El pasado 8 de marzo, vimos de nuevo las calles tomadas por miles de mujeres. Tras la pandemia, hemos recuperado la movilización masiva de manera histórica, para demostrar nuestra rabia contra un sistema machista, capitalista y patriarcal que no tiene nada que ofrecernos más que violencia sin fin.
El carácter de la manifestación en este último año de gobierno de AMLO ha sido de una crítica franca y sin tapujos señalando la enorme deuda que tiene con las demandas de las oprimidas en este país, también nos manifestamos claramente contra el uso oportunista de nuestras exigencias en el recién iniciado periodo electoral, recordando que el movimiento feminista no es botín político de nadie. Lo que hemos conseguido hasta ahora ha sido resultado de nuestras luchas y de nadie más.
Tambien fue una jornada marcada por la solidaridad con el pueblo Palestino, especialmente en la Ciudad de México, por las más de 9 mil mujeres y 13,500 infancias víctimas de esta masacre. La consigna “¡No es una guerra, es un genocidio!” retumbó en las calles del centro.
Libres y Combativas no podíamos faltar a la cita, además de ponernos en primera fila para convocar a la manifestación. Colocamos más de 500 carteles en diferentes escuelas, centros laborales y calles de la CDMX, repartimos más de 3 mil volantes y llamamos en cada oportunidad a participar en las manifestaciones. Participamos con un contingente mixto, de clase, LGTBincluyente y en solidaridad con el pueblo palestino.
El ambiente en la movilización era electrizante a pesar de los 31 grados que azotaba al centro de la Ciudad. Varias caminamos durante más de cuatro horas debido a la gran cantidad de asistentes que abarrotaban las calles. Miles de mujeres dejaron pegadas las pancartas que llevaban en las vallas metalicas anti disturbios a modo de recordatorio de las razones que nos empujan a salir a las calles: la escandalosas cifras de feminicidios, violaciones, machismo institucional, abuso a menores, discriminación, etc. El viernes organizamos la rabia y la convertimos en una poderosa movilización que hizo retumbar la Ciudad, perdimos el miedo y ganamos organización y fuerza.
El Estado menosprecia nuestras vidas y el sistema de justicia acoge y solapa a los agresores. Unas semanas antes de la movilización, el Poder Judicial absolvió al violador de una niña de cuatro años, porque ella no pudo decir la hora y el lugar de la agresión. ¡Así se las gastan los jueces y fiscales! Por ello no reparamos en señalarlos como parte fundamental de la violencia machista, pues sin su colaboración para perpetuar el sistema de injusticia y opresión contra nosotrxs, la violencia no habría escalado hasta los 12 o 13 feminicidios en promedio que contamos hoy.
Represión al movimiento feminista
En estados como Nuevo León, Coahuila y Yucatán se reprimió con dureza al movimiento feminista, rechazamos y denunciamos estos actos de amedrentamiento para acallarnos y devolvernos a los roles asignados para ser presa fácil de un sistema que se vale de nuestra sumisión.
En estos estados gobernados por la derecha, tiene todo el sentido que haya este tipo de agresiones, pero resultan aún más indignantes en estados en donde supuestamente gobierna la izquierda, como Zacatecas, Oaxaca, Colima, Durango y el Estado de México, en donde la respuesta del gobierno y su policía fue la misma. Esto no es casualidad, si desde la presidencia se denuncia a nuestro movimiento como algo indeseable o que no tiene sentido, el mensaje es claro para distintos representantes de Morena en los gobiernos estatales; además muchos de ellos, pocos minutos antes, estuvieron en las filas de los partidos represores del prianismo.
El gobierno de AMLO se va y nos deja también sus señalamientos criminalizantes contra las feministas que permiten justificar este tipo de actuaciones. En donde no vivimos represión directa, tuvimos presencia masiva de elementos policiacos.
Es una burla que mientras esto sucedía y miles de policías en muchos otros estados y en la CDMX resguardaban la sacrosanta propiedad privada de grandes empresas transnacionales que ocupan las principales calles de la ciudad, miles de mujeres desaparecidas siguen sin ser buscadas y miles de violadores, feminicidas y agresores siguen libres en las calles, sin ser detenidos. Así es como funciona este sistema.
Ellas no nos representan
Este 8 de marzo se realizó además en el contexto de las campaña electorales. Las candidatas presidenciales han intentado usar el ambiente en su favor. Lo que exigimos desde el movimiento es derribar a este sistema capitalista que se alimenta de nuestra explotación y de la violencia que vivimos todos los días por ello Xóchitl Gálvez no nos representa: ella representa a la mujer burguesa que aspira a puestos de poder para oprimir a otros y a otras. Pero tampoco escuchamos que Claudia Sheinbaum hable de acabar con la trata, empresas hoteleras, del transporte o del turismo que se benefician de ella, ni mucho menos de acabar con los vínculos de poder entre estas mafias y los diferentes gobiernos; al contrario, ha recibido con las manos abiertas a todo tipo de políticos y empresarios perpetuadores de este sistema.
Pero es aún más asqueroso, que tipos como Máynez, venido de un partido conservador derechista hable de las deudas hacia nuestras demandas mientras su partido y su representante en el gobierno de Nuevo León, Samuel García, reprime de manera brutal la manifestación en Monterrey, frente a esto se cae a mil pedazos su discurso de que no gobernaran como los partidos tradicionales cuando en los hechos demuestran que lo hacen igual y más duramente, se dicen muy feministas y su policía, toletes, filtraciones, agresiones y criminalización nos demuestran su hipocresía y mentiras ¡La ultraderecha jamás será feminsta ni nos representa!
Ahora que sí nos ven
Miles salimos a las manifestaciones en probablemente la mayor marcha feminista en la historia del país, esa fuerza es la que teme el Estado, sus instituciones y el empresariado. La lucha feminista sigue organizándose, tomando fuerza y es fundamental seguir dando pasos adelante, hasta tirar al capitalismo y al patriarcado con la huelga general feminista. No basta con salir a luchar y marchar un día, necesitamos estar organizadas permanentemente no sólo en defensa de nuestras vidas y contra el machismo sino también integrarnos en cada lucha que confronte este sistema y para dar pasos firmes por la unificación de nuestras batallas, echar a todas las oportunistas y de derecha que quieren hacerse de nuestra bandera.
Organízate con nosotras y lucha desde el feminismo revolucionario y anticapitalista ¡Viva la lucha de las oprimidas en todo el mundo!
¡Ni una más!
¡Nos queremos vivas, libres y combativas!