El que a estas alturas del año todavía no se haya abierto una discusión del contrato colectivo de los trabajadores petroleros está sembrando inquietud y preocupación dentro de PDVSA. Eso significa que los salarios se mantienen congelados y toda una serie de cuestiones sociales pendientes desde el anterior contrato siguen aplazadas. Además, también supone que la necesaria transformación revolucionaria de la estructura de PDVSA continúa sin ser abordada. Esta es una de las aspiraciones más sentidas por los trabajadores bolivarianos y socialistas de la industria. La discusión del contrato debe ser una oportunidad para luchar por una PDVSA bajo control de los trabajadores y el pueblo que sirva para avanzar realmente al socialismo.
Una buena parte de los problemas que sufre PDVSA como la corrupción, el burocratismo, la infiltración contrarrevolucionaria, o la extensión del escepticismo y la desmoralización- como resultado de todas estas lacras- entre sectores de trabajadores es resultado precisamente de la estructura que mantiene la empresa petrolera. PDVSA debe pasar de fungir como una empresa capitalista, con la misma estructura cuarto-republicana que le dieron Giusti y demás burgueses (como denunció el propio Ministro Ramirez en Agosto de 2008 en el acto con los trabajadores petroleros celebrado en la Torre Boscán, en Maracaibo, donde se llamó a desarrollar las Mesas laborales) a convertirse una empresa que sirva para llevar a cabo la transición al socialismo, una empresa gestionada bajo control de los trabajadores y el conjunto del pueblo venezolano.
La transformación revolucionaria de PDVSA, el desarrollo del control obrero y la contraloría social de la industria, que empezaron a desarrollarse durante la lucha contra el paro petrolero de 2002 quedaron cortadas posteriormente a causa del saboteo de la burocracia. Iniciativas posteriores como los Comités-Guía creados en 2003 y 2004 o las Mesas Laborales desarrolladas fugazmente en 2008 también fueron abortadas por la burocracia.
Hoy, cuando sectores de trabajadores en la industria están demandando la creación de los Consejos de Trabajadores y la participación de los trabajadores junto al resto del pueblo venezolano en la gestión de la industria, esta cuestión debe ser abordada de manera urgente en la discusión sobre el contrato. De lo contrario este se verá limitado a las cuestiones puramente salariales y esto, en un contexto de dispersión organizativa de la clase obrera petrolera (con más de 100 sindicatos distintos y poca afiliación) y una caída de los ingresos petroleros, significa que corremos el riesgo de debilitar la posición negociadora de los trabajadores y desaprovechar una nueva oportunidad de que la clase obrera desempeñe el papel que le corresponde.
La crisis del capitalismo no la pueden pagar los trabajadores
Este año será decisivo para la revolución. A pesar de los indudables avances que se han producido en los últimos años, muchas lacras capitalistas siguen presentes en la sociedad venezolana: falta de vivienda digna, pobreza, desempleo, economía informal, precariedad laboral, drogadicción, inseguridad, burocratismo, corrupción... Muchas de estas lacras también afectan a los trabajadores petroleros, como la falta de vivienda digna, la inflación, la inseguridad, los problemas de infraestructuras, contaminación, drogadicción y desestructuración social que existen en las comarcas petroleras. Además los petroleros sufren cada día en su carne problemas como el de la corrupción y el burocratismo con especial intensidad.
Por si fuera poco, la crisis mundial del capitalismo, que ya está afectando de forma importante a Venezuela y ha recortado el ingreso petrolero, está siendo utilizada ya por los capitalistas y por sectores de burócratas contrarrevolucionarios enquistados en el aparato del estado y en muchos organismos y empresas públicas para atacar los derechos de los trabajadores. Varios trabajadores dentro de la industria ya están experimentando recortes en conquistas alanzadas en los últimos años. Los trabajadores de las contratistas y cooperativas ven amenazados sus empleos. Las contratistas se embolsan grandes sumas de dinero de PDVSA mientras pagan menos de lo pautado a los trabajadores y condenan a muchos de ellos al desempleo y la precariedad. Lo mismo ocurre con las cooperativas que en la práctica se ven obligadas a trabajar para las contratistas a precio de gallina flaca.
