Forca Sindical (Brasil) y CC.OO. (España) auspician un acto con el golpista venezolano Manuel Cova e
Finalmente, la indignación de una buena parte de los asistentes al acto que, atraídos por el slogan del mismo (“Globalizar la lucha por un mundo mejor”), descubrían asombrados la presencia de Cova en el mismo y escuchaban sus calumnias y demagogia contra el proceso revolucionario venezolano, obligaron a la suspensión del acto y al abandono del dirigente contrarrevolucionario de los espacios del FSM.
Un poco de memoria
Hay que recordar que Manuel Cova es uno de los principales portavoces de la oposición contrarrevolucionaria venezolana y era uno de los dirigentes que acompañaban en la dirección de la CTV a Carlos Ortega cuando apoyó y participo en el golpe de estado contra el gobierno democráticamente elegido de Hugo Chávez.
Los líderes de la CTV, uno de los sindicatos más burocratizados y corruptos de Latinoamérica, apoyaron el golpe fascista encabezado por Pedro Carmona Estanga el 11 de abril de 2002 que costó la vida a varias decenas de venezolanos. Carmona, con el apoyo entusiasta de Ortega, Cova y demás dirigentes cetevistas, quienes -en “Santa Alianza” con los empresarios- apoyaron el golpe, no sólo disolvió por decreto al gobierno de Hugo Chávez - democráticamente elegido por el pueblo venezolano- y recluyó al propio Chávez, sino que suspendió todas las garantías constitucionales, disolvió la Asamblea Nacional (parlamento), también elegido democráticamente, e incluso decidió cambiar el nombre del país (que según la Constitución aprobada por los venezolanos era el de República Bolivariana de Venezuela) por el de República de Venezuela. Esa misma noche los contrarrevolucionarios venezolanos empezaron a perseguir y atacar a distintos dirigentes y militantes bolivarianos. Sólo la movilización masiva de los trabajadores, desempleados y las capas más pobres de la población impidió el éxito del golpe contrarrevolucionario y devolvió a Chávez al poder.
Posteriormente, la cúpula mafiosa que rige la CTV apoyó el paro patronal organizado por la confederación empresarial venezolana durante diciembre de 2002 y enero de 2003. Este paro tenía por objeto paralizar la producción petrolera, principal fuente de divisas del estado venezolano, con el fin de sembrar el caos y la desolación en la sociedad y la economía venezolana. Las víctimas del paro fueron los trabajadores y los sectores más pobres que se vieron privados durante los meses navideños de los bienes más preciados, incluido el combustible. Pero, una vez más, el paro golpista fue derrotado por la movilización de las masas.
Los trabajadores petroleros tomaron junto a las comunidades organizadas y sectores del ejército que apoyaban el proceso revolucionario los principales centros petroleros y los pusieron a funcionar bajo el control de los trabajadores. Los militantes de base de centenares de sindicatos de todo el país denunciaron entonces como golpista a la dirección de la CTV. Muchos rompieron con la mafia burocrática que dirigía el sindicato, en otros casos los trabajadores decidieron constituir nuevos sindicatos de base que de verdad les representasen y enterrar a la corrompida y putrefacta dirigencia pro-capitalista y pro-imperialista de la CTV.
Desde entonces, la CTV no ha levantado cabeza. Si ya desde hace décadas era un sindicato dirigido por una casta enormemente burocratizada y alejada del sentir de los trabajadores, hoy es un cascarón vacío. Un síntoma de la debilidad y aislamiento de los burócratas contrarrevolucionarios que lideran la CTV es que, a pesar de sus denuncias contra Chávez y la revolución bolivariana, no han sido capaces de organizar ninguna movilización seria en ningún sector laboral del país durante los últimos años. La CTV hoy no es más que una agencia financiada y utilizada por la CIA y el imperialismo estadounidense con el fin de intentar dar una cobertura “sindical” a sus ataques contra la revolución venezolana e intentar difundir sus calumnias contra Chávez y el proceso revolucionario bolivariano más fácilmente entre sectores del movimiento sindical internacional poco familiarizados con la realidad venezolana.
