El aterrorizado gremio de ganaderos (Fedenaga) rechazó este decreto, amenazando con incrementar su estrategia reaccionaria. El presidente de los terratenientes ganaderos, José Luis Betancourt, dijo lo siguiente: “Este no es el camino correcto. Si se quiere eliminar la propiedad y la institucionalidad, significará la pérdida de la paz”. Queda claro que los terratenientes condicionan sus (falsas) promesas de paz con el persistir de la miseria de la mayoría del pueblo venezolano.
De llevar adelante la reforma agraria en beneficio de los campesinos pobres, la revolución daría un paso adelante importantísimo y una inyección de confianza a las masas oprimidas de todo el continente latinoamericano. Apoyamos incondicionalmente la consigna del movimiento revolucionario bolivariano: “¡Rompámosle el espinazo al latifundismo!”. La revolución venezolana entra en una fase crítica.