminadas a satisfacer las exigencias del sector financiero, que es quien realmente gobierna el mundo, Europa y cada uno de los países. Todas las medidas para controlar los bancos y “regular” el sector financiero son una farsa y es comprensible que sea así ya que el Estado burgués difícilmente se va a rebelar contra su propio sistema.

Los gobiernos han gastado centenares de miles de millones en apoyar a la banca (créditos sin intereses, avales, garantía de depósitos, intervenciones para sanear las entidades y luego revenderlas, etc.). La última medida del BCE ha sido prolongar la barra libre del dinero gratis a la banca europea. Lo mismo pasa en EEUU. Eso ha servido para evitar un colapso bancario, pero también para que los bancos sigan especulando con la deuda pública, que a su vez ha crecido como consecuencia de estas ayudas a la banca. La “ayuda” a Grecia es un ejemplo del tipo de “recetas” que los capitalistas toman para salir de la crisis: el dinero no ha ido a salvar el país heleno sino a los bancos franceses y alemanes en posesión de deuda griega. Como consecuencia de los recortes exigidos a cambio de estas ayudas la economía griega ha colapsado, ahora es como un limón exprimido y seco que se tira al cubo de la basura. El resultado final está siendo una población tremendamente empobrecida y unos cuantos millonarios, incluidos algunos griegos, todavía más enriquecidos. Es verdad que el default de Grecia puede agudizar todavía más la crisis financiera y que los capitalistas que no se han deshecho de los bonos griegos con suficiente rapidez pueden encontrarse con unas ganancias menores de las que esperaban, pero tratarán de compensarlo saqueando de forma más sistemática las arcas públicas de sus propios países (es decir, a su propia clase trabajadora). De hecho, ya lo están haciendo.

Efectivamente, detrás de cada medida que “no funciona” contra la crisis  hay un objetivo (inconfesable para la burguesía) que sí se cumple: se avanza un paso más en la transferencia de riqueza de los más pobres a los más ricos. La burguesía ya ha asumido que el capitalismo ha entrado en una fase recesiva por un largo periodo de tiempo y, por tanto, su objetivo principal es amortiguar la disminución del negocio robando lo máximo que pueda a los trabajadores, actuando cada vez con más descaro y urgencia.

¿Se puede aumentar el consumo de los trabajadores sin afectar los intereses de los capitalistas?

Hay una tendencia bastante extendida entre algunos intelectuales de la izquierda y los dirigentes de los sindicatos y partidos reformistas, que tratan de convencer a los capitalistas de que lo mejor para ellos es aumentar el gasto social y los salarios, porque así “aumentará el consumo y los empresarios también saldrán ganando”. Por supuesto que los marxistas estamos a favor y creemos que es absolutamente necesario aumentar urgentemente el gasto social y los salarios, pero esto sólo se puede conseguir con la lucha sindical y política contra los capitalistas y en último término con la nacionalización de todos los sectores decisivos y la planificación democrática de la economía.. En todo caso la cuestión es, ¿por qué los capitalistas se emperran en no hacerles ni caso a los que plantean la necesidad de aumentar el consumo de las masas si es tan bueno para ellos? Los capitalistas, por lo general, suelen actuar de forma muy consecuente con sus intereses. Cuando se exige más dinero para el consumo como una vía para salir de la crisis, la pregunta es: ¿de dónde sale este dinero? Si los empresarios aumentasen el salario de los trabajadores (obviamente están haciendo todo lo contrario) lo tendrían que restar necesariamente de sus beneficios (lo cual sería absurdo para ellos porque el objetivo de los empresarios es precisamente éste) o de la inversión (lo cual contrarrestaría, mediante más paro, los efectos benéficos de un mayor poder adquisitivo). Si el dinero para fomentar el consumo de las masas tuviese que salir del Estado (para invertir más en obra pública o aumentar el salario de los funcionarios, por ejemplo) sólo hay dos maneras de conseguirlo: endeudándose más (y el Estado ya está muy endeudado por las ayudas a la banca) o con más impuestos; si éstos recaen sobre las rentas de capital los capitalistas se opondrán, ya que afectaría a sus beneficios, y si salen del trabajo se actuaría contradictoriamente con el objetivo de aumentar el consumo.

