La emergencia mundial ante el Covid-19, así como la crisis económica que promete ser la más dura que hayan vivido estas generaciones, han demostrado la bancarrota total del capitalismo incapaz de enfrentar a un virus que no es en sí mismo letal, sino lo es por las condiciones de precariedad en la que viven millones de trabajadores en todo el mundo que han sido condenados a muerte por este sistema. En México nos encontramos ante una encrucijada cada vez más dura en dónde los caminos intermedios se difuminan y habrá que elegir definitivamente para quien se gobernará: para los empresarios o para el pueblo trabajador.
El domingo pasado, en su informe trimestral, López Obrador explicó un plan económico con el que pretende hacer frente a la guerra que ha realizado el empresariado durante muchos años y hoy intenta profundizar en medio de la crisis sanitaria, la pregunta es: ¿Este plan será suficiente para enfrentar la catástrofe que está por venir?
No basta un plan asistencialista en una guerra de rapiña
La pandemia avanza en México como en el resto del mundo, el pronóstico no puede ser optimista con un sistema de salud precario, históricamente saqueado y golpeado por políticas privatizadoras y corrupción; y una sociedad, como la mexicana, a quien se la ha disminuido constantemente su calidad de vida condenándola a pandemias como la diabetes o la hipertensión.
Actualmente estamos con más de dos mil cuatrocientos contagios, pero se estima llegaremos a cientos de miles y contamos sólo con una cuarta parte de los médicos necesarios para atender a la población en condiciones normales, lo que resulta más insuficiente para afrontar la contingencia, necesitaríamos al menos 210 mil médicos más, pero sólo se ha conseguido contratar a 3 mil de manera eventual. Las camas, el equipo sanitario y la infraestructura se encuentran en condiciones similares. Años de saqueo pasarán factura con la muerte de miles de mexicanos si no tomamos medidas realmente radicales para enfrentar la situación.
Desafortunadamente, la crisis sanitaria no es todo lo que enfrentaremos, será terrible ver como aumentan las cifras de muertos, pero aún vendrán los estragos de la mayor crisis económica que las generaciones actuales enfrentaremos. Ya estamos viviendo los primeros efectos: escasez, familias que viven al día pasando hambre, despidos, etc. Las medidas tomadas hasta ahora por parte del gobierno de AMLO no han evitado que todo esto ocurra y será imposible que la inyección de algunos recursos, de manera temporal, sean suficientes para enfrentar los daños al pueblo trabajador.
Dentro de las propuestas de su plan se encuentran el adelanto de cuatro meses de apoyos sociales, 3,400 millones de pesos a créditos “tandas” para micro y pequeñas empresas, creación del Instituto Nacional para la Salud y el Bienestar con la mejora de instalaciones de salubridad y la contratación de personal, creación del fondo para la estabilización de ahorro, la disposición de fideicomisos para atender la pandemia, creación de la Banca del Desarrollo, liberación de recursos por medio de la “Austeridad Republicana” con recortes en salarios de altos funcionarios, reducción de gastos del gobierno, ahorro en compras de proveedores, subastas de bienes incautados, etc.
AMLO asegura que no se aplicarán las viejas recetas neoliberales, con recortes al gasto público, para lo que acaba de “blindar” mediante el artículo 4to de la constitución, el presupuesto para salud, educación y pensiones. Todo esto es producto de los compromisos sociales que tiene con un pueblo que ha luchado por años para echar a la derecha del gobierno y que finalmente lo llevó a la presidencia, pero la situación ha cambiado, nos enfrentamos a una nueva coyuntura para la que estas medidas son insuficientes ¿De dónde saldrán los recursos para todos los programas? ¿Qué pasará en unos meses si hoy hay familias que ya no pueden mantener los gastos?, ¿Qué harán los miles de despedidos? y ¿Qué pasará en cuatro meses, cuando se acabe el adelanto de los apoyos sociales?
Las principales fuentes de ingresos del país están seriamente comprometidas, la industria petrolera, las remesas, el turismo, etc., todas sin excepción sufrirán los estragos de una crisis generalizada sin precedentes en un escenario de caída de más del 32% PIB nacional en este trimestre y una general anual estimada en el 7% del PIB, un colapso total de la economía nacional.
Para realmente proteger a los trabajadores y a la población más vulnerable se tienen que tomar medidas como la cancelación de cobros de servicios como agua, luz, renta, etc., el subsidio al desempleo para el sector informal de manera permanente hasta que se creen los empleos formales para todos, inyectar recursos al sector salud para aplicar pruebas de manera masiva, etc. pero para todo esto se necesitan recursos y estos existen, pero están en manos de unos cuantos que los han concentrado a costa del sudor y trabajo de millones, dentro de este sistema no habrá una salida a la crisis, sin tomar medidas como la expropiación y nacionalización de los sectores claves de la industria y la banca para emplear todos los recursos para salvar la economía del pueblo trabajador. Esta es la disyuntiva a la que se enfrenta Obrador y no hay posibilidad a las vías intermedias.
Los hechos valen más que mil palabras
Los hechos hablan por sí mismos, más que enfrentar la situación con discursos y decretos, por más legales que estos sean, es necesario enfrentarla con hechos. Las leyes son papel mojado frente a la situación que viven miles de trabajadores que después de dos semanas del decreto del 24 de marzo, son obligados a asistir a labores, sin medidas de protección. Pese al recurso inyectado al sistema de salud, vemos como el personal médico sale a manifestarse porque no cuenta con lo más mínimo para atender los contagios sin arriesgar su salud, miles de personas comienzan a pasar hambre por que no han podido acceder a los programas sociales, etc.
