En los últimos ataques fueron al hospital Dar al-Hikma, en Baalbek, con la excusa de que allí había comandos de Haezbolá. Dijeron que habían apresado un “pez gordo”, pero las últimas noticias que tenemos parecen indicar que sólo era uno de los muchos trucos que las fuerzas armadas israelíes intentan presentar como un “avance”. La barbarie de la clase dominante israelí parece no tener límites.
Hezbolá, mientras tanto, respondió con un intento ataque de misiles contra Israel. Las guerrillas de Hezbolá dijeron que podían disparar incluso más al interior de Israel que antes, un misil cayó en Beit Shean a 42 kilómetros de la frontera sur libanesa. En total murió un israelí y 17 resultaron heridos. En total han caído 200 misiles en el norte de Israel en un solo día. Este dato por sí sólo desenmascara las mentiras del gobierno Olmert, que acababa de anunciar la destrucción total de las estructuras de Hezbolá.
El objetivo de Israel es hacer retroceder a Hezbolá de la frontera, al río Litani a 18 millas en el Líbano y de este modo el norte de Israel estaría a salvo de los cohetes de Hezbolá. También ha declarado oficialmente que el objetivo es estar en Litani hasta que pueda llegar algún tipo de “fuerza pacificadora internacional”.
El miércoles al menos 540 libaneses fueron asesinados, incluidos 468 civiles, 26 soldados libaneses y 46 guerrilleros de Hezbolá. Sin embargo, el número de muertos podría alcanzar los 750, mientras que han muerto cincuenta y cinco israelíes incluidos 19 civiles.
Desde que las tropas israelíes llegaron allí se han encontrado con una dura lucha, y con Hezbolá decidida a luchar con determinación desde sus posiciones. Han demostrado mucha más dureza de la que imaginaban los generales israelíes. Sus fuerzas están extendidas y han cavado bunkers. La tarea de echar a Hezbolá le va a costar a Israel un caro precio, ya está sufriendo la baja de muchos soldados.
La estrategia de Hezbolá es infligir tanto dolor como puesta al estado israelí y demostrar a Israel, al llamado policía del imperialismo estadounidense, que no puede derrotarlos. Si consiguieran su objetivo sería una seria derrota para Israel. Y tal como van las cosas por el momento Israel se enfrenta a la posibilidad de una derrota. Israel comenzó con el objetivo de destruir a Hezbolá tan rápidamente como fuera posible, antes de que se acumulara la oposición en casa y que se llegara a algún tipo de acuerdo internacional.
El dilema al que se enfrenta ahora Israel es que Hezbolá demostrado claramente que puede desafiar seriamente a Israel. Así que con empujar a Hezbolá a Litani no sería suficiente. Tendrían que empujarla al menos a 19 millas al norte del río para conseguir su objetivo. Esto significa extender las líneas israelíes a una distancia considerable dentro de Líbano. Esto está muy lejos de la idea original de crear una zona de seguridad a uno o dos kilómetros a lo largo de la frontera.
El problema que tienen el gobierno y los generales israelíes es que la memoria de la última ocupación israelí del sur de Líbano aún está fresca en las mentes de los israelíes. Si la lucha continúa durante un período de tiempo prolongado y provoca una gran número de bajas, eso comenzará a tener efectos políticos en el frente interno. En realidad, no podemos mirar exclusivamente a la capacidad militar del ejército israelí y de las guerrillas de Hezbolá. En términos puramente militares el ejército israelí es uno de los más poderosos del mundo. Pero esta guerra también depende mucho del criterio político y aquí existe un límite de maniobra.
Israel estaba preparando la guerra
Los medios de comunicación pro-imperialistas han estado diciéndonos que el asalto de los generales israelíes a Líbano, es un acto de defensa propia contra los misiles Katyusha de Hezbolá y el secuestro de sus soldados en una violación de la soberanía nacional israelí. También nos han dicho que Israel simplemente quiere imponer en la ONU la resolución .1559 que está violando Hezbolá.
