¡Para vencer al uribismo hay que levantar un programa socialista y revolucionario!
Tras una potente campaña llenando plazas por todo el país, el Pacto Histórico de Gustavo Petro, la candidatura de la izquierda, se ha convertido en la fuerza política más votada en las elecciones legislativas, un hecho histórico en Colombia. Obtiene 2.692.999 votos para el Senado y la Cámara de Representantes frente a los 736.367 votos que obtuvo el Polo Democrático en 2018. Y todo ello a pesar del intento de fraude electoral, que no ha impedido que se recuperaran 545.902 votos del Pacto Histórico que fueron omitidos en los resultados preliminares gracias a la acción de los compromisarios y activistas de la candidatura.
Por su parte, los partidos vinculados al uribismo tradicional sufren un duro revés. Centro Democrático, Cambio Radical y el Partido de la U han perdido en conjunto 1,5 millones de votos, 14 senadores y 40 representantes. Tras 20 años en el gobierno, el impresionante levantamiento social contra el Gobierno de Iván Duque ha golpeado al uribismo y sus aliados del poder.
Petro arrasa en las interpartidistas mientras el uribismo cambia de rostro
Estas elecciones han coincidido con las consultas interpartidistas, que hacen las veces de sondeo electoral oficial para las elecciones presidenciales de mayo y tienen un gran peso político. El gran vencedor fue, sin lugar a dudas, Gustavo Petro, que se quedó cerca de los 4,8 millones de votos. En conjunto, casi 6 millones de personas participaron en la consulta del Pacto Histórico (la izquierda). La derecha, por su parte, no llegó a los 4 millones de votos, menos que Petro en solitario.
Por otro lado, el Centro Esperanza, la coalición del centro y los verdes donde ha coincidido un amplio espectro de viejos conocidos en la política tradicional burguesa colombiana, desde Sergio Fajardo hasta socioliberales y renegados de la izquierda, sufre un desastre sin paliativos. Mientras en el 2018, Fajardo, en solitario, superó los 4,6 millones de votos, en esta ocasión todos los candidatos del centro sumaron conjuntamente 2,1 millones de votos.
En la consulta interpartidista de los candidatos de la derecha, Federico Gutiérrez, identificado como el más duro “anti-petrista” de todos los candidatos, con un discurso populista de extrema derecha, contra la movilización social y en defensa de la represión, y que contó con el apoyo de Iván Duque, ha ganado con un significativo 54% de los votos (2,6 millones), quedando eso sí muy por debajo de la izquierda. Un reflejo claro de que el uribismo no ha desaparecido, sino que se está reagrupando bajo un nuevo rostro en línea con la ultraderecha populista de Trump, Bolsonaro o Katz.
Tanto es así, que menos de 24 horas tras conocerse los resultados, el candidato de Uribe, Oscar Iván Zuluaga, publicaba un vídeo en las redes sociales renunciando a su aspiración presidencial y poniéndose a disposición de “Fico” Gutierrez. Sin duda alguna la oligarquía y la reacción agruparán fuerzas en torno a este candidato, como hicieron en Chile con Katz, de cara a intentar frenar el ascenso de Petro y de la izquierda. A pesar de las enormes reservas del movimiento, el ascenso de este ultraderechista es una seria advertencia.
Si bien es cierto que Gustavo Petro alcanzó el 80% de los apoyos, la otra sorpresa de la noche fue Francia Márquez, que recibió 763 mil apoyos, un 14% del total. Esta candidata, activista medioambiental, que era una completa desconocida hasta hace unos meses, recoge un importante voto entre los sectores más jóvenes y radicalizados. La virulencia racista, clasista y machista con la que la ha recibido la oligarquía y la prensa más reaccionaria, han sido respondidas con el apoyo entusiasta de activistas del Paro Nacional. Para explicar la simpatía que recoge entre estos sectores, el periódico El País señalaba que es la única candidata que entraba sin escolta en Puerto Resistencia, simbólico barrio del levantamiento social de 2021. Un reflejo también de la crítica existente entre sectores de vanguardia respecto al giro centrista de Gustavo Petro.
El giro al centro de Petro pone en riesgo acabar con el uribismo
Durante las protestas y los paros insurreccionales de 2021, que paralizaron el país en medio de uno de los peores momentos de la pandemia, tanto Petro como la dirección del Comité Nacional de Paro, en vez de impulsar la lucha hasta tumbar al criminal Gobierno de Duque, responsable de decenas de muertos y miles de heridos y detenidos, se conformaron con la retirada de la reforma fiscal que motivó las protestas, llamaron a parar el paro y la lucha, y plantearon centrarlo todo en las elecciones de 2022. Esta estrategia, como ocurrió en Chile con Piñera, garantizó la continuidad de Duque en un momento crítico.
Incluso ahora, tras demostrarse los amplios intentos de fraude electoral contra la candidatura de la izquierda, Petro y los dirigentes del Pacto Histórico, en vez de llamar a la lucha en las calles contra el mismo, han planteado justo lo contrario, no movilizarse y evitar hablar de fraude: “Seamos cuidadosos con el lenguaje. Aquí decimos que se trata de un error de transmisión. Un error no es fraude. Vamos a tener un lenguaje prudente en esta semana para poder establecer que se trata de un error de transmisión…" Una tibieza que solo servirá para alentar a la reacción a cometer fraude en las elecciones presidenciales.
En su afán de constituir un “frente amplio” contra el uribismo, Petro no ha dejado de moderar su discurso, incluyendo en sus listas a las legislativas a antiguos políticos que en su momento fueron, incluso, uribistas. Ahora, siguiendo esta misma estrategia, ha anunciado un posible acercamiento al Partido Liberal. Un partido burgués tradicional que ha estado en el centro de la política colombiana, incluyendo la guerra sucia contra la izquierda, durante las últimas décadas, y que aglutina a todo tipo de arribistas y vividores profesionales que harán lo que haga falta en defensa de sus poltronas.
La reaccionaria oligarquía colombiana hará todo lo que esté en su mano para evitar una victoria de Petro y la izquierda en las presidenciales, comenzando por apoyar a un candidato duro de la ultraderecha como es “Fico” Gutiérrez. Sin embargo, conscientes de la fuerza brutal que ha mostrado la clase obrera y la juventud, y si no les queda más remedio, buscarán asimilar a Petro y al Pacto Histórico para que implementen políticas “realistas”, procapitalistas, garantizando la paz social en las calles. Un medio para ganar tiempo y tratar de desmoralizar y desactivar al movimiento.
Profundizar en la renuncia a una política de independencia de clase, anticapitalista, y que recoja las principales demandas del movimiento tras los estallidos de 2019 y 2021 es un grave error, chocará con las aspiraciones de las masas, y permitirá que la reacción recupere el terreno perdido. Se pueden ganar las elecciones presidenciales, pero hay que hacerlo levantando un programa genuinamente socialista que rompa con los intereses de una oligarquía corrupta que solo ha sido capaz de ofrecer a las masas miseria, represión y violencia.
La tarea de la izquierda revolucionaria es levantar un programa socialista que unifique las consignas del Paro Nacional contra la pobreza extrema, por el reparto de la tierra y por la nacionalización de las grandes empresas y bancos para ponerlas al servicio de la clase trabajadora y los campesinos pobres. Es necesario llamar a votar a Petro, sin ofrecer un cheque en blanco, a la vez que se activan las Primeras Líneas y los Comités de Barrio para luchar contra el fraude y el uribismo. Este es el camino que proponemos desde Izquierda Revolucionaria Internacional.