Demandamos un plan y presupuesto para una vuelta segura a nuestras aulas
Han pasado cerca de dos años desde que las puertas de nuestras escuelas superiores se encuentran cerradas. Dos generaciones que en el marco de la pandemia y ante las nulas políticas o deplorables medidas aplicadas por parte de nuestras directivas o rectorías les han impedido pisar los campus y llevar a cabo un desarrollo amplio de la vida y desarrollar conocimientos y experiencias.
¿De verdad no hay otras alternativas más que las planteadas hasta ahora para enseñar en medio de una situación excepcional e histórica como la que estamos transitando? Claro que si hay alterativas. ¿Por qué no se han implementado?
Pandemia, horror sin fin
Las clases en línea han significado una sobrecarga académica con graves repercusiones en nuestro aprendizaje, salud física y mental. La peor parte se la han llevado nuestras maestras y compañeras que se les ha obligado en muchos casos a confinamientos en hogares o comunidades violentas y machistas, en donde además han llevado a cabo labores de cuidado y quehaceres del hogar.
La pandemia no ha sido igual para todos. La mayoría de nosotros hemos perdido personas de nuestro entorno, hemos enfermado, se nos ha obligado a abandonar nuestros estudios y tomar trabajos precarios, como resultado de ello, sufrimos una disminución de nuestro interés y gusto por estudiar, nuestras evaluaciones han empeorado, y nuestro estado de ánimo también se ha visto afectado. En cambio, la Rectoría, las autoridades y un sinfín de funcionarios de la casta dorada de la universidad pasaron dos años sabáticos cobrando sus grandes sueldos.
Las autoridades han tenido dos años para idear, adecuar y crear las infraestructuras necesarias para una vuelta a clases segura, sin embargo, lo que hemos visto han sido comunicados burdos e insuficientes a las condiciones extraordinarias que se presentan.
Tal es el caso del comunicado del Consejo Técnico de la FFyL donde las medidas o adecuaciones son: mantenimiento de ventanas, instalación de inyección y extracción de aire, y crear filtros sanitarios a las entradas ¡Esto no es suficiente!
En algunas escuelas se está planteando calendarios escalonados, con aforos del 60%, pero esto en los hechos en la enseñanza básica y en donde se ha implementado, ha significado no sólo aumento de la deserción sino mayor carga para la docencia, la familia y los alumnos.
Incluso con ese aforo en escuelas como Derecho, Ciencias, Políticas o Filos, donde los grupos en listas superan los 60 alumnos, significara estudiar con 36 compañeros, aforo todavía muy alto para conservar la afanada sana distancia. Ante estos anuncios es totalmente normal que muchas compañeras y compañeros, aunque desean volver, tengan miedo a enfermarse y con ello a sus familias y no lo hagan.
La Rectoría ha tenido que retrasar la vuelta presencial y ahora maniobra para disimular la gravedad de lo que están haciendo, anuncian a la vez que deja en manos de los Consejos Técnicos de las escuelas la decisión de hasta cuando y como volver. Con este anuncio pretende lavarse las manos en el asunto, echando la responsabilidad sobre otros y -por supuesto - sin tomar ni una sola medida para garantizar nuestra seguridad ¡Una vez más nos demuestran que nuestra salud y nuestra educación no les importan ni lo más mínimo!
Con esto la Rectoría no sólo no ha puesto encima de la mesa ninguna medida de seguridad para proteger la salud de estudiantes, el profesorado y las familias, sino que ha demostrado que no tiene ninguna intención de hacerlo. Estas improvisaciones han dejado al descubierto que no hay protocolo realmente.
La vuelta a clases en la educación básica nos deja muchas lecciones y experiencias, exponiendo que estas medidas paliativas son insuficientes y poco eficaces. En la práctica se está negando nuestro derecho a una educación pública en condiciones dignas y se sigue poniendo en riesgo nuestra salud y la de nuestros profesores y familias.
¡Sí hay alternativa!
Claro que hay alternativas para aprender presencialmente de manera segura, y por supuesto que estas requerirán de una inversión importante de recursos, ¿los hay? Desde nuestro punto de vista, sí.
Este año la universidad recibió 48 802, 369 865 pesos de los cuales egresara más del 75% en gasto de nómina y lo que nos demostró el movimiento de profesores del año 2021 es que de esos recursos a nomina poco es para la docencia que se ha fletado estos dos años pandémicos.