Pero claramente no es cierto que los gobernantes israelíes fueran pillados por sorpresa ante la captura de dos soldados israelíes. El líder de Hezbolá, Hasan Nasrallah, había avisado reiteradamente de que si Israel no liberaba a sus prisioneros libaneses, él se vería obligado a tomar soldados israelíes como moneda de cambio.
En la cuestión de la “soberanía”, Israel continúa ocupando partes del sur de Líbano y ha violado la soberanía libanesa, por aire, mar y tierra. Hasta el día de hoy, los gobernantes de Israel se han negado a dar al gobierno libanés un mapa de las más de 400.000 minas anti-persona enterradas en el sur de Líbano y que continúan asesinando a niños libaneses en la región.
El propio Israel tiene también una larga historia de secuestro de libaneses como moneda de cambio. Debemos recordar que en 2004 Israel intercambió a 438 prisioneros en un canje con Hezbolá, a cambio de Elchanan Tenenbaum, un oficial de alta graduación y conocido traficante de drogas. Entre los libaneses estaba Sheikh Karim Obeid, un dirigente de Hezbolá secuestro por Israel en un intento de intercambiarle por el piloto Ron Arad.
Incluso el británico The Guardian escribió lo siguiente el sábado 15 de julio: “Los prisioneros que Hezbolá quiere liberar son rehenes que fueron tomados en suelo libanés. En el exitoso intercambio de prisioneros de 2004, donde Israel utilizó a tres libaneses detenidos como moneda de cambio y mantuvo abierto el frente de batalla contra Hezbolá. Estas detenciones se han convertido en una causa célebre en Líbano. En una reciente encuesta, los intentos de conseguir su liberación suscitó un apoyo mayoritario, mucho más incluso que la liberación de Shebaa Farms, el disputado corredor de tierra entre Siria y Líbano ocupado aún por Israel”.
La reciente crisis está relacionada con la resolución 1.559 del Consejo de Seguridad de la ONU. El antecedente de esta resolución comenzó con el gran empresario Rafiq al-Hariri [el antiguo primer ministro libanés asesinado] en 2004, cuando él colaboró con EEUU y Francia para conseguir que el Consejo de Seguridad aprobara una resolución. Tuvo el pleno apoyo de Israel y los regímenes árabes clientelistas de EEUU: Kuwait, Arabia Saudí, Jordania y Egipto.
En esto hay numerosos aspectos. ¿No provoca risa escuchar a los gobernantes de Israel hablar de resoluciones de la ONU? La mayoría de ellas son ignoradas precisamente por Israel y el poder de veto de EEUU en el Consejo de Seguridad es utilizado para bloquear cualquier intento de probar resoluciones contra los crímenes de guerra de la clase dominante israelí.
El objetivo de Israel en esta guerra nunca ha sido la liberación de los dos soldados israelíes secuestrados por Hezbolá. Como en el caso de los palestinos, el objetivo de los gobernantes de Israel es implantar la 1.559 del Consejo de Seguridad para desarmar a Hezbolá y establecer títeres obedientes como gobernantes de Líbano. Este era su objetivo en la guerra de 1982 y es su objetivo hoy.
La inestabilidad para destruir Hezbolá
Israel posee una maquinaria militar muy poderosa. Tiene el potencial para derrotar a cualquier ejército regular árabe en un corto espacio de tiempo. Puede destruir la mayor parte de Líbano. Puede crear nuevos problemas de refugiados, ya más de 600.000 personas han huido del Líbano. Pero lo que no puede hacer es derrotar y eliminar totalmente el pequeño ejército de Hezbolá. La única forma de poder conseguirlo sería eliminando prácticamente a toda la población chiíta, algo que nunca podrán hacer, aunque los recientes acontecimientos han demostrado claramente lo bárbaro que es el ejército y el gobierno israelí, bombardeando civiles cuando huían de la zona en guerra.
