Vamos a la huelga general o Calderón privatiza Tras varios meses de intentos de Calderón por privatizar el petróleo, la lucha por defender a Pemex está en una etapa crucial.
Primer revés para Calderón
Desde el principio, para el espurio la cuestión del tiempo ha sido vital, sin embargo, sus intenciones para que la contrarreforma petrolera fuera aprobada por los diputados federales y los senadores en marzo pasado, pocos días después de que la iniciativa fuera entregada a las cámaras, se vieron frustradas tras la respuesta masiva del pueblo trabajador oponiéndose a la privatización por la vía de los hechos de PEMEX. La movilización en las calles obligó a Calderón, al PAN y al PRI a frenar momentáneamente sus intenciones. La reacción oportuna de las masas trabajadoras, también arrojó como resultado que los legisladores agrupados en el Frente Amplio Progresista (FAP) integrado por el PRD, PT y Convergencia, durante esos mismos días lanzaran una huelga legislativa tomando las tribunas y los salones de sesiones de ambas cámaras, prácticamente paralizando las funciones del Congreso de la Unión. En este episodio, para obligar a Calderón a retroceder momentáneamente, tuvo un peso de especial relevancia el programa de lucha en defensa de PEMEX propuesto por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en la multitudinaria concentración del 18 de marzo en la plaza del Zócalo capitalino, en el que se llamaba a tomar instalaciones de PEMEX, de aeropuertos, de bancos, así como a cerrar carreteras, e incluso hacer un paro nacional. La simple amenaza de pasar a estas acciones puso a temblar al régimen, yéndose a tierra táctica del fast track (vía rápida) para la privatización del petróleo. Segundo revés para Calderón Estas acciones, especialmente las multitudinarias movilizaciones encabezadas por AMLO, forzaron a la derecha panista y priísta a aceptar la demanda del FAP respecto al desarrollo de los llamados Foros de Debate de la Reforma Energética los cuales se extendieron en sus 21 secciones, del 13 de mayo al 22 de julio. Así, esta medida impulsada por el FAP, pero impuesta por las masas luchando en las calles, trajo como consecuencia que se diluyeran las ilusiones de Calderón en el sentido de que, tras el fracaso de buscar la aprobación de su contrarreforma en el periodo ordinario de debates del legislativo que abarcó febrero – abril, se agendara su iniciativa en el periodo extraordinario de debates convocado durante el receso del Congreso de la Unión de mayo- agosto pasado con la idea de nuevamente intentar conculcar la privatización del petróleo. Lamentablemente para el espurio, en ese periodo extraordinario desarrollado en junio pasado los legisladores fueron obligados por el movimiento en defensa de PEMEX a trabajar una agenda en la que nuevamente fue excluida la iniciativa privatizadora. Las prisas del Espurio Calderón sabe que llevar a la llamada Reforma Energética hasta el extremo que él propone, la privatización por la vía de los hechos, está lejos de ser un asunto sencillo, tan es así que los priístas, a lo largo de sus últimos tres sexenios en el poder, por miedo a enfrentar a las masas dado lo delicado de este objetivo, optaron por una serie de reformas graduales a leyes secundarias para ir abriendo los beneficios del petróleo al capital privado. Por su parte, Fox en su momento fracasó en su idea también de privatizar el petróleo, logrando únicamente implementar, al estilo del PRI, modificaciones a la ley de energía. Sin embargo, si bien dichas reformas secundarias hasta la fecha han generado jugosos negocios para algunos empresarios e inversionistas nacionales e internacionales, éstas no han sido suficientes de cara a los intereses del imperialismo y de la clase dominante mexicana, quienes ahora reclaman y necesitan no sólo una tajada del pastel sino la totalidad de éste. Los empresarios no están dispuestos a esperar otros seis años más como sucedió en el caso de Fox. Además fueron los imperialistas y los empresarios quienes patrocinaron la campaña y el fraude electoral que llevó a Calderón al poder en el 2006 ¡El que paga, manda! Y ahora los burgueses le están exigiendo al espurio que pague la factura y cumpla su palabra poniendo al petróleo en sus manos. Dado estos compromisos y los dos intentos fallidos en lo que va del año, Calderón sabe que