El anuncio del Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Diego Prieto Hernández, sobre no recontratar al personal eventual del INAH para el 2022 es un ataque muy grave para la cultura y la educación pública que profundiza las políticas de recortes y precariedad en la institución.

La precariedad laboral en el Instituto es de tal grado que prescindir de ese personal devendría en una parálisis, en el caso de la ENAH, se trata de personal encargado de tareas cruciales para su funcionamiento.

A esta nueva embestida a la ENAH le antecede otra serie de agresiones como los constantes recortes presupuestales, abandono sistemático a su infraestructura, cierre de materias y plazas docentes, suspensión de viáticos para las prácticas de campo, reducción en los montos de las becas, agravación de problemas administrativos por falta de actualización en infraestructura, tecnología y métodos operativos, la falta de presupuesto para los laboratorios, etcétera.

Por lo anterior, su comunidad expresa que la ENAH existe por que resiste, ya que a pesar de todo el boicot cotidiano y los abiertos intentos por desmantelarla sigue destacándose por ser una escuela de educación superior pública y popular, siendo un referente para Latinoamérica, de donde egresan trabajadoras y trabajadores comprometidos con el sentido social y crítico en las ciencias como la historia, la antropología social y física, la etnología, la etnohistoria y la lingüística.

Al igual que las normales rurales, la ENAH sufre también un acoso constante porque siempre ha estado presente en la lucha no sólo estudiantil sino también indígena, popular y obrera. Con la creación de la Secretaria de Cultura, en sexenio de Peña Nieto, el INAH, que es la dependencia responsable de la escuela, se profundiza la política de hacer del instituto una agencia de turismo especulativo que prioriza la mercantilización de la cultura y las comunidades a costa de la formación académica, docencia e investigación.

La educación y la cultura no es prioridad para este sistema

Al igual que toda la educación pública, la ENAH padece el agravamiento de problemas estructurales, a partir de la pandemia y mientras vemos la reducción o ajustes de presupuestos –en el caso de la cultura de un 75%– observamos como los altos funcionarios siguen ganando exorbitantes sueldos y conservando privilegios, como viajes y viáticos sin sentido, por ejemplo, la Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto absorbe $164,960 y Diego Prieto $136,745 ¡Inaceptable!

Si bien el planteamiento por parte de AMLO de ser austeros en los gastos de la burocracia estatal y eliminar privilegios de los altos funcionarios es correcto, al ser tan general, retirando recursos sin planificación y sin una estructura democrática que lo distribuya, ha ponderado que los altos funcionario sigan conservando sus privilegios y que se despida a diestra y siniestra a trabajadores, se avance en los retiros de derechos y prestaciones, que las cargas de trabajo sean mortales y que el funcionamiento de las instituciones sea inoperante o/y lioso.      

La precariedad e inseguridad laboral es igual en toda la educación pública, lamentablemente, es la norma con la que labora la mayoría del personal educativo en todo el país. Las movilizaciones de las y los profesores de la UNAM – LaUnamNoPaga- o del magisterio básico democrático – la lucha contra la USICAMM -  lo demuestran claramente.

Diego Prieto expresó que la comunidad actuó con “excesivo nervosismo” ante el anuncio concreto de los despidos, discrepamos totalmente. Desde nuestro punto de vista actuamos adecuadamente, con el pan de la casa no se juega y defenderemos a través de la lucha organizada cada puesto de trabajo, más aún en medio de una crisis sanitaria y económica como la actual.

Preservar estos puestos de trabajo no solo significa funcionalidad para la institución, sino se trata de salvaguardar puestos de trabajo para las próximas generaciones: no eliminar la precariedad hoy, es mantenerla mañana. Por eso nosotros no actuamos con “excesivo nerviosismo” sino que actuamos a la altura de lo que se está poniendo en juego.

Su expresión además demuestra que está a años luz de imaginar y de vivir la situación que atraviesan cada tres meses, poco más de 2 mil trabajadores del instituto, ni se imagina la incertidumbre, zozobra y preocupación que se vive ante no saber si continuarás trabajando o no, el agobio ante la retención de sus salarios por meses, la disminución de prestaciones y del ingreso real; la disminución de salud física y mental ante las cargas laborales que se han duplicado o triplicado; o lo que se siente trabajar en la inestabilidad en la contratación; etcétera.  

