Las razones para mantenernos movilizados aún son totalmente válidas. La nueva Secretaría no resolverá el problema de la cultura en el país, y no porque carezca de recursos y gente capaz y comprometida, sino porque el problema fundamental es que la cultura está al servicio del proyecto político de un gobierno reaccionario de derecha, que es un digno representante de la decadencia material, cultural e ideológica del sistema capitalista.
La lucha tiene que continuar. Directos o indirectos, los primeros resultados de la “nueva política cultural” no se han hecho esperar. El encarecimiento de los museos, el despido de tres mil trabajadores y el deterioro de los contratos de trabajo (como con la CND) son el regalo de año nuevo para los usuarios y trabajadores de la cultura pública. Hay que considerar que el 60% de los mexicanos nunca han pisado un museo ¿hasta dónde llegará esa cifra por el camino elegido por el gobierno?
Es urgente cambiar y reorientar la estrategia que desde los sindicatos de trabajadores de la cultura se ha planteado, comprendiendo que los problemas no se resolverán con acuerdos laborales particulares. Para enfrentar esta nueva embestida, es necesario recuperar todo el terreno perdido: necesitamos un sindicalismo combativo, democrático y al servicio de los trabajadores urgentemente. Requerimos un cambio rápido y radical, porque la clase trabajadora está sufriendo ataques brutales. Hay que recuperar la política sindical y las tradiciones que permitieron ganar todos los derechos que teníamos, incluidos el de educación y cultura pública y gratuita: ¡Recuperemos esas herramientas de formación crítica contra el sistema!
Se puede echar atrás este ataque a condición de desarrollar una política militante. Todas las acciones que llevamos adelante a finales del año pasado tienen que ser fortalecidas y replicadas a una escala mucho mayor. Dando tiempo para compartir información y realizar debates; alimentando la conciencia y confiando en la fuerza de la base trabajadora, preparando las acciones con antelación y convocándolas de forma unitaria con todas las delegaciones sindicales golpeando al mismo tiempo. Y ligando las demandas y la lucha a las batallas de otros sectores actualmente movilizados, principalmente el magisterio democrático. Hay que preparar seriamente la batalla sabiendo que enfrentamos a todo un sistema que busca destruir los derechos laborales y la cultura.
