Este es un documento elaborado por los militantes del PSUV que nos agrupamos en la Corriente Marxista Revolucionaria y editamos el periódico el militante. En el defendemos un programa marxista para el partido y un plan de acción que permita expropiar a los capitalistas, sustituir el actual estado por un estado revolucionario basado en los Consejos de Trabajadores y Consejos Comunales y completar la revolución. Este documento ha sido presentado por el delegado por Táchira Freddy Acevedo y apoyado por otros delegados para su discusión en el Congreso Extraordinario del PSUV.

 

Por un PSUV como instrumento de los trabajadores y el pueblo para tomar el poder en las fábricas, las comunidades y el campo.

 

Propuesta de la CMR al congreso del PSUV

 

Sólo completando la revolución socialista, expropiando a los capitalistas  podremos derrotar las amenazas de la contrarrevolución burguesa y del imperialismo   

 

“¡ Los trabajadores de Venezuela le van a dar una clase al mundo de cómo la Clase Obrera ha resucitado en este planeta¡ ¡ Ha resucitado la clase obrera para hacer una revolución¡¡ Ustedes van a dar un ejemplo de grandeza¡…..” (Comandante Hugo Chávez en su discurso en el taller de formación socialista en Sidor)

 

Introducción

 

La victoria en el referéndum de la enmienda constitucional mostró que, pese a todos los obstáculos: la amenaza del imperialismo, el sabotaje de la burguesía, el papel de los medios de comunicación burgueses, la quinta columna del burocratismo; entre el pueblo y los trabajadores venezolanos sigue habiendo un apoyo mayoritario para impulsar la revolución venezolana hacia el socialismo. La voluntad de las masas por transformar la sociedad sigue en pie y ese es el principal factor que nuestro partido debe estimular e impulsar para garantizar la victoria del socialismo. Al mismo tiempo,  problemas como la inseguridad, desempleo, corrupción, burocratismo (que son resultado de que el modo de producción capitalista y el aparato del estado burgués se mantienen) minan la moral de las masas y si  no son resueltos de manera urgente amenazan el futuro de la revolución. Para lograr una victoria clara en las elecciones a la Asamblea Nacional, es imprescindible resolver estos problemas completando la revolución mediante la expropiación de los capitalistas y la sustitución del actual estado por un genuino estado revolucionario basado en los Consejos de trabajadores y Consejos Comunales.

 

El sistema capitalista está en una profunda crisis mundial, la mayor desde los años 30, que está mostrando a millones de personas que es un sistema en declive, que no permite avanzar a la especie humana sino que la empuja a la barbarie, como muchas veces ha repetido el Presidente Chávez. La crisis económica mundial está teniendo ya un reflejo en la lucha de clases en todo el mundo, con un cuestionamiento generalizado del capitalismo por millones de personas y la búsqueda de una alternativa. Las guerras, desempleo masivo, explotación, miseria, hambre a que un puñado de capitalistas que controlan la economía mundial mantiene al género humano, contrasta con la enorme riqueza acumulada, la técnica y la industria que permitirían resolver todos los problemas que asfixian a la humanidad.

 

El carácter de la crisis capitalista actual

 

La crisis está demostrando que todo intento de regular el capitalismo choca con los intereses de la burguesía que no quieren ninguna regulación que les impida recoger beneficios.   Para los capitalistas la única salida posible a la crisis es hacer que los trabajadores y los pueblos oprimidos de todo el mundo paguen ésta mediante despidos, recortes sociales y más saqueo de las riquezas naturales. Esto tendrá como consecuencia un recrudecimiento de la lucha de clases y de los movimientos revolucionarios en todo el mundo y muy particularmente en América latina.

