La lucha por las ocho horas
El 7 de octubre de 1884 la Federation of organized Trades and Labor of the Unites Status and Canada aprobó una moción que llamaba a todos los trabajadores a llegar a acuerdos con los patrones para que de que desde el 1° de mayo de 1886 la jornada laboral se ajustara a las 8 horas.
La convocatoria de esta organización, que después se integraría a la formación de la AFL(1) en 1886, tenía por objeto fijar una referencia para la acción de los sindicatos en torno a la lucha por las ocho horas, en realidad no animaba a los líderes sindicales un espíritu revolucionario, no obstante, en la medida de que el ambiente social era explosivo, la fecha de 1 de mayo se convirtió en una especie de llamado a la lucha y los trabajadores, la mayoría no organizados y no integrantes de la AFL, la utilizaron como un elemento para unificar las distintas luchas. Ello fue particularmente importante para los trabajadores no calificados, que sin organización que los aglutinara tenían pocas opciones para salir a la lucha.
Los Caballeros del Trabajo (2) rehusaron a participar en la jornada de lucha del 1 de mayo en su argumentación para evitar hacerlo señalaban "De los sesenta millones de habitantes que tiene los Estados Unidos y Canadá, nuestra Orden quizá cuenta con 300 mil. ¿Podemos nosotros antes del 1 de mayo moldear el sentimiento de esos millones a favor del plan de la jornada corta? Es insensato pensarlo."(Citado en Luchas sindicales históricas de los obreros de Estados Unidos, Selser Gregorio, UOM, 1991, pág. 96).
No obstante la oportunidad de manifestarse de cientos de miles de trabajadores concentrados en importantes centros urbanos como Nueva York, Boston o Chicago, era única, por lo tanto el llamado de los “Caballeros” se tomó como una claudicación inaceptable. No sería la primera ni la última vez que ante un cambio en la situación una organización que en otros tiempos jugó un papel importante, quede a la zaga de los acontecimientos por no saber responder a las necesidades de lucha de las masas.
La burguesía atemorizada por la cercanía de la fecha reaccionó de forma dispar, en unos casos estableció de facto la jornada, en otros se preparó para enfrentarse de manera violenta en contra de los manifestantes, en otros hizo ambas cosas. Alrededor de 350 mil obreros norteamericanos obtuvieron la jornada de 8 horas en ese año. El éxito de la huelga fue de resonancia internacional.
La burguesía cedió parcialmente ahí donde no le quedó de otra, pero atemorizada por el hecho de que los trabajadores estaban asumiendo un protagonismo peligroso para ellos, entraron en la paranoia, se habló de conspiradores comunistas, anarquistas, de las intenciones de los trabajadores de tomar el poder.
La policía obtuvo permiso para dispersar concentraciones sospechosas y no pocas veces los trabajadores reaccionaban de forma contundente provocando enfrentamientos de todos los niveles. A esta situación se añadían las maniobras de los patrones para tratar de descarrilar toda lucha que se desatara. Si no le era posible evitar la lucha del 1 de mayo, en la medida de su carácter nacional y generalizado, si era en cambio factible concentrar sus fuerzas en contra de luchas locales para tratar de enseñarles a los obreros las leyes no escritas de la dominación del capital.
Los mártires de Chicago
En las empresas agroindustriales de McCormick Hervester Works se habían desatado huelgas muchos meses antes del 1 de mayo, producto de esto los patrones habían decretado despidos masivos y por tanto los trabajadores habían decidido organizarse para exigir la reinstalación entre otras demandas, se dice que alrededor de unos 6 mil trabajadores de concentraron el día 3 de mayo a unos cientos de metros de la empresa. Cuando un grupo de esquiroles salía de su turno, un grupo de manifestantes los atacó, la policía utilizó el pretexto de separar a los rijosos para dispersar la concentración. Mataron 6 trabajadores y hubo cientos de golpeados y heridos.
La reacción ante la matanza fue el intentar realiza concentraciones, hubo muchas de ellas convocadas en distintos puntos de la ciudad para el 4 de mayo, inmediatamente después de que los miles o cientos de obreros se agrupaban para protestar, la policía cargaba contra todos golpeando a diestra y siniestra.
Los grupos anarquistas (3) trataron de darle una cierta organización a la protesta y citaron para las 19:30 horas en la plaza Haymarket, para evitar pretextos para una acción policial incluso obtuvieron permiso para la concentración.