El certificado de defunción de la CTV fue sellado por los propios trabajadores venezolanos el pasado 1 de mayo de 2005, cuando en la manifestación contra las supuestas violaciones de la libertad sindical en Venezuela la cúpula cetevista apenas logró reunir a unos pocos centenares de manifestantes (en su mayor parte ni siquiera trabajadores sino sectores de clase media y alta movilizados por los partidos de la oposición golpista). Mientras, la nueva central sindical constituida por los sindicatos que apoyan el proceso revolucionario, la UNT, reunía a centenares de miles de manifestantes en Caracas en defensa de la cogestión revolucionaria y en lucha por el control obrero y el socialismo.
Aunque el golpista se vista de seda…
Un ejemplo evidente de la enorme debilidad de la burocracia cetevista, de su carácter contrarrevolucionario y de la baja catadura moral de sus líderes es la conversación grabada hace más de un año, y difundida entonces por medios informativos revolucionarios como Aporrea y otros, en la que el propio Manuel Cova (entonces ya Secretario General de la CTV) y el hoy convicto Carlos Ortega (Presidente de la organización) reconocían la imposibilidad de movilizar a la desanimada base social de la contrarrevolución y clamaban por una dictadura que durase “al menos quince años”, impusiese “mano dura” en el país y “aplastase a los chavistas”.
Estos son los “sindicalistas” por cuyos derechos y libertades –supuestamente amenazados, según ellos dicen- se preocupan tanto algunos dirigentes de Comisiones Obreras y de UGT. Estos son los "luchadores" a los que “lavan la cara” una y otra vez y a los que siguen ofreciendo foros para su demagogia contrarrevolucionaria y golpista, dando cancha a las calumnias con las que intentan desprestigiar el proceso revolucionario que se vive en Venezuela.
Porque ése y no otro era el objetivo de la participación de Cova en el acto organizado por Forca Sindical en el marco de este IV Foro Social mundial celebrado en Caracas. Para comprender porqué decimos esto es necesario recordar al lector menos conocedor de la historia reciente venezolana algunos antecedentes importantes.
Tras la derrota de la oposición contrarrevolucionaria en el referéndum del 15 de agosto de 2004, en el cual Chávez fue ratificado con el mayor apoyo popular jamás alcanzado por ningún presidente venezolano, un sector decisivo del imperialismo impuso un cambio en su táctica contrarrevolucionaria y golpista. Aunque algunos sectores más recalcitrantes del imperialismo, y la mayor parte de los dirigentes políticos la oposición venezolana, intentaron resistirse, los sectores decisivos decidieron reconocer la victoria de Chávez. La causa fundamental de esta actuación era que no se daban las condiciones para una nueva ofensiva golpista o un intento de fraude. Haberlo intentado habría provocado una respuesta popular masiva y muy probablemente una radicalización aún mayor de la revolución.
Desde entonces su principal táctica es la de combinar el saboteo económico con la utilización de los sectores más a la derecha de la dirigencia bolivariana con el fin de intentar frenar el avance de la revolución mediante la negociación. Al tiempo, siguen manteniendo -con diferentes niveles de intensidad según el momento- la campaña de calumnias, injerencias y agresiones contra la revolución bolivariana.
La nueva táctica desestabilizadora de la Oposición (o “los mismos perros con otros collares”)
Como analizamos en diciembre de 2005, la oposición –animada por la camarilla imperialista de la Casa Blanca- decidió retirarse de las elecciones a la Asamblea Nacional del 4 de diciembre porque sabía que su debacle iba a ser estrepitosa. Junto a ello, parece evidente que -al menos el sector que en estos momentos dirige la política del imperialismo estadounidense- ante el crecimiento del apoyo a Chávez en toda América Latina y la emergencia de la revolución venezolana cada vez más claramente como un referente continental e incluso mundial, había decidido intensificar la agitación contra esta y empezar a preparar las condiciones que les permitan recuperar la iniciativa política y volver a lanzar una ofensiva fuerte contra Chávez lo antes posible.
