Un balance de la situación
El aspecto fundamental en este momento es analizar objetivamente las fuerzas del movimiento. En muchas escuelas se está propagando un sentimiento de desesperación, no por la lucha en sí misma, sino porque esta no tiene perspectiva. ¿Cuánto va a durar el paro? ¿Qué vamos a hacer para tener más fuerza y realmente lograr los objetivos? ¿Cuáles son los aspectos tácticos y estratégicos de esta lucha y cómo fortalecerlos? Todas estas preguntas no tienen solución clara, en el mejor de los casos cada escuela tiene su propio análisis, pero no hay un análisis central. Y decimos que en el mejor de los casos porque en algunas escuelas la desorientación es mayor. La asistencia a las asambleas locales ha bajado en varias escuelas, por lo que hay muchos compañeros que teniendo ganas de informarse, no logran obtener información ni orientación política.
Hay síntomas claros de que la falta de claridad política sobre el balance y la perspectiva de la lucha están debilitando seriamente al movimiento. El primer síntoma ha sido la asistencia a la marcha del 10 de Octubre, que reunió alrededor de 12 mil jóvenes. Aunque no deja de ser un buen número de estudiantes, debemos ver que la movilización del 25 de Setiembre reunió a cerca de 40 mil jóvenes. A ello se agrega la baja en la participación de las guardias que está teniendo como resultado que algunas escuelas estén el día de hoy, 13 de octubre, planteando levantar el paro de forma totalmente descoordinada con la AGP. El movimiento debe evitar que los paros se levante producto de la desorientación política y el desgaste. La AGP debe urgentemente realizar un balance objetivo del estado de fuerzas y plantear una orientación para continuar la lucha considerando ese estado de fuerzas. La AGP debe considerar que después de la respuesta de la Segob, el movimiento entró en otra fase de la lucha, donde reorganizar la fuerza estudiantil es el aspecto más importante, y el único factor que puede darle viabilidad a la lucha por las demandas pendientes.
Sin información
En muchas escuelas ocurre que las asambleas locales son convocadas sólo por facebook, si bien esta ha sido una herramienta útil también es cierto que es necesario reforzarla con todo tipo de tácticas propagandísticas para atraer a los estudiantes hacia las asambleas. La manera en que se ha estado convocando ha dado como resultado que muchos compañeros que están de acuerdo con la lucha no asistan a las reuniones y no estén informados. Por otra parte las medidas de seguridad en varias escuelas son muy estrictas y sin una orientación política. En algunas escuelas únicamente se permite el ingreso a un determinado número de jóvenes, si ese número es rebasado el resto de estudiantes no puede entrar a participar en asambleas y mucho menos se les da información, simplemente se les dice “ponte en contacto con tu representante que él te informará”, el resultado es que no hay oportunidad de informarse. Si los estudiantes no participan en la toma de decisiones entonces perderá el ánimo para seguir participando.
En esta misma lógica la AGP está sesionando a puerta cerrada y bajo estrictas normas de seguridad. La información que sale de ella es a cuenta gotas y sólo pueden ingresar a las sesiones los delegados. Está lógica de las sesiones está definida por la intensión de evitar a los “infiltrados” y a los “provocadores”, en realidad lo que están haciendo es desligarse cada vez más de la base estudiantil. Esto encierra un grave peligro porque las decisiones no están siendo debatidas por los estudiantes y de esto mismo se genera tendencia incorrecta: en el movimiento unos piensa y otros sólo obedecen. Esto debe cambiar. Deben abrirse las asambleas, aunque no todos tengan voz y voto, es un derecho de todos los estudiantes escuchar la manera en que se desenvuelven los representantes ante la AGP.
El hermetismo en las asambleas locales y en la AGP acaba por no permitir exponer a toda la base estudiantil la situación de la lucha, las tareas y los puntos débiles a solucionar. Eso no puede tener otro efecto que destruir la fuerza del movimiento.