ya no puede permitirse que se frustre un nuevo intento pues el tiempo es su enemigo. Rumbo a los dos años de instalada la actual administración, la clase trabajadora ha tenido que padecer los niveles de inflación y de desempleo más altos en varios años; por su lado, los precios de la gasolina han sido incrementados 18 veces tan sólo en lo que va del 2008; además, la llamada guerra contra el narco encabezada por Calderón ha dejado ya casi 4 mil 500 muertos, la mayoría de ellos soldados, policías y civiles presas de los cárteles de la droga. Un número similar de muertos entre las tropas del ejército de los Estados Unidos es el que se ha obtenido tras cinco años de guerra e intervención militar en Irak, sin embargo, en México el saldo ha sido logrado ¡¡¡en tiempos de paz!!! A ojos de millones de mexicanos, la administración de Calderón representa todo un fracaso. Pero este sentimiento de frustración y de rabia, que se focaliza principalmente entre la clase trabajadora del campo y la ciudad, amenaza con extenderse ampliamente entre las capas medias de la sociedad - la pequeña burguesía - la cual ve cómo se esfuman gradualmente las pocas comodidades que le quedan. Un par de indicadores para medir la apremiante situación de este sector de la sociedad es, por un lado, la caída que se reporta del consumo en tiendas departamentales y de autoservicio, el cual creció en junio pasado únicamente el 1.9 % cuando en marzo fue del 5.4%, y por otro lado, el incremento del 70% en lo que va de este año de la cartera vencida (gente que ya no pueden pagar sus créditos de tarjeta, de auto, la hipoteca de su casa, etcétera). Las familias de clase media se están arruinando, amenazando ello a Calderón en arrebatarle un sector no despreciable de entre su base social. Todos los días se suman miles de padres y madres de familias capa medieras a las filas de los que reniegan haber votado por Calderón. Todo lo anterior en medio de un contexto que no da luces de que la situación económica y social del país mejorará en pocos meses, sino todo lo contrario. De hecho lo peor está por venir, la crisis económica se profundizará y prolongará por más tiempo haciendo aun más impopular a Calderón y metiéndolo en mayores aprietos para impulsar su política. Además, y que es otra razón para actuar lo más pronto posible, Calderón sabe que el PAN no puede sacar adelante la contrarreforma petrolera sin el apoyo del PRI. Hasta el momento los sectores dominantes del antiguo partido en el poder han mostrado su disposición por apoyar la privatización del petróleo, sin embargo, esto no ha estado exento de titubeos y de demostraciones de manifiesto desacuerdo con la medida de parte de pequeños grupos de diputados priístas. Estos desencuentros reflejan también el nerviosismo de los priístas, lo cuales ya se miran de nuevo en la silla presidencial tras las elecciones del 2012. El PRI, debido lamentablemente a los errores del PRD, ha sido el partido que más favorecido se ha visto en los procesos electorales locales (gubernaturas, presidencias municipales, legislaturas locales) que se han desarrollado en diferentes estados de la República después de las elecciones presidenciales del 2006 al día de hoy. En dichas contiendas electorales mientras el PRD se ha quedado estancado, el PAN ha perdido todas. Ello le ha dado confianza al PRI y sabe que para darle más certeza a sus aspiraciones para regresar a la presidencia en el 2012, necesita un buen resultado que le dé una mayor representación en las cámaras (en estos momento su fracción parlamentaria es menor a la del PAN y a la del PRD, en ese orden) tras las elecciones federales intermedias del 2009 en las que se elegirán senadores y diputados federales. Los priístas necesitan una representación en las cámaras significativamente mayor a la que ya tienen porque, entre otras cosas, necesitan usar esa fuerza para influir con mayor peso en la elaboración del gasto público de los años que le restan a la administración de Calderón y tratar de favorecer con recursos económicos a los gobiernos estatales, los cuales en su mayoría están bajo control del PRI y así, demagógicamente y repartiendo migajas, presentarse como el partido más interesado en los problemas de los millones de pobres. Además un buen posicionamiento del PRI en las cámaras lo pondría en una situación