“La emancipación del proletariado debe ser obra del proletariado mismo”
He aquí un camarada necesario siempre, uno de esos que en la teoría y la práctica son únicos y colectivos, que en la amistad y en el debate son firmes y férreos, que no regatean tiempo y talento a las necesidades revolucionarias… Su obra es acción e ideas que constituyen bases revolucionarias indispensables en la dialéctica para la transformación socialista de la sociedad… he aquí una obra, pues, indispensable en lo concreto, obra de un camarada pleno, a toda hora, empeñado en ser revolucionario íntegro sin glamour y sin snobismos.
Engels es ese tipo de revolucionario con el corazón ardiendo bajo el fuego de razón socialista. Un revolucionario entre relámpagos de futuro, con su reloj histórico afinado a punta de inteligencia y entre ramos de estrellas que anuncian el triunfo obrero más temprano que tarde. Un revolucionario socialista de magnitud implacable, una voz científica como nido de golondrinas. Un vertedero de abrazos fraternales… un amigo poderoso como un sonrisa, como un torbellino… amigo cierto y certero forjado en el lecho del torrente socialista. Su inteligencia es un vientre que despliega coordenadas revolucionarias en el abanico de las luchas obreras. ¡Memoria eterna a Federico Engels, gran luchador y maestro del proletariado[1]!
Engels es un revolucionario transparente que deja entender la riqueza de la teoría marxista como herramienta magnífica para la práctica revolucionaria que transformará al mundo. “El socialismo no es una invención de soñadores, sino la meta final y el resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas dentro de la sociedad contemporánea¨ [2]. La obra de Engels es inspiración organizadora capaz de ver que el socialismo es inevitable; que es nuestro próximo salto genial, el salto cualitativo de la humanidad hacia su historia emancipada y plena. Uno ve bien claro, con Engels, cómo la humanidad se liberará de todo lo que la humilla y explota, cómo la humanidad se hará dueña de sí pero no por “obra y gracia” de las “buenas voluntades”, sino triunfando en la lucha de clases como proletariado organizado hacia el socialismo. Engels entendió la lucha de clases como una fuerza vital en desarrollo dialéctico, en el corazón y en la razón de los trabajadores que, día con día, impulsan un movimiento mundial decisivo. Ese es su legado, su poesía y su ejemplo. Imposible ignorarlo, imposible no agradecerlo.
Engels supo que no triunfará el socialismo sin una lucha enamorada, consciente, profunda y promisoria. Que no triunfará el socialismo sin una economía e industria poderosa y rica, bajo control obrero. Luchó para hacer visible el socialismo como camino para terminar con la “propiedad privada” y para fundar una solidaridad consciente de su fuerza al calor de la planificación colectiva, económica, política, simbólica… supo Engels que triunfará el socialismo como conocimiento, conciencia y acción capaz de superar todo aquello que aliena, explota y posterga a las sociedades. “He aquí por qué el nombre y la vida de Engels deben ser conocidos de todo obrero; he aquí el motivo de que insertemos en nuestra recopilación, que, como todo lo que editamos, tiene por objeto despertar la conciencia de clase de los obreros rusos, un esbozo sobre la vida y la actividad de Federico Engels, uno de los dos grandes maestros del proletariado contemporáneo” [3]. Lenin.
Engels pone todo al servicio de la revolución socialista que es la aurora de mil cosas nuevas. La sabe necesaria para alcanzar un mundo sin canalladas. La fuerza de sus convicciones también se hace fundamental al prodigarse como un rocío matinal sobre los campos fértiles de la revolución comunista… y qué es si no poesía el Manifiesto que firmó con Marx… y qué si no poesía socialista es ese espíritu que recorre el mundo y recorre las avenidas del corazón con su aire fresco de revolución como bandada de pájaros insurrectos.
