La salvaje agresión a cargo de la policía municipal de Mexicali, Baja California (BC), contra el plantón impulsado por el Movimiento Civil de Resistencia (MRC) representa un ajuste de cuentas de parte del panismo contra los trabajadores de dicha entidad federativa, ante la determinación de éstos de impedir que sus derechos sigan siendo pisoteados.
La arremetida de los cuerpos represivos bajo el mando del alcalde de Mexicali, el panista Gustavo Sánchez Vásquez, contra los manifestantes éste pasado 13 de enero a las 8 am, dejó como saldo varios lesionados y 14 detenidos, entre ellos el dirigente más reconocido del Movimiento Civil de Resistencia, Filiberto Sánchez.
El MRC surge a principios de enero pasado como una expresión que aglutinaría todo el malestar de los trabajadores y estudiantes de BC contra el gasolinazo de Peña Nieto, pero que inmediatamente se transformaría también en una lucha contra la privatización del agua, impuesta antes por el gobernador panista Francisco Vega, llamado “Kiko” Vega, y ante los excesos y corruptelas del ayuntamiento Mexicali, el cual estruja todo los días a sus pobladores con impuestos extraordinariamente caros.
Ante la necesidad de defenderse de todos esos ataques y darle cause al malestar de los trabajadores de Baja California, el Movimiento Civil de Resistencia desarrolló una serie de movilizaciones que atrajeron como nunca se había visto en la entidad, la participación de cientos de miles de inconformes; el apoyo tan masivo que recibió el Movimiento Civil de Resistencia le dio la fortaleza necesaria para impulsar un plantón a partir del 12 enero, el cual cercaría la sede del gobierno estatal, provocando la semiparálisis del gobierno del funesto “Kiko” Vega. La fortaleza del platón del 12 de enero atrajo a nuevos sectores a la lucha, fortaleciéndolo aún más, factor que derivó en el acorralamiento de “Kiko” Vega, el cual, junto con el Poder Legislativo de la entidad de mayoría panista, el 18 de enero se vería obligado a derogar la Ley del agua.
La derogación de la Ley del Agua fue seguida una par de días después por una multitudinaria marcha de más de 20 mil personas, ahora demandando la renuncia del gobernador de la entidad, la de Peña Nieto, la reducción de impuestos en Mexicali, entre otras exigencias, demostrando de esa manera la confianza y el ánimo logrado tras éste serio revés sobre las política privatizadora de la derecha.
En los últimos dos años los empresarios y el gobierno panista de “Kiko” Vega ha sufrido dos derrotas importantes que han atraído la atención de los trabajadores de todo México, pues antes de la reciente derogación de la ley que privatiza el agua, ya los jornaleros del Valle de San Quintín a través de la huelga de 2015, habían arrancado una serie de derechos por décadas negados por la agroindustria local.
Ante esos precedentes y dado el ejemplo que significan para los trabajadores de todo México, la derecha panista trató de poner un punto final al movimiento en Baja California, lanzando a los cuerpos represivos en contra del plantón y deteniendo a 14 luchadores sociales, los cuales serían acusados de delitos muy graves como los de sabotaje y motín, castigados con varios años de cárcel. Sin embargo nuevamente, en cuestión de horas, 11 para ser precisos, el intento de sofocar al movimiento sería derrotado, llevándose de nuevo los panistas otro palmo de nariz tras la liberación de todos los detenidos, 13 de ellos sin pago de fianza y todos finalmente acusados de delitos menores.
Los trabajadores de Baja California con hechos están demostrando que las políticas de la derecha pueden ser derrotadas y que el Estado se torna muy débil cuando cientos de miles se aglutinan en un sólo frente de batalla y enfocan toda su energía contra sus enemigos de clase. En realidad el objetivo de la represión encabezada por los gobiernos locales del PAN contra el plantón del Movimiento Civil de Resistencia pretendió inútilmente eliminar de tajo esa fuente de maravillosas lecciones que están significando los trabajadores de Baja California para el resto del país, es por ello que todos debemos repudiar con fuerza cualquier nuevo intento de reprimir al Movimiento Civil de Resistencia, además de organizar acciones de apoyo concreto para desde nuestra fabrica y escuela, fortalecer la lucha en aquella entidad del país.
¡Todos a seguir el ejemplo de los trabajadores de Baja California!