En este mes de junio, los jóvenes estudiantes del IPN se trabaron en una lucha contra el “nuevo modelo académico”. Ahí se demostró la combatividad y la conciencia de los jóvenes. Publicamos una interesante carta que un compañero estudiante nos envió sobre su experiencia personal…
Cuando al salir de casa iba en camino a la escuela, parecía que sería un día normal como cualquier otro, tomé el camión que va del metro lindavista con dirección hacia la unidad de Zacatenco, y contemplé por la ventanilla el despertar de la ciudad.
Llegué a mi destino y al entrar a la unidad, noté algo diferente, algo estaba sucediendo, pero no tenía la menor idea de que era, hasta llegar al edificio número siete correspondiente a la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas, el cual estaba cerrado y sellado con una cartulina, anunciando el paro de labores, a consecuencia del nuevo plan de estudios que las autoridades nos quieren imponer, en ése momento recordé de lo que trataba éste, y mientras avanzaba hacia el grupo donde estaban mis compañeros, seguí pensando en las reformas del mismo. Saludé a mis colegas, que en ese momento jugaban cartas, después de un momento seguían jugando y nadie parecía interesarse en lo que sucedía, un momento después llegó un compañero anunciando que se estaban reuniendo, y que venía una marcha en protesta al nuevo plan de estudio.
Con el afán de informarme de lo que sucedía, movido por la curiosidad me dirigí hacia allá en compañía de dos amigos. Al llegar estaba un compañero dirigiendo un discurso a la concurrencia, hablándonos sobre el atropello que realizaban las autoridades al aprobar tal reforma, confirmando lo que antes había oído, al ver a un antiguo profesor le pregunté su opinión, y lo único que me contestó fue; ”No te preocupes, ese ya no te a tocar a ti”, despertó un profundo enojo y profundo asco ante tan deprimente respuesta, pensando que las decisiones más importantes estaban en las manos mucha gente con esa mentalidad, y de que nadie nunca hace nada, porque siempre esperamos a que los demás tomen la iniciativa, y los demás esperan lo mismo de nosotros, también me vino a la mente la idea de que si a mí no me iba a tocar tal aberración de modelo educativo, a mis hermanos, primos, amigos y futuros hijos sí.
Fue un cúmulo de sentimientos que me asaltaron en ese instante, la sangre me hervía de rabia, y ante mí estaba la mejor forma de expresar mi descontento, entonces mis pies empezaron a moverse en dirección al tumulto de gente, que reclamaban lo que nos querían arrebatar. Así fue me uní a la marcha con la esperanza de hacer con pequeños actos de parte mía, grandes cambios.