Las trasnacionales como Shell, Exxon Mobil, Petrobras, Statoil Hydro y hasta Chevron están ya lamiéndose los bigotes por la contrarreforma energética que fue aprobada por el senado el pasado jueves 23 de octubre en menos de cuatro horas por todos los partidos con la excepción de cuatro senadores perredistas, Ricardo Monreal, Yeidckol Polevnsky, Salomón Jara y Rosalinda López, y dos del PT, Rosario Ibarra y Francisco Javier Obregón. Miles de personas, convocadas con un día de antelación, cercaron el senado y obligaron a los títeres de la burguesía a aprobar la reforma en la Torre del Caballito, tomada desde la mañana por la PFP, bajo la dirección personal del Secretario de Seguridad Pública Federal Genaro García Luna, quienes golpearon a un grupo de diputados perredistas que pretendía protestar en contra de la imposición.

Si el movimiento no da un paso más allá en la movilización que las marchas mítines y plantones, el dictamen pasará a la cámara de diputados el martes 27 para ser finalmente aprobada. La única manera de frenar los planes de las trasnacionales es mediante la unidad en la acción y la huelga general; las marchas mítines y plantones son necesarias pero ya son totalmente insuficientes

Si bien el movimiento multitudinario encabezado por  López Obrador (AMLO) ha evitado que, por ahora, la reforma salga en los términos que Calderón y la burguesía hubieran preferido, -  en la propuesta original del pelele se quería legalizar la privatización de la refinación, del transporte, de los ductos y del almacenamiento de petrolíferos - el presidente espurio ha señalado que "es el cambio más favorable en el sector de los hidrocarburos desde 1938". No podía ser para menos, a pesar de no ser lo deseado en un principio por las trasnacionales, la contrarreforma abre las puertas a la partición del territorio en "parcelas" para dividirlas entre los "buitres" trasnacionales, permite la contratación de empresas privadas para "prestación de servicios" y realización de obras, posibilita la bursatilización de PEMEX con los "bonos petroleros" de Calderón, otorga la administración de PEMEX al sindicato controlado por la burocracia priísta y agentes del gobierno calderonista para facilitar la privatización.

Es claro que las trasnacionales no se conformarán con contratos de "prestación de servicios", su objetivo es mucho más ambicioso: pretenden usufrutuar todos los aspectos de la producción energética, empezando por la exploración y producción de petróleo, por ello sus esbirros (PAN, PRI, Nueva Izquierda) desecharon las doce palabras que un grupo de senadores del PRD proponía y que señalaba que: "No se suscribirán contratos de exploración o producción que contemplen el otorgamiento de bloques áreas exclusivas". Cómo ha señalado AMLO el objetivo de las trasnacionales es culminar la contrarreforma con el reglamento de la Comisión Nacional de

Hidrocarburos por el cual se facilite la división del territorio nacional (sobre todo el Golfo de México) en parcelas de un tamaño equivalente a estados como Tlaxcala, Morelos, Colima o Aguascalientes  en los cuales, de manera exclusiva, manejarían la exploración y producción de hidrocarburos.

Estos planes se han ventilado en el periódico de la burguesía "Reforma", en donde se revela que "Ahora que las leyes están casi planchadas, sigue el reglamento de la Comisión Nacional de Hidrocarburos. Ésta decidirá sobre la asignación de bloques para la exploración y producción de hidrocarburos, el tiempo de adjudicación mediante contratos de servicios y las medidas para la asignación de incentivos económicos. "Así que las extranjeras no pierden de vista el proceso, pues no descartan que pese a la "reforma chiquita" al final todavía puede salir algún negocio interesante." (Reforma 18/10/08).

Es claro que la contrarreforma aprobada en el senado es la punta de lanza para la privatización abierta, por ello en el momento de su aprobación los senadores del PRI, PAN, y los "chucos" de Nuevas izquierda, junto con Calderón, estaban eufóricas; los despachos de abogados de las trasnacionales están ya merodeando como zopilotes todas las oportunidades que "la reforma chiquita" les permite.

Frente a la inminente privatización es claro que a las masas y a los trabajadores no nos queda otro camino que paralizar el país. Para frenar a la burguesía y sus esbirros del gobierno del PAN, los trabajadores hemos hecho de todo desde el fraude electoral: marchas históricas de tres millones de personas, plantones monumentales, mítines recurrentes, brigadas y asambleas; no se puede culpar a las masas el no haber hecho todo para evitar los golpes del régimen. Pero es claro que es necesario profundizar nuestros métodos de lucha y paralizar el país tal como el mismo AMLO había señalado de concretarse la reforma. La reforma está a punto de concretarse, se concretará el martes, AMLO ya no tiene pretexto para no llamar a la huelga general; los trabajadores tenemos la fuerza para echar atrás una contrarreforma que anularía la expropiación petrolera de 1938.

