Morena tiene que cumplir con el pueblo y la clase trabajadora

Claudia Sheinbaum ha arrasado en las elecciones federales convirtiéndose en la candidata más votada en la historia de México. Más de 33 millones de personas, un 59.5% de los electores participantes, han decidido de forma consciente que Morena esté al frente del Gobierno durante seis años más. Claudia se coloca 32 puntos por encima de Xochitl Galvez, la candidata de la alianza derechista, y 49 puntos por encima del candidato de Movimiento Ciudadano.

Además, Morena gana en siete de las nueve gubernaturas en disputa, incluyendo la jefatura del gobierno de la Ciudad de México, conquista el carro completo en el Congreso y obtiene mayoría absoluta en 22 de las 32 legislaturas estatales. Por lo tanto, se consigue así el llamado “Plan C” (la estrategia política para asegurar una mayoría calificada en el Congreso) para implementar las reformas del Proyecto de Nación.

El voto masivo de la clase trabajadora y la juventud ha vuelto a cerrar el paso a la derecha parlamentaria como ya hizo en 2018 con AMLO. Sin embargo, el apoyo electoral no significa una confianza ciega en el próximo ejecutivo. Nosotras y nosotros, los oprimidos y oprimidas, hemos otorgado a Claudia esta victoria histórica. Ahora le toca a Morena demostrar con hechos y políticas verdaderamente de izquierdas con quién está: o con el pueblo y la clase trabajadora, o con los burócratas, la derecha arribista y los capitalistas.

Ridículo mayúsculo de la reacción

La clase trabajadora hemos vuelto a noquear a los partidos burgueses de la derecha en las urnas, demostrando el potencial revolucionario y la profundidad del movimiento en las calles del que nació Morena. Las elecciones son un terreno más de la lucha de clases y estos resultados reflejan la batalla que durante años, incluso durante el Gobierno de AMLO, se ha producido en las calles de nuestro país. Las enormes movilizaciones feministas, los paros estudiantiles y las luchas obreras por la democracia sindical y contratos laborales dignos, como es la lucha magisterial, su plantón en el Zócalo y los paros que están organizando.

A pesar de que estas elecciones han sido las más violentas en la historia de México, con una treintena de candidatos a diferentes cargos asesinatos en medio de la contienda, la mayoría de ellos de Morena, las familias trabajadoras hemos dicho NO a las masacres a estudiantes, a la corrupción, la represión, al narcoestado y a toda la pesadilla que representa el prianismo.

Los datos no dan lugar a dudas: Morena arrasa en las zonas más humildes, industriales y proletarizadas. Consigue el 80% de los votos en Tabasco, el 70% en Chiapas (en medio de una crisis de inseguridad y con un candidato que es abiertamente un narco), en las alcaldías de Iztapalapa y Gustavo A. Madero la cifra llega al 62% y 55% respectivamente.

Por otro lado, el ridículo de la derecha es mayúsculo. Mientras Morena obtiene un 20% más de diputaciones, es decir, 31 más con relación a 2021, el PRI pierde 40 diputaciones, el PAN 47 y el MC otras 5. Además, hemos asistido al funeral en vivo y en directo del PRD, que pierde las 12 diputaciones que conservaba y está a punto de perder el registro.

En total, la alianza de Morena obtiene 346 diputaciones de 500 y una mayoría calificada en el Senado de 86 (de un total de 128). Incontestable.

Golpe a las candidaturas y políticas conciliadoras de Morena

Sin embargo, mientras los sectarios lloran y nos hablan de la falta de conciencia revolucionaria de las masas mexicanas por haber votado a Morena, los trabajadores y trabajadoras saben muy bien a quien dan su apoyo y a quien no. Así lo hemos visto con los resultados que han obtenido las candidaturas más derechistas de Morena. En las alcaldías de Cuauhtémoc, Coyoacán y Cuajimalpa la burocracia presentó a candidatos impresentables que han perdido ante el PAN-PRI-PRD. En Coyoacán Morena ha sacado un 41% frente al 49% de la alianza derechista, en Cuajimalpa Morena obtuvo 42% frente a 46% de la oposición y en Cuauhtémoc, gracias al morealismo y su política oportunista, Morena obtuvo 42% frente a 46% de la alianza “Fuerza y corazón por México”.