Por supuesto que la crisis también se expresa en la falta de consumo, y que las medidas que deprimen todavía más el poder adquisitivo de los trabajadores acentúan más la crisis. Sin embargo, el problema del consumo es un síntoma de un problema mucho más general: el modo de producción capitalista, basado en la propiedad privada y en la búsqueda del máximo beneficio individual. Exigir más consumo sin cuestionar lo anterior, además de revelar un error teórico, equivale a tratar de conciliar los intereses de los capitalistas y los trabajadores y alimenta la idea, errónea y negativa (sobre todo si es entendida como una propuesta de “izquierdas”), de que es posible otro tipo de capitalismo capaz de satisfacer las necesidades de la mayoría.

¿Es posible un capitalismo diferente?

Efectivamente, hay quien defiende, también desde un punto de vista supuestamente favorable a los intereses de los trabajadores, que es posible otro tipo de capitalismo más “productivo” frente al actual, que es más “especulativo”. Antes hemos demostrado que no hay una separación entre especuladores y capitalistas, ambos son lo mismo. Pero es que además, también es un hecho demostrable que la inversión productiva y tecnológica bajo el capitalismo, incluso en los países en los que esto ha ocurrido de forma muy intensiva, no ha evitado la crisis y la clase obrera se enfrenta ahora a graves problemas sociales, similares a los del resto de países. El ejemplo más claro es Japón, donde el Ministerio de Trabajo reconoció que uno de cada seis japoneses —20 millones de personas— vivía en la pobreza en 2007. En aquel país donde todo está automatizado, lo que haría posible una reducción drástica de las horas de trabajo y un incremento brutal del nivel de vida, está extendida una enfermedad laboral mortal, el karoshi, que se produce como consecuencia del agotamiento por exceso de trabajo, y que afecta a 10.000 trabajadores cada año. La tecnología tampoco evitó en Japón la especulación inmobiliaria y posterior crisis bancaria, que todavía pesa como una losa en la economía del país. EEUU, el país capitalista más poderoso del planeta, modelo de iniciativa empresarial donde los haya, se ha convertido en una de las principales bolsas de miseria del mundo y los trabajadores, a pesar de todos los recientes avances en informática y robotización de los procesos productivos de las últimas décadas, trabajan más que nunca y ganan menos que nunca.

Lo mejor que pudo ofrecer el capitalismo, a escala mundial, lo hizo en los años 50 y 60 del siglo pasado, cuando se produjo un importantísimo desarrollo de nuevas ramas productivas (derivados del petróleo, industria automovilística, aeronáutica, electrónica, industria militar, etc.), la creación del llamado “estado del bienestar” y prácticamente el pleno empleo. Aún así, este periodo de prosperidad afectó tan sólo a una pequeña parte de la población mundial y se dio por una combinación de factores históricos muy particulares, entre otros la brutal destrucción de fuerzas productivas como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. A partir de 1973 el tipo de crecimiento fue muy diferente, con avances mucho menores y una reinversión de las ganancias en el aparto productivo muy modestas, inaugurando un periodo en el que la actividad especulativa adquirió dimensiones gigantescas, como ya hemos hecho referencia. En el boom de mediados de los 90, que acabó en la crisis actual, a pesar del crecimiento económico y la explosión de beneficios capitalistas, la clase obrera retrocedió en salarios y condiciones de trabajo, incrementándose de forma exponencial la desigualdad social. Es significativo que el único país que todavía puede presentar tasas de crecimiento significativas, China, base su expansión en una explotación de la clase obrera similar a la del siglo XIX. Las expectativas que los trabajadores podemos depositar en alguna suerte de capitalismo “de rostro humano” o en una futura recuperación del sistema para resolver nuestros problemas es exactamente ninguna.

¿Qué alternativa hay al capitalismo?

Marx y Engels señalaron que la contradicción fundamental del capitalismo se da entre el carácter social de la producción y la forma de apropiación individual de los beneficios que comporta la existencia de la propiedad privada de los medios de producción. Esta contradicción ha acompañado al capitalismo desde su nacimiento, tanto en periodos de boom como en las recesiones. Sin embargo, cuanto más se han desarrollado las fuerzas productivas, cuanto más se ha integrado la economía en un todo mundial, más aguda e insoportable se ha hecho esta contradicción. La crisis económica actual la ha exacerbado en grado extremo.