Por ahora no pueden pasar directamente a la ofensiva abierta y lo que intentan es desprestigiar a Chávez en dos frentes. El primero, cuestionando a nivel internacional su legitimidad democrática y presentándolo como autoritario, irrespetuoso con las libertades, etc. En esta dirección se inscribe el montaje sobre las supuestas declaraciones antisemitas de Chávez –que ,como se ha demostrado, no ha sido más que una burda maniobra contrarrevolucionaria-; la idea –falsa para que cualquiera que conozca mínimamente la realidad venezolana- de que no hay “pluralidad política” en Venezuela o libertad de expresión (cuando el 90% de los medios escritos y todas las televisoras y radios privadas en Venezuela son descaradamente antichavistas) o las denuncias de falta de libertad sindical, realizadas por Cova en distintos foros internacionales.
El segundo frente de actuación de la contrarrevolución en esta campaña de demagogia y desprestigio creciente es el de intentar, con ayuda de sectores de la socialdemocracia y la burocracia sindical internacional, “lavar la cara” a algunos de los dirigentes de la contrarrevolución venezolana (entre ellos Cova). Estos dirigentes golpistas, a su vez, intentan aparecer con una crítica menos focalizada en Chávez. Han llegado a la conclusión de que el Presidente Chávez todavía tiene un apoyo masivo entre los venezolanos y que la campaña de ataques personales tan agresivos que han sostenido durante años contra él se volvió en su contra. Ahora pretenden seguir atacando con igual agresividad a la revolución pero por una vía menos directa, utilizando toda una serie de deficiencias que existen, muchas de ellas reales, y que son combatidas por los sectores revolucionarios más ala izquierda -e incluso han sido denunciadas en alguna ocasión por el propio Chávez pero sin que se hayan tomado las medidas necesarias para erradicarlas- (desidia e ineficiencia burocrática, corrupción, etc.) Su objetivo es desprestigiar al proceso revolucionario y al propio Chávez como figura a la que las masas ven como máximo dirigente de la revolución.
A todo ello unen problemas fabricados por ellos mismos y por supuesto la crítica mordaz de las contradicciones económicas y sociales que su propio saboteo contrarrevolucionario y la incapacidad del sistema capitalista que defienden ocasiona. El objetivo es presentar la gestión del gobierno bolivariano como la responsable de todos los males sociales y que al cabo de un tiempo esto pueda sembrar la desesperación y el escepticismo entre una parte de la base social de la revolución.
Pretenden utilizar los enormes problemas que siguen sufriendo los trabajadores venezolanos para erosionar la base social del proceso. E intentarán utilizarlos aún más en el futuro si los revolucionarios no logramos solucionar definitivamente estos problemas completando la revolución mediante la expropiación de los principales bancos del país, los monopolios y los latifundios bajo control obrero y forjando un nuevo estado revolucionario basado en la elegibilidad y revocabilidad de todos los cargos por asambleas de los trabajadores y los sectores populares que sustituya al viejo estado burgués en descomposición.
El sentido del bajo perfil que han adoptado durante los últimos meses dirigentes como el propio Cova, quienes de un discurso abiertamente golpista han pasado a una crítica menos directa y frontal pero igual de demagógica y destructiva hacia el proceso revolucionario venezolano, es intentar preparar las condiciones para esa nueva ofensiva contrarrevolucionaria.
Cova afirmaba, por ejemplo, en la rueda de prensa previa a su acto del 29 de enero en el Caracas Hilton que “un gobierno puede declararse de izquierdas o incluso serlo pero eso no le da derecho a vulnerar la libertad y la independencia de los sindicatos”. Obviamente es un lenguaje distinto del de aquella conversación privada en la que pedía una dictadura que aplastase el chavismo o incluso de las reiteradas declaraciones públicas agresivas y golpistas que ha utilizado en otros momentos. ¿Significa eso que ha cambiado? No, sus objetivos e ideas son los mismos, lo único que ha cambiado es la táctica que emplea para conseguirlos.
Las protestas de los participantes en el FSM obligan a suspender la intervención contrarrevolucionaria de Cova
La intervención de Cova en el acto organizado por FS y apoyado por CC.OO. en el marco del FSM fue bien ilustrativa de esto que afirmamos. Tras presentarse como “casi un anfitrión del FSM”, Cova se mostró muy preocupado por la pobreza en el mundo y los efectos de la globalización, esa misma globalización y pobreza con la que, por supuesto, los capitalistas venezolanos y los representantes del imperialismo con los que Cova y la CTV van de la mano en las distintas coordinadoras y movilizaciones golpistas en las que ha participan no tienen nada que ver.
