En el mes de marzo la Fundación Federico Engels publicará el libro Recuerdo de Lenin que abarca el periodo que transcurre desde 1893, cuando Lenin llega a Petersburgo y conoce a Krúpskaya, hasta el año 1907, en que comienza su segunda emigración en Ginebra tras la derrota de la Revolución de 1905. Nadia Krúpskaya, la compañera y mujer de Lenin, escribió este libro diez años después de la muerte del líder bolchevique, ocurrida en enero de 1924.
La primera edición en lengua española de este libro se publicó en 1937 —en plena revolución social y guerra contra el fascismo— y hace casi 40 años, en 1976, se editó por última vez en el Estado español, coincidiendo con el momento de apogeo de la lucha de la clase obrera contra la dictadura franquista.
La presente edición también coincide con un periodo histórico de singular importancia. Nos encontramos inmersos en la crisis del capitalismo mundial más profunda y prolongada desde los años treinta, que afecta de forma especialmente virulenta a la economía y la sociedad española y que ha provocado el mayor movimiento de protesta social desde la caída de la dictadura. Por tanto, en tiempos de profunda sacudida política como los actuales, es muy necesario que la nueva generación de jóvenes revolucionarios tenga la oportunidad de conocer, de primera mano, la vida y la acción política de una de las figuras más importantes del movimiento marxista, y que lideró la revolución social más radical y profunda que ha conocido la historia.
La obra de Krúpskaya, veterana bolchevique, nos habla de cómo era Lenin y su manera de abordar la lucha política, de cómo escribía y trabajaba, de lo que le interesaba, de sus gustos literarios, amistades y relaciones con compañeros y colaboradores, de su familia, de las muchas noches de insomnio, de sus paseos por los barrios obreros de Londres… A lo largo de todo el relato, Krúpskaya ensambla los hechos y detalles de la cotidianidad de Vladímir Ilich, con su principal proyecto vital: la construcción del partido revolucionario. Todas sus vivencias y avatares quedan enmarcados por el común denominador de un trabajo político que condicionará toda su existencia sin excepción; desde su encarcelamiento y deportación a Siberia, sus viajes y exilio, los cambios de domicilio e identidad, las distintas ciudades donde vivió, Múnich, Londres, París, Ginebra, Petersburgo, hasta sus amistades y aficiones personales.
Una vida entregada a la construcción del partido revolucionario
La vida de Lenin es la crónica del combate por el partido revolucionario en Rusia, de sus tremendas dificultades por la falta de medios y la dura represión del zarismo, de la ilusión por las personas que se incorporan a la causa y también de la decepción por las renuncias y abandonos. Krúpskaya, pedagoga de formación, mantiene este hilo conductor a lo largo de todo el relato y lo lleva hasta el extremo, especialmente en la parte final, en los apéndices del libro, donde Recuerdo de Lenin se transforma en un verdadero instrumento de pedagogía militante, que al modo leninista aborda cuestiones candentes, útiles, vitales para todo revolucionario en su trabajo político práctico.
Cómo trabajaba Lenin, cómo se dirigía a los obreros, cómo enseñaba a hablar y escribir a los revolucionarios, cómo fundamentaba obsesivamente sus trabajos sobre datos constatados, la rapidez de lectura y escritura, la necesidad de anotar y comprobar todo no fiando a la memoria lo que debía ser registrado y archivado, cómo estructuraba sus escritos, la preocupación constante por transmitir el programa a los trabajadores de la forma más clara y directa posible, sin elevarse innecesariamente pero sin caer en la vulgarización.
Cuáles eran sus métodos de lucha, cómo enfocaba los debates sobre las cuestiones de fondo, sobre los principios, la importancia de los congresos para decidirlo todo sin ninguna limitación personal ni organizativa, la lucha por editar un periódico que sirviera de centro organizador del partido, de la importancia de su comité de redacción, de la necesidad de “pesar cada palabra” impresa, de la difusión clandestina de las publicaciones y de la literatura revolucionaria.
Krúpskaya refuerza el relato personal y vital de Lenin con todas las grandes cuestiones que surgieron a lo largo de esa primera fase de lucha ideológica contra los liberales, los populistas y los “economistas” para crear los primeros núcleos socialdemócratas, la fundación del partido, los problemas organizativos, sus primeros congresos, la división entre bolcheviques y mencheviques a partir del programa y la táctica empleada durante la Revolución de 1905.
Así consigue Krúpskaya construir una visión de conjunto donde todos los elementos interactúan. Pero dentro de esta visión global, el rasgo que predomina y destaca sobre todos es la personalidad de Lenin, su actitud frente a las tareas y problemas que surgían, su fuerza de voluntad, su dedicación completa a cada labor por sencilla que fuera, su disposición total, bien para escribir una obra teórica de enjundia o para estar tres días en la imprenta si era necesario para publicar a tiempo una hoja de agitación, la pasión que transmitía a los que le rodeaban, sus noches en vela, su estado de nervios y el desgaste personal ante el cúmulo de responsabilidades.
Krúpskaya describe la vida política y la obra escrita de Lenin, analizando los artículos, libros y escritos, situándolos en su contexto y destacando de ellos el papel que jugaron en su momento. Así habla con pasión del folleto de 1903 A los campesinos pobres, del prólogo de Lenin al libro de Kautsky Las fuerzas motrices de la revolución rusa de 1905, o de los escritos sobre las multas a los obreros en las fábricas. Estas obras bien pudieran incluirse en una futura edición de este magnífico libro que con seguridad no tendrá que esperar otros cuarenta años.
En definitiva, una obra breve y accesible en su forma, por su estilo sencillo y pedagógico, pero importante por la calidad del análisis político con que nos explica y permite comprender la vida del gran revolucionario marxista.