La cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) celebrada en Venezuela los pasados 2 y 3 de diciembre reunió a presidentes de 32 estados de la región, aprobando la conformación de la misma en medio de una gran repercusión mediática. El balance que desde el gobierno venezolano se hace de la cumbre es que fue un éxito de la diplomacia y supone un salto en la integración del continente latinoamericano, profundizando en el camino de la idea de Bolívar de la unificación de América latina. Desde los medios de la derecha venezolana, incluida la mayor parte de la canalla mediática, se ha tratado despreciar la cumbre, rebajándola.
Uno de los fines con esta cumbre y con el impulso de la CELAC es terminar, o al menos rebajar, la influencia de la OEA, plegada como ha estado históricamente a los intereses de los Estados Unidos y siendo por lo tanto una amenaza para Venezuela. En ese sentido, la idea de conformar la CELAC, sería una medida para conjurar la posibilidad de intervención del imperialismo norteamericano sobre Venezuela u otros estados que están a la izquierda dentro del continente. Chávez declaró que la CELAC “debe proteger a la región de la intromisión de EE.UU” ). Por su parte en una entrevista a RNV (Radio Nacional de Venezuela) la Viceministra para América Latina y el Caribe, Jacqueline Mendoza comentó: “La Celac es un bloque unitario para protegernos de amenazas externas, para integrar a nuestros pueblos, combatir y erradicar la pobreza, es una iniciativa para promover una política sustentable de los pueblos de América Latina”(1)
De este modo a través de alianzas diplomáticas y una política de buenas relaciones con países, donde incluso gobiernos reaccionarios de derechas gobiernan, se podría evitar o poner los medios, para primero impedir el aislamiento diplomático de Venezuela, primer paso de cara a una intervención militar sobre el país. Es evidente que se paga un precio por ello, como es el caso de la asistencia de regimenes reaccionarios como el del presidente derechista Piñera de Chile, Calderón, Micheleti, Lobo o Santos.
De este modo, según la diplomacia venezolana, al mismo tiempo que se profundiza la integración política y económica de la región se consiguen ventajas diplomáticas, en la mira de que en un futuro el imperialismo norteamericano, tras la intervención en Libia, ahora en Siria y con la posibilidad de Irán, la CELAC pueda convertirse en un cortafuegos que disuada a Estados Unidos de una posible intervención armada contra Venezuela. Así, aparentemente, según el gobierno bolivariano esta estrategia sería eficaz para conjurar la amenaza intervencionista del imperialismo norteamericano.
La lucha antiimperialista y por el socialismo no se puede separar
Desde el punto de vista del marxismo, las tareas de la lucha antiimperialista, están ligadas a la lucha por la liberación social del continente, es decir a la lucha por el socialismo. Ambas tareas se entrelazan de tal modo que una queda coja sin la otra. La idea de que se puede triunfar en la lucha contra el imperialismo, dejando en un segundo lugar u olvidando la lucha por el socialismo sólo ha conducido a catástrofes. Y olvida que los únicos verdaderamente interesados en sacudirse el yugo del imperialismo, son los trabajadores, campesinos y pobres, y que sólo basándose en su fuerza y organización es posible terminar con la amenaza imperialista y sobre todo con sus agentes en suelo Latinoamericano: la burguesía nacional de todos los países. El peso político de Venezuela en el mundo se debe, no por la potencia económica, militar del país, si no por ser punto de referencia político para millones por el estimulo que ha supuesto la idea de la revolución y el socialismo expuestas por Chávez expresando el movimiento revolucionario de los trabajadores y el pueblo venezolano. Ahí esta nuestra fuerza: en la capacidad para llevar adelante transformaciones sociales profundas que cambien y mejoren la vida de millones de trabajadores, pobres oprimidos por el capitalismo y el imperialismo,…Esto llena de ilusión a millones de jóvenes y trabajadores y de temor a los imperialistas y sus socios. Es por ello que para el imperialismo norteamericano, la revolución venezolana supone un enemigo irreconciliable en la medida en que cuestione el orden social existente y la hegemonía del imperialismo norteamericano.