Si por un lado hay ya signos de cansancio, incertidumbre, bajar participación y por el otro no hay asambleas ni locales ni generales que se realicen en las mejores condiciones, es claro que el movimiento tiene una perspectiva muy mala que puede llevar al fracaso de este importantísimo movimiento juvenil. Para transformar la situación, la primera tarea es luchar a brazo partido para tener asambleas lo más amplias posibles, para ello hay que poner días y horarios claros para cada asamblea, hay que difundirlas con suficiente tiempo, hay que propagandizarlas por facebook, pero también haciendo llamadas telefónicas, mandando mensajes, correos electrónicos, poniendo carteles, etc. Por otra parte no se debe excluir a nadie de las asambleas y debemos eliminar ese miedo totalmente desproporcionado que en algunas escuelas existe a que cualquiera puede ser un “infiltrado” o “provocador”. Es necesario que las asambleas se realicen en los auditorios de las escuelas, no debemos permitir que los debates se realicen bajo las inclemencias del tiempo o en las banquetas, debemos usar los auditorios precisamente ya que para eso debe servir el tener las escuelas tomadas.
El paro indefinido a debate
La táctica del movimiento juvenil debe verse no sólo al calor de la situación concreta actual sino también a partir de las experiencias anteriores. La huelga estudiantil en la UNAM en 1999-2000 nos da un excelente ejemplo, ahí también se luchó contra la privatización de la educación, también hubo un estallido de rabia increíble que llevó a miles de estudiantes a sumarse a las movilizaciones. Después de una serie de movilizaciones y paros escalonados se llegó a la huelga indefinida. Al principio existían miles de compañeros que se integraban en las tareas para resguardar las instalaciones y para crear brigadas de información; miles de trabajadores dieron su apoyo con víveres y con dinero. Sin embargo, al cumplirse aproximadamente dos meses de huelga se notaba ya el desgaste, la asistencia a las guardias y a las brigadas bajaron considerablemente. Para inhibir la participación estudiantil, el gobierno desplego toda una campaña en medios de comunicación para deslegitimar al movimiento. El grave problema fue que la dirección del CGH nunca entendió qué significaba el hecho de que una escuela participara en las movilizaciones con un contingente de decenas de miles de jóvenes pero en las tareas cotidianas de la huelga sólo participaran cientos y posteriormente sólo decenas de estudiantes. La dirección del CGH nunca comprendió que una cosa es el apoyo a la lucha contra la privatización de la educación y otra es el apoyo o la capacidad de las masa estudiantiles para luchar a través de una táctica que ya no se ajustaba a las fuerzas concretas del movimiento. El grueso de los estudiantes estaban deseosos de continuar luchando, pero con otra táctica que no fuera la huelga indefinida.
Un estudiante puede estar de acuerdo con el objetivo de la lucha pero no con el medio para lograr este objetivo. Es posible, y así ocurre, que muchos estudiantes no estén en condiciones para asumir una determinada táctica de lucha. De tal manera en que los estudiantes expresan esta opinión no siempre de manera directa y clara en las asambleas y debates, sino a través de desistir en su participación en tal o cual acción. En la UNAM la lucha se complicó mucho porque además, en determinado momento, plantear una táctica distinta a la huelga indefinida era considerado como traición al movimiento. Para cuando las fuerzas estaban muy reducidas se sentía que dejar la táctica de la huelga indefinida era en automático aceptar la derrota del movimiento. Así la huelga indefinida se convirtió en un fin en sí mismo y no en un medio para lograr un objetivo. La huelga se prolongó mucho más allá de lo que las propias fuerzas del movimiento lo permitían. Cuando la policía rompió la huelga se desataron movilizaciones muy grandes lo cual demostraba, una vez más, que el movimiento tenía mucho apoyo en cuanto al objetivo político pero no así en cuanto a la táctica de la huelga indefinida.
En el IPN debemos evitar que el paro se convierta en un fin en sí mismo. En estos momentos es urgente hacer un análisis global de las fuerzas y si comprobamos que efectivamente hay cansancio y baja participación entonces debemos cambiar de táctica de lucha. La táctica no puede imponerse al movimiento, sino que es un resultado de un balance correcto de las fuerzas con las que se cuenta.
El regreso a clases no es sinónimo de derrota
Hay compañeros que creen que al dejar el paro indefinido automáticamente estamos derrotados. El cálculo que hacen es que una vez que regresen las clases todo mundo se verá presionado por las clases y la vida cotidiana de las escuelas por tanto será imposible logar nada. Claro que existe ese peligro pero no necesariamente tiene que cumplirse. Un aspecto clave es reagrupar el apoyo de los profesores, que deben negarse concientemete a no ejercer la carga académica que seguramente les ordenarán los directivos. El movimiento estudiantil debe encontrar las formas para incorporar a los profesores a la lucha, especialmente a los afiliados a la sección 11 de la CNTE.