Engels entendió la marcha dialéctica de la humanidad hacia el socialismo con inteligencia, rigor, conocimiento, audacia, seguridad… desde una mirada científica abierta, crítica, sin condescendencias. Se trata de un filósofo revolucionario siempre en combate, un luchador fraternal y en combate. Combate poderoso de la teoría y la práctica para que la humanidad se ayude a transformar el mundo y no sólo a interpretarlo.
La obra de Federico Engels nos da entrada a un proceso donde se alista la humanidad para avanzar hacia su futuro esta vez dueña de sí. Hay que recordarlo a cada paso. La contribución de Engels es un acto de amor y poesía como rayo de sol cuyo fulgor enlaza los brazos obreros con las ideas socialistas en una diligencia de relámpago que hará posible dar pasos definitivos a una era nueva de la humanidad libre de opresiones. Esa es su magnificencia y su legado.
El Socialismo se nutre también entre un murmullo de revoluciones y no da tiempo para preguntar si es oportuno o no a ésta hora. El Socialismo se hace con la dialéctica de las manos y el trabajo des-alienado. El Socialismo tiene el modo de las criaturas humanas que lo impulsan como una fiesta de fiestas a nivel del corazón y la razón. El socialismo en una constante de voces que tienen color de futuro a todas horas, es una constante dialéctica plagada con canciones de esperanzas y certezas que conjuran dudas y peligros sin dejar de estar alertas. El Socialismo deja paso a lo mejor de la especie humana que se impulsa a pesar de ciertas fatigas… y se hace con las manos como el amor y otras cosas. Ese es el Socialismo de Federico y de Carlos, amigos del alma.
Los trabajadores del mundo hemos de saber, a toda costa, con todos los medios disponibles, que nuestro único futuro digno es el socialismo; que no somos una clase condenada a sufrir eternamente, que nuestra situación, por miserable que sea, puede ser transformada si nos impulsamos inconteniblemente hacia adelante y luchamos por nuestra emancipación definitiva, que para eso los trabajadores sólo podremos ayudarnos a nosotros mismos. Estas son las ideas fundamentales de Federico Engels, ese es su regalo y nuestro tesoro de lucha.
El socialismo tendrá por finalidad eso que pensó Engels o será nada: que el Trabajo sea dignidad definitiva con alas de riquezas definitorias… riquezas de todo orden que puedan entremezclarse y por las que ascienda la humanidad plena de volutas joviales, divertidas y enamoradas para dejar atrás, dialécticamente, su prehistoria dolorosa. Dialéctica del trabajo emancipado como un cuerpo creado para el amor… como un cuerpo social fraterno cuyo vientre se preña con luchas revolucionarias bajo la verdad inmensa de miradas con extensión absolutamente socialista… para siempre. Cuerpo preñado con revoluciones permanentes.
“Engels siempre, y en general con toda justicia, se posponía a Marx. "Al lado de Marx -escribió en una ocasión a un viejo amigo suyo- me correspondió el papel de segundo violín". Su cariño hacia Marx mientras éste vivió y su veneración a la memoria del amigo muerto fueron infinitos. Engels, el luchador austero y pensador profundo, era hombre de una gran ternura [4]” . Engels dio instrucciones para que a su muerte su cuerpo fuera incinerado y sus cenizas arrojadas al mar en Beachy Head en el sur de Inglaterra. No quería ningún monumento [5]. Dijo de Marx lo que aquí ahora decimos de él: “Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra [6]”. F. Engels
NOTAS
[1] V.I. Lenin Otoño de 1895 www.engels.org/marxismo/marxis1/marx1.htm
[2] V.I. Lenin Otoño de 1895 www.engels.org/marxismo/marxis1/marx1.htm
[3] www.engels.org/marxismo/marxis1/marx1.htm
[4] http://www.engels.org/
[5] www.engels.org/libr/razon/raz_0_2.htm
[6] Frase final del Discurso pronunciado en inglés por F. Engels, en el cementerio de Highgate, el 17 de marzo de 1883.