 

La CEPAL estima que el comercio en América latina caerá un 25%, una cifra no vista desde los años 30. Así, no es casual que los planes del imperialismo contra la revolución latinoamericana se hayan acelerado. El golpe de estado en Honduras y los planes de instalar las bases en Colombia son un intento por parte del imperialismo y las burguesías nacionales de prepararse para frenar la oleada de la revolución que, fruto de la crisis, se va a redoblar. El nuevo circo mediático de la burguesía española y europea contra el Presidente Chávez, acusándole de apoyo a ETA, etc. forma parte de esta misma ofensiva e intenta impedir que los trabajadores de otros países puedan ver en la revolución venezolana un punto de referencia, sepultando los logros y posibilidades de ésta bajo toneladas de calumnias y basura.

 

Pero la crisis capitalista está sacudiendo la conciencia de millones de personas. Las ideas del socialismo tienen cada vez mayor aceptación, abriéndose camino incluso en los bastiones capitalistas: Según una encuesta reciente, el 33% de los estadounidenses menores de 30 años prefieren el socialismo, mientras que el 37% aboga por el capitalismo.

 

La debilidad del imperialismo norteamericano y de la oposición contrarrevolucionaria

 

EE.UU es un gigante con pies de barro. Las invasiones de Irak y Afganistán se han convertido en una derrota. No saben cómo abandonar estas posiciones sin que a su salida los regímenes títeres se derrumben. La crisis agudizó enormemente las contradicciones dentro de la sociedad norteamericana. La victoria de Obama era una expresión del profundo descontento acumulado. Un sector de la burguesía intentó basarse en Obama  para hacerle un lavado de cara al sistema. Pero todas las promesas de Obama (en política nacional e internacional) se están quedando en nada y cada vez más gente en todo el mundo está viendo su auténtica cara. El resultado es su pérdida de apoyo popular y que las divisiones a derecha e izquierda dentro de la sociedad estadounidense se agudizan, dificultando la estabilidad y margen de maniobra del imperialismo yanqui. El que, tras diez años de revolución, y pese a todas sus maniobras, sabotaje y terrorismo mediático contra nuestra revolución, no hayan podido lograr sus objetivos demuestran los límites de su poder.

 

Las condiciones para construir el socialismo en Venezuela son inmejorables. Uno de los aspectos más importantes para estimar que la correlación de fuerzas sigue siendo favorable al pueblo es la debilidad de la oposición. Tras 10 años de gobierno del comandante Chávez continúan divididos e incapaces de movilizar a su base social. Los ejemplos más claros fueron la incapacidad de movilizarse a favor del corrupto contrarrevolucionario Rosales cuando se fugó a Perú, o el fracaso de los intentos de Ledezma de movilizar en la calle a su base.

 

Sin embargo, aunque la derecha esté  débil, si la revolución no completa de forma urgente sus tareas y el pueblo “no le ve el queso a la tostada”, si no se resuelven problemas largamente aplazados (vivienda, empleo, inseguridad, etc.) sectores de nuestra propia base social pueden empezar a cansarse, aumentar la abstención y que la oposición gane terreno en las elecciones a la Asamblea nacional y esto le permita intensificar su ofensiva contrarrevolucionaria. Nuestra primera tarea, como militantes del PSUV, es impedirlo. Para ello el primer paso es dotarnos de un plan de acción que permita concretar la idea del socialismo en hechos que mejoren las condiciones de vida de las masas y erradiquen el burocratismo.

 

El PSUV debe organizar la lucha por un estado revolucionario controlado por los trabajadores y el pueblo que acabe con el burocratismo y la corrupción

 

La construcción del socialismo sólo se podrá dar, como ha planteado el presidente Chávez, derribando el viejo aparato del estado burgués heredado de la IV república y el burocratismo que anida en la Quinta y que amenaza con socavar todas las conquistas de la revolución. En ese sentido es necesario que el PSUV se ponga como una de sus principales tareas la construcción de un auténtico estado revolucionario que sustituya al estado burgués. Esto solo se puede dar si se generaliza un estado basado en los consejos obreros y en los consejos comunales. Estos coordinados y unificados a nivel nacional deben ser el armazón del nuevo estado.