¿Qué significa que la producción sea social? Pues que todo lo que necesitamos para la vida, incluso lo más simple, es producto de un proceso en el que participan muchas personas, desde la extracción de la materia prima hasta el transporte final, pasando por los diferentes estadios de la producción. La gran mayoría de productos que necesitamos no pueden ser creados por una sola persona, ni siquiera por una sola fábrica o un solo país. El capitalismo, a través de un largo proceso, ha socializado la producción al máximo; en eso ha consistido su misión histórica progresista. Sin embargo, estas fuerzas productivas están aprisionadas en el marco de la propiedad privada, en los conflictos de intereses de las distintas burguesías nacionales y en el mezquino afán de beneficios privados, un combustible de muy baja calidad para mover y ampliar (realmente no sirve ni para conservar) la riqueza acumulada por la sociedad. Y no digamos para distribuir. La misión histórica de los capitalistas está totalmente agotada y su existencia es un auténtico obstáculo para el progreso social y la verdadera causa del caos económico y de las crisis.

La única manera de salir de la crisis es liberando las fuerzas productivas, las fuentes de creación de riqueza, de los llamados “mercados”. ¿Quiénes son los misteriosos mercados? Pues personas (por designarles de alguna manera) con nombres y apellidos, que constituyen una infinitésima parte de la sociedad y que, sin embargo, acumulan un gigantesco patrimonio financiero, industrial e inmobiliario, determinantes para el funcionamiento y el desarrollo de la economía y la sociedad en su conjunto. Un estudio reciente revela que, sólo en el Estado español, 1.400 personas, un 0,035% de la población, controlan las entidades fundamentales de la economía y una capitalización equivalente al 80% del PIB. A escala mundial se ha demostrado que tan sólo 737 bancos, compañías de seguros o grandes grupos industriales controlan el 80% del valor de las 43.000 principales empresas multinacionales. Un grupo todavía más selecto de 147 entidades controlan el 40% del valor económico y financiero de todas las multinacionales del mundo; entre los 147, domina un grupo todavía más pequeño de 50, en el que están principalmente bancos norteamericanos y europeos. Todo eso indica que habría que expropiar a poquísimas personas para que la inmensa mayoría de la sociedad pudiese vivir decentemente.

Efectivamente, hay una forma de acabar con los “desequilibrios presupuestarios” y los “déficit excesivos” realmente eficaz y, además, en beneficio de la gran mayoría de la sociedad: nacionalizando todo el sistema financiero y las empresas estratégicas bajo control obrero y poniendo en marcha un plan de inversiones y producción al servicio de la mayoría de la sociedad.

Con los medios de producción en manos de los trabajadores y al servicio de la mayoría de la sociedad, el desarrollo económico, social y cultural daría un salto de gigante. Nada impediría que todo el mundo pudiera trabajar en buenas condiciones y con un trabajo decente; que cada avance técnico redundase en más tiempo libre para desarrollarnos en todo el potencial que nos brinda nuestra condición humana, que es infinito.

La teoría marxista y la lucha por el socialismo están más vigentes que nunca. Además de tener la razón de nuestra parte, la clase trabajadora tenemos la fuerza para poder imponerla, aunque éste es otro tema. Terminemos esta sintética exposición sobre la crisis capitalista con una frase de Engels en su obra Anti-Dühring: “En la sociedad capitalista los medios de producción no pueden ponerse en movimiento más que convirtiéndose previamente en capital, en medio de explotación de la fuerza humana de trabajo. Esta imprescindible condición de capital de los medios de producción y de vida se alza como un espectro entre ellos y la clase trabajadora. Ella sola es la que impide que se engranen la palanca material y la palanca personal de la producción; ella es la que no permite a los medios de producción funcionar y a los obreros trabajar y vivir. De una parte, el régimen capitalista de producción revela, pues, su propia incapacidad para seguir rigiendo estas fuerzas productivas. De otra parte, estas fuerzas productivas acucian con intensidad cada vez mayor a que se liquide la contradicción, a que se les redima de su condición de capital, a que se les reconozca, efectivamente, su condición de fuerzas productivas sociales”.

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