OPERACIONES PSICOLÓGICAS (OPSIC): ARMA DE GUERRA DEL IMPERIALISMO
Desde que se inició el proceso revolucionario bolivariano en 1999, lo venezolanos hemos vivido los rigores de la guerra que la oligarquía y el imperialismo emprenden cuando un pueblo decide en forma soberana por el camino de la liberación nacional y el socialismo.
Nos hemos enfrentado a crudas situaciones y a cambios en el comportamiento social que se activan cuando se libera la lucha de clases. Uno de estos fenómenos lo constituye lo que algunos especialistas en la ciencias psicológicas han denominado con el término de “Disociación Psicótica” (DPs), lo cual consiste en una serie de alteraciones mentales, emocionales y conductuales que hemos observado fundamentalmente en los sujetos que se oponen al proceso revolucionario.
Este “síndrome” ha estado presente desde la elección presidencial de 1998 que llevó a Hugo Chávez al poder, pero lo hemos visto plenamente activado durante los sucesos de 2002-2003 (golpe de estado, paro patronal y sabotaje petrolero), durante los meses previos al referéndum de 2004, durante las elecciones presidenciales de 2006 y ahora recientemente con los acontecimientos generados a raíz del cese de la concesión de la frecuencia 2 VHF a la empresa de televisión RCTV.
La condición de marxista y psiquiatra, me ha permitido realizar una serie de observaciones y análisis socio- políticos y psicológicos con relación a este tema, los cuales abordaremos en el presente trabajo y en el cual analizaremos la DPs desde varias perspectivas.
El Síndrome Disociativo Inducido
Para tener una aproximación al fenómeno de la DPs y que en mi estudio hemos decidido denominar como “Síndrome de Disociación Inducida” (SDI), debemos en primer lugar proceder a describir el fenómeno como un cambio integral de la personalidad, parecido al estado de fanatismo, pero que a diferencia de éste, se mantiene en forma perdurable en el tiempo, produciendo trastornos que alteran el funcionamiento vital y social del individuo afectado.
Para ayudar a formarse una idea del fenómeno, imaginemos lo que sentimos cuando nos encontramos en un stadium de fútbol o béisbol, aupando a nuestro equipo preferido en un partido crucial en contra del archirival. Notamos que se produce un estado pasional, colectivo e individual, caracterizado por cambios dramáticos en nuestra mente, emociones y conductas. Gritamos, saltamos, coreamos, hacemos burlas del adversario en lo que podríamos describir como un estado de éxtasis y delirio.
Si nuestro equipo gana o pierde, la euforia o la tristeza nos durará tal vez unas cuantas horas, en el peor de los casos un par de días. Incluso una vez terminado el partido y aún habiendo perdido nuestro equipo, podríamos ser capaces de tomarnos unas cervezas en la taberna con amigos seguidores del equipo contrincante victorioso y hasta tolerar sus burlas y alegría.
En el caso del SDI, el estado emocional de fanatismo perdura en forma permanente durante meses y años, produciendo un estado de deterioro y perturbación en la personalidad del afectado. Igualmente se afecta la capacidad de razonamiento, autocrítica y elaboración mental en relación a lo que acontece en el mundo exterior.
Entre los síntomas más sobresalientes que hemos podido clasificar encontramos: Obsesión con el adversario (Chávez, la revolución, los chavistas, etc.), argumentación personal de tipo “infalible” e irrebatible; alteración de la capacidad de discriminar las actuaciones del adversario (todo lo que hace es negativo); distorsión disociada de las percepciones (lo que veo no es como lo percibo, sino como me dicen es); exaltación emocional agresiva con todo lo relacionado con el adversario(lenguaje altisonante e insultante, gestualidad agresiva, alteración de rasgos faciales y mirada, amargura); irritabilidad, odio, rabia, miedo; crueldad e insensibilidad humana (médicos se niegan a atender a pacientes chavistas); desesperanza; rechazo a familiares revolucionarios incluyendo padre, madre, hermanos e hijos; susceptibilidad a realizar acciones impulsivas y agresivas; “robotización” de la conducta (puede asistir a marchas políticas todos los días durante varias semanas, gritar consignas y cacerolear durante horas seguidas ).
Consideraciones Generales
Estamos conscientes que la lucha de clases polariza al extremo a todos los miembros de una sociedad desatando pasiones y posiciones ideológicas que tocan lo más profundo de la psiquis humana ya que afecta a la “conciencia de clase”.
La conciencia de clase puede estar o no en correspondencia cierta con la ubicación del individuo en un modo de producción determinado. En la mayoría de la población ( pequeña burguesía, capas medias, pobres, excluidos, campesinos etc.) no se corresponde, debido a que el individuo se encuentra “alienado” por el efecto que la “superestructura”, histórica y presente, ejerce sobre él, imponiéndole valores, aspiraciones y defensa de intereses pertenecientes a la clase dominante (imperialismo norteamericano-oligarquía) y haciéndole vivir la ficción de que el Estado y el orden político, legal, moral y jurídico impuesto por la clase dominante es el “orden normal” de la vida.
