El pasado 21 de noviembre fue un día histórico en Colombia, no sólo por el paro nacional convocado bajo la consigna principal de sacar a Duque y su política reaccionaria del país, sino porque ha sido la movilización más importante en los últimos 40 años. El hartazgo de un régimen capitalista manipulado por la oligarquía uribista desató la rebelión de las masas. Los colombianos dijeron ¡No al paquetazo! Denunciando el gobierno de Duque y sus reformas que lo acompañan en su primer año de gobierno, está fue sólo una de las aristas del enojo, de la rabia de las masas colombianas, la que prendió la mecha, pero tras la denuncia de la represión a estudiantes, a profesores, el bombardeo descarado en el campamento que cobró la vida de 8 menores de edad, los más de 100 líderes sociales asesinados, la violencia a las mujeres y a la comunidad LGTB, ha indignado tanto al pueblo colombiano que detonaron la salida de estudiantes, maestros, trabajadores, campesinos, líderes sociales, mujeres, etc., para salir a las calles, decidieron parar y pararon la actividad económica hasta en un 50% pararon a lo largo del país, desde las ciudades más importantes hasta las más conservadoras, incluyendo la tierra natal de Uribe.
Las y los colombianos ya habían demostrado su hartazgo, primero en las elecciones presidenciales, con los resultados del candidato de la izquierda Petro, y con la pérdida de votos para la derecha. Un segundo síntoma fueron los resultados de las elecciones municipales donde perdió terreno en muchos departamentos y ciudades.
Ante la represión, la movilización
Pese a la represión brutal por el ESMAD, y los medios desprestigiando al movimiento, al diálogo social hipócrita de Duque y el llamado “Comité del Paro Nacional” que daba por finalizado el paro, trabajadores y jóvenes bloqueaban estaciones y autopistas, la gente en sus casas, en sus barrios, en las calles llamaban al cacerolazo, a continuar las movilizaciones con más fuerza, ni la campaña de miedo y represión ni el toque de queda ni el desprestigio del movimiento les ha servido para detener la fuerza de las masas y menos con la inspiración de las luchas en América Latina. Muestra de ello fueron los últimos 2 meses de protestas del 2019 que se dieron en todo el país y se intensificaron con la muerte de Dilan Cruz por parte de un agente del ESMAD.
El paro no para ni parará
El pasado martes 21 los colombianos volvieron a las calles con conciertos, bloqueos, manifestaciones y cacerolazos, este último como símbolo de las movilizaciones del 2019, para exigir a Duque el pliego petitorio de más de 100 peticiones las cuales van desde revertir las reformas antes impuestas, reestructurar el ESMAD, cumplir con los acuerdos con los estudiantes y la educación pública, implementar el acuerdo de paz y aplicar una serie de reformas sociales encaminadas en mejorar la calidad de vida de las personas.
Pese al nuevo protocolo de marchas realizado por la nueva alcaldesa de Bogotá, Claudia López, de que las manifestaciones serían respetadas, el ESMAD, sí intervino en dichas e incluso cancelaron un concierto pacífico. Las movilizaciónes terminaron al filo de la media noche. Se planean nuevas fechas de paro hasta conseguir las denuncias del pliego petitorio. Esto ilustra como la política tímida y conciliadora al final termina respondiendo a los intereses de la derecha.
Hacia un paro nacional indefinido
La fuerza que ha cobrado el paro general ha dejado claro el camino para derrotar a la derecha colombiana e impulsar un programa verdaderamente socialista, que, pese a la falta de una dirección revolucionaria, está más que claro el músculo de las masas, la fuerza y la determinación para derrocar a Duque, a Uribe y a todo el sistema capitalista.
Para esto se deben seguir impulsando las movilizaciones y no bajar la guardia, obligar a los sindicatos a plantear un paro indefinido en las escuelas, en los centros de trabajo, a organizar discusiones a través de Asambleas democráticas, articular las luchas y las demandas de todos los sectores de la clase trabajadora, crear asambleas barriales en las diferentes ciudades y estados el país con propuestas claras. Exigir revertir y eliminar el paquete de reformas impuestas por el derechista y títere de Uribe, control obrero de las empresas, desmantelamiento del ESMAD y depuración de todas las fuerzas militares, y por supuesto sacar a Duque de la presidencia que sólo está al servicio del uribismo.
Resulta necesaria una dirección de izquierda, revolucionaria y anticapitalista que sea determinante, que luche por condiciones dignas de la clase trabajadora de Colombia.
¡Paro nacional indefinido!
¡Alto a los asesinatos de los líderes sociales!
¡Fuera Duque, Uribe y su paquetazo!
¡Por condiciones de vida dignas para estudiantes, trabajadores y mujeres!