¡Aquí estamos y no nos vamos!

"Quiero que mis hijos sepan que su madre no es una delincuente, quiero que sean tan fuertes como yo. Esto demuestra nuestra fuerza". Benita Olmedo, trabajadora indocumentada




El día de hoy 1 de mayo del 2006 millones de trabajadores en todo el mundo, las noticias de la irrupción de la clase obrera en todos los países son una esperanza para toda la humanidad, hoy más que nunca ha quedado claro que es la clase obrera la única capaz de hacer frente de forma efectiva a la ofensiva que ha emprendido la burguesía para mantener sus beneficios y privilegios a cosa del sudor y la sangre de la población trabajadora y de la vida en el planeta mismo.

En Estados Unidos millones de trabajadores salieron a las calles, la policía de Los Angeles aceptó que un millón 400 mil personas marcharon, 400 mil en Chicago, 75 mil en Denver y cientos de miles en más de 50 ciudades más, es la movilización más grande de la historia reciente de los Estados Unidos y tan sólo semejante a las luchas por los derechos civiles de los negros que estallaron de forma paralela a la lucha contra la guerra de Vietnam, al parecer bajo otras circunstancias luchas semejantes se repiten.

Por supuesto esta lucha tiene raíces que van a la esencia misma del sistema capitalista y que sólo con la superación del mismo tendrán una solución plena El sistema capitalista, especialmente en los países dependientes, ha emprendido una política económica que destruye industrias, cultivos, acaba con el empleo estable y no contenta con eso obliga a vender toda empresa que reditúe beneficios al extranjero.La flexibilización del mercado laboral, que no es otra cosa que la desaparición del empleo estable arrastra a millones de proletarios de los países dependientes al subempleo, la delincuencia o a la paulatina degradación social, en ese marco se crean las condiciones para autenticas bombas de tiempo que en cualquier momento pueden estallar.

El auge económico de los noventas en los países capitalistas avanzados, especialmente en los Estados Unidos se alimento de esta superexplotación para con los trabajadores de países como México. No sólo eso en los mismos países avanzados se emprendía una brutal ofensiva contra los sindicatos y sus conquistas.Ante el absoluto callejón sin salida que representan las políticas que hemos descrito, la cual en el caso de México de expresa nítidamente en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, los trabajadores se han visto en la necesidad de emigrar, particularmente hacía los Estos Unidos, lo cuales desde 1986, época de la ultima legalización masiva a la fecha posee un poco más de 12 millones de trabajadores ilegales de los cuales cerca de 7 millones son mexicanos.

El problema de la migración no es una cuestión al margen de las clases, la burguesía mexicana en los hechos expulsa a cerca de 1. 2 millones de trabajadores al año de los cuales cerca de medio millón logra quedarse a trabajar, el resto es deportada y algunos cientos mueren ha se victimas del desierto, del río, de la policía fronteriza o de los grupos paramilitares llamados Minutemen. Cerca de 500 mexicanos mueren al tratar de cruzar al año, lo que en significa que tan sólo en el gobierno de Vicente Fox, han muerto más mexicanos tratando de conquistar en “sueño americano” que soldados norteamericanos en la guerra de Irak.

Por cierto hay que señalar que la política imperialista en Irak es un reflejo de la política que el gobierno norteamericano emprende también dentro de los Estados Unidos en contra de aquellos que considera sus enemigos. La lucha por los derechos de los inmigrantes debe implicar también la lucha contra el imperialismo que empobrece a los pueblos y sojuzga y oprime a otros.Los trabajadores indocumentados son pieza fundamental de la económica norteamericana, el 17 % de los trabajadores de limpieza, el 24% de los jornaleros agrícolas, el 14% de los obreros de la construcción, el 7% de los del transporte son indocumentados.

Este 1 de mayo quedo demostrado que la economia norteamericana no puede subsistir sin dicha fuerza, son simplemente imprescindibles. Pero, por supuesto, los patrones norteamericanos no desean que adquieran derechos ni que se conviertan en una fuerza que renueve los sindicatos y la vida política norteamericana, dominada por dos partidos burgueses distintos en las formas pero en el fondo igual de reaccionarios.

William Clinton fue el responsable directo de una ley que endurecía los controles en la frontera y permitía la impune represión en contra de los inmigrantes dentro de los Estados Unidos, la famosa “Ley por la Reforma de la Inmigración ilegal y la responsabilidad de los inmigrantes”.El gobierno de Bush ha pretendido ir más lejos, los sectores más reaccionarios con el pretexto de la necesidad de una reforma migratoria ha llevado a la discusión la ley HR 4437 que declara delincuentes a los trabajadores indocumentados. Contra dicha ley, de triste memoria, se alzaron las primeras movilizaciones de marzo, las cuales mostraron que México y América latina no sólo han exportado mano de obra sino seres humanos, cansados de la explotación en sus países y no dispuestos a permitirla en otro, sobre todo cuando por su dimensión numérica y concertación tienen la probada capacidad de articularse como comunidades sociales unificadas en líneas de clase y de nacionalidad.

