“La tolerancia tiene un límite. Para mantener un clima de paz social y estabilidad que aseguren las inversiones...” (Alejandro Toledo, Presidente de la República, 27 de mayo). En la noche del 27 de mayo Alejandro Toledo decretó el Estado de Emergencia por un lapso de 30 días. Otra vez la democracia burguesa en el Perú reveló su contenido de clase y el significado de dicho contenido.
Período agitado de movilizaciones sociales
El primer período corresponde al año pasado, cuando se levantaron las luchas contra la privatización de la educación y las empresas eléctricas, con el recordado Arequipazo (ver artículo Nuevo ascenso en la lucha de clases en Perú, en El Militante,).
Ahora nos encontramos en un segundo período de movilizaciones sectoriales y regionales que, aparte de cuestiones salariales, ponen en la agenda los convenios de estabilidad jurídica —exoneración de impuestos a las empresas transnacionales, la deuda externa, el Presupuesto Nacional y por ende las “cartas de intención” firmadas con el FMI— es decir, el servilismo obvio del gobierno peruano en relación al imperialismo.
Este segundo ascenso de las luchas de clases, tuvo uno de su puntos más elevados en las luchas antiimperialistas del campesinado cocalero. Además, las huelgas de las enfermeras y las trabajadoras de hogar a principios de mayo, los recientes paros regionales y diversas movilizaciones de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) contra la política laboral del gobierno peruano calentaron el ambiente político nacional.
La huelga de maestros
Desde el 12 de mayo más de 280.000 maestros a nivel nacional, organizados en el Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), se encuentran en una huelga nacional indefinida reclamando una serie de reivindicaciones, entre ellas el aumento del sueldo del profesorado en 210 S/.*, (50,93 euros) mensuales (Alejandro Toledo prometió durante su campaña electoral que iba a doblar los sueldos de los maestros a nivel nacional).
La situación salarial de los maestros es un ejemplo clarificador del estado del proletariado peruano: la renumeración líquida de un maestro peruano asciende a 719,57 S/. (174,53 euros) mensuales, con dicho salario, el poder adquisitivo de los maestros es un 51,4% del que tenían en 1942!
La huelga del SUTEP, que arranca contundente con la participación de sus 280.000 afiliados, además de contar con el 80% del apoyo popular, ha logrado elevar el nivel de conciencia del pueblo peruano.
En las primeras dos semanas de la huelga fuimos testigos de diversas movilizaciones poderosas, día tras día, con una participación de 35.000 a 40.000 personas sólo en Lima, y varias movilizaciones en las provincias del país. Miles de maestros llegaron a la capital para poder juntarse a las movilizaciones gigantes.
Después de varios días de una lucha intensa el gobierno aceptó la mayoría de las demandas del magisterio y ofreció un aumento de 100 S/. (24,26 euros) mensuales, pero bajo la presión de las bases sindicales, la burocracia del SUTEP, que normalmente se sienta a la mesa de diálogo en cualquier momento, tuvo que rechazar la oferta.
La burguesía peruana trató, con todo su poder, de desacreditar la huelga del magisterio, con las habituales campañas de mentiras de la prensa burguesa y la amenaza permanente del gobierno de declarar ilegal la huelga y empezar a despedir maestros en lucha.
El ministro de Educación, Gerardo Ayzanoa, declaró que agrupaciones de la ultraizquierda, como Sendero Luminoso, se infiltraron en el SUTEP. Nilver López, secretario general del SUTEP, ¡solicitó públicamente la intervención del SIN —Servicio Nacional de Inteligencia— en las bases del sindicato para poder combatir la amenaza del terrorismo!
A pesar de todo, la huelga magisterial se fortaleció y radicalizó y ha conseguido un grado relevante de politización, llegando a convertirse en la articuladora de las luchas sociales.
Agudización de la lucha de clases
La huelga magisterial entró en la tercera semana cuando, el 26 de mayo, un millón y medio de campesinos se declaran en estado de huelga indefinida, exigiendo, entre otras demandas, la reducción de un tercio del Impuesto General de Venta (IGV) para arroz, maíz y azúcar. La mayoría de las carreteras importantes del país fueron bloqueados por los campesinos.
El día siguiente, 27 de mayo, más de 37.000 trabajadores, enfermeras y doctores de EsSalud (el sector público del servicio de salud) entran en una huelga nacional indefinida para exigir la nivelación en sus sueldos. El secretario general de dicho gremio, Luis Cáceres Cervantes, explicó que el presidente ejecutivo de EsSalud debería ganar 16.000 S/. ( 3.880,85 euros); sin embargo, actualmente, recibe 28.700 S/. (6.961,28 euros) y agregó que el común de los trabajadores percibe sólo 600 S/. (145,53 euros).
Además, los trabajadores del Poder Judicial se encontraban en su noveno día de una huelga indefinida, por motivos simulares a los trabajadores de EsSalud. Encima, la movilización nacional de la CGTP del 22 de mayo, que logró congregar aproximadamente 20.000 trabajadores en Lima, en solidaridad con la huelga de magisterio, los trabajadores judiciales, los obrero despedidos y por el cambio de la política económica, era un síntoma más del fortalecimiento del movimiento obrero.
Cada día más sectores de las clases oprimidas se han sumado a las protestas, que han dejado de ser simples luchas salariales.
En este ambiente social agitado, Alejandro Toledo, presionado por importantes sectores de la burguesía peruana, decretó el Estado de Emergencia en la noche del 27 de mayo, suspendiendo libertades personales fundamentales: la libertad de reunión, la inviolabilidad del domicilio y la libertad de desplazamiento por el territorio nacional, y encargando a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional “asumir el control del orden interno”, en una contexto de efervescencia de la lucha de clases, con más de dos millones de trabajadores, campesinos y jóvenes en pie de guerra.
Extinguiendo incendios con gasolina
A pesar de la declaración del Estado de Emergencia y de una declaración del gobierno apelando a que la huelga magisterial sea declarada ilegal, la huelga de los maestros, igual que la huelga de los trabajadores judiciales, continúa.
En los departamentos de Loreto, Ucayali y Ancash se llevaron a cabo paros de 24 y 48 horas por sus propias reivindicaciones o contra el Estado de Emergencia, como ocurrió en Madre de Dios.
En las ciudades de Chiclayo, Huaraz, Pativilca, Barranca y Puno, los maestros, estudiantes y trabajadores se enfrentaron durante horas a la represión estatal.
En el momento de escribirse este artículo, Piura, Lambayeque, La libertad, Ancash, Ica, Puno, Arequipa, Tacna, Moquegua, Huanuco, Ica, Junin y la capital del país son los 13 departamentos que están bajo el control de la fuerzas represivas y la actitud del gobierno costó la vida de un estudiante en la ciudad de Puno, además de centenares de heridos de bala y centenares de detenidos, pero todavía no hay ninguna perspectiva de que las Fuerzas Armadas puedan contener la protesta. Al contrario, banderas como “Toledo: con marcha te pusimos, con marcha te sacamos” durante las recientes movilizaciones en Lima, son otra prueba de lo que Marx señaló hace mucho tiempo: que la revolución a veces necesita el azote de la contrarrevolución.
* S/. es el símbolo del Nuevo Sol, nombre de la moneda peruana.
Manuel Córdoba
Corresponsal en Lima