Han trascurrido más de 25 años del surgimiento de la Sociedad Cooperativa Pascual. Aquella lucha es emblemática de una época muy difícil para el proletariado mexicano, el cual atravesaba uno de los mementos más difíciles de su historia, la crisis que inició en 1981 fue traumática, especialmente para la clase obrera, la cual sufría el embate de una inflación superior al 50%. Mientras que los salarios en aquel entonces tenían aumentos de entre 10 y 30%.
Luchas no faltaron, incluso para 1983 estalló un paro cívico nacional contra la carestía y la política de austeridad, es decir de ataques. Que implementaba el gobierno para que, como siempre sucede, la crisis la pagaran los trabajadores con disminuciones de salario.
Lamentablemente la profundidad de la crisis fue tal que la mayoría de las luchas terminaron en francas derrotas, los aumentos eran cada vez más pequeños y en 1985 se anunció cínicamente el 0% (cero por ciento) de aumento.
En condiciones tan difíciles incluso hubo empresas que se negaron a establecer los raquíticos aumentos que el gobierno autorizaba, entre esas empresas estuvo la Pascual.
En esas circunstancias los trabajadores deciden ir a la huelga y luego de tres años de estallado el movimiento, la empresa se declara en bancarrota. Los trabajadores se mantienen movilizados y logran que al final se les paguen los adeudos con los activos mismos de la empresa.
Las alternativas no eran muchas, podían a su vez vender la maquinaria y con ello obtener algunos centavos o bien podían intentar poner la empresa en funcionamiento convirtiéndose en cooperativa.
Así que en el macro de una crisis social profunda y de un reflujo del movimiento obrero se decidió aceptar la propuesta del gobierno y formar una cooperativa.
Estaba claro que los motivos que impulsaban al estado a promover la cooperativa no estaban las de la organización ni la intervención de los trabajadores en la producción, sino los cálculos políticos pragmáticos que los hacían suponer que enfrascados en echar a andar a la empresa los trabajadores desistirían de movilizaciones y de un proceso de politización que estaba muy avanzado.
Si los trabajadores fracasaban ya habría oportunidad de regresar la empresa a los particulares, si tenían éxito, esto sólo se lograría adaptándose a las normas del capitalismo con lo cual el problema político estaría zanjado.
Por otro lado, sin duda la formación de la cooperativa Pascual fue un triunfo para los trabajadores, no obstante pasados los años se han mostrado las limitaciones de dicho proceso cuando este se limita a los marcos del capitalismo.
En primer lugar la formación de la cooperativa en implicaba que los trabajadores tenían la gestión de la misma, no obstante al trascurrir los años y desaparecer los integrantes originales no son propiamente los trabajadores sino los socios de la cooperativa los que han asumido el control de la misma.
Se han contratado empleados asalariados y las trabas para que estos, algún día, se puedan convertir en socios son tan grandes que ya han generado el sufrimiento s conflictos laborales.
Tal vez el aspecto más lamentable es que de ser un foco de lucha, el movimiento de Pascual esta ya totalmente al margen de los movimientos sociales de nuestro país. Al grado que sus contingentes en las movilizaciones, son de lo más apático.
Hoy la sociedad cooperativa pascual es mas parecida una empresa privada que a un proyecto de autogestión obrera. No obstante cabe preguntarse donde estuvo el error.
En realidad mal haríamos en reprochar a los trabajadores de los ochentas el haber optado por una cooperativa, el verdadero problema fue que dicho proyecto no se realizó en la perspectiva de una lucha por la transformación de la sociedad, sino en una lógica de supervivencia con objetivos puramente económicos.
De lo que se trata es de crear un movimiento a nivel nacional que permita que todas esas experiencias cooperativas permitan acumular experiencia para una autentica transformación de la sociedad.
Pascual demostró que los patrones no hacen falta, que los trabajadores bien organizados pueden producir y hacerlo con éxito, si eso se aplica para la gestión del estado obrero la experiencia de pascual puede ser muy aleccionadora, pero si una lucha se conforma con formar una cooperativa lo único que tendremos es un nuevo callejón sin salida.
Sin la toma del poder político todo triunfo, por muy importante que parezca, puede ser anulado por la burguesía y su estado.