Un ejemplo de lucha
A pesar de que los medios de comunicación y en general la derecha tratan de hacer pasar a la juventud como individualista, irresponsable y despreocupada, los últimos años han demostrado todo lo contrario: en 2012 y bajo la bandera del #YoSoy132 las calles se inundaron de estudiantes y jóvenes trabajadores que trataron de impedir a toda costa la imposición del PRI y toda su degeneración. Durante 2013 el gobierno trató de dar un paso adelante en la privatización de la educación pública a través de la Reforma Educativa, pero ante ello maestros y estudiantes se lanzaron a las movilizaciones para frenar este ataque.
Por eso, la comunidad del IPN no dudó en enfrentarse a las autoridades cuando se planteó la Reforma al Reglamento General del instituto, estos cambios pretendían adecuar el modelo educativo de uno de calidad y alto prestigio (año tras año los estudiantes del IPN son galardonados en diferentes concursos de México y el extranjero) a otro que estuviera acorde a las necesidades del mercado laboral, es decir, una mano de obra calificada pero que pueda ser explotada con bajos salarios al ser rebajado su nivel educativo.
Recortes en las asignaturas, ”opciones” para terminar los estudios en un tiempo menor y con un grado menos valorado, estas políticas solo llevaban a presionar a los estudiantes con más dificultades a dejar su formación trunca, y quienes pudieran concluir tendrían luego que subsanar la deficiencia con un posgrado que el grueso de familias trabajadoras no podrían solventar.
La respuesta ante este ataque no fue sólo por una mejor educación, estaba en juego el futuro de esa generación y de las venideras. En respuesta a unas autoridades que subestimaron a los estudiantes y los trataron con menosprecio, las movilizaciones no tardaron en aparecer y multiplicarse en muy poco tiempo. El 25 de agosto de 2014 iniciaron las protestas que luego se transformaron en la huelga general más importante del instituto desde los años 60.
El ejemplo de lucha que dio el Politécnico inspiró a estudiantes de otras universidades, padres de familia, trabajadores que volcaron su solidaridad hacia el IPN. Esto hizo temblar a la derecha y a pesar de los obstáculos puestos por la burocracia, y las confusiones propias de un movimiento joven el Reglamento fue cancelado, la directora del IPN Yoloxóchitl Bustamante renunció a su cargo inspirando con esta victoria a miles de jóvenes y trabajadores que se han sumado a la lucha.
La juventud y los trabajadores pueden derrotar a la derecha
Pese a los ataques que han azotado a las familias trabajadoras, el gobierno de Peña es incapaz de mantener la estabilidad de su régimen, y la razón fundamental de ello es la respuesta organizada que han dado las masas en las calles. La lucha del politécnico recuperó y aprendió en el recorrido las mejores lecciones de lucha de la clase trabajadora.
La unidad del movimiento fue un factor decisivo para la victoria, a pesar de que en un principio se planteó como un movimiento exclusivo del IPN, académico y de los estudiantes los retos que vivió la huelga obligaron a los estudiantes conscientes a voltear hacia sus hermanos de lucha en otras universidades, a sus profesores y a sus padres de familia (¡trabajadores!).
La lucha por la aparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa fue otro impulso que rompió el aislamiento en el que estaba cayendo el movimiento al demostrar que la lucha no es sólo por derrotar un Reglamento, sino cortar el problema de raíz, es decir, enterrar el capitalismo y todos sus ataques. Sólo la unidad puede vencer ¡Ni una lucha aislada!
Ante una lacra tan grande como el porrismo, ser firmes con los métodos de lucha era fundamental, los estudiantes de IPN lo sabían y no sólo exigieron la disolución de los grupos afines a las autoridades sino que tomaron en sus manos la tarea de organizar la seguridad de sus planteles y movilizaciones para evitar infiltrados que luego provocaran una respuesta represiva de la policía.
Los métodos democráticos recuperaron lecciones del mismo movimiento estudiantil, tal fue el caso de la Asamblea General Politécnica, la cual no solo elegía a sus representantes en asambleas democráticas, sino que fue abierta a la comunidad a través de la televisión pública y del internet, avances inéditos y que seguramente serán referentes en el futuro.
Pero quizá la lección más importante es que ES POSIBLE VENCER, la derrota del Reglamento, no es una derrota a la dirección del IPN, sino a toda la política que trata de arrebatarnos el derecho a la educación, a la salud y a un futuro digno. Con la victoria del IPN se derrotó la primera reforma del PRI
La lucha debe continuar
Aunque los avances han sido significativos, falta consolidar los acuerdos de la AGP. Recientemente se ha publicado la lista de funcionarios que siguen percibiendo salarios vitalicios, la misma dirección del IPN admite que los planteles están en el abandono y la participación de los estudiantes en la toma de decisiones de forma democrática sigue siendo nula, los recortes anunciados para la educación solo pueden empeorarla situación.
Por ello la siguiente tarea es continuar la lucha en un grado superior de organización, hemos sacado lecciones y es hora de ponerlas en práctica construyendo una organización nacional de los estudiantes que unifique las luchas entre universidades y la clase trabajadora, con métodos democráticos y una inquebrantable política anticapitalista unidos y organizados ¡venceremos!