Israel se ha puesto en una situación de no ganar. Si se retirara ahora y aceptar el alto el fuego sería una derrota, si continúa con su asalto terrestre se enfrentaría a una derrota a largo plazo, como ocurrió la última vez. Por eso los imperialistas europeos están considerando enviar lo que llaman una “fuerza multinacional”, con las bendiciones de Kofi Annan, el Secretario General de la ONU.
Actualmente se está hablando mucho de continuar con el frente diplomático, con Rice y compañía saltando de un avión a otro. Mientras todo esto continúa, los gobiernos imperialistas están dando a Israel algo más de tiempo para intentar infligir más dolor a la población libanesa, antes de llegar a alguna clase de “alto el fuego” y enviar a sus propias tropas como “pacificadores” para hacer el trabajo que los gobernantes israelíes son incapaces de hacer. En su prisa por demostrar quién puede el trabajo, el gobierno israelí ha decidido enviar un gran número de tropas, que sólo sirven para empeorar aún más las cosas.
¿Un segundo Vietnam?
Ellos están esperando la destrucción de la capacidad de lucha de Hezbolá, pero esto ha demostrado ser menos fácil de lo que decían. Se han encontrado con una feroz resistencia, perdiendo un número significativo de soldados. Los espectros del pasado les persiguen. ¿Están dispuestos a sufrir un segundo Vietnam?
En esta situación ¿cuánto tiempo tardarán en aparecer los feos monstruos que gobiernan el mundo? ¿Cuánto tiempo permitirán que continúen los asesinatos y el sufrimiento del pueblo libanés? ¿Cuánto tiempo la población israelí tendrá que vivir bajo la amenaza constante de ser bombardeada? Todo depende de cuánto más esté dispuesto a aguantar el pueblo israelí antes de que cambie el ambiente. Y cuanto tiempo tarden los gobernantes de los estados árabes en caer bajo la presión de las masas árabes que ya se están manifestando en la mayoría de sus países.
Los misiles que están cayendo sobre las ciudades israelíes están asesinando e hiriendo a personas inocentes. Este es un sufrimiento terrible, pero los estragos y la destrucción que está sufriendo el pueblo libanés es incluso mayor, mucho más grande.
El gobierno israelí ya sabe que no puede aplastar totalmente y eliminar a las guerrillas de Hezbolá. Una fuente militar veterana dijo hace dos semanas que Israel busca debilitar significativamente a Hezbolá pero no aplastarla”. Y dijo: “es imposible aplastar un movimiento popular y religioso”. (Haaretz. 18/7/06). Ahora necesitan desesperadamente mostrar algún logro que justifique esta guerra y por esto han iniciado la ofensiva terrestre.
Pero la población israelí todavía recuerda la última guerra del Líbano y se opusieron a una nueva ocupación del Líbano, y si los generales han olvidado esto pronto se lo recordarán. La primera indicación fue el primer objetor de conciencia, el sargento Itzik Shabbat, un productor de televisión de 28 años de edad y residente en Sderto. Se negó a cumplir la orden de emergencia (Tsav 8) para cumplir con sus deberes de reservista en los territorios ocupados y así liberar fuerzas del ejército permanente para la guerra en Líbano. Los soldados israelíes que han ido al Líbano se están enfrentando a una dura oposición.
Los generales han estado pidiendo unos 10-14 días más para ver si consiguen algún logro y en ese tiempo pueden hacer cosas horribles y estúpidas. A la administración Bush le gustaría dar a los generales israelíes todo el tiempo que necesitasen para completar su trabajo asesino antes de imponer un alto el fuego. Sin embargo, entre los otros gobiernos imperialistas está aumentando la presión por temor a la desestabilización del frágil gobierno de Líbano.
¿Y ahora?
Cuando todo esto comenzó hace más de tres semanas, ya existían divisiones importantes por arriba, entre los diferentes sectores del gobierno, dentro de los servicios militares y secretos. Todos quieren acabar con el problema de Hezbolá, pero como hacerlo es su problema.
