En 2018, millones de trabajadoras y trabajadores votamos un cambio urgente con el objetivo de cambiar nuestras condiciones de vida. El Covid-19 está significando una dura prueba para el gobierno de AMLO de cómo y con qué programa debe afrontar no sólo la crisis sanitaria sino también la crisis económica desatada por la pandemia.

Basta de discursos místicos

Cuándo el Covid-19 apareció fuera del cordón sanitario y comenzó a extenderse en China y fuera de ella, quedó claro que era cuestión de tiempo que llegaría a México. Ese fue el momento cuando debieron activarse los preparativos por parte del Gobierno Federal para enfrentar y atender la crisis sanitaria. Lamentablemente no fue así. En la minimización de la pandemia y disimular las precarias condiciones actuales del sector salud, ha tenido un papel destacado Andrés Manuel López Obrador, ejemplo de ello fue la contestación que dio a la pregunta de cómo se protege de un contagio y mostro una estampa religiosa. Millones nos quedamos atónitos y nos hastiamos porque somos muy conscientes que esta situación del Coronavirus nos impone mayores sacrificios y sufrimientos y que no la vamos afrontar con amuletos o fe, sino con medidas muy concretas que nos den certidumbre de sobrevivir.

La crisis actual no es sólo sanitaria. Asistimos al derrumbe del sistema capitalista, al estallido de todas las contradicciones económicas, sociales y políticas que se han acumulado durante décadas de ataques a los servicios públicos, recortes masivos, desempleo, empobrecimiento y desigualdad. No, la gente de a pie, las familias trabajadoras, a las que se nos intenta culpar desde los medios de comunicación por no ser “responsables”, somos las víctimas de un caos que ha provocado la derecha y una minoría de parásitos que imponen su dictadura al conjunto de la sociedad.

De ese tamaño es la hecatombe que se nos cierne sobre la cabeza y AMLO pretenden afrontarla sin tocar un solo pelo de la banca, los empresarios y al sistema capitalista. Desde su punto de vista a cualquier problema se le puede hacer frente con la República del amor, con “los abrazos y no balazos”, en que los abuelos cuiden a los hijos para que los padres puedan ir a trabajar, en estudiar la cartilla moral, en el “amor y paz”, en el decálogo contra la violencia machista, etcétera.

Ayer nuevamente hizo apelaciones a actuar “sin desesperarnos ni apanicarnos”, que somos un pueblo hecho para resistir y que tenemos un gobierno con “autoridad moral” que ha actuado con responsabilidad. Se nos llama a portarnos bien y comer sanamente, cuando miles no tienen la oportunidad de hacerlo. Estas palabras chocan directamente con la vivencia diaria de millones de trabajadores que ya estamos padeciendo los estragos económicos de la pandemia y vemos como no se hace nada en concreto, nuevamente nos exigen resistir como sino ya hubiéramos hecho durante todos los sexenios de la derecha y en el sismo de 2017 donde miles perdieron todo, sinceramente estamos hartos de resistir y de ser nosotros los que paguemos la crisis causada por otros habiendo recursos para afrontarla pero que no se toman para no molestar a la sagrada propiedad privada de los ricos.  

Estas declaraciones no son ninguna ocurrencia y son realmente un insulto a la inteligencia del conjunto de la clase trabajadora, con ellas trata de justificarse y evitar enfrentarse con patrones, empresarios y trasnacionales, evadiendo las demandas de trabajadores, mujeres, jóvenes y campesinos pobres. En las condiciones actuales de la economía no puede haber reformas sociales mínimas sin transgredimos los intereses del gran capital y AMLO está evitando esto a toda costa. Por más exhortos “morales” que haga AMLO al empresariado a “tener conciencia social”, “ser humanistas” y “ayudar al pueblo”, esto es imposible, ya que ellos han sido los causantes del estado actual del sector salud y estos días está siendo evidenciado por cientos de trabajadores del sector que han salido a bloquear las calles frente a sus hospitales, reclamando la falta de personal, equipos, camas, material, recursos, planificación y previsión. Basta de llamados moralistas a los empresarios, ellos y nosotros, el pueblo trabajador, no tenemos nada en común, no son nuestros aliados, es necesario decretar medidas sancionadoras frente a los abusos y violaciones laborales que comienzan a darse, si los empresarios se niegan a mantener el empleo de los trabajadores, deben ser expropiados y sus empresas ser puestas bajo control de los trabajadores, los discursos y llamados no bastaran frente a estos zánganos.

Si bien el Gobierno ha lanzado ya el plan de contratación de médicos del bienestar, esto no se materializará sino se cuentan con los recursos económicos suficientes para llevarlo a cabo y bajo lineamientos de contrataciones con salarios dignos, basificación y sindicalización. Para disponer de los profesionales necesarios ante las necesidades mínimas del sector, se requiere contratar al menos a 270 mil médicos ¿De dónde saldrán los recursos para ello sin tocar los privilegios empresariales?    

El oportunismo repugnante de la derecha

Obviamente la derecha nada tarde a aprovechado esto para golpear a AMLO, está obsesionada por mostrar que estas declaraciones son hechas por quien no está preparado para resolver los problemas, qué son producto de quién improvisa ocurrencias. Lo que no dicen es que los causantes del estado actual del sector salud son ellos, la derecha y los empresarios, que se han hecho ricos con las privatizaciones y robos al sector salud y especulando con las pensiones de los jubilados. De manera cínica y oportunista se llenan la boca con discursos de que el presidente es irresponsable e incompetente y mueven a todos los medios de comunicación a su servicio para amplificarse y hacerse de una base social. Pero recordemos perfectamente quiénes por años han saqueado al IMSS, al ISSSTE y al SP, han sido ellos, los mismos que desde sus cómodas mansiones o millonarios departamentos exigen ahora mismo condonaciones a los impuestos de las empresas, obligan a sus trabajadores a descansar sin paga, realizan despidos, no paran la producción secundaria para proteger la salud de las y los trabajadores, ejemplo claro son las maquiladoras del norte y del Bajío que siguen no sólo laborando, sino que están violando los pocos derechos labores que tienen acceso.