Al mismo tiempo, los resultados en la CDMX es la mejor respuesta a los sectores más conciliadores y oportunistas del partido que hablaban de “moderar el discurso” y, en la práctica, ceder ante los argumentos de la reacción. Clara Brugada supera en 13 puntos porcentuales al candidato Santiago Taboada (PAN) y recupera cuatro alcaldías perdidas hace tres años.

La candidatura de Clara Brugada fue un golpe a la derecha interna y a las maniobras burocráticas que pretendieron imponer a Omar García Harfuch, hoy votado para senador. Una prueba clara de que presentar a candidatos conciliadores que “representen a todos” no es “garantía de éxito”.

Burócratas y arribistas al servicio del poder económico

La victoria de Claudia no puede ocultar algo que llevamos años señalando: el giro a la derecha pronunciado que está viviendo Morena. La dirección del partido, desde AMLO a Sheinbaum, han permitido la infiltración de toda clase de arribistas, prianistas y elementos pro-capitalistas que quieren tender más puentes con los empresarios y el imperialismo norteamericano.

El lunes después de las elecciones, Claudia dijo en su discurso: “Respetaremos la libertad empresarial y promoveremos y facilitaremos con honestidad la inversión privada nacional y extranjera”. Ya sabemos lo que significa el “gobierno para todos” que tanto repiten: negocios y estabilidad para la burguesía mexicana e internacional, y más ataques, precariedad y pobreza para los trabajadores y el pueblo.

El giro a la derecha de Morena es un peligro muy grande. Que diputados del PAN, PRI y el PRD voten en contra de medidas como la jornada laboral de 8h, el aumento salarial generalizado o una reforma eléctrica y energética, no nos extraña. ¡Pero estas reformas fueron detenidas con el voto a favor de miembros de Morena!

Las medidas sociales impulsadas por el Gobierno de AMLO aunque positivas, fueron extremadamente tímidas e insuficientes para frenar la ola de hambre, miseria y represión que sufrimos el pueblo trabajador. La única forma de mantener estas medidas y avanzar en derechos, conquistar una vida digna para todos y todas, es recrudecer la presión y la organización desde abajo. Para evitar que el gobierno morenista y el partido sigan virando a la derecha, tenemos que combatir desde dentro y desde fuera, para que Morena cumpla con el pueblo que allí les colocó. Sin democracia interna dentro del partido, sin que los trabajadores podamos participar en las decisiones cotidianas y sin vida real en los comités de base, las presiones y la agenda de la oligarquía, los capitalistas y los imperialistas se terminarán imponiendo.

No se puede maniobrar entre clases con intereses antagónicos. AMLO ha contado con una situación económica beneficiada por el nearshoring que ha permitido esta política de gestos hacia la clase trabajadora. Pero el margen que tendrá Claudia no será tan grande.

Por una izquierda combativa que luche por el socialismo

Morena ha ganado las elecciones pero tenemos que ser claros: este Gobierno no nos garantiza nada. No podemos confiar en la burocracia corrupta, tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas, en la lucha revolucionaria para acabar con las lacras que engendra el capitalismo.

El único camino es la lucha de clases, confrontando a los arribistas y derechistas, construyendo con la mayor determinación y audacia, y sin sectarismos, un partido revolucionario que luche por una alternativa socialista, que coloque contra las cuerdas los intereses de los banqueros y los grandes capitalistas.

Que luche por los derechos de las mujeres trabajadoras y la comunidad sexodiversa, que defienda el derecho de los pueblos indígenas a la tierra y no a ser criminalizados por luchar contra los megaproyectos. Que denuncie abiertamente los vínculos del aparato del Estado y a las fuerzas armadas con el narco. Que pelee para que la enorme riqueza, que generamos la mayoría del pueblo trabajador, sea expropiada a ese puñado de parásitos que siembran en el mundo miseria, genocidios y guerras imperialistas.

Esta es la alternativa que estamos construyendo desde Izquierda Revolucionaria. Una alternativa que defendemos entre la base de Morena, en el movimiento sindical y feminista, y entre la juventud precaria. Y te animamos a sumarte a ella.


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