 

Como señaló Lenin en “El estado y la revolución”, este nuevo estado, un semiestado por que no estaría al margen del pueblo sino formado por los mismos trabajadores organizados, junto al resto de los oprimidos (campesinos, comunidades, estudiantes, pescadores, indígenas…), debe tener las siguientes características:

 

  1. Elegibilidad y Revocabilidad de todos los cargos en cualquier momento.
  2. Ningún funcionario público debe ganar más que el salario promedio de un trabajador cualificado.
  3. Rotatividad de los cargos. Si todos somos burócratas, ninguno lo es.
  4. El pueblo en armas. Armamento general de los trabajadores y del pueblo. No un ejército separado.

Completar la revolución con un programa socialista que acabe con el capitalismo en Venezuela

 

En las circunstancias concretas que vivimos hoy en Venezuela es posible llevar a cabo el paso decisivo al socialismo legal y pacíficamente, tanto desde la Asamblea Nacional como desde la Presidencia de la República, apoyándose en la acción  y la iniciativa revolucionaria del pueblo, y en particular de la clase obrera.  Se debería elaborar un decreto ley nacionalizando las principales palancas de la economía: la gran industria, la banca, los grandes monopolios y la tierra  y poniéndolos bajo el control de los trabajadores y los consejos comunales para desarrollar una economía planificada en función de las necesidades sociales. Estas medidas contarían con el entusiasmo del pueblo y los trabajadores, como pudimos ver cuando se nacionalizaron Sidor y otras empresas, y permitiría un auténtico desarrollo endógeno del país sobre la base de la planificación económica socialista.

 

La base del programa de acción que debería adoptar el partido para ejecutar desde el gobierno debería ser:

 

  1. Aumento de salarios por encima de los precios. Esto debe estar incluido en todos los contratos colectivos.
  2. Abolición de la tercerización e integración masiva de los trabajadores tercerizados a nominas fijas de cada empresa.
  3. Nacionalización de la banca, de los monopolios y de todas las empresas aseguradoras bajo control obrero y comunal.
  4. Nacionalización de la gran industria y de las empresas estratégicas: alimentos, materias primas, empresas básicas, bajo control obrero.
  5. Nacionalización de las clínicas e institutos universitarios privados. No puede haber un sistema de salud y educación mejor para unos y peor para otros. Por un sistema sanitario y educativo público y de calidad.
  6. Expropiación de todas las empresas cerradas, infrautilizadas o en conflicto para ponerlas a funcionar bajo control de los trabajadores y en beneficio de las comunidades.
  7. Nacionalización de todos los edificios abandonados y de las empresas constructoras. Creación de una empresa nacional de construcción que para desarrollar un plan masivo de construcción de viviendas y de obras públicas que erradique el déficit habitacional.
  8. Nacionalización de la tierra y desarrollo de una reforma agraria que acabe, de una vez por todas, con el latifundio y desarrolle la producción agraria. Formación de consejos de campesinos pobres para controlar que las cooperativas se desarrollen en líneas socialistas y no capitalistas y para participar en la gestión de las empresas y explotaciones agropecuarias de propiedad estatal.
  9. Elegibilidad y revocabilidad de todos los funcionarios y en cualquier momento. Rotación permanente de los cargos y que su salario no supere al de un obrero cualificado.
  10. No al pago de la deuda externa. Monopolio estatal del comercio exterior para garantizar la soberanía alimentaria y tecnológica.
  11. Extensión de los consejos de fábrica y milicias obreras a todas las empresas.
  12. Elaboración de un plan democrático de la producción que pueda satisfacer las necesidades de la mayoría de la población.

¿Qué modelo de socialismo queremos? Revisión, rectificación y reimpulso del PSUV con las ideas del marxismo, frente al burocratismo y el reformismo.

