¡El capitalismo es violencia y muerte!
El jueves 29 de septiembre se reportó la desaparición de cuatro jóvenes en Boca del Río, Veracruz. Dos de ellos, Génesis Urrutia y Leobardo Arroyo, estudiantes de la Universidad Veracruzana (UV) y Octavio García y Andrés García, del Tecnológico de Veracruz. Días después, el 7 de octubre, fueron encontrados los cuerpos sin vida de estos jóvenes. Esta es la situación de barbarie cotidiana en el país, y especialmente en Veracruz, una entidad que, según datos de diferentes organizaciones e instituciones, es ya el primer lugar a escala nacional en desapariciones forzadas, el segundo en homicidios y ejecuciones, y el octavo en feminicidios.
La disputa entre los diferentes cárteles del narco que forman parte de una red de negocios con los más grandes empresarios del país, y los diferentes rangos del gobierno, están dejando una larga estela de sufrimiento: durante el mes de julio de 2016 se reportaron 132 casos de homicidios en la entidad; y son ya ¡90 fosas clandestinas! con restos humanos las que reportan colectivos de familiares de personas desaparecidas.
Al darse a conocer la desaparición de los cuatro jóvenes, estudiantes de la UV convocaron a una movilización para el tres de octubre. La demanda principal era la aparición con vida de los desaparecidos, mayor seguridad para la juventud veracruzana y justicia para muchas otras víctimas de la delincuencia organizada. A la manifestación se integraron diversos colectivos, comités y organizaciones, así como familias de personas que han sido desaparecidas o ejecutadas en la entidad. A tal grado llegó la agitación de la juventud universitaria a través de las redes sociales y en el campus universitario del puerto de Veracruz que el director de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación (FACICO), Rivera Malpica, también hizo un llamado a la comunidad estudiantil a manifestarse.
Cuando se dio a conocer que los jóvenes habían sido ejecutados, los estudiantes de la UV convocaron a una nueva marcha para el lunes 10 de octubre, de igual forma, con un importante respaldo social. Aunque esta vez, el director de la FACICO se retractó de la convocatoria, para “evitar entorpecer las investigaciones”, según declaró. Lo importante es que la juventud veracruzana y los cientos de familiares de las víctimas nos están marcando el rumbo a seguir y nos dejan un gran ejemplo de lucha: ¡No podemos ser víctimas pasivas, tenemos que luchar para cambiar la situación!
Expresamos toda nuestra solidaridad con los familiares y amigos de las víctimas, y nos incorporamos a su afán de exigir justicia. Lo que el gobierno no considera es que con cada víctima del narcotráfico, la delincuencia organizada y la violencia que el mismo Estado ejerce, sienta las bases para que una familia más se sume a la lucha en contra de este régimen de opresión, explotación y barbarie. Son múltiples los colectivos de madres, padres y familiares de víctimas en la entidad y en todo el país que se han conformado y trabajan día a día para encontrar a sus seres queridos y para luchar porque los culpables sean castigados. El camino sigue siendo la lucha social, la protesta en las calles, que lejos de “entorpecer investigaciones” que realiza el gobierno corrupto y gangsteril, es la única vía para mejorar nuestras condiciones de vida. Esto le queda claro cada vez más a los jóvenes veracruzanos.
El 2 de octubre, además de la tradicional marcha en conmemoración del movimiento estudiantil de 1968, miles de jóvenes se manifestaron en ciudades como Veracruz, Xalapa, Córdoba y Orizaba en protesta por el pretendido aumento al pasaje del transporte público que pasaría de 5.50 a 7 pesos. La dinámica de movilización que comenzó con la lucha por el presupuesto de la UV aún continúa en toda la entidad, a pesar del contexto de violencia que amenaza a la juventud. Por ello, es importante que desde otros sectores en lucha en Veracruz y a lo largo del país, conformemos un frente amplio de lucha. Todas las víctimas del sistema tenemos que unirnos para acabar con la barbarie a la que el capitalismo nos somete.