favorable para reclamarles a los banqueros y empresarios que le regresen el apoyo que en el pasado le brindaron. Dichas elecciones intermedias son a mediados del 2009, siendo éste un año electoral por excelencia. Además en ese mismo año se desarrollarán las elecciones locales en el Estado de México, uno de los bastiones de fuerza más importantes del PRI. Siendo así, considerando los objetivos del PRI, Calderón sabe que en lo tocante al apoyo de este partido aun no se ha dicho la última palabra a pesar de que en su reciente Asamblea Nacional de agosto los priístas hayan acordado eliminar de sus documentos básicos los principios que planteaban como parte de su política oponerse a la privatización de los bienes nacionales y del Estado. Así pues, el espurio sabe que entre más próximas estén las elecciones del año entrante el riesgo de que el PRI sea presa de las presiones podría cambiar el panorama actual pues resulta imposible saber hasta dónde estarán los priístas dispuestos a pagar el costo electoral que podría tener apoyar la privatización de PEMEX. De hecho la iniciativa de reforma energética paralela a la del gobierno y presentada por el PRI, que si bien sólo integra cambios de forma pero que en esencia es igualmente privatizadora, ya representa una burda maniobra para tratar de quedar ante los ojos de las masas como algo separado o diferente a Calderón y el PAN. Con esa misma intención lanzó su histérico discurso la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, durante esa misma Asamblea Nacional contra Calderón señalando a grito abierto el fracaso de su administración ante los graves problemas de inseguridad que se viven en el país. Acciones como éstas ya demuestran el nerviosismo del PRI el cual se esfuerza para tratarse de presentar como una supuesta oposición. Por los elementos antes mencionados, Calderón es consciente de la fuerte posibilidad de que el periodo de sesiones de las cámaras que arrancó el pasado 4 de septiembre y que culmina en diciembre, se pueda transformar en un nuevo fracaso que haga que el examen y definición de la iniciativa privatizadora se tenga que posponer aun más. Para colmo de males, que era uno de los escenarios que Calderón quería evitar, en este mismo periodo de sesiones se debate y define la propuesta de gastos e ingresos públicos para el 2009 entregada ayer 8 de septiembre por la Secretaría de Hacienda. Por lo general, el debate y los acuerdos para sacar adelante el presupuesto público suelen ser muy polémicos, absorben bastantes días de trabajo al Poder Legislativo y dejan muchas fisuras y desencuentros entre las diferentes fracciones parlamentarias. De cara a la contrarreforma energética, existe la fuerte posibilidad de que su debate se vea también contaminado por las circunstancias antes expuestas. No obstante ello, Calderón sabe que no puede darse el lujo de desperdiciar una nueva oportunidad ya que por diferentes razones el tiempo es su enemigo. Pero también sabe que un nuevo intento fallido se trasformará en más debilidad para él y a la vez, en un mayor fortalecimiento para el movimiento en defensa de PEMEX que encabeza AMLO, poniéndose el gobierno en una situación más delicada de la que ya tiene en la actualidad. Demos en tercer y definitivo revés contra Calderón. Siendo esto así, el espurio no tiene otro camino que echar la carne al asador e ir por todas en esta nueva oportunidad que le brinda este recientemente iniciado periodo de sesiones de las cámaras. De acuerdo a sus intenciones, Calderón esta vez privatiza o privatiza el petróleo, para él no hay de dos sopas. Esta realidad le pone un reto de frente al movimiento que se opone a la privatización. Los trabajadores y campesinos que han hecho eco de los llamados de AMLO han puesto todo de su parte: con movilizaciones frenaron el madruguete que quiso implementar el espurio en marzo pasado; con movilizaciones forzaron los foros de debate entre especialistas en la materia; también, con casi tres millones de participantes en la pasada consulta ciudadana, esos mismos trabajadores y campesinos gritaron con voz muy fuerte ¡¡¡No a la privatización de PEMEX!!! Pero si bien por el momento Calderón se ha tenido que llevar algunos palmos en la nariz, ello no quiere decir que éste ya haya desistido de manera definitiva de su política privatizadora, por el