Una de las tareas a que se dedican la burocracia y los sectores reformistas es a extender la confusión ideológica, tratando de hacer aparecer como socialismo lo que no es. Una revolución no tan sólo se puede tumbar a través de una intervención militar o un golpe de estado. También haciendo pasar ideas reformistas por socialistas. En un intento de confundir a las bases revolucionarias plantean que existe lo que ellos denominan “empresarios patriotas” o “socialistas” e insisten en que al lado del sector público debe mantenerse un sector privado industrial que ,ayudado por el gobierno, supuestamente desarrollaría el país.

 

La realidad es que esos “empresarios patriotas” son los que dilapidaron los millardos que el gobierno les entregó en el programa Fábrica Adentro, sin invertir un solo bolívar en producir y crear puestos de trabajo. Los que acaparan productos y se dedican a la importación en vez de producir aquí. Los que utilizan los dólares a precio oficial de CADIVI y luego venden los productos a precio de dólar paralelo. Y es que la patria de los empresarios está donde estén sus beneficios en cada momento.

 

La burguesía venezolana sigue siendo, en esencia, la misma clase dominante que traicionó hace 200 años la lucha por la Patria Grande e hizo exclamar al Libertador “He arado en el mar”. Los mismos que asesinaron a Zamora y vendieron en el Tratado de Coche la aspiración de “Tierras y hombres libres” de los campesinos que protagonizaron la Guerra Federal a cambio de un vil acuerdo con la aristocracia para expoliar juntos al pueblo. Aquellos que saquearon durante décadas la renta petrolera y convirtieron ese paraíso que podría ser hoy Venezuela en un infierno para los trabajadores y demás explotados. Los mismos, en fin, que desde los años 80 han sido incapaces de desarrollar significativamente las fuerzas productivas y desde 1998, con la llegada al poder del comandante Chávez y el inicio de la revolución bolivariana, se han dedicado única y exclusivamente a sabotear la economía nacional. De 12.000 empresas privadas venezolanas registradas en 1998 se ha pasado a menos 6.000 hoy. Eso es lo que ofrece el mantenimiento de la propiedad privada de los medios de producción: destrucción del parque industrial, especulación, acaparamiento. Un freno absoluto al desarrollo económico del país.

 

El grueso de la creación de empleo en Venezuela y lo único que ha impedido que los efectos de la crisis mundial sean mayores ha sido la inversión del estado. Si además de nacionalizar las palancas básicas que hacen funcionar la economía estas estuviesen no en manos de burócratas a los que nadie controla sino del propio pueblo y la clase obrera organizados sería posible empezar a resolver de manera concluyente todos los problemas del país.

 

Frente al sabotaje capitalista y burocrático: control obrero de la producción

 

Como dijo el presidente Chávez “No puede ser que ustedes estén trabajando en una empresa, y no tengan claridad de cómo marcha la empresa. ¿Cuáles son los planes? ¿Cuál es la administración? ¿En que se van a gastar los recursos? ¿A quién se le compra la materia prima y a como se le paga? ¿A quién se le vende el producto y como se le vende? Todo eso. Miren, desde allá del manantial más pequeño, de aguas arriba, todo el proceso productivo y la comercialización ¡Debe estar bajo control obrero! (21 de mayo 2009, Guayana)

 

El control obrero de la producción como primer paso hacia la gestión directa del conjunto de la economía por parte de la clase obrera y el resto del pueblo trabajador debería ser parte fundamental del programa y la acción del PSUV. Lamentablemente, en muchas empresas públicas hay problemas de burocratismo y mala gestión fruto de que no están en manos de los trabajadores sino de burócratas a los que nada importa la revolución.