Los intereses de las clases son contrapuestos (la mayoría es pobre porque la clase dominante se apodera por medio de la “extracción o robo de plusvalía” a la clase trabajadora, de la riqueza total producida) La superestructura actúa como agente de control psicológico de las masas para lo que en términos freudianos sería “hacer inconsciente” en la mente de la clase dominada sus verdaderos “intereses de clase”( tomar el control de los medios de producción y liberarse de la explotación capitalista) y hacer inconsciente que el Estado no es “neutral” sino que obedece a los intereses de la clase dominante
En periodos de “sometimiento”(orden burgués) se pueden producir “parpadeos” en el sistema, que permiten que se hagan conscientes los intereses de la clase dominada (huelgas, crisis económicas, crisis políticas etc.), en estos casos actúan los “aparatos represivos del Estado” los cuales reprimen por la fuerza física hasta restablecer el orden burgués.
La “conciencia de clase”, correspondiente o alienada, igualmente afecta los íconos psicológicos más valorados para el ser humano, por los cuales puede estar dispuesto hasta entregar su vida. La propiedad en estado de tenencia real (burguesía) o en estado de “ilusión de poder tenerla” (pequeña burguesía, capas medias), el patriotismo, la religión, la moral, la legalidad, las costumbres, la tradición, el estilo de vida, la casa propia, la educación de los hijos etc. La conciencia de clase alienada o “falsa conciencia de clase”, puede ser revertida únicamente por la acción de ideas revolucionarias que son inoculadas por la acción política “conciente” de un partido o una vanguardia revolucionaria, “desalienada” por su conocimiento de las leyes científicas que rigen el modo de producción capitalista (dialéctica-materialismo histórico) actuando sobre las mentes alienadas de la casi totalidad de la población. Volviendo al enfoque freudiano-psiscoanalítico, la acción revolucionaria busca lo mismo que la “cura psicoanalítica”, es decir, hacer conciente lo inconciente. En este caso busca que el sujeto social se haga conciente de su alienación y que comience a actuar conforme a sus verdaderos intereses e ideología de clase.
De esta forma, a través de la acción conciente revolucionaria ejercida por un agente revolucionario (partido, vanguardia) el individuo alienado comienza a hacer conciente sus verdaderos “intereses de clase”, los cuales son opuestos a los de la clase dominante y de esta forma se comienza a subvertir el orden impuesto por la clase dominante. Cuando parte importante de la población de una sociedad comienza a despertar del estado de alienación impuesto por la clase dominante, entonces se ha iniciado un ciclo revolucionario, s se corre el velo que la superestructura coloca sobre los ojos de la clase dominada y se desata conscientemente lo que anteriormente ocurría veladamente: la lucha de clases.
La lucha de clases puede definirse a favor de la clase dominada e instaurarse un nuevo orden social (socialismo), o la clase dominante retoma el control de la situación y reimpone su orden social por lo general a través de una estrategia violenta, cohersiva y terrorista denominada “fascismo”. Por medio del fascismo se reinstaura la dictadura de la clase dominante en su versión violenta, y se “borra” a través del miedo y la rendición psicológica, el estado de “desalienación” existente durante el periodo revolucionario.
Operaciones Psicológicas de Masa
El estado emocional de “fanatismo” referido al inicio del trabajo, lo hemos observado presente en la casi mayoría de la población durante el desarrollo del proceso revolucionario en Venezuela. El estado de fanatismo es normal que ocurra durante conflagraciones civiles o entre naciones entre los contendientes ya que estén en juego sus intereses de clase reales o falsos, “su” superestructura y la vida del propio sujeto y de su familia.
En el campo revolucionario hemos observado “ciclos de fanatismo” incluso conductas defensivas vandálicas durante las coyunturas decisivas que han ocurrido. Pero estos periodos de fanatismo en el campo revolucionario los hemos observado alternados con periodos de “contemplación defensiva”, en los cuales los individuos “revolucionados” parecieran “bajar la guardia”, normalizan su vida y tardan en activarse cuando se presenta una nueva ofensiva contrarevolucionaria.
Igual conducta no hemos observado en la mayoría de los sujetos “alienados” que actúan en el campo contrarevolucionario. Lo que observamos es una tendencia a la persistencia de actitudes mentales, emocionales y de comportamientos compatibles con el ya descrito SDI., por lo que cabe preguntarse, sí ambos bandos son sometidos a propaganda y contrapropaganda de guerra mutua (lucha de clases), por qué el SDI solo lo hemos observado en sujetos alienados o no revolucionados (contrarevolucionarios-escuálidos).Qué elementos podrá haber en la propaganda motivacional dirigida a este sector que “induce” a la generación del SDI.
En la investigación nos encontramos con un elemento muchas veces desconocido: las denominadas “OPSIC” u “Operaciones Psicológicas” , dirigidas a masas poblacionales sobre las cuales se quiere influir en tiempos de confrontación. Estas operaciones son desarrolladas como armas muy sofisticadas por el imperialismo en sus laboratorios de guerra y con seguridad están actuando sobre la población no revolucionada para “inducir” o provocar conductas deseables y las cuales analizaremos en un próximo trabajo.