La crisis económica por la que atraviesa el capitalismo agrava indudablemente las condiciones de vida de los trabajadores, que ya de por sí son precarias bajo este sistema económico, como lo decía Marx en los Manuscritos filosóficos de 1844:

“en una situación declinante de la sociedad, miseria progresiva; en una situación floreciente, miseria complicada, y en una situación en plenitud, miseria estacionaria.”

La educación es sin duda uno de los sectores más afectados, pues al carecer de los recursos para subsistir, los trabajadores prefieren destinar sus salarios a la compra de alimentos para sus familias, descuidando así otros aspectos que son importantes para el pleno desarrollo de sus vidas, tales como la salud, la recreación, y la ya mencionada educación. Los jóvenes nos vemos orillados entonces a buscar alternativas para aportar ingresos a nuestras familias, y de alguna manera poder “solucionar” la crítica situación económica del hogar. Las alternativas a las que normalmente se recurren es en el mejor de los casos el buscar un empleo, que en la mayoría de las ocasiones es mal remunerado; en otras tantas ocasiones, la delincuencia llega a ser una alternativa.

Es así como la garantía de la educación gratuita, otorgada en el artículo 3° de la Constitución y con la que los gobiernos burgueses se llenan la boca al hablar de derechos, se ve impedida e inalcanzable parta muchos jóvenes, hijos de trabajadores.

La situación es entonces “remediada” por el gobierno, otorgando becas a los estudiantes. El criterio que se utiliza para otorgar una beca a un estudiante es, en teoría, la situación económica en primer lugar, y posteriormente el aprovechamiento escolar, es decir las calificaciones del alumno. Pero independientemente de que estos criterios sean en verdad los que definan a un estudiante como candidato a recibir un estímulo económico, lo cierto es que todos los jóvenes debemos tener las mismas oportunidades para poder llevar a cabo nuestros estudios. Es evidente el hecho de que un joven que tiene que trabajar para apoyar a la economía familiar ve una cierta disminución en su desempeño académico,  por lo que el factor del aprovechamiento escolar no puede ser un indicador determinante para otorgarle o no una beca a un estudiante.

El “apoyo” del gobierno…

El actual gobierno espurio de Calderón, representado en la SEP por la señora Josefina Vázquez Mota y ahora por Alonso Lujambio, se han regocijado al decir que el número de becas otorgadas a estudiantes en el periodo 2007-2008 fue de 6 millones, e incluso afirman que se otorgaron 3% menos que el ciclo anterior, debido a una reestructuración del programa, en el que, según ellos, se otorgan menos becas, pero con un beneficio económico mayor. De los beneficiados con becas que otorga la SEP, el 76% corresponde a educación básica, 18.8% a media superior y 5.2% a superior. Estos apoyos representaron el 24.6% de los alumnos inscritos en las escuelas públicas desde primaria hasta posgrado, según cifras del segundo informe de gobierno.

Tomando en cuenta la matrícula registrada en el mismo periodo, es decir, la cantidad de niños y jóvenes atendidos por el sistema educativo nacional, se atendían a 4.7 millones en educación preescolar, 14.7 millones en educación primaria, 6.1 millones en secundaria, 3.8 millones en educación media superior y 2.6 millones en educación superior, se contaba con una cobertura a nivel nacional del total de jóvenes en edad de estudiar de 97.9% en educación básica, 60.9% en educación media superior y 26.7% en superior.

Para resumir estas cifras, tenemos que en el periodo 2007-2008, de los 31.9 millones de estudiantes atendidos por el sistema educativo nacional, es decir, la SEP (más los estudiantes que atienden la UNAM y otras universidades autónomas), menos del 20% fueron beneficiados con un estímulo económico; y esto sin tomar en cuenta a los millones de jóvenes que no reciben educación alguna, cifra que sobrepasa los 8 millones de niños y jóvenes. En este rubro, los mayores alcances se han tenido por medio del programa de becas del bachillerato universal, que otorga el gobierno del D.F, pero aún así son miles los jóvenes que no tienen acceso a esta beca por no residir en el D.F. o por no tener acceso a la educación pública. Las becas otorgadas por otras instituciones, como la UNAM y el IPN, llegan igualmente sólo a una mínima parte de la población estudiantil.

Los inconvenientes de las becas.

La mayoría de los estímulos oscilan entre los 500 y los 800 pesos mensuales, dependiendo de la institución que los otorgue, de la situación económica del interesado y de las calificaciones del mismo, lo que equivale a entre 10 y 16 salarios mínimos, una cifra totalmente insuficiente para un estudiante, considerando los gastos como libros y material escolar, alimentos, transporte y colegiaturas, trámites e inscripciones, además de que en muchas ocasiones, parte de la beca va destinada directamente a los gastos familiares.

Otro factor en contra es el medio de pago de las becas. En la mayoría de los casos (educación media superior y superior, principalmente) el pago se realiza por medio de los bancos, quienes, en su afán por obtener ganancia cobran intereses por cada transacción, reduciendo así notablemente el monto del estímulo. Pero sin duda, el colmo de esta mínima ayuda por parte de nuestro gobierno, es el atraso en los pagos, los cuales pueden llegar a prolongarse hasta 5 meses, dejando así  a los becarios en incertidumbre al saber “cuando se dignarán a pagar lo que nos deben”.

Es hora de defender la educación pública, que deje de ser el privilegio de algunos y que se nos den las mismas oportunidades a todos los hijos de los trabajadores, exigiendo al gobierno también becas para la totalidad de alumnos, que cubran las necesidades de todos los estudiantes. Esta debe ser una lucha que debemos llevar a la par con los trabajadores, por mejores salarios y condiciones de vida, en la construcción de una sociedad socialista.

¡Ni una sola lucha aislada más!

¡Por la defensa de la educación pública!

¡Únete al CLEP-CEDEP!


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