Esta situación significa un grave peligro para la revolución. Si no es resuelta cuanto antes, la contrarrevolución intentará rentabilizarla y utilizar el descontento creciente que existe entre sectores de trabajadores petroleros tanto de la plantilla de PDVSA como de las contratistas y cooperativas para minar el apoyo a la revolución y desestabilizar la industria.
Los trabajadores debemos empezar por darle un "parao" a estos planes. La revolución bolivariana ha supuesto una mejora indudable para los trabajadores petroleros. Varios miles han sido incorporados a la empresa durante estos años de revolución, especialmente después que derrotásemos el paro golpista de 2002. Además, una de las primeras decisiones del Presidente Chávez -que le granjeó el odio de los capitalistas e imperialistas- fue paralizar la privatización de PDVSA. Si la revolución bolivariana fuese derrotada, o sufriese un retroceso importante, los trabajadores, y en particular los petroleros, serían de los primeros en sufrir las consecuencias. La privatización de PDVSA está en la agenda del imperialismo y los capitalistas venezolanos desde hace años. Como vemos en todos los países en los que las empresas petroleras han sido privatizadas, el resultado de cualquier medida privatizadora sería miles de despidos tanto de la plantilla de PDVSA como de las contratistas, la extensión de la tercerización y la subcontratación, el empeoramiento de los derechos sociales y salarios,...
Unidad de los trabajadores petroleros y del resto del movimiento bolivariano contra los contrarrevolucionarios y la burocracia.
Pero las conquistas de la revolución no sólo están amenazadas por los contrarrevolucionarios. Otro peligro igual de grave para el avance de nuestra revolución es la quinta columna burocrática que existe en muchas empresas y organismos del estado. Los reformistas y burócratas enquistados en la industria petrolera intentan presentar al Presidente Chávez y a las masas populares cualquier reivindicación de los trabajadores petroleros, como la justa aspiración a mejorar sus condiciones de vida, salarios, etc. como una amenaza a las Misiones y poner en contra de ellos al conjunto del pueblo acusándolos de egoísmo, aburguesamiento, etc.
Pero no existe ninguna oposición de principios entre los derechos e intereses de los trabajadores petroleros ni de ningún otro sector de la clase obrera y los del resto del pueblo oprimido. Es perfectamente posible satisfacer a ambos. Para ello sólo es necesario introducir el control obrero y popular en PDVSA, rebajar los gastos innecesarios, acabar con los privilegios de la burocracia, recortar los salarios de los altos cargos y eliminar el parasistismo de las contratistas, incorporando a sus trabajadores directamente a la plantilla. Esto permitiría a Petróleos de Venezuela ahorrar dinero que hoy se malgasta, mantener las Misiones y no cargar la crisis sobre los hombros de los trabajadores.
Los sectores burocráticos quieren dividir y enfrentar a los revolucionarios creando un debate falso entre Misiones para el pueblo o mejoras para los trabajadores. Pretenden ocultar así los altísimos salarios y prebendas que ellos tienen por no hablar de problemas como la corrupción y el burocratismo. Por otra parte, algunos sectores de la burocracia sindical petrolera que ven amenazada su posición, también intentan utilizar esta situación potencialmente conflictiva para fortalecerse. A río revuelto, ganancia de pescadores. Para ello están planteando centrar la negociación del contrato en la cuestión salarial. Si lo lograsen sería muy peligroso para la clase obrera petrolera y para la revolución.
Si los trabajadores petroleros caen en la trampa de centrar la lucha por el contrato exclusivamente en las cuestiones salariales (bono, etc.) y no buscan vincular sus reivindicaciones a la defensa de la revolución, las Misiones, los gastos sociales y ganar el apoyo del conjunto del movimiento bolivariano, los burócratas tendrán mucho más fácil aislarles. Por otra parte, si los sindicatos y colectivos más conscientes e identificados con la defensa de la revolución dentro de la industria aceptasen sin más la idea de la austeridad y renunciasen a luchar por la satisfacción de toda una serie de necesidades urgentes que tienen los obreros petroleros, el resultado será el debilitamiento del apoyo a la revolución entre los petroleros y sus familias, y que algunos síntomas de escepticismo y decepción que ya existen se incrementen.