A continuación, tras aprovechar para subrayar todo lo que pudo el desastre del viaducto que une Caracas con La Guaira y de paso alimentar indirectamente la sensación de que todo e Venezuela es un caos y el gobierno es el responsable, Cova se dedicó a lanzar sus consabidas denuncias sobre la injerencia del gobierno bolivariano en los sindicatos y la “falta de libertad sindical”. Como es habitual, no pudo aducir ni un solo ejemplo, ningún dato ninguna prueba; por la sencilla razón de que las mismas no existen.
También criticó el líder golpista algunos aspectos de la situación social venezolana atribuyéndolos por supuesto de un modo más o menos explícito únicamente a la responsabilidad del gobierno actual. Estas declaraciones provocaron la perplejidad de una parte del auditorio de algo menos de 100 personas que las escuchaba. Este auditorio estaba compuesto en una parte por gentes traídas por la propia CTV para jalear al líder golpista ante las cámaras de las televisoras escuálidas y explotar mediáticamente su “participación” en el FSM. Estos “seguidores”, tal y como luego se demostró, también tenían encomendada la misión de protegerlo de las previsibles iras populares. Sin embargo, otra parte de los asistentes eran participantes en el FSM, en su mayor parte extranjeros, que -como quiera que en la entrada del acto se anunciaba simplemente un debate sindical para “globalizar la lucha por un mundo mejor” y luchar por una supuesta “globalización sin exclusión” y no había ninguna referencia a la presencia de Cova- entraron por curiosidad en la sala a escuchar.
Muchos de estos asistentes salían preguntando quien era aquel panelista, mostrando su sorpresa e indignación por la presencia de un golpista en el FSM en cuanto los venezolanos presentes les informaban de quien era. Varios militantes de la Corriente Marxista Revolucionaria (CMR) de Venezuela, que tenían una mesa con libros marxistas y estaban vendiendo su periódico El Topo Obrero cerca de esa sala, en cuanto descubrieron la presencia de Cova, empezaron a distribuir volantes a la gente que se encontraba en los alrededores informando de quien era el que estaba hablando y la indignación ante la presencia de Cova iba en aumento, expresándose en que distintos militantes de la izquierda revolucionaria tanto venezolana como internacional presentes empezaron a gritar vivas a Chávez y consignas contra el golpismo y la contrarrevolución. Esto provocó una respuesta airada y agresiva de algunos de los miembros de la CTV, que llegaron a agredir físicamente a varios camaradas.
Cuando varios de los asistentes al acto, indignados por las calumnias que estaban escuchando, y sabiendo quién era realmente la persona que las realizaba, intentaron protestar por el hecho de que se utilizara el marco del VI Foro Social Mundial para lavarle la cara a un golpista como Cova y permitirle continuar con su labor contrarrevolucionaria fueron brutalmente agredidos también por estos cabilleros (matones a sueldo de la burocracia cetevista). Esto provocó que la noticia de la presencia de Cova se extendiese a las salas contiguas y que varias decenas de asistentes al FSM se movilizasen contra la actuación gangsteril de los contrarrevolucionarios, lo que les obligó a salir corriendo. Esto demuestra que las bases revolucionarias todavía están vigilantes y que a los golpistas les va a costar borrar su pasado y encontrar audiencia para su demagogia. Pero también puso en evidencia que hay sectores y organizaciones dentro del FSM que parecen no tener nada claro de que lado de la barricada están.
La responsabilidad de los dirigentes de Forca Sindical y Comisiones Obreras
La presencia de un destacado golpista y enemigo de la clase obrera como Manuel Cova en un acto organizado por Forca Sindical y con apoyo de CC.OO. no es una excepción. Los dirigentes de CC.OO. y UGT (y de otros sindicatos) ya han prestado en otras ocasiones la autoridad que les confieren sus siglas, y la historia de lucha contra la dictadura franquista que protagonizaron los miles de jóvenes y trabajadores que durante décadas construyeron estas organizaciones sindicales, para que los dirigentes golpistas de la CTV las utilicen como paraguas político con el que disfrazar su trayectoria golpista e intentar aparecer a escala internacional como sindicalistas perseguidos.