La movilización de masas ha sido el sostén del gobierno de comandante Chávez, el apoyo militante de los trabajadores y el pueblo durante el golpe de estado de 2002, el paro petrolero, el referéndum revocatoria, y en miles de luchas en defensa de la revolución y por el socialismo que se han dado en toda Venezuela. El auge de los precios del petróleo ha sido también otro factor que ha ayudado a mantener la revolución, en la medida en que el pueblo por primera vez ha podido beneficiarse de la renta petrolera, permitiendo la financiación de las misiones. Sin embargo el socialismo está lejos de implementarse, la propiedad de los medios de producción, de la banca, los monopolios y la tierra sigue en manos de los de siempre, la burguesía que continuamente sabotea la revolución y sus logros. La burguesía junto con la burocracia son el mayor peligro para la revolución bolivariana, en la medida que se mantenga el capitalismo y el estado burgués que lo sostiene subsisten todas las lacras del mismo, como la delincuencia, el desempleo, la falta de vivienda, la corrupción, el burocratismo y el despilfarro de recursos, que de no terminar con el capitalismo, van a continuar sentando las bases para restar apoyo a la revolución entre el propio pueblo venezolano y fuera de Venezuela.
Es pues el apoyo de masas el que mantiene el gobierno de Chávez, si este se debilita, incluso mientras se mantenga una situación de auge económico en Venezuela (sobre la base del alto precio del petróleo en el mercado mundial), pudiera llevar a una victoria de la contrarrevolución que supondría un serio revés para el proceso revolucionario tanto en Venezuela como para América Latina.
Es por ello que esta política de establecer alianzas temporales, concesiones, lejos de fortalecer la revolución frente a la intervención imperialista, la debilita. Primero el reanudar las relaciones con el gobierno burgués de Santos, luego reconociendo el gobierno golpista de Lobo en Honduras, a lo que se suma esta cumbre del CELAC donde a todos estos políticos de la derecha, se suman el presidente de Panamá Ricardo Martinelli y Piñera de Chile. Especialmente lamentable ha sido la presencia y la concesión a cargo del gobierno bolivariano de la presidencia de la CELAC durante este año a Chile. Esto a cambio de que la próxima reunión de la CELAC sea en Cuba. ¿Ayuda a la revolución en Chile, a la justa lucha de los estudiantes chilenos, de los trabajadores, que Piñera asuma la presidencia de la CELAC , precisamente en este momento de lucha ? Todo lo contrario, en un momento de pérdida de legitimidad del gobierno de Piñera, donde la mayoría lo rechaza, la decisión de la CELAC le da un respaldo institucional de los países de la izquierda dentro de América Latina justo cuando más lo necesita. Es por ello que Piñera asiste a la CELAC.
Lo mismo sucede con Santos, Martinelli , Calderón y Lobo, todos ellos gobernantes de la derecha , que llevan políticas de represión, privatización y miseria en sus respectivos países: si se acercan a la CELAC para dotarse de legitimidad frente a los trabajadores, los jóvenes estudiantes que están en un proceso creciente de movilización. Por esto este tipo de cumbres contribuye a confundir a las masas y trabajadores de toda América Latina.
No es posible unificar América Latina sobre bases capitalistas en beneficio de los pobres y los trabajadores
Otra idea falsa, y que se manejó en la cumbre de la CELAC, es que gradualmente, en la medida en que se van conformando nuevos bloques comerciales, es posible que América Latina conforme el suyo gradualmente, sin terminar con el capitalismo. La presencia de los mandatarios del la reacción, todos ellos testaferros del imperialismo norteamericano, se debe a que, ante la debilidad económica yanqui , y el auge de China, aspiran a obtener una ventaja ,animados por el crecimiento económico,de los últimos años, de esa nueva correlación de fuerzas.
Aparentemente la zona, por ahora permanece al margen de la tormenta económica que amenaza las principales potencias económicas imperialistas. La causa de esta bonanza económica reside en la creciente demanda de materias primas por parte del sudeste asiático, en particular de China, y en la que ciertos países, sobre todo la potencia emergente que es Brasil, ha recogido inversiones del capital foráneo que han impulsado el crecimiento económico. La incógnita de cara a las perspectivas futuras de crecimiento es si el mismo se va a poder mantener en el tiempo o es fruto de factores accidentales. ¿Se trasladará la crisis económica mundial a suelo latinoamericano? Y de trasladarse, ¿Cuales serán sus consecuencias?
