El día 23 de enero fue detenido arbitrariamente, golpeado y desaparecido forzosamente Marco Antonio Sánchez, compañero de la Preparatoria 8 de la UNAM, sin razón alguna dos elementos de la policía capitalina lo abordaron en el metrobús Rosario. Desafortunadamente éste no es el único caso donde la policía capitalina se ve involucrada en casos de extorsión, desaparición y violencia hacia la juventud. En el último período la violencia se ha incrementado, ya sea a manos del narcotráfico o de los mismos cuerpos de seguridad del Estado, basta con recordar a los compañeros de Ayotzinapa, y que en los dos últimos sexenios han desaparecido más de 6 mil menores de edad.
El gobierno no sólo es incapaz de ofrecernos seguridad, sino que se encarga de generarla y fomentarla para mantener un clima de miedo que les facilita el control y mantener en la pasividad el descontento acumulado. Es momento de decir: ¡Ya basta de violencia y de mal gobierno! ¡Basta de más vejaciones a las víctimas y de solapamiento e impunidad de los agresores! El pasado 29 de enero se demostró el camino que debemos seguir en la lucha por una sociedad justa: la movilización y la lucha. La espontaneidad de la convocatoria no impidió una concentración lo suficientemente grande que doblegó y obligó al gobierno capitalino a pasar de la indiferencia a los pretextos, sin embargo, no tenemos ninguna confianza en ellos, no la podemos tener cuando nos han demostrado de qué lado están, del lado de la impunidad, corrupción y represión.
Exigimos justicia y castigo ejemplar a los responsables de las agresiones y del intento de desaparición forzada del compañero Marco Antonio, exigimos una averiguación a fondo de las prácticas de extorsión por parte de la policía de la Ciudad de México y exigimos la dimisión del comandante Genaro Olvera, del titular de la Secretaria de Seguridad Publica de la Ciudad de México Hiram Almeida Estrada, así como de Miguel Ángel Mancera por su incompetencia, colusión y corrupción. Exigimos que todas las atenciones médicas requeridas para el compañero sean costeadas por el Gobierno de la CDMX de manera inmediata y que su familia sea indemnizada.
También, exigimos derogar la Ley de Seguridad Interior que da rienda suelta a toda clase de abuso de autoridad, criminalizando todavía más a la juventud y a la protesta social. Esta ley no cae del cielo, el gobierno se prepara para enfrentar un movimiento combativo juvenil, trabajador y campesino que se está gestando ante tanta miseria, opresión, violencia y muerte. Hay mucha rabia y coraje ante el escenario negro que vivimos, pero también hay mucha valentía, creatividad y trabajo, hoy les demostramos que los hijos de los trabajadores no somos apáticos y apolíticos, demostramos que estamos dispuestos a luchar y conquistar un futuro de vida digna.
Esta lucha apenas empieza, mantenerla en el tiempo es nuestro reto más grande. Mantengamos nuestros comités de escuela organizados de manera permanente, ahora exigiendo justicia para nuestro compañero pero después para levantar la bandera por una educación pública y de calidad, un empleo digno, a cultura y recreación, a una vida libre de opresiones. Una lucha por un futuro para nosotros, el mismo que nos niegan. Sólo podremos tener ese futuro construyendo activamente, luchando de manera organizada y combativa contra todo lo que nos oprime.
¡Queremos trabajo, queremos escuelas,
queremos hospitales, no queremos militares!