El Movimiento de Regeneración Nacional ha entrado nuevamente a la escena de la lucha de clases levantando la bandera de la defensa de Pemex y en general de la lucha contra la reforma energética y hacendaria. Hemos acudido a dos asambleas informativas con el compañero López Obrador, y sin embargo lo que ha faltado es una propuesta de lucha consecuente y revolucionaria por parte de la dirección para poder derrotar dichas reformas.
El pasado 22 de septiembre, ha quedado claro una vez más la disposición del pueblo mexicano a luchar en contra de las reformas estructurales que impulsa el gobierno de Peña Nieto. Avenida Reforma estaba abarrotada, con presencia de prácticamente todos los estados de la República Mexicana, demostrando que las masas están ahí, decididas a impulsar una gran lucha revolucionaria. Sin embargo, el camino que una vez más se nos ha planteado no es el de basarnos fundamentalmente en la lucha, sino en las argucias legales. Se plantea ahora solicitarle al gobierno de Enrique Peña Nieto que lleve a cabo una consulta al pueblo de México, para saber si está de acuerdo con la su propuesta de reformar el artículo 27 y 28 constitucional, lo que permitiría la entrada aún más abierta de empresas privadas con ganancias compartidas entre éstas y la paraestatal.
Ante esta situación tenemos que analizar una serie de precisiones muy importantes. Primero planteamos que la demanda de la consulta por sí misma no es mala ni incorrecta. Claro que hay que exigirle al gobierno que consulte al pueblo y lo más importante que tome en cuenta lo que él decida. Pero ante esto preguntamos: ¿en México existe una verdadera democracia, donde el pueblo decide lo que se tenga que hacer?; ¿el gobierno de Peña Nieto es un gobierno que escuche al pueblo o realmente lo represente? La respuesta es muy clara para todos, por supuesto que no. Tenemos un gobierno que no representa ni un ápice los intereses de los más explotados, tenemos un gobierno que no escucha y que sólo golpea al pueblo mexicano. Tenemos un gobierno que sólo está para servir a los intereses de los más ricos, de los banqueros, de los más grandes empresarios, y por supuesto de los intereses del imperialismo norteamericano.
Los marxistas no nos oponemos a este tipo de medidas, claro que tenemos que agotar todas las vías legales de lucha, pero si estas no van acompañadas de una fuerte movilización en las calles en unidad con los demás sindicatos y demás organizaciones de izquierda, estas medidas no servirán para nada e incluso causan escepticismo entre la base de Morena, siendo este plan de lucha extremadamente limitado, el principal obstáculo para que Morena crezca y juegue un papel central en la lucha.
La situación más clara la vivimos en las elecciones del año pasado, en las cuales, ante la imposición de Peña Nieto en el poder vía fraude electoral, la defensa del voto se limitó solamente al terreno legal, cuando se tenían movilizaciones muy fuertes en las calles con una gran presencia de la juventud. A pesar de todo esto AMLO se limitó solamente a presentar pruebas ante los tribunales, dejando el futuro de la lucha en manos de los aparatos que están bajo el mando de la derecha, es decir en manos del enemigo y con resultados desastrosos para el movimiento.
En segundo lugar, es muy importante tener la mayor claridad posible sobre cuál es la esencia real de estas reformas de cara a trazar un mejor camino de cómo combatirlas. Las reformas que está impulsado Peña Nieto no son sólo resultado de la corrupción y la ambición de algunos empresarios y políticos, aunque claro que este elemento está presente. Pero la base real de las reformas es la crisis orgánica en la cual se encuentra el sistema capitalista, y que por lógica afecta a nuestro país. Esta crisis tiene como resultado que la batalla por los mercados sea cada vez más rapaz y anárquica, y por lo tanto, a las empresas que dominan el mundo y principalmente las empresas norteamericanas, les urge abaratar sus costos de producción para posicionar sus mercancías en el mercado mundial y elevar su tasa de ganancias, por lo que para el imperialismo norteamericano, la privatización de PEMEX y CFE, es una de las reformas más importantes para que las empresas petroleras gringas y algunas otras industrias obtengan grandísimas ganancias. Quieren salvar al sistema capitalista porque es el sistema que les garantiza sus riquezas. Sin embargo, esto sólo lo pueden hacer a través de una mayor explotación de la clase trabajadora, por eso tenemos una reforma energética y también una reforma laboral en la que se arrebatan de manera brutal los derechos de los trabajadores.