Por un contrato petrolero socialista. Por una PDVSA bajo control obrero y social
Para los marxistas de la CMR la única alternativa es que los trabajadores socialistas y bolivarianos nos pongamos al frente de la lucha por el contrato petrolero con un programa socialista, un programa de transición que vincule la defensa de los derechos de los trabajadores de PDVSA con toda otra serie de consignas que son irrenunciables para defender y completar la revolución. Desde la CMR hemos presentado una propuesta concreta para este Programa de Transición.
Algunos puntos fundamentales del mismo en nuestra opinión deben ser:
1-la lucha por una PDVSA socialista bajo control obrero y popular mediante el desarrollo de los Consejos de Trabajadores y su vinculación con los Consejos Comunales y otras expresiones del poder popular. Una PDVSA gestionada democráticamente por los trabajadores y el pueblo sí podría abordar el debate sobre en qué se puede ser austeros y en qué no
2-abrir los libros de cuentas de la industria a una comisión de voceros elegibles y revocables por parte de los trabajadores y las comunidades para discutir democráticamente como rebajar los gastos innecesarios, acabar con los privilegios burocráticos, recortar salarios de los altos cargos y eliminar el parasitismo de las contratistas, incorporando a sus trabajadores directamente a la plantilla. Esto permitiría ahorrar dinero que hoy se malgasta, mantener las Misiones y no cargar la crisis sobre los trabajadores.
3-la defensa de todos los puestos de trabajo que actualmente dependen de la industria (incluidas las contratistas y cooperativas) reduciendo la jornada laboral sin reducción salarial para repartir el trabajo existente. Para ello es irrenunciable incorporar directamente a PDVSA a todos los trabajadores que actualmente laboran para ésta pero lo hacen en condiciones precarias en las contratistas y cooperativas.
4- Otros puntos esenciales son:
* La creación de empleo digno para todos los jóvenes desempleados
* Un plan por parte del estado que construya viviendas de calidad y a precios solidarios para los trabajadores petroleros y el conjunto de la población de forma que permita erradicar el déficit habitacional en cuatro años
* Un servicio de salud público de salud que garantice clínicas y un volumen de personal suficiente para brindar una atención sanitaria de calidad tanto a los trabajadores de PDVSA como a la comunidad
* Servicios básicos (luz, teléfono, agua) de calidad y a precio accesible para todos los ciudadanos. Esto permitiría luchar contra la inflación y unido a otras medidas como la expropiación del sector agroalimentario, la banca y los latifundios permitiría mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, tanto petroleros como del resto de sectores
* Mejorar las conquistas sociales y condiciones de vida de los trabajadores petroleros y sus familias
* Acabar con la división en dos nóminas y establecer un tope salarial para los gerentes de forma que ninguno pueda cobrar un salario tres veces superior al del trabajador peor pagado, en la perspectiva de ir acortando cada vez más las diferencias salariales.
* Desarrollar el control obrero, planteando la elegibilidad y revocabilidad de todos los cargos y la formación de los Consejos de Trabajadores en la industria petrolera
El contrato petrolero debe ser debatido y aprobado por los propios trabajadores en asamblea y servir tanto para fortalecer un sindicalismo clasista y revolucionario de nuevo tipo como para desarrollar los Consejos de Trabajadores y abordar la transformación revolucionaria de la estructura de la industria.
Sólo si los trabajadores petroleros socialistas presentan al Presidente Chávez, a la Junta Directiva de PDVSA, a todos los trabajadores de la industria petrolera y al conjunto del movimiento revolucionario una propuesta genuinamente socialista en las líneas comentadas anteriormente será posible derrotar los planes contrarrevolucionarios que pretenden utilizar la negociación del contrato para desgastar al gobierno y la estrategia de la tecnoburocracia petrolera de cargar la crisis sobre los trabajadores mientras sus altos salarios, prebendas y corruptelas quedan a salvo.