A principios de Marzo, el Banco Central de Venezuela (BCV) ha publicado su informe final sobre el comportamiento de la economía venezolana en el cuarto trimestre de 2009, dando las cifras definitivas para todo el año pasado. Aunque la estimación inicial de caída del PIB anual para 2009 fue de 2,5%, dicho informe muestra que la cifra definitiva se ubica en 3,3%. Vale destacar que la caída del sector privado, inicialmente estimada en 6,1%, fue de 7,2%. La inflación anualizada para 2009, por su parte, fue del 25,1% y es la más alta de toda América Latina.
A principios de Marzo, el Banco Central de Venezuela (BCV) ha publicado su informe final sobre el comportamiento de la economía venezolana en el cuarto trimestre de 2009, dando las cifras definitivas para todo el año pasado. Aunque la estimación inicial de caída del PIB anual para 2009 fue de 2,5%, dicho informe muestra que la cifra definitiva se ubica en 3,3%. Vale destacar que la caída del sector privado, inicialmente estimada en 6,1%, fue de 7,2%. La inflación anualizada para 2009, por su parte, fue del 25,1% y es la más alta de toda América Latina.
Otro dato preocupante que revela este informe es el comportamiento de la economía nacional para el cuarto trimestre 2009, donde la caída del PIB fue de 5,8%, mientras que había sido del de 2,3% en los primeros nueve meses. Este resultado es la mayor caída desde el año 2002, cuando la actividad económica cerró en -15,8% producto del paro patronal y sabotaje petrolero. La tercera mayor caída del PIB fue en el cuarto trimestre de 1999 al finalizar en -2,0%. Pero viendo en detalle las contribuciones vemos que mientras el sector privado se contrajo 7,0% en este período, el sector público lo hizo en apenas el 0,3%.
Las mismas cifras del BCV revelan que sectores como la manufactura y el comercio cerraron el cuarto trimestre con una caída de 6,9% y 13,9%. Adicionales a éstos, también sufrieron contracciones los sectores servicios de transporte (-16,9%), actividad petrolera (-10,2%), la minería (-4,8%) y los servicios inmobiliarios (-2,8%). Aún mayores fueron las cifras del sector de los metales y de minerales no metálicos, los cuales cerraron con una fuerte contracción de 45,0% y 26,8%. De esta manera, la industria privada sufre un declive de 11,92% al contrastar la producción de 2009 con la de 2008, con un volumen de producción en 2009 que es el más bajo desde 2004 y 14 de las 16 áreas que evalúa el BCV con desempeño negativo. Con la situación de crisis eléctrica que se vive actualmente en el país, las expectativas son que esta tendencia continúe cuando menos durante este primer trimestre, aunque la caída puede prolongarse por todo el primer semestre.
Entre los otros datos que arroja el informe del BCV están los referidos a la inflación y escasez. El Índice Nacional de Precios al Consumidor de enero 2010 cerró en 1,7%, lo que implica un acumulado en los últimos 12 meses de 24,3%. Para febrero 2010 fue de 1,6% y la anualizada, 24,7%. Por su lado la variación del núcleo inflacionario de enero que excluye los rubros con precios controlados y que responde a factores estacionales fue mayor al INPC al ubicarse en 2% para enero 2010, mientras que el acumulado de los últimos 12 meses es de 34,5%. En el sector alimentos, esta cifra es del 38,7%. Otro de los índices que mide el BCV junto con el INE es el de Escasez del área Metropolitana de Caracas, el cual mostró una aceleración importante con respecto a diciembre al pasar de 13,2% a 14,5%.
Por otro lado, el resultado de la balanza de pagos del país refleja una salida de capitales por el orden de los 24.415 millones de dólares, un monto mayor a 2008 cuando cerró en 21.589 millones. Esto a pesar que las importaciones cerraron en $ 8.410 millones, un monto mucho menor a las $ 14.740 millones de 2008. Está claro que la burguesía está burlando el control de cambios y sigue en su política de fuga de capitales a toda máquina.