 

Las palabras del presidente en el acto del pasado 21 de mayo, con los trabajadores de las empresas básicas de Guayana, muestran el camino a seguir. La única manera de luchar contra el sabotaje patronal y burocrático es sobre la base de que los propios trabajadores controlemos los procesos productivos, no tan sólo en una fábrica, de modo aislado, sino en ramas enteras de la producción, y junto a las comunidades elaborar un plan económico para el conjunto del país. Para que ese plan no quede bloqueado por la burocracia, como vemos en muchas empresas públicas, es necesaria la máxima democracia en la toma de decisiones y el desarrollo a nivel nacional de los consejos de trabajadores en cada empresa como medio para implementar el control obrero.

 

Siendo la asamblea de trabajadores el órgano máximo de poder, debe elegir y poder revocar el consejo de trabajadores. Una de las tareas principales de los consejos sería coordinar e incorporar a los consejos comunales en cada empresa, localidad, para implementar la comuna socialista. Con el fin de junto a ellos establecer una red nacional de comunas socialistas que ejerzan el gobierno del conjunto del país. Este debe ser el camino para constituir el estado revolucionario y sustituir al aparato estatal burgués con sus ministerios, su burocracia, su corrupción, que amenazan con tumbar la revolución venezolana. Esta es de las tareas fundamentales del PSUV y particularmente de los trabajadores en su seno.

 

Al mismo tiempo que se conforman los consejos de trabajadores es más necesario que nunca que el partido impulse la organización del movimiento sindical. Pero no la vieja concepción del sindicalismo cuarto-republicano puramente reivindicativo y burocrático. Es necesario un sindicalismo de nuevo tipo, de lucha, que impulse la democracia participativa y protagónica entre los trabajadores, el control y la gestión obrera, y -partiendo de la defensa de los derechos y condiciones de vida de los trabajadores frente a los patronos y los burócratas- eleve sus miras hacia el objetivo último de la toma del poder por parte de la clase trabajadora aliada con los pobres y las comunidades del país.

 

No existe contradicción entre Consejos de trabajadores y sindicatos. Son como dos ruedas de la misma bicicleta. Mientras estemos bajo el capitalismo y exista el estado burgués son necesarios sindicatos fuertes para defender a los trabajadores de la explotación de los patronos y los abusos de los burócratas. A la vez, los consejos de fábrica son un magnifico instrumento junto a las patrullas laborales del Partido para impulsar la gestión obrera y social de las empresas y formar la milicia en todas ellas, para defendernos de los enemigos tanto internos como externos de la revolución. Como lo dijo el comandante Chávez en su discurso de Guayana: En cada empresa tiene que haber un batallón obrero. Con los fusiles ahí, al lado, por si acaso alguien se equivoca con nosotros.

 

Por un PSUV democrático, de los pobres y los trabajadores, vanguardia de la lucha contra el burocratismo.

 

Existen miles de luchadores, de dirigentes obreros, comunales, campesinos que quieren dedicarse a construir el PSUV como su herramienta de lucha, pero la burocracia existente en nuestras filas lo impide. En muchos órganos de dirección se repiten las mismas personas que, en muchas ocasiones, han perdido autoridad entre la base a causa de sus actuaciones burocráticas. Esto crea un enorme malestar entre los militantes y desmoraliza al pueblo que nos apoya. Es necesaria una renovación de los órganos de dirección del partido sobre la base del debate acerca del programa de acción que debe defender el mismo para construir el socialismo. De ahí conseguiremos los nuevos dirigentes y cuadros necesarios para dirigir hasta el triunfo definitivo la revolución.

 

Esa renovación se debe dar sobre la base de la lucha contra la derecha en nuestras filas, contra los que se enriquecen en nombre del socialismo, los que hacen negocios desde su puesto burocrático, contra la ineficacia, la desidia, la corrupción, el acomodamiento que sabotea la política del comandante y de las bases del partido. Tal lucha debe servir para purgar de burócratas nuestras filas, del único modo posible: con el debate acerca de cómo completar la revolución socialista en Venezuela, tarea que aún está pendiente y que debe encabezar el PSUV.

