El machismo como el aire, se encuentra en todas partes, la comunidad sexo diversa no se escapa de él, por años ha estado presente en cada un@ de sus integrantes. Lo encontramos desde pequeñ@s cuando empezamos a descubrirnos, a asumirnos, intentando seguir la línea heterosexual para no ser tachad@ desde pequeñ@.

Vivir en la burbuja pensando que en la comunidad todo es fiesta, alegría y colores alegres como la bandera, es minimizar y dejar en el olvido la verdadera cara de la comunidad. Una realidad completamente diferente a la que vemos el último sábado de junio, dónde además los medios capitalistas y las grandes empresas utilizan nuestras preferencias sexuales e identidades de género para ingresar a sus bolsillos millones de pesos, de los cuales $0 se van para las apenas escasas redes de apoyo.

El machismo ha cobrado la vida de much@s compañer@s lesbianas, trans y homosexuales por mencionar algunos. Aunque no hay un observatorio con una cifra exacta, sabemos que durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, al menos 473 personas de la comunidad fueron asesinadas en México por motivos relacionados con la orientación sexual y la identidad de género, las más afectadas fueron las compañeras trans sexo servidoras.

El machismo en las relaciones sentimentales

Hablando específicamente, sobre  las relaciones de pareja homosexuales, cuando miramos al interior de éstas nos encontramos con situaciones machistas muy marcadas, una de ellas es que nuestros novios nos piden ser "varoniles o discretos", Incluso en algunos casos se sienten con el derecho de pasar por encima de nuestra decisión y de nuestros cuerpos romantizando la violación, decidir tener relaciones sin condón porque para ellos "no se siente igual"  tal cuál les ha enseñado esta cultura machista y no alejadas de la violencia machista en las relaciones heterosexuales.

Esta es la denuncia de una persona que logró sobrevivir al machismo y que hoy está luchando para que se acabe este tipo de violencia al igual que la justicia machista que no nos defiende sino que solapa a nuestros agresores y que a su vez no sólo busca justicia personal sino para tod@s nosotr@s.

 "Me di cuenta que estaba en un círculo de violencia después de seis meses de estar en una relación donde sufrí violencia física, sexual y psicológica.  La decisión más valiente que tomé fue salir de ese lugar, decir ¡basta!, y con el apoyo de familiares y amig@s, un año después me encuentro denunciando a mi agresor, y como alguna vez lo dije; “Soy una víctima, pero me niego a serlo, soy un sobreviviente y aquí me encuentro, contando mi historia y levantando la voz, una vez más gritando JUSTICIA”. 

El testimonio anterior asegura que ¡El amor no es violencia! Y que la violencia machista en las relaciones de pareja se vive en muchos lados.

La educación machista en el hogar

No es una mentira que la mayoría de la población LGTB+ abandona sus casas desde temprana edad, algun@s salen de sus hogares por querer vivir su vida sin violencia o discriminación en sus casas y otr@s porque simplemente son corridos por sus familiares. El primer acto machista que tiene la familia contra nosotr@s es asignarnos un color por nuestro género, "el azul para los niños y el rosa para las niñas", "los niños llevan pantalón y las niñas falda", "los niños juegan a los carros y las niñas a la comidita", ejemplos que viven a diario las familias y que están tan romantizados por la misma, que el único impacto que logran es alinearnos a los estándares cisgéneros. Ver a un niño jugando con barbies es motivo de "vergüenza" para la familia.

También hay actos que pasamos por desapercibidos como "hijo, tú debes estudiar Ingeniero civil, hija tú te vas a dedicar al hogar y a servirle a tu esposo". Todos estos escenarios los hemos vivido la mayoría de las personas, en algunos causa un impacto mayor, pensamos que porque nos gustan otros colores o juguetes diferentes a los que los estándares nos marcan es motivo de ser "niñ@s diferentes", en el peor de los casos estos traumas nos acompañan toda la vida o nos llevan al suicidio ¡Queremos sentirnos segur@s en nuestros hogares!

Vivir en una sociedad machista

El segundo golpe para nosotr@s es enfrentarnos a la sociedad, en los centros de estudio somos agredidos por nuestros compañer@s o maestr@s, también somos acosad@s y algunos otros violentad@s. Nuestra identidad de género, nuestra orientación sexual o nuestra expresión corporal es motivo de burlas e insultos, también para llamarnos a dirección a cada rato, no recibirnos tareas o no tener derecho a exámenes por que no somos iguales a "nuestros compañeros", aunque pareciera difícil de creer, estas cosas aún pasan.

Pensamos que la violencia acabaría ahí, pero no. Ir por la calle y recibir insultos, presentarte a una entrevista de trabajo y no ser aceptado por el simple hecho de no tener "voz gruesa", a l@s compañer@s trans negarles su identidad por qué algun@s no pueden acceder al cambio legal de documentos.

¡Luchemos codo a codo para acabar con la violencia machista!

¡Queremos ser lo que somos!

¡Por escuelas y centros de trabajo incluyentes!


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