El mundo entero está padeciendo ya los efectos de la que amenaza ser la peor crisis económica en ochenta años y nuestro país no es la excepción: como resultado en México, según cifras oficiales la inflación se disparó cerca del 7% anual, cifra no vista desde hace 8 años y muchos productos básicos rebasaron ampliamente dicho porcentaje: en un año, el arroz y el frijol negro subieron 100%, el aceite de cocina 80%, el huevo 30%; la leche 20%, el jamón 36%, el chile verde más del 30%, etc. Entonces, ¿por qué el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) aceptó la propuesta de las autoridades de otorgar un aumento salarial de 4.25%, además de un bono en la prima de reconocimiento al trabajo universitario, con lo que se conjuró la huelga en la institución?

La crisis a la que la dirigencia pasada y las corrientes han llevado al SITUAM impidió que los trabajadores de la UAM pudiéramos defender nuestro Contrato Colectivo de Trabajo y un incremento salarial digno, lo cual es un caldo de cultivo para la destrucción de la organización sindical, mismo que las autoridades no dudarán en utilizar, así como lo hicieron ya con su ridículo ofrecimiento de 4.25%.

Dicha crisis se expresa en la desmoralización de los afiliados y en su poca o nula participación en las asambleas en las que se decidiría si se estallaba o no la huelga, pero también, las acciones de la dirección general del sindicato y los representantes por unidades (GICs) jugaron un papel importante: desinformando a la base, haciendo poca propaganda para convocar a las asambleas o con asambleas convocadas unas horas antes de que éstas se realizaran. Dichos métodos de autoboicot a lo interno del SITUAM dieron como resultado que muy pocas asambleas departamentales fueran las que se realizaran (por falta de quórum) y que las bases no realizaran un debate y análisis de la decisión.

El argumento de la dirección del SITUAM fue que no había condiciones (ni para realizar las asambleas decisorias, ni para estallar la huelga), pero queda claro que las condiciones para un estallamiento de huelga no caen del cielo, se deben de trabajar con tiempo, así como con tiempo se debe de hacer trabajo con las bases para que se interesen en la vida sindical.

En las pocas asambleas que se realizaron no faltaron representantes de la dirección recientemente elegida del SITUAM que decían, con argumentos completamente cínicos e indignantes, que la huelga no debía estallar: “no hay condiciones”, “si con la huelga pasada no logramos nada, para qué estallar una huelga esta vez”, “no estallemos la huelga para demostrar a todos aquellos que nos atacan (al SITUAM) que no sólo sabemos hacer huelgas”, “la huelga es un método rebasado”, etc.

Es cierto que estallar la huelga en estas condiciones (de desorganización, desánimo y poca participación) hubiera significado exponer al SITUAM a los ataques de la patronal y del gobierno federal poniendo en juego incluso la existencia de nuestro sindicato con una huelga sin pies ni cabeza. Pero también es cierto que las huelgas y manifestaciones son las únicas formas de conseguir que los trabajadores comprendamos nuestro poder, exijamos nuestros derechos a las autoridades y preparemos el terreno para un cambio fundamental de la sociedad. No debemos permitir que aquellos agentes de la patronal nos intimiden diciendo que la huelga ha demostrado ser un método de lucha incorrecto, porque lo que demostró ser incorrecto y no estar a la altura fueron las direcciones reformistas en los sindicatos (aquellas que en el mejor de los casos prefieren limosnear que exigir y luchar por nuestros derechos).

La conclusión es evidente: necesitamos hoy más que nunca una dirección auténticamente revolucionaria. Para todos aquellos trabajadores que sostuvimos la huelga del año pasado, para los que incluso sin percibir nuestro salario de 4 quincenas estuvimos dispuestos a hacer guardias, marchas y plantones, queda claro que la huelga no fue un error, que lo que se necesitaba no era levantar la huelga sino dar la lucha por sacar nuestro movimiento del aislamiento en el que se encontraba por la vía de los hechos, vinculando nuestras acciones con las de otros movimientos de la educación pública y del movimiento obrero y campesino en general; hizo falta que se hiciera por parte de la dirección un llamado serio a los trabajadores de todas las instituciones de educación, en especial a la CNSUES para que actuaran de forma contundente con un paro de solidaridad en apoyo al SITUAM. Sabíamos, y lo advertimos, que el ánimo de los trabajadores era una condición necesaria pero no suficiente para el éxito de nuestra huelga. Los acontecimientos del año pasado pusieron a prueba a la dirección sindical anterior y a las corrientes (incluso a las que al principio con sus discursos aparentaban interesarse por las demandas de los trabajadores) y de una forma descarada se quitaron sus máscaras de reformistas para mostrar abiertamente la de agentes de la patronal y del Estado (desprestigiando nuestro movimiento huelguístico e incluso convocando a gente que no había participado en la huelga para que fuera a las asambleas a votar el levantamiento).

Está claro que en el SITUAM necesitamos una dirección digna de representar a un sindicato con una base tan combativa como la nuestra, una dirección que defienda a los afiliados de los ataques de la rectoría y del gobierno federal y sobre todo una dirección que no pierda de vista que el SITUAM debe formar parte activa de la lucha por la transformación de la sociedad.

Debíamos estallar la huelga, pero no podíamos por la crisis a la que las direcciones anteriores y corrientes existentes han llevado a nuestro Sindicato.

¡Únete a Militante y lucha por una corriente revolucionaria dentro del SITUAM!

* Trabajadoras de la UAM-A y UAM-I.


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