Rebasemos a la derecha a lo derecho
El 4 de julio, después de cuatro días, el sindicato del periódico La Jornada levantó la huelga con un compromiso de la empresa de iniciar pláticas tomando en cuenta las propuestas del SITRAJOR.
La huelga estalló porque desde el 1 de enero de este año la empresa aplicó un descuento de 100% de las prestaciones contractuales ajustándolas a los mínimos de la Ley Federal del Trabajo, bajo pretexto de una pretendida quiebra del periódico.
Una agresión salvaje, brutal contra los trabajadores y sus familias, agresión que ni el más reaccionario de los empresarios ha llevado a cabo.
Efectivamente el periódico está en crisis económica como resultado de una pésima administración; los gastos de operación y costos indirectos se llevan la mayoría del ingreso.
La crisis económica de la empresa ha sido causada por la ineptitud de la dirección, de ninguna manera por los costos laborales, al contrario. En 2015 los trabajadores aceptaron reducir sus prestaciones en 27% que significó entregar 21 millones de pesos y hoy están dispuestos a entregar otros 30 millones de pesos.
La acción de la patronal durante la huelga ha contado con el apoyo de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, después de la huelga la empresa no ha iniciado las negociaciones.
La situación del sindicato es delicada; durante la huelga empleados de confianza y esquiroles publicaron el periódico y esto en los hechos, anula el derecho de huelga. Igualmente, grave es la división sindical, pues los esquiroles existen gracias a los recursos económicos utilizados por la empresa para corromper a los indecisos.
En diferentes medios periodísticos, accionistas y extrabajadores del periódico han detallado como directivos y un grupo de periodistas se han beneficiado económicamente de esta pésima administración, pero hasta el momento el sindicato no ha tomado posición sobre estos señalamientos.
Ello puede explicarse por la idea de los trabajadores de La Jornada de que el periódico "tiene una línea de centro-izquierda, antiliberal", como afirman en su publicación sindical EL JORNALERO, pero la huelga ha demostrado que directivos e intelectuales afines no dudan en actuar más a la derecha que la derecha más reaccionaria, arrebatándoles el producto de su trabajo a ellos y a sus familias y además no dudan en acusarlos de querer destruir el periódico ¡por defender sus prestaciones laborales!, no dudan en acusarlos de querer vivir mejor porque ¡ni los trabajadores de Suiza! y no dudan en hacer un llamamiento para romper la huelga y enfrentar "a los pinches sindicatos" que los apoyan, cómo tuvo a bien decir un "izquierdista" dedicado a relatar episodios nacionales.
La huelga ha demostrado a los trabajadores de La Jornada que una cosa es el decir de esa línea de centroizquierda y otra es cómo actúan para defender su posición económica, que no les importa pasar por encima de aquellos que dicen defender.
Los trabajadores de La Jornada saben, que entregar millones y millones de pesos que les pertenecen a una dirección inepta e ineficaz no resolverá el problema, que la única manera de garantizar que su dinero sea utilizado para resolver la situación del periódico es vigilar su uso.
La propuesta del SITRAJOR es entregar 30 millones de pesos, pero no deben entregarlos gratis, deben hacerlo a cambio de tener voz y voto en la conducción del periódico, es la única manera de garantizar que La Jornada, su trabajo, se mantenga y puedan cumplir con el lema de su sindicato "Por un periódico de iguales"
Por una Jornada bajo control de los trabajadores.