 

Los sectores burocráticos pretenden hacer del partido un partido que sirva para conciliar los intereses de los pobres con los ricos, de los trabajadores y los capitalistas. Propugnan continuamente que empresarios y ricos tienen cabida en nuestro partido. El PSUV sólo será el partido que necesita la revolución si es visto por el pueblo como su partido. Por ello el PSUV debe guardar sus fronteras de capitalistas y arribistas, reflejando en su seno los intereses de los pobres y los trabajadores.

 

!No a la manipulación reformista de las ideas del socialismo!

 

 

Uno de los peligros que enfrenta nuestro partido es la penetración de ideas que no tienen nada que ver con el socialismo, que son reformistas pero son presentadas como socialistas con el fin de sembrar la confusión. Una de estas ideas es la de que en el paso del capitalismo al socialismo resulta posible la convivencia entre capitalistas y trabajadores y que éste se demorará varios años, incluso varias generaciones, y que el capitalismo irá desapareciendo gradualmente e imponiéndose una economía socialista. La historia demuestra que todo intento de construir una economía mixta o hacer esa transición gradual al socialismo lleva el sabotaje por parte de la clase capitalista, que no va admitir  que se le quiten la propiedad de los medios de producción y las palancas fundamentales de la economía sin lucha. Esta es también la experiencia de 10 años de revolución.

 

Un ejemplo de confusión política, y de  hacer pasar como socialismo lo que no lo es, es presentar a China como un modelo de socialismo para Venezuela. El partido comunista Chino sólo tiene de comunista el nombre. Este partido ha encabezado la restauración del capitalismo en este país dando mano libre a las multinacionales para explotar salvajemente a los campesinos y obreros chinos en condiciones de trabajo pésimas. Un país donde no existe el derecho a huelga ni derechos democráticos. La explotación de la clase obrera ha sido la base del éxito chino. Todo ello es contrario al socialismo.

 

Mitsubishi: Un ejemplo de sabotaje contrarrevolucionario de los capitalistas

 

Tampoco podemos confiar en las inversiones de otras burguesías imperialistas como la japonas o iraní, que también buscan maximizar sus beneficios explotando a los trabajadores venezolanos y de sus propios países. Un ejemplo es la multinacional Mitsubishi. Por cada carro que la Mitsubishi vende en el mercado a 80.000 BF un trabajador de esta multinacional imperialista recibe solamente 1.600 BF. Cuando el sindicato revolucionario y socialista de la empresa, SINGETRAM (dirigido por camaradas del PSUV)  ha organizado a los trabajadores para luchar contra esta explotación, contra la tercerización  y por condiciones de trabajo dignas, seguridad laboral, la respuesta empresarial ha sido atacarles brutalmente.

 

Cuando los trabajadores se vieron obligados a tomar la empresa para defender los puestos de trabajo 2 trabajadores (1 de MMC y otro de otra empresa: Macusa) fueron salvajemente asesinados. En este mismo momento la empresa está exigiendo a los trabajadores que renuncien a todos los derechos conquistados e intenta quebrar su organización y conciencia revolucionaria despidiendo a más de 170 obreros. Lamentablemente, el Ministerio de trabajo -que debería estar apoyando la lucha obrera- está apoyando a esta multinacional. Esto es un grave error que sólo sirve para debilitar el apoyo a la revolución. El Ministerio de Trabajo y todos los dirigentes de nuestro partido debemos apoyar a los trabajadores de MMC y no a la multinacional imperialista. Los militantes del PSUV debemos organizar una campaña nacional de solidaridad en todas nuestras patrullas y centros de trabajo para conseguir la readmisión de todos los trabajadores despedidos y el mantenimiento de los derechos y conquistas de los trabajadores, incluido su sindicato revolucionario. Los trabajadores del PSUV debemos pasar al ataque contra la ofensiva antiobrera patronal

 

El papel de la clase trabajadora venezolana en la Revolución.