En suma, México y América Latina, especialmente Centroamérica, han exportado la revolución que ya se gesta en sus países.Los sectores más reaccionarios se quejan de que los inmigrantes marchan con las banderas de sus países de origen y que pretenden ¡cantar en español! Se sienten ofendidos porque no se postran ante el falso Dios del “estilo de vida americano”. Se les olvida que nadie deja el suelo de sus padres y abuelos por gusto y que los símbolos de identidad que en otras circunstancias podrían parecer superficiales adquieren significados más profundos cuando son usados para diferenciarse de aquellos que atentan contra sus intereses. Efectivamente, los trabajadores latinoamericanos se sienten orgullosos de su origen, de su lengua y se su carácter de trabajador.

La burguesía norteamericana no tiene nada mejor que ofrecerles y lo más peligroso es que paulatinamente se dan cuenta que no hay nada que ellos mismos no puedan tomar por la fuerza de su organización y su lucha.En el mes de Abril algunos sectores de la burguesía norteamericana representada por el senador Demócrata Ted Kennedy y el republicano McCain, ante las masivas movilizaciones del mes anterior, se presentaron como los “policías buenos”. Ofrecían la posibilidad de que unos 7 millones de inmigrantes “ regularizaran” su situación a cambio de deportar a otros 3 millones con la promesa de que “podrían reingresar como trabajadores huéspedes”. Mientras, los restantes , unos 2 millones, tendrían que ser simplemente expulsados.

La propuesta presentada como una “concesión” no es más que una burda maniobra para legalizar la expulsión del país de 5 millones de personas sin ninguna seguridad de que podrían regresar. Esto, aparte de ser imposible prácticamente, es todo menos una concesión. No por nada tanto republicanos como demócratas estaban apunto de darle el visto bueno y es probable que a la larga, con la colaboración de las organizaciones de hispanos controladas por la burguesía, lo logren. De hecho grupos como el Consejo Nacional de la Raza, Mexican Legal Defense Fund, la League of United Latin American Citizens, la alta jerarquía católica, entre otros han mostrado su interés por aceptar una propuesta “mediadora” como la que Kennedy y el mismo Bush pretenden dejar pasar. Incluso llamaban a sus propios agremiados a marchar sólo con banderas norteamericanas y a no realizar el paro del 1 de mayo, cuestiones en las que como se ve no lograron ser muy persuasivos.

Los trabajadores mexicanos y inmigrantes de todos los países no podemos dejar que nos engañen, no podemos aceptar la legalización de unos por la deportación de otros. Tampoco podemos aceptar una amnistía parcial. Debemos reivindicar el derecho de todo ser humano al libre tránsito y los Estados Unidos deben garantizar plenos derechos para todos los seres humanos que habiten esas tierras, por lo tanto lo único aceptable para solucionar el problema de los indocumentados serían los plenos derechos ciudadanos para todos los trabajadores. El problema de las fronteras nacionales no es algo que los trabajadores hayamos creado. Las fronteras son un invento de los explotadores para proteger cotos de poder y son un obstáculo que debemos aspirar a destruir.

Por supuesto que así como rechazamos la represión en contra de los trabajadores mexicanos nos declaramos en contra de la represión que el gobierno mexicano implemente en contra de los indocumentados de nuestros pueblos hermanos de Centroamérica.Los trabajadores mexicanos y todos los indocumentados debemos integrarnos a la lucha del conjunto de la clase obrera norteamericana. Debemos impulsar y animar la afiliación a los sindicatos como la AFL-CIO y a todo sindicato nacional proponiendo la unidad de clase en contra de la explotación del conjunto de la clase obrera norteamericana.

Así como hoy los trabajadores han realizado una portentosa demostración de fuerza, los grupos de la ultraderecha y del gobierno se preparan para una contraofensiva. Las bandas fascistas ya han realizado ataques contra jóvenes trabajadores en diversas regiones de Estados Unidos y sin duda sus ataque se recrudecerán aún más. Debemos plantear frentes de defensa en contra los ataques racistas sobre la base de la organización en cada barrio. La forma de cada comité de autodefensa depende de las peculiaridades de la organización en cada región pero es fundamental que se pugne por la acción coordinada y lo más amplia posible.

Hace unos años vaticinabamos que antes que los Estados Unidos pudieran aplastar la revolución en un país de América Latina estarían enfrentando a la revolución dentro de sus propias fronteras. Por supuesto no podemos confundir el primero con el último mes de embarazo pero peor sería negar el hecho mismo de la concepción. En el caso del movimiento de los trabajadores inmigrantes en Estados Unidos, estamos en el principio del principio. Las masas lamentablemente todavía deberán enfrentar agresiones, prejuicios, represión, avances y retrocesos pero no hay duda de que nadie las detendrá.Los trabajadores latinos, negros, blancos y de todas los credos tarde o temprano se unirán como una sola fuerza, entonces será el fin de ese enemigo de la humanidad que es el gobierno norteamericano y el principio de un mundo donde el odio por razones de raza, sexo o credo sea cosa del pasado.

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