Si desarrollamos, ahora que está el paro, una campaña para explicar a todos los estudiantes, y repetimos a todos los estudiantes, los triunfos políticos que se han logrado, si les explicamos la lección fundamental “luchar si sirve”, si realizamos esfuerzos para crear organizaciones en las escuelas y si mantenemos en ánimo y las fuerzas físicas en las mejores condiciones posibles, entonces se podrían abrir las escuelas con la capacidad para imponer condiciones de estudio que no asfixien al movimiento.
Si en contraparte mantenemos la desinformación, la desconfianza, el balance de “no hemos tenido ni un solo triunfo político”, la separación entre el movimiento del IPN y el resto de las demandas del movimiento social, entonces solo es cosa de tiempo para que el cansancio, la confusión y el aislamiento acaben por derrotar al movimiento del Politécnico. El paro indefinido puede caer por su propio peso y entonces el regreso a clases se dará bajo condiciones muy malas entre los estudiantes las que les impedirán no solo presionar para lograr los objetivos del pliego petitorio sino incluso para evitar que las autoridades desarrollen una táctica de presiones académicas para asfixiar al movimiento.
Es mucho mejor una retirada a tiempo y en orden a una desbandada. Eso se debe evitar a toda costa.
¿Cómo podríamos continuar en la lucha pero sin paro indefinido? Si como decimos mantenemos la mayor cantidad de fuerzas posibles y con un moral elevada entonces habrá posibilidades de convocar a movilizaciones una vez que haya clases. La movilización del 25 de septiembre es un buen ejemplo de lo que se puede hacer. A esa marcha asistieron cerca de 40 mil estudiantes, sin siquiera haberlos convocado, y en los hechos significó un paro de labores. Tan importante fue aquella movilización que inmediatamente se ganó la confianza de muchos trabajadores y estudiantes de otras escuelas convirtiéndose en un movimiento que ejerció mucha presión al gobierno de Peña Nieto.
Si regresando a clases mantenemos las asambleas y trabajamos fuertemente para convocar a las acciones, no solo a través de facebook, entonces una movilización se convierte automáticamente en un paro de todo el politécnico. Si cada jornada de lucha va acompañada con una táctica de unidad con todo el movimiento social, entonces estaremos con muchas posibilidades de triunfo.
Ni el paro indefinido ni cualquier otra táctica es una receta infalible, no. En cada momento debemos hacer un balance que también considere otras experiencias históricas de la lucha de los jóvenes y los trabajadores, para plantear soluciones. Si en un caso hipotético estallaran jornadas de huelga y movilizaciones entre otros estudiantes y trabajadores, el politécnico quizá debería llamar unirse a la huelga. Una vez más lo decimos, no hay recetas acabadas, en cada momento hay que hacer una balance de la situación. Pero en todo momento debemos evitar hacer de una táctica de lucha se convierta en un fin en sí mismo.
¿Qué hacer si se mantiene el paro indefinido?
Estamos proponiendo que los estudiantes del IPN cambien de táctica, que regresen a clases con las fuerzas que ahora tienen y que fortalezcan la organización para continuar la lucha bajo nuevas condiciones. La continuidad del movimiento es el objetivo más importante, ello requiere ante todo de reorganizar las fuerzas. Pero es claro que no necesariamente esto va a ocurrir. ¿Qué hacer entonces?
Si el paro indefinido se mantiene se necesitan hacer cambios urgentes en muchos aspectos.
Un paro indefinido debe urgentemente ganar nuevas fuerzas, por tanto se deben armar brigadas que todos los días salgan a otras escuelas, a fábricas y colonias para explicar las razones de la lucha y la necesidad de que todo mundo se una a las movilizaciones levantando sus propias demandas. Debemos eliminar a toda costa que los estudiantes en lucha se mantengan dentro de las escuelas, cuidando las puestas o realizando las mil y un tareas diarias, de hecho esto es lo menos importante en un paro indefinido. Estas tareas deben mantenerse por un reducido grupo, pero el grueso de las fuerzas deben orientarse hacia afuera en brigadas.
Debemos mantener las movilizaciones como arma fundamental. Esto significa que debemos dejar esas actividades tipo cursos de creación literaria, cursos de instrumentos musicales y cursos académicos como las aprobadas en la ESIME Zacatenco. No estamos en contra ni de la literatura, ni de la música ni mucho menos del desarrollo académico, pero hay que visualizar que ahora las tareas son las de luchar en defensa de la educación y esas actividades no le generan al estado la mas mínima presión política. Si ha de haber cursos deberían ser políticos, que ayuden a que cada compañero eleve su comprensión de las necesidades tácticas, organizativas y programáticas. Pero a pesar de ello la movilización debe ser lo fundamental para presionar al gobierno. Mantenerse encerrado dentro de las escuelas es veneno puro para el movimiento.
