Se viven momentos críticos en la Ciudad de México y después de muchos años nuevamente se instalan barricadas en las calles del Centro Histórico; el gobierno federal junto con el capitalino han emplazado al magisterio democrático a dejar la plancha del zócalo a más tardar a las 16 horas del día de hoy, 13 de septiembre; es decir dentro aproximadamente una hora. De no actuar como lo esperan ambas instancias de gobierno, a esa hora intervendrán las fuerzas represivas para tratar de levantar el plantón instalado por la CNTE desde el pasado 19 de agosto y terminar de esa forma con las intensas y ejemplares jornadas de lucha impulsadas por dicha organización desde esa fecha en contra de la reaccionaria reforma educativa y sus leyes secundarias.
Hoy el panorama del Centro Histórico es el de barricadas por un lado y el de tanquetas por otro; el de profesores y otros sectores de trabajadores que se les han unido armados de palos y piedras por un lado y el de escudos, toletes, gases lacrimógenos e incluso armas de fuego en manos del cuerpo de granaderos y policías federales. En estos momentos el resultado es incierto, sin embargo es necesario señalar que aún puede ser frenada la sed de venganza de Peña Nieto a condición de que aquellos que tiene la posibilidad de movilizar a cientos de miles en todo el país hagan el llamado adecuado: salir en el acto a las calles y a las principales plazas a movilizarse en favor de la CNTE y contra la represión, así como a tomar diferentes acciones para paralizar al país. AMLO, Cárdenas, Hernández Juárez de la UNT, etcétera, tienen en sus manos la posibilidad de hacer esa clase de llamados y ser seguidos de inmediato por cientos de miles de trabajadores de todo el país. No queda tiempo, el momento lo exige: las circunstancias no toleran medidas tintas ni declaraciones tímidas; es momento de actuar y todos esos dirigentes tiene la responsabilidad de agrupar al movimiento obrero para apoyar al CNTE y derrotar a Peña Nieto.