contrario, ahora va tras un nuevo intento. De esta manera, nuevamente la realidad, que es siempre terca, se impone y plantea también un reto para AMLO y todos los dirigentes del movimiento. Si en esta oportunidad, en la cual Calderón irá por todo, AMLO y demás dirigentes no echan también toda la carne al asador, se corre el enorme peligro de que la iniciativa privatizadora prospere, ya sea la presentada por el espurio o el clon impulsado por el PRI. Es necesario pasar a una ofensiva más decidida y AMLO tiene que tomar cartas en el asunto, retomando ya abiertamente el plan de acción presentado en la movilización del 18 de marzo, llamando a la acción y convocando ya sin retardo a la huelga general. Al mismo tiempo toda la dirección del movimiento tiene que llamar a los sindicatos a unirse a la lucha; de hecho, así como las brigadas de defensa del petróleo han sido enviadas a los barrios, colonias, pueblos y ejidos, también deben ser desplazadas hacia las fábricas, a las sedes sindicales, a los centros de estudio, a agitar llamando a formar comités contra la privatización. Este es el espíritu que debió permear el ambiente durante la reciente concentración en defensa de PEMEX del pasado 31 de agosto desarrollada en el Monumento a la Revolución, desafortunadamente AMLO optó por decir que ya se tiene una plan pero que prefería no mencionarlo para que la derecha no se entere de su contenido. La preocupación manifiesta por AMLO es comprensible, sin embargo, esa forma de proceder hace que, al no presentársele una iniciativa a las masas luchando, se pierdan horas y días valiosos para organizar las acciones, viéndose beneficiado con ello el enemigo. Es hora ya de actuar, la fuerza está del lado del movimiento. Calderón representa a un gobierno desprestigiado y cada vez más débil y dividido. No obstante ello, si la lucha no fortalece sus acciones y pasa a la huelga general y por el contrario se lanza una táctica en la cual el centro de gravedad pase de las calles a las cámaras, se estará facilitando el camino para la privatización. Esperar que el debate en el recinto parlamentario, el diálogo como lo llama Ruth Zavaleta, por sí solo y sin acciones verdaderamente de fuerza en las calles, hará cambiar de opinión al PAN y al PRI es cien por ciento incorrecto. Los foros petroleros del senado así lo demuestran, en ellos decenas de especialistas demostraron que la propuesta de Calderón es privatizadora y que sus argumentos para justificarla son falsos, que existen otras medidas para sacar de la ruina a PEMEX sin necesidad de abrirle el paso al capital privado. No obstante esto, Calderón ni el PRI han modificado sus intenciones privatizadoras. La lucha exclusivamente en las cámaras legislativas se traducirá irremediablemente en la privatización de PEMEX. Debemos aprender de la historia: si en la lucha contra el fraude AMLO hubiera llamado a la huelga general el voto de los millones que le dio el triunfo al candidato del PRD, Calderón habría sido derrotado y no sería presidente. Ahora nuevamente Calderón y los burgueses nos quieren imponer su voluntad, y no podemos permitir que se repita la historia. Por ello mismo, y para poner un alto definitivo a la política privatizadora, un objetivo central es el de que en la lucha por la defensa de PEMEX se tiene que plantear como tarea derrocar a Calderón. Aceptar que éste se mantenga en el poder los años que le restan a su administración, hasta el 2012, tal como lo propone la derecha infiltrada en el PRD dirigida por Jesús Ortega, es aceptar que el espurio pueda contar con otros cuatro años más para estar lanzando ataque tras ataque contra los trabajadores. Si permitimos que prospere la privatización de PEMEX y que Calderón se mantenga en el poder, mañana el ataque que sigue es eliminar nuestras conquistas que aún permanecen en la Ley Federal del Trabajo, la cual ya está en la mira del gobierno. Impedir la privatización de PEMEX y derrocar a Calderón son las tareas en las que nos tenemos que abocar en estos momentos la clase trabajadora. Debemos eliminar la fuente de nuestros problemas, cortemos de tajo la raíz de aquello que nos condena al desempleo y a la pobreza derrocando a Calderón y expropiando la riqueza monopolizada por los banqueros y empresarios. Únete a Militante y lucha por una alternativa socialista.
09 de septiembre de 2008