En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, se vivió entre los días 13 y 18 de mayo un paro por parte de las y los trabajadores. Después de varios intentos de resolver sus demandas, incluido la toma de la Dirección, se tomó la resolución de tomar las instalaciones de la Facultad para presionar a una respuesta satisfactoria, la cual, finalmente llegó después de una mesa de negociación el día 18.
Una acción necesaria
La acción representa un punto de ruptura con la estrategia de inmovilidad y simulación que hace décadas sigue la dirección del sindicato de la Universidad, el STUNAM. El Comité Ejecutivo y una mayoría de delegados mantienen la actividad sindical como una gestoría sin más perspectiva que la de la administración de los derechos ganados en anteriores luchas, el lema esgrimido por la dirección desde hace años es totalmente elocuente de esto: “sindicato de institución”.
Agustín Rodríguez y sus herederos políticos hace años que se imaginan así mismos como importantes prohombres de la Universidad, garantes de su estabilidad. Creen que la manera de conservar los derechos de la base trabajadora es garantizando el statu quo y manteniendo en su lugar a la casta dorada que gobierna la UNAM. Pero la realidad del avance de las políticas antiderechos de las directivas de las diversas dependencias dice lo contrario.
En muchas dependencias, facultades, institutos, escuelas, etc. vemos que se imponen esquemas de trabajo directamente venidas de la empresa privada, al mismo tiempo en la práctica se niegan y recortan derechos y se mantiene la precariedad entre la plantilla docente. Frente a todo esto se hace necesario movilizarse y entrar en acción.
Ataques de las autoridades
Un ejemplo de ese avance ha sido el uso de la Directora de la Facultad de las nuevas dinámicas de clases en línea derivadas del cierre por la Covid19 para impedir que estudiantes y docentes apoyaran activamente la lucha de los trabajadores, imponiendo las clases virtuales y tratando de usarles como arma de golpeo contra el paro. La precaria situación laboral de maestras y maestros amordaza a muchos de ellos y les previene de mostrarse solidarios públicamente.
Esto es una muestra de que el terreno cedido por años de pactos y desmovilización han fortalecido las posiciones de las autoridades que solamente han podido ser contrarrestadas gracias a la movilización. Fueron precisamente las medidas de presión las que lograron el desistimiento de las actas administrativas, la implementación de las mesas de negociación y la firma de los acuerdos finales.
Extender la lucha
El paro y las diversas acciones que llevaron adelante los trabajadores de Políticas son una bocanada de aire fresco frente a la inmovilidad del Comité Ejecutivo. Pero no debe parar ahí. El Instituto de Ciencias del Mar también ha estado en paro y movilización por meses, maestras y maestros de diversas facultades protagonizaron una lucha contra la precariedad, los descuentos indebidos, los bajos salarios y los retrasos al pagar, además de las infinitas luchas contra el acoso sexual y laboral que están hechas y que no se hace nada, etc. Todas estas luchas deben ser unificadas en un solo frente.
Existen condiciones para luchar y para ganar. Los ejemplos de otros sectores en lucha también son válidos para el terreno del sindicalismo universitario. Los mismos métodos pueden ser empleados. Darle continuidad a este tipo de acciones, mediante volanteo, brigadas informativas en otras dependencias, cierres, mítines, etc. es hacer visible para miles de trabajadores de base que hay una alternativa.
Estas luchas también debemos de informarlas al estudiantado y llamarle a la solidaridad activa, hacer acciones de movilización entre toda la comunidad escolar y dar a conocer al pueblo en general que en la UNAM hay más cosas que los elocuentes discursos del Rector. Ahora mismo los IEMS y los CONALEP están en lucha, debemos de acercarnos a ellos, mostrar solidaridad y plantearles acciones coordinadas en contra de la precariedad laboral y en defensa de la educación pública.
Por un sindicalismo de combate
Tras dos años de terrible pandemia habiendo padecido muertes y contagios de compañeros trabajadores, frente a la miseria, precariedad laboral y la inflación imparable hay que levantar la bandera de un sindicalismo combativo, democrático, de clase y asambleario, que se base en la fuerza del movimiento obrero, que refuerce su conciencia y capacidad de organización. Hay que decir alto y claro que así fue como se consiguieron los derechos sociales y laborales a lo largo de la historia. Así es como se han arrancado victorias en el pasado y será así como lo lograremos ahora.
¡Contra la Rectoría, la precariedad y los recortes, la lucha es el único camino!