“Mi Matamoros querido, nunca te podré olvidar”

Cuanta razón tenía Rigo en esa frase ya célebre. Cómo olvidar a Matamoros, con su garra, con sus obreros, con sus mujeres al pie del cañón, con su marea roja del 20-32.

Ahí, a pie de la copa de Rigo Tovar, en el parque de la Laguneta, más de 10 mil personas, entre mujeres, hombres, infantes y familias completas, se reunían sin la presión de una amenaza, sin el clásico pase de lista, sin la torta y el refresco de por medio, todo bajo iniciativa propia, bajo el compromiso  con la lucha, con sus hermanos de clase, con su movimiento.

Era emocionante ver que desde las 7 de la mañana, la gente salía de sus casas con su camiseta roja del 20-32 bien puesta, con total naturalidad y autenticidad de que esa marcha que estaba por desarrollarse era de, por y para ellos. Un orgullo inquebrantable de sentirse parte de ese movimiento que había sacudido no sólo a esta ciudad fronteriza, sino a todo el país y logrado victorias importantes.

Mujeres tomando la batuta, dirigiendo, organizando y alzando su voz a cada consigna, muy por encima de los claxon de los tráileres. Hombres explicando pacientemente a los automovilistas la razón del cierre, cerrando calles y cuidando los contingentes. Todos bajo una coordinación de admirarse, esa coordinación que da la fábrica, que como obreros la poseen de manera natural y de la que debemos aprender.

Kilómetros de marea roja, con gran entusiasmo recorren tres de las principales avenidas de Matamoros, sobre Virgilio Vargas, Periférico y la Sexta, el contingente, de más de 10 mil trabajadores, recibe muestras de apoyo, así como muestra de inconformidad. Inconformidad que es mínima comparada con las sumas y adhesiones hacia el 20-32, solidaridad que se refleja en las cifras porcentuales que ponen a los candidatos independientes pertenecientes al movimiento obrero, por encima de los candidatos de los partidos políticos clásicos.

Llegando al kiosko central de la plaza “Susana Prieto”, bautizada así por el propio movimiento en agradecimiento a la licenciada que los ha apoyado en su lucha. Kiosko que se ha vuelto referente del 20-32, porque es ahí donde se han tomado las decisiones importantes que han llevado al movimiento a obtener sus triunfos, punto de identidad de las asambleas generales de la revuelta obrera; las y los obreros aguantan los rayos del sol, escuchan, agradecen y responden al apoyo de cada uno de los oradores del mitin, que pertenecen la Caravana Anticapitalista que partió de la CDMX en apoyo al movimiento matamorense.

Es un lujo y te llena el espíritu revolucionario oír el testimonio de las obreras y de los trabajadores despedidos por iniciar la lucha en sus fábricas. Sin ningún remordimiento, con toda la actitud obrera y la solidaridad de clase declaran sin tapujo alguno “a mí me despidieron por iniciar la lucha del 20-32 pero no me preocupa y si se volviera a comenzar la lucha, lo volvería hacer” y “lo hice no sólo por mí sino por todas y todos los que vienen después de mí y por los que estuvieron antes que nosotros, mi madre sufría los mismos abusos, las condiciones y los salarios pésimos. Siempre trabajó en la maquila y jamás recibió su liquidación”

Es necesario aprender, sacar las lecciones correspondientes, llenarnos de entusiasmo revolucionario y de la actitud del Movimiento Matamorense 20-32, para extenderlo a todo el país. Hagamos que el 20-32 se convierta en un movimiento nacional, de unidad, de clase y que luche no sólo por reivindicaciones económicas sino que se demuestre que los obreros son capaces de cambiar esta sociedad desde la raíz. Dejemos en claro que no hay cambio verdadero sin el movimiento obrero.

Un agradecimiento especial a todas y todos los trabajadores del 20-32 quienes brindaron su hogar, sus alimentos y su tiempo a la caravana de la CDMX.


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