Como una nota adicional a este punto, vale destacar una noticia aparecida en el diario Reporte Económico, uno de los principales diarios de la burguesía financiera venezolana, el pasado 02/03/2010 sobre la Comisión Nacional de Valores de Panamá y la abrumadora cantidad de solicitudes de operadores de bolsa venezolanos. El artículo cita "que la Comisión Nacional de Valores de Panamá tiene 'atrasos' en las solicitudes de licencias por corredurías debido a firmas venezolanas que buscan servir a clientes que están transfiriendo dinero al país centroamericano" y luego continúa afirmando que "Ocho de las 12 solicitudes que Panamá está examinando son de corredurías venezolanas. El año pasado, las firmas venezolanas tomaron cinco de las siete licencias nuevas que otorgó el país, dijo Alejandro Abood, regulador de la Comisión Nacional de Valores del país." La nota termina afirmando que "Las corredurías buscan capturar negocios en Panamá mientras los venezolanos sacan dinero al exterior después que el presidente Hugo Chávez intensificó las nacionalizaciones y restricciones a los mercados financieros, dijo Abood. Han salido más de US$93.000 millones de capital de Venezuela, el mayor productor sudamericano de petróleo, desde 2005, según el banco central."
Estos datos evidencian por un lado lo que hemos analizado en anteriores artículos y es que, sometida aún a las leyes de mercado y siendo aún una economía capitalista, está muy lejos de estar blindada contra la crisis capitalista mundial. La economía venezolana presenta la debilidad adicional que aún es susceptible no sólo a las fluctuaciones del mercado y la economía internacional, sino que teniendo la burguesía y el imperialismo aún en sus manos importantes palancas de la economía, continuarán su política de huelga de capitales, desinversión, recorte de la producción y fuga de capitales para agravar la crisis, golpear la economía y socavar la confianza de las masas en la viabilidad del socialismo.
Todo esto junto a la campaña histérica que adelantan los medios y las organizaciones más a la derecha para lograr un efecto de histeria anti comunista entre los sectores de la pequeña burguesía, manipulando respecto a las medidas de expropiación que se han adelantado. Al igual que toda la propaganda que atacó la propuesta de reforma constitucional en 2007, la campaña que adelanta Primero Justicia, para intentar impulsar la candidatura de Julio Borges a la Asamblea Nacional, se basa en sembrar miedo respecto a la supuesta incautación de la propiedad de los pequeños comerciantes que pretende adelantar el Gobierno nacional. Al igual que con la campaña que adelantó el año pasado la organización contrarrevolucionaria CEDICE, la respuesta comunicacional del Gobierno ha sido en el mejor de los casos tímida.
Como analizáramos en anteriores artículos, ni la política de devaluación del Bolívar Fuerte ni el programa de incentivos a la supuesta burguesía productiva en el marco del Fondo Bicentenario servirá para impulsar un crecimiento sostenido de la economía. Como lo revelan las propias cifras del BCV, ha sido el pesado lastre de la caída del sector privado lo que ha incidido en la enorme caída del PIB en el cuarto trimestre de 2009. Basta recordar que la burguesía venezolana tiene más de tres décadas en huelga de inversiones productivas y se ha dedicado casi exclusivamente a la especulación financiera y cambiaria, a la fuga de capitales, etc. Esta experiencia no es nueva. Cuando el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, en los años 70, el Estado destinó enormes recursos provenientes de la renta petrolera a tratar de impulsar la producción nacional. La burguesía, lejos de invertir esos recursos en generar industrias productivas, salió con los bolsillos llenos a los paraísos fiscales y la banca internacional a resguardar su botín. Y eso, en un gobierno y una situación que la burguesía consideraba favorable. En el marco de una revolución, en el que sienten amenazados sus privilegios, la situación no puede ser la contraria. Con mayor razón la burguesía continuará su dinámica parásita de especulación, desinversión, sabotaje y fuga de capitales. Lejos de estar blindada, la realidad se ha impuesto tal cual es: seguimos sumergidos en una economía principalmente capitalista y como tal somos vulnerables a los vaivenes del capitalismo internacional. El único camino posible a seguir es el de extirpar este cáncer que nos consume y acabar de una vez por todas con la burguesía, expropiando la banca, la tierra y la industria y poniéndola a funcionar bajo el control de los trabajadores y trabajadoras, campesinos y campesinas y todos los sectores oprimidos de la sociedad en el marco de un plan económico nacional y genuinamente socialista.