Un reciente informe de Stratfor (27/7/06) antes de la pasada ofensiva terrestre decía lo siguiente:
“Israel está emitiendo esencialmente al mundo, que sus círculos político y militar están severamente divididos ante la actual operación, y que podrían no tener elección excepto hundirse ante la presión diplomática para poner fin a la lucha y elaborar un alto el fuego (...) existe un verdadero desacuerdo entre los que promueven una campaña aérea sostenida y los que prefieren la ofensiva terrestre porque las fuerzas aéreas (FDI) ya están inquietas (...). El apoyo a una continuada compaña aérea se está debilitando según pasan los días, algo más tendrá que hacer la estrategia bélica de Israel.
“El pensamiento de Israel incluso considerando una escalada de su operación militar en este momento aunque noticias doradas para Hezbolá tiene consecuencias devastadoras para Israel. Si la lucha se detuviera en los próximos días, Hezbolá lo presentaría como una victoria y se presentaría como la única fuerza árabe capaz de detener la agresión israelí. Simplemente resistir y sobrevivir una lucha contra Israel representa una victoria importante para el movimiento militante islamista y sus patrocinadores en Irán y Siria, algo que Israel, EEUU e incluso los regímenes árabes circundantes no quieren ni considerar. Además, un inminente alto el fuego permitiría a Hezbolá mantener su capacidad de realizar ataques contra Israel cuando lo necesitase.
“Israel, por tanto, no puede estar de acuerdo en un alto el fuego. Al mismo tiempo, el actual ritmo de operaciones no ha supuesto ningún resultado satisfactorio para Israel. Los misiles Katyusha continúan lloviendo en el norte del país e Israel continúa en sus intentos de acabar con los lugares desde donde Hezbolá lanza estos misiles. Aunque la masiva campaña aérea israelí continúa gradualmente agotando la capacidad ofensiva de Hezbolá, pasarán varias semanas antes de que puedan verse resultados definitivos. Hezbolá, mientras tanto, está encerrada en su propia estrategia militar. Los comandantes de Hezbolá llevan tiempo preparando esta batalla y están dispuestos a mantenerla un extenso período de tiempo y arrastrar a los israelíes a un combate insurgente sangriento”.
Si se materializase este último escenario tendría consecuencias serias a largo plazo para la clase dominante israelí. Cual de estas cosas ocurrirá se decidirá en los próximos días y semanas.
Para comprender lo que está ocurriendo ahora merece la pena ver unos cuantos elementos de lo ocurrido en los últimos años. En un artículo que escribimos hace dos años dijimos “Siria ha estado durante un largo tiempo en la lista de países que EEUU condena como terroristas, con esto lo gobernantes de EEUU quieren decir países que no se conforman. Es verdad que EEUU actualmente tiene las manos atadas con su guerra contra la población de Afganistán e Iraq. Por esta razón preferirían no abrir un tercer frente. Los gobernantes de Israel, sin embargo, tienen preocupaciones diferentes, y se podrían encontrar con algún apoyo para su aventura entre el ala más reaccionaria de los capitalistas estadounidenses”. (Bush, Sharon y Siria. Mayo 2004).
Como parte de su ofensiva en todo Oriente Medio, los imperialistas echaron exitosamente a Siria del Líbano y consiguieron instalar a un gobierno pro-occidental, es decir, pro-imperialista. Echar a Siria, sin embargo, también significaba acabar con la única fuerza que tenía alguna influencia sobre Hezbolá. Siria tenía un cierto grado de control de Hezbolá, pero una vez se fue quedó claro que el Líbano estaba en peligro de ser atacado. Incluso desde que Israel se retiró del sur del Líbano, Hezbolá ha estado acumulando un arsenal poderoso, convirtiéndose así en una amenaza seria para Israel.