Es decir, tenemos frente a nosotros una tremenda agudización de la lucha de clases, la necesidad de una clase, la clase dominante, de seguir manteniendo sus riquezas a costa de una mayor explotación sobre la clase trabajadora. Es muy importante no perder de vista esta situación, para poder trazar una ruta correcta de lucha en contra de las reformas. Tenemos que partir del hecho de que nuestra lucha no es un enfrentamiento entre buenos y malos, entre los corruptos y los honestos, no camaradas; nuestra lucha es una lucha de clases. Las reformas no son otra cosa más que la expresión jurídica de la necesidad de explotar y exprimir cada vez más a la clase trabajadora, para que la clase de los empresarios y burgueses pueda seguir manteniendo su existencia como clase dominante.
La reforma energética no es un hecho aislado, sino que es un eslabón más de una cadena de reformas que tienen el objetivo de privatizar PEMEX Y CFE, de privatizar la educación, de desaparecer los sindicatos, de empeorar las condiciones laborales de los trabajadores, de elevar impuestos y en general tienen la finalidad de hacernos pagar a nosotros, el pueblo, una crisis que nosotros no hemos provocado, sino que son los mismos empresarios los que la originaron gracias a un uso indiscriminado del crédito con tal de vender sus mercancías, y lo que tenemos es una tremenda crisis de deuda.
La dirección de Morena ha impulsado la lucha con la demanda de no permitir la privatización del sector energético, sin embargo, no hemos escuchado una mención clara de luchar contra la reforma educativa y la reforma laboral, las cuales también son un verdadero atraco para la nación y al pueblo de México. Morena es una organización de izquierda que debe levantar las demandas más sentidas de la clase trabajadora, por lo que es muy importante dotar a nuestra organización de un programa de lucha revolucionario. Las bases de Morena debemos tener muy claro que la lucha contra la privatización de PEMEX, necesariamente es la lucha contra el capitalismo, y nuestras medidas y estrategias deben ir en ese sentido. Desafortunadamente, para la dirección de Morena y el mismo AMLO, esta perspectiva está ausente. Para ellos la posibilidad de un capitalismo con rostro humano y la idea de reformar este sistema es la base de su política y por lo tanto de sus métodos y estrategias de lucha. Es decir, lo que tenemos es una dirección con una política y métodos que día tras día muestran su inviabilidad.
La única manera de acabar con estas desgracias de la humanidad, es transformando a la sociedad, creando una nueva forma de producción y de organización social, basada en una distribución social de la ganancias en función de las necesidades de los individuos; y para lograr eso, necesariamente necesitamos arrebatarle a la burguesía el control de la industria, los bancos y la tierra, y ponerlas a funcionar bajo el control democrático de los trabajadores y campesinos.
Nosotros, el pueblo, la clase trabajadora, los campesinos, lo jóvenes, los maestros, somos los que producimos todo en este país, somos los que producimos la riqueza, y en general tenemos el poder de la sociedad, sin embargo, esa riqueza se la apropian unos cuantos, gracias a la propiedad privada de las fábricas y las industrias. Por eso vivimos bajo esta situación en la que los grandísimos recursos naturales de nuestro país únicamente están beneficiando a un puñadito de individuos. Cambiar esta situación es totalmente posible, pero solo a condición de que las organizaciones de masas adopten una política y un programa de lucha revolucionario. Es necesario que Morena impulse la consigna de un frente único de lucha: Unidad de Morena con la CNTE, con el SME, la UNT, STUNAM, SITUAN, EZLN, Policías comunitarias, y demás organizaciones de izquierda; este frente único debe impulsar una gran movilización a nivel nacional, de cara a demostrarle al gobierno que nosotros tenemos la fuerza para derrotarlo y a su vez este frente único debe preparar e impulsar la Huelga general.
El paro Nacional o huelga general no es un método violento, sino todo lo contrario, es una herramienta tradicional de lucha de los trabajadores. La huelga general elevaría tremendamente la conciencia de los trabajadores, y quedaría claro que somos nosotros los que realmente tenemos el control de la sociedad, además de que es la única manera de realmente poner de rodillas al régimen y derrotar sus reformas. Morena y AMLO tiene toda la autoridad para impulsar la lucha, pero desde las bases, desde los comités tenemos que discutir estas ideas y presionar a nuestros dirigentes para que realmente levanten un programa de lucha acorde con las necesidades del momento. Morena debe ser el partido revolucionario que la clase obrera, los campesinos y la juventud necesitamos para evitar la privatización de PEMEX y acabar con este régimen de explotación.