Justamente coincidía esta fecha con el periodo de tiempo más numeroso de contratación indefinida en nuestra ex factoría de Fuenmayor y desde la lejanía en el tiempo puedo comprobar las intenciones que la multinacional sueca nos estaba reservando
Michael Treschow, que así se llama el Presidente de Electrolux, definía clara y meridianamente la filosofía del Grupo : “ Construyes y construyes, y entonces, de cuando en cuando tienes que destruir. Y luego, construyes otra vez y vuelves a destruir. No ha asistido usted aún al último cierre de fábrica en Electrolux, pero, por otro lado, quizá hagamos también una adquisición en Europa del Este”. Esta es la particular visión que la compañía tiene sobre el futuro de los trabajadores de Electrolux, contratar (construir) para luego cerrar fábricas y despedir (destruir).
Sentado en su lujoso despacho de ejecutivo y esbozando una gran sonrisa de satisfacción empresarial, Michael anuncia su plan de reestructuración: “Cerraremos 25 fábricas, dejando sin empleo a 12.000 de los 100.000 trabajadores”. La profecía se ha cumplido inexorablemente y sin remisión.
Treschow filosofa como resolver el problema de la competencia con otras marcas: “Resulta que estamos aquí abajo, queremos estar aquí arriba, y vamos en la dirección equivocada. No vamos a modificar los productos, así que, ¿qué podemos hacer.? Reducir drásticamente los costes.” Se me ocurre alguna idea para no destruir lo construido en Fuenmayor; para reducir costes en los productos existen varias fórmulas: desde una mayor productividad basada en mejoras tecnológicas, e incluso, el desarrollo de programas de I+D anticipándose a nuevas ofertas que la competencia lanza al mercado, pero en la lógica del Presidente, ¿para qué vamos a conservar el empleo de esa gente, si obstaculizan nuestros beneficios?, seamos más prácticos y despidamos personal. Dicho y hecho.
La guinda del pastel la pone en la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué piensa del apoyo gubernamental al desarrollo industrial?: “ Yo no soy amigo de los subsidios, por que al final será el mercado quién dirá cual es la demanda y que empresas están preparadas para afrontarla.” De cara a la galería alardea de no querer ayudas públicas, pero la respuesta a la solicitud de devolución del dinero público hecha por nuestro sindicato sobre lo aportado por los Gobiernos Estatal y Autonómico es: “Santa Rita Rita, lo que se da no se quita”.
La realidad del cierre obedece muy al contrario de lo que se pueda pensar a un conjunto de factores, decisiones industriales y estratégicas que el Grupo tenía desde entonces muy bien planeado y perfectamente distribuido en el tiempo.
1º) Una nefasta gestión comercial.
Durante el año 2004 el Departamento Comercial de Electrolux - España hizo una fuerte apuesta por un mayor volumen de fabricación de productos de alta gama (AEG, Electrolux) en detrimento de otras firmas que estaban funcionando bastante bien en el mercado mediterráneo (Corberó)
2º) Descapitalización de Electrolux – España.
En la Junta General celebrada el 30 de junio de 2003 se aprobó la descapitalización parcial de la compañía. Entonces, se redujo el capital social de la filial en 54,71 millones de euros mediante la disminución del nominal de las acciones pasando de 60,10 € a 36,47 €.
Dos meses después, el 16 de septiembre el Grupo procedió a transferir capital a sus accionistas suecos AB Electrolux, que controlaba el 75% del capital y a Electrolux Italia que contaba con una participación del 25%. La multinacional llevó a cabo estas operaciones un año y medio antes de anunciar el posible cierre de la planta de Fuenmayor.
3º) La estrategia del Grupo Electrolux.
Una vez estancada la cuota de mercado en Europa Occidental, la atención se centra en la explotación de nuevos mercados en Europa del Este y compra de la materia prima en países de bajo coste.
Aún así, los trabajadores de Electrolux hemos hecho sobradamente los deberes: aumento de la productividad un 30,5% durante el periodo 2000- 2005 (La Dirección no puede decir lo mismo)
Con estos tres argumentos, pienso que quedan suficientemente claras las intenciones de la empresa desde la contratación de 200 trabajadores “indefinidos” en el periodo 1999 - 2001, ¿o quizás antes…? construir para luego destruir, como si fuésemos piezas de un puzzle (así funciona el sistema capitalista) destruyendo las ilusiones, la estabilidad y el futuro de un montón de familias riojanas.
Pablo Sariego Rodríguez
Ex trabajador de Electrolux
(Fábrica de Fuenmayor)