Israel desea provocar una guerra civil en sus fronteras
De este modo, Israel se encontró con dos problemas: Hamás en los Territorios Ocupados y Hezbolá en su frontera norte. En ambos casos Israel adoptó una estrategia similar: provocar una guerra civil entre sus vecinos con el objetivo de destruir tanto a Hamás como a Hezbolá. Su idea era conseguir que Fatah se enfrentase con Hamás y que el gobierno libanés “desarmara” a Hezbolá, las dos cosas significarían una guerra civil. Ni Fatah ni el gobierno libanés pueden conseguir lo que quiere Israel. Así que la única opción que tenían era ir a la guerra.
En esto cuentan con el apoyo del imperialismo norteamericano, o al menos de ese sector que está alrededor de la administración Bush. Éste dice que no es sólo una cuestión del Líbano sino que se trata de todo Oriente Medio. Está diciendo que si Hezbolá gana afectará a Oriente Medio y más allá. Lo ve como parte de su propia “guerra contra el terrorismo”.
Pero como hemos explicado, las cosas están demostrando ser más complicadas de lo que es capaz de imaginar la capacidad cerebral del presidente de EEUU. El pasado viernes, Hezbolá disparó un misil cerca de Afula. Se estrelló en una zona vacía, pero es significativo porque este misil tenía un alcance de 120 kilómetros. ¿Qué está diciendo con esto Nasrallah, el líder de Hezbolá? Podemos alcanzar Tel Aviv! Esto es muy embarazoso para el gobierno israelí. Ellos han estado diciendo que su objetivo era limpiar uno o dos kilómetro dentro del Líbano a lo largo de la frontera israelí. ¿Pero cuál sería el punto si Nasrallah puede lanzar misiles con tan largo alcance? Este es un verdadero dilema para la clase dominante israelí.
Lo más irónico de todo es que a Nasrallah le habría gustado formar parte del nuevo orden imperialista. Después de todo, con Siria fuera del Líbano, Hezbolá se unió al gobierno pro-imperialista libanés con dos ministerios, puestos que aún mantiene. Para dejar clara su posición dijo que Israel era una fuerza ocupante, pero no occidente, sobre todo no Europa, incluso aunque Gran Bretaña ya esté implicada en Iraq. Él está enviando un mensaje para que Occidente sepa que puede hacer negocios con él.
El problema era que Israel no podía aceptar a Hezbolá, como no podía aceptar ofertas similares de los dirigentes de Hamás. El problema no es tanto la dirección de Hamás o Hezbolá. Los dirigentes se pueden corromper, pero la población a la que representan no. Los palestinos y chiítas pobres del sur del Líbano ven a Israel como un opresor y tienen derecho a pensarlo. Con estas consideraciones en mente Israel llegó a la conclusión de que la única opción era la guerra.
Nasrallah era totalmente consciente de que Israel se estaba preparando para la guerra desde hace por lo menos dos años. Así que él también se preparó. Nasrallah pudo atacar la zona industrial de Haifa, donde hay refinerías y muchos gases venenosos. Si ataca esto conseguiría una destrucción similar a la de un ataque nuclear. Y ha demostrado más de toda duda que puede hacerlo. Ahora está diciendo que también puede atacar Tel Aviv. El mensaje en realidad no es sólo para el gobierno israelí, sino también para las principales potencias imperialistas.
El hecho de que no lo esté haciendo indica que está interesado en un alto el fuego. Él ganaría con ello. Demostraría que es capaz de enfrentarse al poderoso ejército israelí y mantener su capacidad de lucha intacta.
Los más inteligentes de la clase dominante israelí están buscando también una salida, algo que les permita tener alguna victoria simbólica de cualquier tipo. Una idea que están considerando, obviamente, es la idea de que Israel de no haber sido por la interferencia internacional y las presiones podría haber ganado la guerra. Sobre esta base podría aceptar un alto el fuego en algún momento.