En la medida en que es la inversión extranjera y sobre todo la venta de materias primas el principal soporte del crecimiento, repetimos, el crecimiento latinoamericano está sujeto a los vaivenes del mercado mundial, como ha ocurrido históricamente debido al papel completamente subordinado y parásito de las burguesías nacional plegadas a los intereses del imperialismo y especialmente al mas potente hasta ahora, el norteamericano. Resumiendo: las bases del crecimiento económico capitalista en América Latina son las mismas de siempre, que ante la caída de la demanda de materias primas y desplome de precios condujeron a sucesivas catástrofes de economías capitalistas Latinoamericanas completamente dependientes. Según el FMI, que le gusta hacer normalmente un cuadro favorable del crecimiento sobre bases capitalistas, América Latina es más dependiente de las materias primas hoy que hace 40 años. Es por ello que la crisis golpeará duramente América Latina si los precios mundiales se derrumban y ese escenario se puede dar si como parece, la economía China pierde fuelle.
La crisis en Europa y Estados Unidos , y el papel cada vez mas predominante de China en el comercio mundial, y en consecuencia en la política mundial y la conformación de bloques comerciales , sumado a este espurio crecimiento económico capitalista , han hecho concebir a los diferentes gobierno nacional y sus respectivas burguesías la ilusión, aunque sólo sea por un momento, de que es posible conformar un bloque comercial latinoamericano, o si no se conforma , sacar algún tipo de beneficio de la actual coyuntura, que sepa defender sus intereses conjuntamente y actuar independientemente de las grandes potencias, especialmente de Estados Unidos , que ahora pasa, económicamente por horas bajas.
El reaccionario presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, lo señaló bien claro durante su intervención en la CELAC: “durante su participación en la plenaria de la cumbre fundacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), destacó que América Latina “tiene todo lo que el mundo está pidiendo, tenemos energía, agua y un potencial inmenso para la producción”.
Resaltó que el bloque regional debe mantener la unificación, como estrategia para fortalecer el comercio y la economía del continente. “Cuando comparamos el comercio interregional es un comercio mínimo frente al potencial que tenemos".
En este sentido afirmó que "ya sabemos que las inversiones no tienen que venir de Europa, nosotros sabemos que tenemos la capacidad de innovar, invertir y crear si jugamos juntos".
Santos agregó que “si fomentamos la integración en aquellos puntos donde estamos identificados y trabajamos juntos, haremos una diferencia en el mundo".(2)
La idea de una integración latinoamericana económica sobre bases capitalistas solo puede traer miseria y pobreza a las masas, que es lo que está sucediendo. Solo sobre bases socialistas, apoyándose en la lucha de masas por la liberación social, y no en acuerdos espurios y falsas promesas con gobiernos burgueses podrá avanzar América latina y llevarse a cabo el sueño de bolívar. Cualquier otro camino conducirá al desastre o como mínimo a una gran decepción cuando nuestros supuestos nuevos amigos nos den la espalda.
Las concesiones políticas a las burguesías reaccionarias del continente conducen al desastre. La caída de Gadafi.
“Está bien” puede objetar decir cualquier activista de base bolivariano. “¿Pero acaso esta cumbre no contribuye a romper el aislamiento diplomático contra Venezuela por parte del imperialismo norteamericano? ¿En caso de intervención armada contra Venezuela, no sería la CELAC un contrapeso a la OEA dominada por los gringos, no dificultaría como mínimo la acción norteamericana? ¿No es mejor tener cerca de nosotros a estos gobiernos de derecha que enfrentados a Venezuela para sortear la amenaza de la intervención gringa?”
Estas preguntas plantean cuál es el mejor modo de defender la revolución de la intervención norteamericana. El punto clave es entender que es el apoyo de masas militante en Venezuela y el resto del continente es lo único que puede conjurar la intervención extranjera. Hay un temor justificado de que pueda haber intervención. Recientemente hemos visto la intervención en Libia donde se ha derrocado a Gadaffi con ayuda de los ejércitos de la OTAN. Gadafi durante los últimos 10 años intentó hacer todo tipo de acuerdos con gobiernos derechistas, como Aznar, Berlusconi, y la burguesía de diferentes países para la explotación petrolera. Incluso con los EE.UU colaboró activamente permitiendo la entrada de agentes norteamericanos en Libia en la lucha contra Al Qaeda. Gadafi esperaba que con estos acuerdos económicos con los imperialistas o con otros poderes tendría su futuro asegurado. Abrió Libia a todo aquel que quisiera invertir y se hizo amigo intimo de todo tipo de bandidos desde Berlusconi, Aznar , etc con los que se daba abrazos. Gadafi temía terminar como Sadam Husein , siendo invadido por las tropas yankis, y por ello trató de hacer todos tipo de alianzas para garantizar que esta posibilidad no se diera.