Sin duda, este plan no sería el mismo con un gobierno del PAN o del PRI, con estos derechistas y empresarios al frente, las medidas serían brutales y descaradas, con rescates, inyección de recursos estatales, aumento de deuda externa,etc., todo a cuenta del pueblo trabajador. Sin embargo, medidas timoratas e intermedias no serán suficientes ante la masacre que viviremos.
La derecha y los empresarios han declarado la guerra a la clase trabajadora
A nivel internacional estamos viendo el avance de la declaración de guerra a la clase trabajadora, la mayoría de los países están contratando más deuda, que se cobrará a costa de la reducción del nivel de vida de las actuales y las próximas generaciones, reproduciendo una vez más el esquema adoptado a raíz de la crisis del 2008 y que nos ha llevado al punto de indefensión que hoy tenemos frente a la pandemia.
No podemos permitir que una vez más seamos nosotros quienes salvemos un sistema que sólo funciona para una minoría, miles vamos sacando esta conclusión y la burguesía lo sabe y se está preparando para ello, los toques de queda y la militarización con pretexto de la pandemia es muestra de una clase que comienza a preparar a su brazo armado para reprimir cualquier intento de rebelión.
En México, la burguesía no dejará de presionar al gobierno de Obrador para que trabaje a su favor al mismo tiempo que utiliza sus propios recursos, como ya lo hemos visto: el chantaje, el boicot y las amenazas frente a sus trabajadores. Ante esto el gobierno se limita a apelaciones, sin tomar una sola medida en contra de los empresarios que están exponiendo al contagio a miles de trabajadores, peor aún, por unos cuantos hipócritas "filisteos” que pone como ejemplo del “buen empresario”, pretende lavarle la cara al conjunto del empresariado, que en realidad está llevando al matadero a miles de trabajadores necesitados, eso no es estar del lado del pueblo.
Las grandes organizaciones empresariales afirman que elplan económico del gobierno federal es insuficiente, desdesu perspectiva, para evitar los efectos de la crisis de su sistema, lo dice una panda de zánganos que deben 50 mil millones de pesos al erario y aun así ¡piden exención de impuestos! ¡suspensión de pago de cuotas al seguro social!, etc. Desde nuestro punto de vista es insuficiente, pero parasalvar de verdad a la clase trabajadora de la barbarie más aún ante la embestida empresarial.
Hoy más que nunca ser omiso, indiferente o imparcial, es permitir que el sistema arrastre al pueblo a su bancarrota cargándonos todas las consecuencias de la misma, no necesitamos más planes asistenciales, necesitamos cambiar de fondo las relaciones de producción en donde unos pocos tienen en sus manos el poder económico y el control de la sociedad.
La burguesía sabe que esto es una guerra y están preparando el combate, recientemente han agitado la bandera de la revocación del mandato presidencial en señal de amenaza, pero son totalmente conscientes de que no enfrentan a un hombre y su gabinete, sino a los millones de trabajadores que votaron hace casi dos años por él esperando un cambio.
La lucha de los trabajadores de la maquila en Matamoros marca el camino
El camino nuevamente lo está marcando la clase trabajadora, los trabajadores del sector salud han salido a manifestarse para exigir equipo suficiente para enfrentar la contingencia, los trabajadores de la maquila en Matamoros están haciendo paros para realizar lo que le correspondería al gobierno asegurar. Estos sectores nos están demostrando el camino a seguir, no es el gobierno quien está tomando medidas concretas para asegurar la paralización de la producción innecesaria, son los trabajadores los que lo están convirtiendo en realidad.
Mientras los trabajadores están en plena batalla contra la patronal, AMLO sigue haciendo llamados y agradeciendo a los empresarios por colaborar, nadie nos hace un favor parando las actividades, somos nosotros los que hemos trabajado por años con condiciones precarias y sueldos de miseria gracias a los que se han enriquecido todos estos parásitos.
¡Basta de discursos de unidad!, no estamos en el mismo barco, los empresarios sólo están protegiendo sus intereses a costa de nuestra salud y nuestras vidas, es fundamental tomar medidas serias para afrontar lo que está por venir, urge la nacionalización y expropiación sin indemnización de los sectores claves de la economía, tomarlos bajo control de los trabajadores como se ha hecho históricamente en muchosprocesos revolucionarios y ponerlos al servicio del pueblo, ya bastante nos han robado al pueblo estos criminales de cuello blanco que ahora pretenden usarnos de carne de cañón frente a la crisis.
Tomar las industrias fundamentales en manos del pueblo nos permitirá eliminar la dependencia económica con el empresariado y distribuir eficientemente los recursos en función de las necesidades del pueblo, esto no es una utopía, utopía es confiar en que los leones dejaran de comer carne obrera para conformarse con lechuga, utopía es pensar que estos zánganos abandonarán sus propios intereses por voluntad para sumarse al pueblo, y traición será hacer creer esto a la clase trabajadora mientras se le condena a la barbarie.
Es necesario crear una izquierda revolucionaria y combativa que dé desde hoy la batalla por una transformación socialista de la sociedad, removiendo de fondo a la clase parasitaria de empresarios que nos ha llevado de una crisis a otra y ponga las palancas de la economía en manos de las y los trabajadores, los campesinos y la juventud.