Prieto en sus diversas declaraciones transfiere la responsabilidad a los diversos sindicatos de trabajadores, pero particularmente a sus agremiados y no a sus dirigentes, totalmente coludidos con los burócratas gubernamentales, porque desde hace 30 años han permitido el cercenamiento de sus contratos, sin embargo, esto es desviar totalmente la atención de su responsabilidad y del proyecto que defiende y por el cual fue puesto en ese cargo, él funge como patrón y como tal no sólo es responsable, sino motor e impulsor de estos ataques ¡no nos engañas! 

Por un paro general de las y los trabajadores contra la precariedad

El abandono a la educación pública es una embestida contra nuestros derechos conquistados por la lucha de la clase trabajadora y la juventud durante décadas. También es la continuidad de una política de asfixia y proscripción de la educación pública, popular, crítica, científica y laica. En el caso del INAH el impulso de un proyecto al servicio del turismo rapaz y consumista en lugar de un proyecto científico, de rescate, conservación, investigación y fomento; lucrando con la cultura.  

Al recular la dirección del INAH ante los despidos y decir que todo se mal interpretó, demuestra nuestra fuerza y el potencial que tiene nuestra lucha, evidencia el miedo que tienen estos burócratas, así como los directores de otras universidades a un estallido de las comunidades escolares ante la situación crítica que padecemos.   

La juventud no sólo estamos padeciendo la crisis educativa, sino también el desempleo crónico, la precariedad laboral, la agudización de las enfermedades mentales, las adicciones y un sinfín de problemáticas que dentro de este sistema no tienen ninguna solución o alternativa.

Por eso la única vía que tenemos para solucionar esta y el resto de nuestras demandas, es la movilización combativa y la unidad con las universidades públicas, los pueblos y otros sectores en lucha, y las organizaciones sociales y obreras. Ahora mismo vemos a los trabajadores de la Fonoteca, del INBAL y otros sectores de la Secretaria de Cultura luchando bajo las mismas demandas, desde el Sindicato de Estudiantes proponemos acercarnos, plantearles la unidad en las movilizaciones, ampliar el movimiento y la necesidad de una huelga general donde demostremos nuestra fuerza, unidad e indispensabilidad para que esta sociedad marche.     

Unidos y organizados podemos vencer  

Unifiquemos todas las luchas en defensa de la educación pública para exigir al gobierno federal un alto a la palabrería y demagogia. El combate a la corrupción y al saqueo de las instituciones públicas no se hace con recortes, sino con la democratización del presupuesto y la depuración de todos los burócratas oportunistas, corruptos y vividores.

Exigimos que se detengan los recortes a la educación pública, a la cultura y la ciencia; demandamos un plan de rescate urgente a la educación pública para dar mantenimiento a las instalaciones e infraestructura, aumentar la matrícula estudiantil, eliminar la precariedad laboral de los trabajadores de la educación y cubrir un sinfín de necesidades de las comunidades educativas.

Como lo hemos demostrado en el pasado, la lucha es el único camino. Esforzarnos por una organización permanente que pueda impulsar, más allá del momento, las demandas históricas de la ENAH, como la autonomía.

Para lograr sentar a las autoridades y realizar las mesas inter institucionales necesitamos movilizarnos y hacer toda la agitación posible. Visitemos los recintos culturales y arqueológicos para volantear y mitinear, dirijámonos hacia el pueblo para dar a conocer nuestra problemática y solidaridad con acciones de propaganda y contrarrestar la desinformación en medios, donde tras los actos del Ángel nos han dicho vándalos, y que quede claro, aquí el único que está cometiendo vandalismo contra los monumentos es el Estado, al descuidar las zonas arqueológicas, históricas y culturales.

Por ello es crucial que no dejemos de alzar la voz y sigamos en pie de lucha como históricamente la ENAH y las universidades públicas lo han hecho, no ganaremos nada sin la movilización en las calles y la extensión de esta lucha a más escuelas. Llamamos a las demás universidades y movimientos sociales a sumarse a esta lucha ¡Todos somos la ENAH!

¡En defensa de la educación pública, ni un paso atrás!

¡Dignificación laboral y docente, ya!

¡Por un plan de rescate para la educación pública!


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