Joseba Echeverría, responsable de relaciones internacionales de la UGT (quien iba a hablar en el acto con Cova en el FSM pero, según se explicó al inicio del acto, tuvo que salir para España) se entrevistó ya con los portavoces de la golpista Coordinadora Democrática en marzo de 2003, poco después de organizar estos el salvaje paro patronal. Entonces estos visitaron España como parte de su campaña mediática internacional de desestabilización contra el gobierno venezolano democráticamente elegido. Echeverría, junto a algunos dirigentes del PSOE como Txiki Benegas y -lo que resulta bastante más comprensible- del PP ,como Vidal Cuadras, recibieron a estos golpistas y mostraron su preocupación por el supuesto enfrentamiento civil que según ellos tenía lugar en Venezuela (hay que recordar que en esos momentos el imperialismo intentaba cuestionar la legitimidad del gobierno venezolano y presentaba la situación en Venezuela prácticamente como la de un conflicto civil el cual el gobierno sólo era una de las partes y no la representación legítima elegida en las urnas por los venezolanos).
Con posterioridad, dirigentes de CC.OO y UGT participaron en el Foro Sindical de las Américas, donde se aprobó una nueva declaración calumniosa y hostil para la revolución bolivariana, así como en otras actividades organizadas por la CTV en las cuales se vertieron falsas acusaciones contra el gobierno venezolano. Los dirigentes de la CTV han utilizado en repetidas ocasiones esa presencia de sindicatos obreros de otros países para intentar dar legitimidad y una cobertura más o menos progresista a sus actividades contrarrevolucionarias. En las publicaciones de CC.OO y UGT no consta ninguna declaración desmarcándose de la agitación reaccionaria de la CTV.
Cuando en el último Congreso confederal de CC.OO, el camarada de la Corriente Marxista “El Militante” Andrés de las Heras , en representación del sector crítico del sindicato, presentó una resolución en solidaridad con la revolución bolivariana, en apoyo a la central clasista UNT y rechazando el apoyo a los golpistas de la CTV Javier Doz, miembro de la mayoría oficialista que dirige el sindicato y responsable de relaciones internacionales de CC.OO. reprodujo una buena parte de las calumnias que diariamente lanzan el imperialismo y la oposición golpista venezolana para justificar sus acciones contrarrevolucionarias.
Por una postura de clase hacia la revolución bolivariana
Muchos afiliados a CC.OO. pensaban que la cesión del local del sindicato para el histórico acto con Chávez en Madrid y la presencia de dirigentes del sindicato en diversos actos con Chávez y otros dirigentes bolivarianos significaba que el sindicato había abandonado esta postura de connivencia y apoyo más o menos disimulado a la oposición venezolana.
Sin embargo, a muchos de los que participamos o hemos participado en CC.OO y UGT y conocemos con qué ideas y en qué condiciones fueron construidos estos sindicatos se nos caía la cara de vergüenza al ver a dirigentes de los mismos acompañando a aquellos han intentado (y siguen intentando) derribar mediante un golpe de estado al gobierno democráticamente elegido por el pueblo venezolano e imponer una dictadura brutal a los trabajadores venezolanos. Los afiliados de CC.OO y UGT deben exigir un debate serio en el seno de los dos sindicatos sobre la revolución bolivariana y demandar a los dirigentes de cada sindicato que cese el apoyo a los sectores más derechistas y reaccionarios de la sociedad venezolana.
En este mismo foro celebrado el 29 de enero en Caracas se volvió a repetir la historia del apoyo de los dirigentes sindicales españoles a la oposición venezolana. Abrió el foro un dirigente de Forca Sindical de Brasil presentando al líder golpista como un luchador, un sindicalista comprometido en lucha contra la pobreza y las peores consecuencias de la globalización. El acto mismo se organizó bajo el lema “Por una globalización sin exclusión social” y con el lema “Globalizar la lucha por un mundo mejor” aunque Cova se dedicó fundamentalmente a verter acusaciones -directas a veces, en otras veladas (siempre sin pruebas)- contra el gobierno bolivariano.
