Es necesaria una respuesta contundente
El 16 de agosto el sindicato de La Jornada comunicó el despido de la Secretaria General y del Secretario de Organización. Con los despidos la empresa rompe el acuerdo con el cual se levantó la huelga el 4 de julio donde se comprometió a no efectuar ningún despido. No sólo los despidió, además los denunció penalmente y en el colmo también incluyó al hijo de la Secretaria General por haberse solidarizado con la huelga.
La empresa Demos actualiza así la frase con la cual, el cónsul francés inició la intervención francesa: "mi firma vale menos que el papel en donde está escrita", y perfila demandas penales a cualquiera que apoye la huelga; de esta acusación los únicos que se salvan son el Fisgón y Paco Ignacio Taibo.
Así la patronal de La Jornada da un paso más para convertirse en la vanguardia de la derecha y los empresarios más reaccionarios que de lejos se han atrevido a tanto.
La empresa está envalentonada y las autoridades laborales les han apoyado para nulificar legalmente y en la práctica el derecho de huelga y el despojo de las prestaciones logradas a través del contrato colectivo reduciendo los ingresos de los trabajadores en un 70%.
A tan brutales agresiones el sindicato ha respondido de manera lenta e insuficiente. Ante la corrupción de los responsables del periódico, no han dicho gran cosa, cuando habría que explicar amplia y profundamente como esa corrupción ha llevado a la insostenible situación económica a la empresa. Frente a los despidos tardo varios días en darlos a conocer cuando lo correspondiente era informar inmediatamente a la base para ponerla en alerta y movilizar contra ésta y las agresiones que vienen.
En el acuerdo para levantar la huelga, la patronal también se comprometió a tener un clima "fraterno en las labores" y ya desde entonces era evidente su función como cortina de humo para evitar la acción de los trabajadores.
Los despidos de los dirigentes buscan paralizar al sindicato, aumentar el número de esquiroles y preparar más y más despidos.
No hay "clima fraterno" entre los corruptos y los que han despojado de una parte importante de sus ingresos para el sostén familiar. La patronal Demos busca no sólo romper el contrato colectivo e impedir la participación en las elecciones del sindicato, lo que busca es que la crisis creada por su corrupción la paguen los trabajadores. Lo están logrando y el sindicato debe de impedirlo poniendo en tensión todas sus fuerzas, yendo a todos los sindicatos, fábricas, escuelas y colonias y de viva voz dar a conocer su situación, exigiendo el respeto al contrato colectivo, al sindicato y que el dinero que ya entregaron y que están dispuestos a seguir haciéndolo, para rescatar a la empresa, les dé lugar en la dirección del periódico, para que desde allí decidan el uso de los recursos e impedir que la corrupción siga destrozando al periódico.
No hay de otra, son las trabajadoras y trabajadores del SITRAJOR y sus familias o los corruptos y empresarios ladrones.