Unos 3 mil trabajadores se reunieron y escucharon los discursos pacíficamente. Cuando el mitin terminó y los trabajadores se estaban dispersando la policía cargó, no había razón para ello, no se hizo ningún llamado a tomar nada, no habría marcha o algo parecido, al parecer lo único que motivo a la policía a atacar era un plan premeditado para dar un escarmiento. La provocación incluyó el estallido de una bomba que mató a un policía e hirió a algunos más. Ninguna lógica, ningún motivo y sobre todo materialmente era imposible que los organizadores de la huelga de MacCormick o los anarquistas del mitin de Haymarket hubieran podido participar en la explosión.
La policía presa ya solamente de la histeria disparó a diestra y siniestra asesinando a varios manifestantes.
El procedimiento "científico" para fabricar sospechosos fue muy simple, buscaron la lista de los principales dirigentes anarquistas de la ciudad, luego se concentraron en los organizadores de la manifestación y procedieron a detenerlos y juzgarlos por la muerte del policía, de esta forma Auguste Spies, Samuel Bielden, Michael Schawab, Georges Ángel, Adolph Fischer, Louis Ling, Oscar Neebe y Albert Parsons, fueron procesados y condenados sin tener culpa alguna. Su característica evidente era el ser elementos de vanguardia de la clase obrera norteamericana y eso era lo que importaba a la burguesía.
Para el 9 de octubre se dictó sentencia condenatoria, no obstante Ling fue asesinado un día antes del día de la ejecución. El 11 de noviembre fueron ahorcados Spies, Fischer, Ángel y Parsons. Neebe fue condenado a 15 años mientras que a Bielden y Schwab se les conmutó la pena de muerte por la prisión perpetua.
La farsa y ejecución
La farsa del juicio indignó a todo el país, era evidente para cualquier persona sin prejuicios que se trataba de un escarmiento en contra de toda la clase trabajadora y que los acusados eran inocentes. Incluso Samuel Gompers, presionado por las bases de la AFL, se movilizó apara tratar de impedir la ejecución lo que significó un argumento a su favor, en cambio los Caballeros del Trabajo, así como se negaron a participar en la jornada del 1 de mayo se negaron a intervenir en la lucha por la defensa de los mártires de Chicago.
La muerte de los trabajadores de Chicago no fue un hecho aislado. La represión que el estado burgués norteamericano desató en contra de la clase obrera respondía un odio incontenible. Como hemos señalado en otros trabajos la construcción de la ideología burguesa, especialmente la que se asentó en los Estados Unidos estaba impregnada de un profundo sentimiento místico, la predestinación calvinista, por ejemplo señalaba al emprendedor burgués como el mejor ejemplo de una adecuada relación con Dios, no podían ser muchos, pero aquellos que tenían éxito en los negocios estaban en franca correspondencia con la elección divina. Todo aquello que atentara contra este proceso de aproximación a dios, que adquiere la forma de riqueza y el poder político correspondiente era motivo de angustia y de odio por contravenir el proceso de construcción del "sueño americano".
Había una justificación ideológica muy profunda en la acción de la burguesía, pero ninguna consideración humanitaria, la construcción de su ideología se fincó sobre bases estrictamente individualistas. No había ninguna contradicción moral en un juez que manda matar a seis obreros incluso sabiendo que son inocentes, mientras cumpla con los ritos de su iglesia y pague sus impuestos.
Los Estados Unidos hoy en día están sacudidos por la crisis, es probable que en base a los golpes de la realidad los trabajadores norteamericanos rompan con la ilusión burguesa que los encadena a justificar el régimen imperial que los domina, cuando ello suceda encontrarán cientos de ejemplo de cómo actuar en las luchas que sus hermanos de clase dieron en otros tiempos.
Notas
1 La AFL American Federation of Labor era una federación de trabajadores por oficios dirigida por Samuel Gompers, el dirigente de los cigarreros de Nueva York, pese a sus orígenes proletarios, Gompers aprovecho el crecimiento industrial y la necesidad de obreros especializados para negociar con los patrones privilegios para su gremio a cambio de romper e incluso combatir al movimiento independiente, a pesar de ello dentro de lo que después sería la AFL surgieron diversas luchas de un carácter claramente proletario que Gompers trató de combatir como si se tratara de enemigos.
2. Los Caballeros del trabajo era una agrupación secreta con ritos de carácter casi masónico, no reconocía diferencias entre oficios y variaba muchos en cuanto a sus actividades de región en región. No obstante la mayoría de los obreros más combativos de estaban inscritos a ellos.
3. Los grupos anarquistas no estaban identificados con alguna organización a nivel nacional, eran en general activistas que hacían originalmente agitación entre trabajadores de su mismo origen (italianos, alemanes, irlandeses, etc.). Posteriormente sentaron las bases para un sindicalismo revolucionario no estrictamente anarquista