Después de 46 días de huelga, los trabajadores de la mina El Cubo en Guanajuato, decidieron aceptar la propuesta de la patronal y levantar las banderas rojinegras. Los trabajadores de la sección 142 del Sindicato minero han regresado a sus puestos laborales aceptando la jornada laboral de 10 horas durante 15 días consecutivos y 5 días de descanso, además de un aumento del 8% al salario y 3% en prestaciones. Cabe destacar que es precisamente el no pago de estas utilidades y el rechazo a la jornada laboral de 10 horas uno de los factores que influyeron en el estallamiento de la huelga y sin embargo este punto no quedo resuelto.

Una vez más los trabajadores mineros han dado muestras de su ímpetu de lucha para cambiar su realidad que se ve cada vez más afectada, demostrando nuevamente el potencial que puede llegar a tener el sindicato minero no solo dentro de esta gremio sino de todos los trabajadores mexicanos que padecen las mismas condiciones de explotación. Sin embargo, aunque se hayan logrado aumentos en el salario y en prestaciones no se puede hablar de una victoria de la huelga.

A lo largo del gobierno de Calderón hemos sido testigos de cómo la política de golpear a la clase trabajadora se ha agudizado. Javier Lozano se ha convertido en el principal promotor de ataques hacia las condiciones laborales y sin lugar a dudas, uno de los sectores que más se ha visto atacado han sido los mineros. Del mismo modo este sector se ha movilizado de manera muy importante prácticamente desde 2006 con el estallido de las huelga mineras en Cananea pertenecientes al Grupo México, en Sombrerete, Zacatecas y en Taxco, Guerrero.

La lucha minera durante este último periodo ha dado sobradas muestras de la fuerza de la clase trabajadora al momento de movilizarse, sin embargo también ha quedado claro que las luchas aisladas, restan fuerza a los trabajadores. El resultado obtenido en la lucha de la mina El Cubo, donde se lograron avances parciales es una expresión de esto. La entrada de la Policía Federal a la mina de Cananea es una muestra más, de que a pesar de la valentía de los trabajadores, que derrotaron tres intentos anteriores por recuperar la mina, no es suficiente la voluntad de lucha, esta tiene que dotarse de una táctica y estrategias claras para vencer.

La fuerza de la clase trabajadora radica precisamente en su unidad al momento de movilizarse, esto, más una dirección fuerte que se ponga a la altura de las circunstancias en contra de la patronal, haciendo un llamado a la unidad del sindicato, a que se sumen todas las secciones sindicales a la lucha e incluso otros sectores industriales, daría un duro golpe a la burguesía. Sin embargo la dirección del sindicato más que implementar una lucha ofensiva y de unidad ha planteado una lucha defensiva, donde la patronal y el gobierno han llevado la iniciativa, los mineros por su parte han resistido de todo, sin embargo la resistencia no es en sí misma una táctica de lucha que pueda llevar a la victoria.

La estrategia del gobierno y la patronal ha sido la de atacar fuertemente a algunas de las secciones más combativas como la 65 de Cananea, mientras por otro lado da una serie de concesiones a otras secciones, como lo es el pago de utilidades del año 2009 por 70 mil pesos para cada trabajador en las secciones 8, 21 y 22 de Durango, o el pago igualmente de utilidades de 110 mil pesos para las secciones 269 y 270 de Guerrero. Esta política por parte de la burguesía va encaminada a dividir a las bases del sindicato, para evitar a toda costa una lucha unificada.

Esta política la está aplicando la patronal hacia una de las secciones más fuertes del Sindicato minero que es la 271 de Lázaro Cárdenas Michoacán, que cuenta con una planilla de más de 3 mil quinientos trabajadores y que ha demostrado su fuerza desde el 2006 y posteriormente en la huelga de 2009. Durante estas luchas la empresa consideraba más rentable solucionar las demandas económicas que enfrentarse de manera abierta a los trabajadores, para la burguesía desmovilizar a uno de los sectores clave de los mineros resultaba fundamental para acabar con la lucha de los mineros de Cananea.

No debemos olvidar que hay dos huelgas en curso, en Zacatecas y Guerrero, para que estas no corran la misma suerte que la de Cananea, la dirección del sindicato debe de organizar una lucha unificada a nivel nacional, para resolver favorablemente estas dos luchas y por otro lado para demandar una mejora del nivel de vida de todos los agremiados y de la clase obrera en general. Mejorar nuestro nivel de vida no se reduce a demandar mas salario, la guerra entre Calderón y los narcotraficantes reduce nuestra vida a la de presas del capitalismo, además tenemos necesidades cómo salud de calidad, educación publica y gratuita, vivienda digna, empleó para la juventud. Por ello la lucha de los sindicatos debe de unificarse con la lucha que en estos momentos encabeza el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en contra de las políticas y el gobierno de Calderón, que degradan a la clase trabajadora y la condenan a cargar con la crisis y toda la descomposición del régimen.


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