Cada año las instituciones universitarias más reconocidas de México rechazan a través de sus exámenes de selección a miles de aspirantes que desean estudiar en algún plantel de su institución. Este año se rechazaron entre 22 mil y 25 mil aspirantes, según cifras oficiales de la  Secretaría de Educación Pública, pero se calcula que puedan sumar alrededor de 200 mil aspirantes rechazados por las instituciones universitarias más reconocidas como UNAM, IPN, UAM, UAEM, UAMex, por mencionar algunas.

Este filtro que se utiliza para “medir los conocimientos de los alumnos” no sólo encubre la problemática de la falta de infraestructura de las universidades para cubrir la demanda, sino que también encubre el abandono que se le ha dado a la educación pública a lo largo de los sexenios por falta de presupuesto educativo.

Mismas problemáticas, diferentes consecuencias

Cómo sabemos, los jóvenes tenemos dos opciones que tomar antes de ser rechazados, laborar para poder pagar una institución educativa privada, o laborar mientras esperamos nuevamente la convocatoria para ingresar a la universidad.

Sin embargo, este año será muy distinto, debido a que a consecuencia de la crisis económica originada por la pandemia del Covid 19, varias instituciones privadas cerraron sus instalaciones, muchos jóvenes decidirán ahora por una educación pública por falta de recursos para pagar una educación privada y esto desencadenara el aumento de la demanda por la educación universitaria pública y agravará la problemática del desempleo de docentes y el empleo informal.

Elitismo en la educación

Los filtros que se realizan a través de estos procesos de selección no son sólo de “conocimientos”, lo son igual de tipo socio económicos, hay compañer@s aspirantes que no concluyen sus procesos de selección por falta de recursos para pagar el derecho al examen, los gastos de pasajes, alimentos y comisiones que se lleguen a dar en los bancos.

Al igual, sabemos que existe una burocracia en las instituciones educativas universitarias que gozan de altos sueldos y de distintos privilegios que son pagados con el dinero de los recursos destinados a cada institución, sueldos que son considerablemente más altos que cualquier docente o investigador de éstas instituciones, un claro ejemplo lo podemos observar en la UNAM cuyos datos registrados en 2018, su burocracia percibe mínimo 133 mil pesos mensuales, dinero que por lo menos se podría destinar en mejorar la calidad de los planteles para aumentar las matrículas. 

La única alternativa es la lucha organizada

Ahora mismo necesitamos accionar con medidas concretas que obliguen a respetar el derecho a la educación, así como también los derechos laborales de los docentes y trabajadores del sector.

Sabemos bien que las problemáticas sociales no las van resolver el gobierno, sea del sector quién sea, estas problemáticas se resuelven con la organización de los estudiantes para defender la educación pública a toda costa.

Desde el Sindicato de Estudiantes, invitamos y convocamos a todos los estudiantes a realizar una organización estudiantil permanente en nuestros centros educativos para dar la lucha por el derecho a la educación pública, gratuita y de calidad, y que no sea producto de negocios al querernos vender la educación a altos costos monetarios.

Proponemos que 10% del PIB se invierta a la educación pública, la ciencia y la cultura, que se realizan auditorías en las instituciones educativas para que haya transparencia en las gastos de recursos y que retiren las burocracias de las escuelas para que sean los trabajadores docentes los que en lo que se debe de gastar en las escuelas para mejorar la educación pública.

¡La única vía es la lucha organizada!

¡Organízate y lucha!


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