Ni un ápice de confianza en los empresarios y sus políticos, de estar en el gobierno no moverían ni un sólo dedo e inmediatamente lanzarían un programa en rescate de ellos mismos, sin importar que el pueblo muera. Tal cual están haciendo ahora mismo en sus empresas. Reclamamos al gobierno de AMLO que exija a los empresarios parar la producción de todo sector no esencial para la subsistencia y si se rehúsan, expropiarlas sin indemnización y ponerla bajo control democrático de los trabajadores ¡primero nuestras vidas que sus privilegios!

La enfermedad no tendría las proporciones actuales si no fuera por la destrucción y el saqueo del sector salud y todos nuestros derechos, realizado por esa minoría de capitalistas que se apropian del esfuerzo y el sudor de millones de trabajadores de todo el mundo. La situación está por agravarse y todavía hay millones de trabajadoras y trabajadores que nos vemos obligados a ir a nuestras empresas y fábricas por la avaricia de una patronal sin escrúpulos.

Si bien empresarios como Carlos Slim ha anunciado una donación de mil millones de pesos en equipos para la salud y comprometido a conservar 70 mil empleos, desde Izquierda Revolucionaria decimos claramente que esto es apenas un pelo de rana de las ganancias de este monstruo empresarial, magnates como de este tipo deben de poner todo su capital al servicio del pueblo, riqueza que la han hecho a costa de nuestras vidas, no queremos altruismo o caridad, queremos que la riqueza generada por todos no sea de unos cuantos sino de todos.  

Por un programa revolucionario ante la crisis del Codvi-19

Si bien AMLO ha declarado que no pedirá rescates, o sea no adquirirá deuda, también anuncio que no condonara los impuestos de empresarios y anuncio que se cuenta con 400 mil millones de pesos de fondo extraordinario para afrontar la crisis manteniendo los programas sociales y afrontar la caída de los precios del petróleo. Sin embargo, estos recursos serán insuficientes como lo han sido en otros países.

Este Gobierno, que fue votado por millones de trabajadores y jóvenes, debe nacionalizar inmediatamente la banca y las empresas estratégicas (muchas de ellas eran estatales y fueron privatizadas) para resolver esta emergencia sanitaria, social y laboral. Las medidas capitalistas han fracasado por completo, si continúa adoptándolas, la catástrofe será aún mayor. Dinero y riqueza hay mucha, la producimos los trabajadores, pero queda en manos de una minoría que quiere seguir viviendo como reyes y a la que le importa un comino la vida de millones de personas.

No le puedes pedir a la gente que no salga de sus casas sin solucionar el tema de su salario no sólo de los trabajadores que se emplean en centros laborales fijos sino también de todos los trabajadores precarios, informales y por cuenta propia que con la pandemia han visto amenazada su subsistencia diaria, exigimos que el gobierno obligue a todos los patrones a pagar el salario íntegro a sus trabajadores y para quienes se encuentran en empleo informal activar el subsidio de desempleo equivalente al costo de la canasta básica.

Si realmente se quiere hacer realidad la consigna de ¡primero los pobres! se requieren medidas económicas decisivas como: detener toda actividad económica no indispensable para romper la transmisión del contagio, todo trabajador y trabajadora a sus casas con pago íntegro de su salario; nacionalización de la industria farmacéutica y hospitales privados para contar con medicinas y atención médica suficiente y de calidad; suspensión de pagos e intereses de préstamos bancarios e hipotecarios para que la clase trabajadora pueda contar con recursos necesarios para la crisis; nacionalización de la banca para poner los recursos del sector financiero al servicio de las necesidades sanitarias y sociales; plan de apoyo económico, igual a la canasta básica, para las y los trabajadores precarios y por cuenta propia; un plan masivo de contratación de personal médico, enfermería y asistencia; construcción de nuevos centros hospitalarios; reducción por ley de los precios de los productos fundamentales para la vida diaria de las familias trabajadoras y persecución contundente de la especulación ¡Basta de que las grandes cadenas de supermercados y las multinacionales del sector alimentario se enriquezcan! Suspensión temporal del pago de rentas, electricidad, gas, agua y telecomunicaciones, manteniendo todos estos servicios para las familias trabajadoras que lo necesiten. Movilizar los recursos públicos para asegurar la alimentación y una vida digna para toda la población en riesgo: comedores públicos gratuitos, incremento drástico en la dotación material y humana de los servicios sociales.

Estas medidas necesarias y urgentes deben ser exigidas por quienes elegimos este gobierno, para enfrentar a los grandes poderes empresariales y económicos, AMLO debe basarse en que los trabajadores apoyaremos las medidas como las nacionalizaciones y expropiaciones, organizarnos en las fábricas, centros de trabajo, en las colonias, en las ciudades y en los pueblos para llevar a cabo este programa es una tarea necesaria y urgente. Hay que organizar la respuesta y la movilización masiva, levantar una izquierda combativa que no ceda ante las presiones intolerables de la minoría de multimillonarios que gobierna el mundo. De no hacerlo el mismo AMLO y Morena estarán tendiendo la alfombra roja para que la derecha retome el gobierno y que la crisis económica y sanitaria la paguemos la clase trabajadora.

¡Únete a Izquierda Revolucionaria y lucha por estas ideas!


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