Estas inversiones extranjeras en Libia lanzaron la economía Libia adelante con tasas elevadas de crecimiento, cuya riqueza se apropio Gadafi y su familia que estaban lejos de ser revolucionarios, si no que era un régimen capitalista donde los beneficios de la riqueza petrolera no caía del lado del pueblo y donde se violentaban continuamente los derechos democráticos. El régimen de Gadafi tenía de república socialista, el nombre en el papel, que cínicamente escondía un régimen capitalista explotador, gobernado por un sátrapa.
La causa de la caída de Gadafi residió en un hecho que nadie puede negar: que carecía del apoyo de la mayoría del pueblo y los trabajadores, (más que falta de apoyo, había ira contra él y su familia) y las masas libias al calor de la revolución árabe se alzaron contra él. Fue posteriormente el imperialismo, demagógicamente y con su propia agenda en la situación de guerra civil del país, el que se posicionó contra Gadafi y lanzó la intervención militar. ¿Dónde estaban todas las alianzas comerciales, las grandes amistades, los años de labrar una imagen mas moderada por parte de régimen libio? Quedaron en papel mojado ante la rapiña imperialista que solo entiende de interés y del dinero que atesoraba la familia Gadafi y el cual querían poner la mano encima. Ni siquiera, como todo el mundo sabe, Rusia, China, Brasil, y mucho menos Italia con Berlusconi al frente, gran amigo personal de Gadafi movieron un dedo por salvarlo. La intervención sobre Libia fue posible por que Gadafi era aborrecido por las masas.
Esta es una importante lección para la revolución venezolana. Aparecer moderados, sentarse en la mesa con criminales, y opresores, plantear la posibilidad de que es posible algún tipo de conciliación , que sujetos como Santos , Martinelli y compañía pueden ser de alguna manera amigos del pueblo venezolano y latinoamericanos debilita el apoyo a la revolución bolivariana, lava la cara a estos gobernantes de la derecha -cada vez más cuestionados- soslaya la lucha por el socialismo en Latinoamérica, por la componendas con gobiernos burgueses y genera confusión y desaliento entre las masas en Venezuela, que observan como los enemigos jurados de la revolución ahora se sientan a nuestra mesa y nos dan abrazos.
Con esto no queremos decir que el gobierno de Venezuela no esté justificado para hacer acuerdos comerciales, incluso con países que tienen gobiernos reaccionarios, en la medida que depende del mercado mundial. Eso no es criticable, si no justo y necesario. El error grave es acompañar estos acuerdos con la idea de que se puede alcanzar algún tipo de acuerdo político para colaborar y desarrollar la región: con ello se da un espaldarazo político a los gobiernos reaccionarios del continente, y al mismo tiempo, lejos de impulsar la unidad latinoamericana aleja la única vía a través de la cual es posible llevarla a cabo: la lucha revolucionaria sobre la base de la movilización de los trabajadores, campesinos y pobres de todo el continente.
El día de mañana si los Estados Unidos tratan de intervenir militarmente contra Venezuela , la única garantía contra ello, no será ni los acuerdos , ni los abrazos con Juan Manuel Santos, o las cumbres con Piñera, si no la fé y la confianza en la revolución venezolana que tenga el conjunto de los pobres y trabajadores latinoamericanos en defenderla. Si ven que el apoyo popular a la revolución decae, que el espíritu plebeyo del pueblo se agota, los aliados de hoy se transformaran en los socios de la intervención imperialista como lo fueron en el pasado.
El gobierno bolivariano debe continuar el camino del ALBA, dándole un contenido abiertamente socialista y revolucionario que pase por la expropiación de la burguesía, los terratenientes y los monopolios de todo el continente , para apoyándose en la movilización del pueblo y las masas -tal como hicieron Bolívar o Sucre- luchar por crear una economía nacionalizada y planificada en todo el subcontinente, terminando con los estados nacionales, que dividen arbitrariamente , a gusto del imperialismo América Latina y luchando por una Federación Socialista de América Latina y el Caribe. Esa es la única perspectiva sólida sobre la que en el siglo XXI se puede construir la unidad latinoamericana y resolver el problema de la pobreza y miseria a la que nos condena el capitalismo.
(1) (La CELAC es un cambio político,http://www.rnv.gov.ve/noticias/index.php?act=ST&f=2&t=172280)
(2) Juan Manuel Santos en la Celac: Latinoamérica tiene todo lo que el mundo está pidiendo (http://www.aporrea.org/actualidad/n194117.html).