El pasado 16 de enero, Oxfam Intermón publicaba un informe con el contundente título de “La ley del más rico”[i]. El mismo día que la élite financiera y empresarial mundial se reunía en Davos, la ONG hacía públicos unos datos absolutamente escandalosos que suponen una inapelable condena a este senil y corrupto sistema.
Según este informe, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021 la nueva riqueza generada en el mundo ascendió a 42 billones de dólares. De esta, el 1 % más rico acaparó 26 billones, mientras que 16 billones fueron a parar al 99 % restante: “Por cada dólar de nueva riqueza global que percibe una persona perteneciente al 90 % más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1,7 millones de dólares”.
Este 1 % ya había hecho suya alrededor del 54 % de la nueva riqueza global producida durante la última década, ahora este porcentaje se ha elevado hasta alcanzar al 63 % en los últimos dos años.
Por otro lado, un informe publicado el 19 de enero por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) desvelaba que en el conjunto de la UE, el número de banqueros con sueldos millonarios se incrementó un 41,5% en 2021. Casi 2.000 banqueros se repartieron 3.526 millones.
“Mientras tanto -prosigue Oxfam- al menos 1700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países donde el crecimiento de la inflación se sitúa por encima del de los salarios, y más de 820 millones de personas en todo el mundo (aproximadamente una de cada diez) pasan hambre. Las mujeres y las niñas suelen comer en último lugar y en menores cantidades en los hogares, y representan casi el 60 % de la población mundial que padece hambre”.
Grandes beneficios a costa de incrementar el sufrimiento y la miseria
El desgarrador documento de Oxfam explica que “la mayor parte de los ingresos de las personas más ricas no se derivan de su trabajo, sino que son esencialmente rentas de capital sobre sus activos”. Y también que el grueso de esta riqueza está libre de impuestos: “Por cada dólar recaudado en ingresos fiscales en el mundo, únicamente cuatro centavos (el 4%) proceden de gravar esta riqueza”. Esta realidad no impide que los propagandistas a sueldo de los capitalistas, nos bombardeen continuamente con la fraudulenta idea de la necesidad de “recuperar la cultura del esfuerzo”.
Al mismo tiempo que el Banco Mundial insiste en que podríamos estar ante el mayor incremento en la desigualdad entre países y la pobreza desde la Segunda Guerra Mundial*, incluidos los países desarrollados, las grandes compañías acumulan beneficios récord.
Por poner un ejemplo, 95 grandes empresas de energía y de alimentación han más que duplicado sus beneficios en el 2022. Estas grandes corporaciones generaron unos beneficios extraordinarios por un total de 306 000 millones de dólares, y destinaron 257 000 millones de dólares (el 84 %) a remunerar a sus ricos accionistas.
La inflación desbocada está hundiendo aceleradamente los salarios y las condiciones de vida de la mayoría. Mientras esto es así, estudios en Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, han revelado que el 54 %, el 59 % y el 60 % de inflación, respectivamente, se debe al aumento de los beneficios empresariales. En el Estado español este porcentaje alcanza el 83,4 %, según CCOO.
La realidad que el informe de Oxfam revela es absolutamente desoladora. Y las perspectivas es que la catástrofe va a seguir profundizándose, a pesar de las letanías de algunos izquierdistas sobre el fin de la austeridad: “Tres de cada cuatro Gobiernos del mundo tienen previsto recortar el gasto público por un importe total de 7,8 billones de dólares aplicando medidas de austeridad durante los próximos cinco años, lo que se extiende a los sectores de la salud y la educación”.
Los grandes capitalistas y su sistema también son los máximos culpables del deterioro de nuestro planeta. El estudio Oxfam demuestra cómo los más ricos son quienes más contribuyen a la crisis climática. Las emisiones de los milmillonarios más ricos superan en un millón de veces a la persona promedio, principalmente por sus inversiones en industrias contaminantes. El 1 % más rico de la humanidad es responsable del doble de las emisiones que el 50 % más pobre.
El Estado español a la cabeza del incremento de la desigual social
El Gobierno presidido por Pedro Sánchez alardea constantemente de las medidas sociales que está aplicando. ¡No vamos a dejar a nadie atrás!, es uno de los eslóganes más repetidos por los representantes del Ejecutivo tanto del PSOE como de UP.
Pero los datos concretos desvelan un panorama totalmente diferente. La desigualdad social, la acumulación de riqueza en un exclusivo y reducido grupo de multimillonarios, mientras la pobreza afecta a capas cada vez más amplias de la población, es una realidad cada día más evidente y acusada también en el Estado español.
El estudio de Oxfam "Sobra mucho mes al final del sueldo"[ii] señala que en el Estado español el 1% más rico concentraba en 2021 el 23,1% de la riqueza neta total, frente al 15,3% de 2008. En ese mismo año hubo 221 banqueros en España que se repartieron casi 500 millones de euros en salario, 2,164 millones de promedio cada uno.
El beneficio conjunto de las empresas del Ibex35 alcanzó en 2021 el récord histórico de 57.797 millones de euros. En 2022, según las previsiones que recoge FactSet, también será espectacular, en torno a los 56.321 millones de euros.
Por otro lado, según el informe AROPE[iii], presentado en octubre de 2022, un 44,9 % de la población tuvo dificultades para llegar a fin de mes y 13,1 millones de personas, el 27,8 % de la población española, se encontraban en riesgo de pobreza y/o exclusión social.
Los precios de los alimentos se incrementaron en 2022 un 15,3% de media, destacando el 30% del precio de la leche, el 26% de los huevos frescos, o el 40% del aceite de oliva. Mientras la subida salarial pactada en convenio fue de una media del 2,78% hasta diciembre de 2022.
Hay más datos, pero los ya expuestos no dejan lugar a dudas. El dominio y control que ejercen un puñado de milmillonarios sobre los recursos económicos y las fuentes de creación y distribución de la riqueza a escala mundial condenan a la inmensa mayoría de la población a la pobreza, y supone una amenaza cada vez más clara para el futuro de nuestro planeta.
Pedro Sánchez ha apelado patéticamente en Davos a los propios responsables de esta catástrofe para que corrijan las injusticias y desigualdades de su sistema. ¡Qué iluso o qué cínico!
A los capitalistas no se les suplica, se les combate. No hay tiempo que perder, la lucha por el socialismo es hoy más urgente y necesaria que nunca.
Notas:
* El Banco Mundial define la pobreza extrema como vivir con menos de 2,15 dólares al día.
[i] La ley del más rico Gravar la riqueza extrema para acabar con la desigualdad
[ii] Sobra mucho mes al final del sueldo
[iii] El estado de la pobreza. Seguimiento de los indicadores de la Agenda UE 2030. (2015-2022)