En las labores de solidaridad para ayudar en los puntos de derrumbe, destaca el papel de miles de mujeres que ayudamos y seguimos llegando a estos lugares, poniendo en evidencia que la mujer puede y quiere ayudar, sin distinción de labores tanto en las cadenas humanas como en la organización de víveres y medicamentos y en todas las actividades en las que la población se ha organizado para apoyar.
Destacamos el papel de nuestras compañeras del comité feminista en el derrumbe de Bolívar y Chimalpopoca que día y noche estuvieron en todo tipo de labores.
Por otra parte, lamentablemente, las compañeras que participamos en brigadas de rescate en distintas zonas de la ciudad, fuimos testigos de discriminación y segregación en las labores por el hecho de ser mujeres, pidiéndonos que ayudáramos simplemente en labores específicas como la preparación de alimentos, la elaboración de despensas y la recolección de víveres, que sabemos que es el estereotipo que se nos quiere imponer de la mujer débil y frágil, pero que se destruye solo, al ver en las primeras filas de rescate a trabajadoras, amas de casa, madres y estudiantes sacando a los heridos de los escombros.
Desde Libres y Combativas no aceptamos este comportamiento, que en muchas ocasiones pasa desapercibido por los hombres, y exigimos que se nos deje actuar de manera igualitaria a todas y todos.
En 1985 las costureras de San Antonio Abad sufrieron una tragedia. ¨Nos abrieron los ojos. Tuvimos que ver toda esa sangre para nosotras podernos defender.¨ Después de que fallecieran sus compañeras en el sismo, muchas de ellas, que trabajaban en condiciones inhumanas y clandestinamente, lograron conformar la Unión de Costureras en Lucha y la Coordinadora de Costureras del Centro, y a través de la movilización le arrebataron al gobierno y a los patrones indemnización para las familias de costureras y mejoras laborales.
Este ejemplo de coraje, fuerza y arrojo lo vemos el día de hoy con las mujeres que se han tenido que enfrentar a los policías, para impedir la introducción ilegal de maquinaria para demolición y así poder seguir con el rescate de cuerpos en el edificio de la fábrica textil de Chimalpopoca.
No podemos esperar a que las autoridades respondan por nosotras, lo que necesitamos ahora es unión de clase, y dejar de lado los estigmas sociales de siempre, que esta sea una oportunidad de tomar el lugar que merecemos, y que se reconozca que todas y todos podemos ayudar por igual. Podemos sacar lo mejor de esta tragedia, demostremos que en la solidaridad popular la mujer tiene su propio lugar.