Las encuestas dicen que el 78 por ciento de la población israelí apoya la guerra, pero habría que preguntar: ¿qué están pidiendo? Se podría conseguir una respuesta muy diferente en Tel Aviv que en Haifa o en el resto del norte de Israel.
En el norte la población está sufriendo y el sufrimiento aumenta con los días. Algunas familias han tenido alojarse en albergues durante semanas con apenas comida, hacinadas con otras familias. Se calcula que el 30-40 por ciento de la población del norte se ha ido al sur, y además se enfrentan a unos precios hinchados. Los trabajadores han estado perdiendo sus empleos, otros han tenido que regresar a sus centros de trabajo que están siendo atacados con misiles. Con esto en mente hay serias dudas con las cifras que aparecen en las encuestas.
Para empeorar las cosas, es un hecho que los últimos reservistas llamados a final no van a cobrar. Si fueran llamados con la Orden Número 8 tendrían que recibir un salario, pero como han sido convocados con leyes de emergencia tendrán que prestar servicio sin cobrar.
Hay una anécdota interesante y es que Halutz, el jefe del Estado Mayor, salió hace poco del hospital tras sufrir un severo dolor de estómago. Este no es un signo de confianza en lo que está haciendo. Parece más un hombre muy preocupado ante como van a salir las operaciones militares.
Todo esto está ocurriendo mientras en público se puede ver una división entre el ejército y el gobierno. Una parte del gobierno, incluido Peretz, se opone a una ofensiva y ocupación mayores. Está claro que Peretz está reflejando el cambio de ambiente entre una capa de la población, o al menos está preocupado por los efectos que esta operación puede tener entre la población.
Ahora estamos en la cuarta semana y cuanto más dura mayor la posibilidad de una derrota de Israel. Los estrategas más inteligentes están diciendo que hace falta un alto el fuego con el posterior despliegue de 8.000 soldados de la OTAN. Pero éstos no serán capaces de desarmar a Hezbolá.
Un elemento peligroso en la ecuación para los gobernantes israelíes es la calle árabe. Si la situación actual continúa, con los bombardeos y asesinatos de civiles libaneses, las masas en los países árabes comenzarán a presionar a sus propios gobiernos para que entren en el conflicto. Las últimas noticias es que incluso Egipto se puede ver arrastrado, no sólo Siria. Esto significaría una guerra generalizada arrastrando a todo Oriente Medio en una conflagración terrible. Todos los dirigentes árabes temen esto. Es lo último que quieren.
Los sirios en realidad están ofreciendo sus servicios como “broker”, pero también sería una derrota tanto para el imperialismo israelí como estadounidense, eso sería aceptar un acuerdo con un “estado bribón” y no su derrocamiento como hicieron en Iraq. Significaría regresar a la situación de hace tres años. En realidad sería mucho peor, sería un escenario donde Israel tendría que considerar la posibilidad de devolver los Altos del Golán a Siria.
De todo esto podemos ver que la clase dominante israelí ha conseguido en las últimas semanas desestabilizar incluso aún más toda la región. Ellos habían conseguido “estabilizar” penosamente el Líbano, echar a Siria, etc., ahora están empeorando aún más situación.
Todo esto subraya la situación real que existe en Oriente Medio y el mundo. El capitalismo es el origen de todo esto. Es un sistema senil y decrépito, que ha entrado en una agonía mortal. Es un sistema social que ha caducado y como ocurre con los productos podridos debe ser arrojado a la basura.
Al final después de la lucha pueden conseguir algún tipo de acuerdo. Pero los problemas subyacentes y las tensiones seguirán. La situación continuará enconándose con nuevos conflictos que estallarán en cualquier momento.
Lo que está claro es que nada será igual después de este conflicto. En particular, la sociedad israelí ya no será la misma. La confianza del pasado se ha ido y no regresará. La clase obrera en Israel está aprendiendo a no confiar en sus gobernantes. Esto abrirá las puertas para la lucha de clases en determinada etapa y después el juego será totalmente diferente.