El 2017 nos dejó en claro una cosa, hemos vuelto a salir a las calles. Los movimientos feministas en contra de las violencias machistas y los feminicidios como Vivas Nos Queremos, Justicia por Lesvy y Yo Soy Mara han transformado el panorama de la lucha feminista convirtiendo el Ni Una Más en Ni Una Menos. Con dolor y rabia cargamos en la memoria, en el cuerpo y en una cruz rosa, el nombre de cada compañera que se nos ha arrebatado a manos de este sistema misógino y patriarcal. Es con esa misma fuerza y coraje que la lucha continúa en las calles a la voz de ¡Basta ya!
Datos de la OMS prueban que una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual alguna vez en su vida y en la mayoría de estos casos son propiciadas por sus parejas sentimentales. Estos datos no los podemos aislar del contexto económico y político que están relacionados en todo el mundo por el sistema capitalista patriarcal imperante, que normaliza día con día la cosificación y la propiedad de los cuerpos de las mujeres a manos de hombres en posición de poder; se estima que un 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja masculina.
México encabeza la lista de países latinoamericanos en violencia hacia la mujer y el segundo país más peligroso en todo el mundo. Y una prueba tácita de la voracidad de gobiernos capitalistas es que en 12 años, entre 2004 y 2015, han sido asesinadas 23 mil 461 mujeres en México, una cifra macabra y que ha continuado escalando hasta ser el 2017 el año más violento del sexenio del asesino Peña. Tan sólo en la CDMX menos del 40% de los homicidios de mujeres están reconocidos como feminicidios, demostrando también la levedad de las sanciones legales contra los actos de violencia sexual, como el caso de Estela Álvarez, una madre soltera, violada, asesinada y su cuerpo expuesto en una obra negra en Nezahualcóyotl y que el Estado no sólo no reconoció su muerte como un feminicidio, sino que desapareció toda su ropa y le dictaminó en la necropsia, muerte natural por infarto.
Impera una cultura patriarcal de la legalidad
En la Ciudad de México 7 de cada 10 violaciones de mujeres ocurren al interior de la familia y el 88.4% de las mujeres no denunciamos las agresiones porque tenemos miedo a que nuestros agresores tomen represalias en nuestra contra y como ha pasado en muchos casos las autoridades no toman la seriedad del asunto, consagrando los privilegios sexuales del hombre, y por lo cual terminamos sufriendo la violencia de las instituciones plagadas por estereotipos y prejuicios machistas.
¡Para cambiarlo todo, hay que pararlo todo!
Han pasado más de 40 años desde la última ola feminista, y la que estamos construyendo tiene que arrasar con los remanentes no ganados de las pasadas, como es el derecho a un aborto legal y seguro, a una igualdad y estabilidad laboral, a una educación con perspectiva de género y lo más urgente de nuestros tiempos, a salir y regresar de nuestras casas vivas.
Desde Libres y Combativas hacemos un llamado a seguir luchando por construir nuestras propias vidas, por la de nuestras hermanas, amigas e hijas, y exigir justicia para todas aquellas compañeras asesinadas, que este sistema de silencios sordos no sólo no nos lo dará, sino que nos está llevando a un punto de quiebre. ¿Qué más allá de la vida nos puede arrebatar, si ya lo está haciendo?
Preparemos una ofensiva central y concreta contra la derecha y su marginalización misógina con miras a que este 8 de marzo, sea la Huelga General por el Día Mundial de la Mujer Trabajadora y Combativa, y que no sólo salgamos a las calles miles, sino millones en todo el mundo demostrando la fuerza y la respuesta unificada de toda la clase trabajadora.
¡Únete a #LibresyCombativasMx rumbo al 8M y construyamos el feminismo revolucionario!
Ayudanos a organizar la lucha feminista revolucionaria, lee, difunde y organiza: Volante Huelga General 8 de marzo