¿Qué somos y qué defendemos?
La crisis del sistema capitalista que se ha extendido por más una década y la crisis sanitaria reciente, han revelado de manera cruel la opresión a la que nos enfrentamos las jóvenes, mujeres trabajadoras y comunidad LGTBI.
No sólo somos víctimas de una desigualdad creciente, de la explotación laboral más brutal, del desempleo o de los prejuicios misóginos y LGTBIfóbicos que esparcen las Iglesias, los gobiernos y partidos de derecha; sino también nos enfrentamos a la cara más violenta del machismo: los feminicidios y transfeminicidios. Es por esta situación que millones de oprimidas en todo el mundo nos hemos levantado en una auténtica rebelión.
Hace unos días el Sindicato de estudiantes convocó una huelga en Parla contra una serie de reglamentos de régimen interno racistas que prohíben el uso del hiyab en las aulas y discriminan a las jóvenes que lo llevan. Podemos decir con orgullo que esta campaña nos ha convertido en el enemigo a abatir de la ultraderecha católica, fascista y rojiparda. No esperábamos menos, y para nosotros es una confirmación de que nos hemos colocado en el lado correcto de la barricada.
El Sindicato de Estudiantes (SE) y Libres y Combativas (LyC) en el Estado Español convocaron el pasado 26 de febrero una huelga estudiantil en Parla (Madrid) contra la prohibición impuesta a jóvenes musulmanas de llevar su hiyab si quieren asistir a clase en sus institutos públicos. Inmediatamente, toda la calaña fascista con VOX a la cabeza empezó a vomitar racismo, islamofobia y misoginia en redes sociales.
Este ataque no nos sorprende. Tanto el SE como LyC son organizaciones antifascistas, antirracistas y anticapitalistas con una historia más que probada en defensa de una educación pública, gratuita, democrática, laica y científica, y de un feminismo de clase y revolucionario.
Una reflexión desde el feminismo de clase y revolucionario
Conocer por la prensa capitalista que Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos y uno de sus referentes políticos y mediáticos hasta hace poco tiempo, fue denunciado en 2023 por diferentes mujeres del espacio por agresiones machistas y acoso sexual, y que la dirección se limitó a no convocarlo a más actos públicos, sin tomar medidas contundentes y sin ponerlo en conocimiento de la militancia y del movimiento feminista, nos provoca una honda estupefacción.
La ultraderecha en todo el mundo nos ha declarado la guerra. Donald Trump, con su política racista, xenófoba, imperialista, machista, misógina y patriarcal amenaza no solo a nuestras hermanas y hermanxs de EEUU sino a todo el mundo. En México, si bien la ultraderecha está desorganizada, no han cesado los intentos de reagruparse ante los ojos inertes del gobierno de Claudia Sheinbaum. Debemos responder con determinación, fuerza y organización.
El charrismo sindical es un obstáculo en la lucha por nuestro derecho a condiciones laborales dignas y va de la mano con combatir cada día todo tipo de opresión política, laboral o misógina.
En México se ha abierto una oportunidad histórica para luchar por la independencia sindical y para barrer con todos los esbirros del priismo al interior de los sindicatos. En esta coyuntura, la Coalición de trabajadores de CFE, están realizando un papel muy importante.
La lucha de la compañera Inés es contra todo el aparato y las formas de sometimiento que desde Libres y Combativas e Izquierda Revolucionaria también denunciamos, porque pretende mantener aplastados e indefensos a las y los trabajadores, pero de manera más cruda a quienes se organizan y luchan por un sindicalismo democrático, asambleario y de clase.
El 16 de enero de 2022, Natalia Lane sufrió un intento de transfeminicidio, su agresor la atacó en un hotel de Tlalpan con una arma blanca, dejándole múltiples heridas por todo su cuerpo.
Un 25 de noviembre de 1960, las hermanas Mirabal –apodadas Las Mariposas–, tres activistas de República Dominicana que se posicionaban en contra de la dictadura de Rafael Trujillo, fueron asesinadas por órdenes del dictador. Ante este despreciable hecho, el movimiento salió a las calles y, en 1981, durante el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe llevado a cabo en Colombia, se propuso el 25 de noviembre como el Día de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, decretándose formalmente por la ONU en el año 2000. Esta clase de violencia –que puede manifestarse física, psicológica, económica, social o sexualmente– es en la actualidad la más padecida en todo el mundo, pues ha sido víctima de tal por lo menos 1 de cada 3 de las más de 700 millones de mujeres a nivel planetario.
El caso de Esmeralda, la niña indígena queretense embarazada producto de una violación, quien tras abortar espontáneamente fue acusada de homicidio por la fiscalía estatal (que, a su vez, exigió tres años de prisión para Esmeralda, así como que le pagara medio millón de pesos a su violador como compensación del daño), es uno de los grandes horrores del sistema de (in)justicia mexicano, sumamente racista, clasista y patriarcal.
El martes 27 de agosto de 2024, fue celebrada la última audiencia del juicio laboral de la compañera Sam contra de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), juicio donde la UAM pretendió fundamentar una rescisión laboral cuando ni siquiera llevó a cabo el debido proceso estipulado en el Contrato Colectivo de Trabajo de la UAM, que también rige a las y los trabajadores de confianza. En los hechos se trató de una arbitraria separación del puesto, sólo porque Sam se atrevió a denunciar el clima de hostigamiento y acoso sexual y laboral al interior de la Contraloría de la misma Universidad que afectaba a decenas de trabajadores y especialmente a las trabajadoras.
Este título, esta enunciación, no tiene nada de silencioso o de discreto. Es una declaración enérgica y contundente del concepto de feminismo que desean que domine la escena política de uno de los movimientos más importantes, sino el más irruptivo de la última década.