 

Otra idea  que defienden algunos reformistas es que la clase obrera en Venezuela no existe, es débil  o es incapaz de jugar un papel revolucionario. Pero la clase obrera ha estado al frente en cada momento en que la revolución  ha estado en peligro. El paro patronal fue derrotado por los trabajadores y las comunidades. Centenares de miles de trabajadores han despertado con la revolución y se han organizado en miles de sindicatos a lo largo y ancho del país. Sindicatos que han pasado de la lucha por las reivindicaciones concretas a la lucha por el control obrero, por el control de los medios de producción en manos del pueblo y no en manos de una minoría de capitalistas.  Los trabajadores ante la actitud de sabotaje de los patronos se vieron obligados a tomar las fábricas mostrando el potencial de la clase trabajadora. Luchas cómo las de Sidor, MMC automotriz, INVEVAL, VIVEX y muchas otras son claros ejemplos.

 

Si la clase trabajadora no se ha podido poner al frente de la revolución no ha sido por falta de disposición. Los trabajadores lo han intentado y lo siguen haciendo. El propio Presidente Chávez ha impulsado adelante su lucha planteando la consigna “fabrica cerrada, fábrica tomada por los trabajadores”. El problema es que no ha existido una dirigencia al frente de la clase trabajadora que estuviera a la altura de las circunstancias. Los dirigente sindicales se han dedicado a pelear entre ellos por ver quien tenía el control de la dirección del movimiento sindical, escindiendo criminalmente el movimiento sindical bolivariano (en su momento la Unión Nacional de Trabajadores) en vez de impulsar una política de unidad en la lucha por parte de la clase trabajadora,

 

Todo ese potencial de los trabajadores, aunque se ha mantenido, no se ha expresado de un modo organizado. Precisamente ahora esa debe ser la tarea prioritaria y fundamental del partido impulsado el Frente de Trabajadores socialistas y la Unión Nacional de Trabajadores, así como las patrullas laborales en toda Venezuela.

 

El PSUV como instrumento de los trabajadores y el pueblo para tomar el poder en las fábricas, las comunidades y el campo.

 

Para completar la revolución solo falta una cosa: que los trabajadores y el pueblo tomen el poder de las fábricas, de la banca, de la tierra y los pongan a producir de acuerdo a un plan económico centralizado discutido democráticamente a lo largo y ancho del país. Mientras esto no se haga,  la principal amenaza contra la revolución, el avance del burocratismo  y el reformismo, seguirá. Los burócratas aliados con los capitalistas podrían  tumbar  la revolución.

 

La correlación de fuerzas es todavía enormemente favorable a nosotros. La tarea central del PSUV debe ser tomar el poder definitivamente y que este pase a manos de la clase trabajadora, las comunidades y del conjunto de los pobres y oprimidos del país. Si el partido se enrumba en esa tarea el triunfo de la revolución socialista será definitivo y permitirá no tan solo terminar con el capitalismo y sus lacras, si no una época de abundancia y esplendor nunca visto en Venezuela, sentado las bases para que la revolución socialista se extienda por todo el continente completando el sueño del libertador de unificar toda América Latina.

 

El ALBA, frente a los acuerdos capitalistas de Mercosur o Pacto Andino, muestra el potencial existente Pero sólo podrá desarrollarse plenamente sobre la base de que el capitalismo desaparezca en el continente y se pueda organizar la producción de un modo integrado en toda América Latina en beneficio de la inmensa mayoría, los trabajadores, campesinos, etc. El desarrollo superior del ALBA sería sobre la base de la constitución de una Federación socialista de América Latina y el Caribe Sólo así será posible hacer realidad la segunda independencia y alcanzar una unidad latinoamericana que abriría una nueva etapa en la historia de la humanidad y estimularía la revolución socialista mundial.

 

¡Viva la revolución bolivariana!

¡Viva la revolución socialista mundial!


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