Lamentablemente, en lugar de llamar a la preparación de la huelga general, mediante llamados a las bases de los sindicatos, brigadas a las zonas fabriles, etcétera, AMLO ha propuesto los mismos métodos de lucha que ya han demostrado su insuficiencia: más brigadas, más marchas, más llamados a la buena voluntad y otras cosas loables. Es claro que estas medidas son correctas pero son insuficientes, es verdad que AMLO ha ampliado las demandas incorporando la lucha contra el aumento de precios, el deterioro de los salarios, la falta de presupuesto al campo y educación. Sí, todo esto es correcto, es un paso adelante y puede facilitar un frente único con los maestros, con los mineros, con los sindicatos. De hecho las demandas que enarboló  AMLO el pasado domingo 26 de octubre frente a decenas de miles de brigadistas y seguidores son los que los marxistas llamamos "programa de transición", sólo que los marxistas señalamos que a ese programa le falta el último escalón: la lucha por el socialismo y lo más importante la medios para volverlo realidad, de lo contrario las demandas no pasan de ser "cartas a Santa Claus".

¿Qué tareas se plantean al movimiento para cumplir con las justas demandas que señala AMLO? Las demandas se deben acompañar de un llamado al frente único en la acción con los sindicatos de masas, los campesinos, las bases del PRD y del PT; debemos unificar las demandas en una sola lucha; ese frente debe impulsar y ponerle fecha a una huelga general y cierres de carreteras cuyo objetivo debe ser darle cumplimiento a las demandas sociales derrocando al gobierno espurio (esto no es una utopía es el método con el cual los trabajadores de Argentina y Bolivia han derrocado presidentes impopulares) Debemos seguir el ejemplo de los métodos de nuestros compañeros maestros unificando el movimiento golpeando el mismo día y a la misma hora. Pero estas medidas están vinculadas con la lucha por la democratización de los sindicatos y el mismo PRD, para expulsar a los agentes de la burguesía enquistados en estas organizaciones tales como la rata de Elba Esther Gordillo y los traidores "chuchos" de Nueva Izquierda.

AMLO debe hacer un llamado a recuperar el PRD meter una escoba proletaria y barrer la basura burocrática que controla el partido: expulsando a Nueva Izquierda y todos aquellos que votaron a favor de esta contrarreforma, la fuerza de los trabajadores es infinitamente superior a la fuerza de la burocracia que se sostiene tan sólo por el poder que tienen del aparato y el apoyo del régimen; tan sólo hay que saber encauzar el deseo de la clase trabajadora por eliminar de sus organizaciones a la costra que significan los dirigentes traidores, transformando ese deseo en una fuerza para que la burocracia salga volando como un corcho podrido.

Estos métodos, la huelga general junto con la toma de instalaciones bancarias, de PEMEX, de dependencias gubernamentales, de aeropuertos, el cierre de carreteras, etcétera, que vendrían a complementar lo que hemos acciones que hemos desarrollado  durante meses (marchas mítines, plantones), no sólo podrían derribar las contrarreformas (ISSSTE, Calidad Educativa, Reforma energética, etcétera) sino que pondrían sobre la mesa la cuestión de la caída de Calderón y la formación de un gobierno de los trabajadores cuya tarea siguiente sería la caída del capitalismo.

Las dirigencias obreras podrán posponer el escalamiento del movimiento pero tendrán que ponerse al frente o más tarde o más temprano serán hechas a un lado por la fuerza del movimiento de masas.

Retardar la huelga general sólo alargará y volverá más doloroso el parto del proceso revolucionario, solo permitirá a Calderón seguir adelante con sus contrarreformas, sólo le permitirá seguir militarizando el país, sólo permitirá que más activistas (como en Oaxaca) sigan cayendo presa de la represión. Los trabajadores tenemos la capacidad de evitar dolores necesarios y llevar la lucha hasta el final, tenemos la fuerza para paralizar el país y demostrar que sin nuestro permiso no se mueve una rueda ni se prende un foco, que los trabajadores somos necesarios y la burguesía y su estado no. Tenemos la fuerza para revertir la privatización de petróleo y también para transformar la sociedad.

Octubre de 2008


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