Las movilizaciones no pueden convocarse como hasta ahora, por un simple mensaje vía facebook, no. Debemos esforzarnos por realizar toda una campaña informativa, las brigadas deben trabajar intensamente saliendo a informar por todos lados. Se deben publicar miles de volantes y carteles distribuyéndolos en metros y mercados. Y sobre todo debemos asegurarnos que cada movilización sea precedida por asambleas en cada escuela para que ahí se expliquen los motivos de cada acción, para que desde ahí motivemos a los compañeros. La movilización de este 10 de Octubre se ha convocado de una forma totalmente incorrecta, a) avisaron prácticamente con un día de anticipación, b) solo pusieron un aviso en facebook, c) convocaron en viernes en un día en que de manera natural las fuerzas se relajan y sobre todo d) convocaron un día después de que miles de trabajadores y estudiantes salieran a las calles a para exigir el castigo para los asesinos de los compañeros normalistas. Mejor habría sido convocar junto con ellos a la misma fecha y al mismo lugar. De hecho, y no lo debemos pasar por alto, en la movilización politécnica del 10 de Octubre solo participaron estudiantes y algunos pocos profesores del poli. La caída en la asistencia fue, además, producto de esta mala convocatoria.
La AGP y las asambleas locales deben transformarse radicalmente. Deben estar abiertas para que todos los estudiantes escuchen lo que sus representantes dicen. Este es un punto clave para el movimiento porque si los estudiantes no sienten que su voz está siendo tomada en cuenta entonces dejaran de participar, por otra parte si se extiende un ambiente de antidemocracia y exclusión entonces los estudiantes dirán “¿qué diferencia hay entre un Consejo General Representativo que aprobó el reglamento y una AGP que no me toma en cuenta?”. Las escuelas deben abrirse para que los estudiantes asistan, se informen y se integren a las brigadas de información. De nada sirve que cada escuela esté cerrada a cal y canto. De hecho hay muchos estudiantes que no tienen ni la información más básica del movimiento.
Hay que eliminar urgentemente ese sentimiento de desconfianza que existe en el paro indefinido. Muchos compañeros en las guardias sienten que cada persona que se acerca a las puertas de la escuela es un posible “traidor”, un “infiltrado” o peor aún un terrorista en potencia. Esto está muy mal porque se genera un ambiente de desconfianza entre todo mundo. Pedir la credencial a los estudiantes es una buena medida pero no infalible para dejar a un lado a los provocadores. De hecho muchos provocadores tienen credencial del IPN, y si no la tienen van y la consiguen falsificada. Este es un punto fundamental, el mayor daño que hacen los “infiltrados” no es extraer información y llevarla a los enemigos sino sobre todo generar un ambiente de desconfianza entre propios compañeros de lucha. Cuando se está pensando constantemente que todo mundo es un posible traidor se generan dudas por las más simples razones, si algún compañero está hablando por teléfono se llega a pensar que esta “filtrando” información; si alguien habla con alguna persona de corbata y traje también puede ser infiltrado; si alguien desaparece un momento (aunque haya ido al baño) es posible traidor. En poco tiempo resulta que todos somos posibles “traidores”, “infiltrados”. Por otra parte, desconfiar de todo mundo genera mucho desgaste psicológico que acelera al desgaste físico.
Mientras los banqueros, los empresarios y los terratenientes sigan dominando este país, la educación siempre estará en riesgo de ser privatizada. Cada triunfo que hoy logremos mañana puede desaparecer. Por tanto cada lucha de la juventud debe servir para obtener beneficios concretos, para crear organización, experiencia táctica y conciencia de lo que significa el capitalismo, si orientamos a los estudiantes del politécnico hacia estos objetivos entonces avanzaremos poco a poco, pero llegado el momento tendremos tanta capacidad de lucha que junto con el resto de los estudiantes y explotados de este país lograremos derrumbar el dominio de los grandes capitalistas. ¡Realizar un balance correcto de los avances del movimiento, de sus fuerzas y de su táctica de lucha! ¡La heroica lucha del IPN debe continuar!