Tanto el portavoz de Forca Sindical como Laureano Cuerdo, responsable para América Latina de CC.OO., saludaron efusivamente la presencia de Cova, felicitándose por lo importante que era el diálogo social y sindical en Venezuela (¿diálogo con quien? ¿con los que organizan golpes de estado y piden mano dura contra el pueblo? ¿Es esa la democracia y la libertad que defienden los dirigentes de estos sindicatos?).
También reclamaron de forma entusiasta libertad sindical en Venezuela. Pero ¿qué significa esto? ¿Consideran los compañeros dirigentes de CC.OO y FS que en Venezuela no hay libertad sindical? En ese caso deberían decir cuándo y dónde se ha violado la misma, presentar pruebas concluyentes, explicarlo a los afiliados de sus sindicatos y organizar una lucha internacional contra esas prácticas. Sin embargo, ni aquí ni en ningún lugar lo han podido hacer por la sencilla razón de que en Venezuela no hay ninguna violación de la libertad sindical. Formular una denuncia "en general" sin dar ningún dato ni ofrecer ninguna prueba de lo que se critica no es una postura política ni sindical sino que pertenece al terreno del “calumnia que algo queda”, precisamente uno de los elementos de la táctica que el imperialismo y la contrarrevolución, como decíamos, intentan potenciar en estos momentos.
Por otra parte, los dirigentes de Forca Sindical y CC.OO., centrales sindicales ambas de países en los que los trabajadores sabemos muy bien lo que representa una dictadura, deberían explicar a sus bases qué significa para ellos la libertad sindical. ¿Es libertad sindical que unos dirigentes sindicales corruptos y burocratizados decidan apoyar, yendo de la mano de los empresarios, un golpe militar que encarcela al Presidente democráticamente elegido de su país y suspende todas las garantías constitucionales? ¿Estaban ejerciendo los dirigentes sindicales de la CTV la libertad sindical cuando decidieron apoyar el lockout patronal organizado por Fedecámaras- la organización empresarial venezolana- que condenó a miles de trabajadores a pasar hambre, penalidades y todo tipo de privaciones durante las fechas navideñas de 2002-2003?
Por cierto, a pesar de esos graves hechos, la CTV sigue siendo una organización legal, ninguno de sus actos ni movilizaciones ha sido prohibido y el único de sus dirigentes encausado por estas acciones golpistas es su Presidente Carlos Ortega, quien -como ha sido probado ante los tribunales de justicia- fue uno de los organizadores de las diferentes tentativas de golpe de estado y ha aparecido públicamente llamando a la eliminación violenta de Chávez y al aplastamiento del proceso revolucionario. Denunciar el encarcelamiento de Ortega como violación de la libertad sindical es como si alguien hubiese dicho en España en 1981 que encarcelar al golpista Tejero era una violación de la libertad de expresión.
En Venezuela no hay un solo detenido por expresar sus ideas. Es más, gente que en España -con la Constitución en la mano- estaría en la cárcel, ya que han llamado públicamente a derrocar e incluso asesinar al jefe de estado o han insultado a este gravemente, permanecen libres. El propio Manuel Cova puede seguir lanzando sus calumnias libremente por los medios de comunicación golpistas – que son casi todos los medios de comunicación privados- siempre que le apetece. Más que falta de libertad, muchos militantes de CC.OO., UGT y de otras centrales sindicales obreras del mundo estarán de acuerdo con nosotros en que lo que hay es libertinaje sindical y una actuación contraria a los intereses de la clase obrera que no se debería seguir permitiendo. Desde luego, los dirigentes de CC.OO no deberían seguir animándola y aplaudiéndola.
Desde la campaña de solidaridad con la revolución venezolana “Manos Fuera de Venezuela” y la Corriente Marxista Revolucionaria de Venezuela (CMR), organización hermana de El Militante, llamamos a los afiliados de CC.OO. y UGT a dirigirse a las Ejecutivas Confederales de ambos sindicatos para exigir que los departamentos de relaciones internacionales -y en particular los que se encargan de América latina- cesen de forma inmediata sus relaciones de apoyo a los golpistas de la CTV y dejen de prestar las siglas del sindicato, prestigiadas por el sufrimiento y la lucha de millones de compañeros, para que los golpistas venezolanos puedan dar un barniz democrático y sindical a su propaganda contrarrevolucionaria.