Recientemente, se publicaron datos sobre los salarios, de altos funcionarios que rebasaban por mucho el sueldo del presidente, esta es tan solo una muestra del enorme desvío de recursos a unos pocos privilegiados, pero la desigualdad en la distribución del presupuesto, es peor si sumamos premios, lujos y todo tipo de corruptelas.
¿O nuestra salud o nuestra educación? ¡No más encrucijadas!
Con esta vuelta a los salones, a los estudiantes se nos ha puesto entre la espada y la pared. Se nos obliga a elegir entre nuestra educación y nuestro futuro o poner en peligro nuestra salud. No podemos seguir aceptando estas presiones. Después de negarnos el derecho a una educación digna en estos dos años de confinamiento, sin medidas, sin recursos y sin plan para que no se deserte, ahora nos traen en la incertidumbre, nos arrojan a las aulas sin planes eficaces de seguridad sanitaria y tenemos nuestras escuelas como si nada hubiera pasado. Esta es la lógica clasista de este sistema, montar una auténtica carrera de obstáculos que afecta a los estudiantes más humildes y expulsar así del sistema educativo a las familias trabajadoras.
¡Nuestro derecho a la educación y a la salud se defienden!
Ha quedado más que claro que la educación pública no es ninguna prioridad. La única salida que no suponga poner en peligro nuestra salud, añadir más estrés, o que estudiantes se vean en peligro de repetir año o ser directamente excluidos del sistema educativo es movilizarnos para exigir mejores condiciones de estudio.
Si no se incrementa radicalmente la financiación para echar andar un plan de rescate de la educación pública, que permita la contratación masiva de profesores en condiciones dignas para así bajar drásticamente los alumnos por aula; para que se mejoren y amplíen las instalaciones, etc. el desastre en las aulas será inevitable y, por tanto, las condiciones de vida de las familias trabajadoras tendrán consecuencias terribles.
Por eso necesitamos un plan eficaz que priorice la educación para las y los hijos de la clase trabajadora, la clave para conseguir eso es precisamente la unidad para movilizarse entre los distintos sectores: estudiantes, profesores, padres y madres y el resto del personal educativo.
Como hemos explicado a la Rectoría le importa muy poco nuestra salud y educación, sólo conseguiremos condiciones de estudio dignas con la lucha organizada, como lo hemos hecho en el pasado. A las y los estudiantes nunca nos han regalado nada, todo, absolutamente todo, la financiación, la autonomía, la gratuidad, los contenidos críticos y científicos, han sido fruto de la lucha.
Ayer la lucha fue contra las cuotas, hoy por condiciones seguras y dignas de estudio
La presencia es necesaria ¿por qué no se ha vuelto? Además de porque se carece de todo plan también es un tema político. Las autoridades saben muy bien que hemos atravesado por años inhumanos y que cada vez somos más lo que sacamos la conclusión de que este sistema no nos ofrece absolutamente nada, al volver a las aulas las y los estudiantes intercambiaremos experiencias y desahogos, brotaran focos de organización y lucha contra las condiciones brutales que vivimos, por ello están tratando de contender lo más que pueden nuestro regreso e interacción.
Por otro lado, la pandemia les ha caído bien a los mandos educativos para expulsar de la educación pública a un gran número de hijas e hijos de la clase trabajadora, que suelen ser los sectores más combativos, y así dejar a los sectores más privilegiados. Total, ante la crisis del sistema no necesitan más profesionistas sino más mano de obra barata.
De esta envergadura es nuestra batalla actual. Llamamos a todas las y los estudiantes a organizar asambleas a las puertas o explanadas de las escuelas en los próximos días. Y que, de manera democrática, decidamos las medidas a implementar inmediatamente para retomar las clases presenciales en condiciones seguras.
Será indispensable organizar movilizaciones y concentraciones en las escuelas o en la Rectoría para manifestar nuestra repulsa a los aplazamientos, desorganización, falta de planes y exigir soluciones de fondo y eficaces.
Llamamos a que esto se haga sumando a toda la comunidad no sólo al estudiantado sino a las familias, a los trabajadores y a las y los docentes. Esta lucha es de todas y todos.
- Exigimos 15 alumnos por aula para garantizar las medidas de seguridad y una atención individualizada, que permita recuperar en el menor tiempo posible los contenidos que no hemos podido cursar por el cierre de las aulas.
- Para lo anterior tenemos que abrir más aulas, poner en marcha inmediata un proyecto de construcción de más escuelas públicas. Rescatar muchas de nuestras escuelas que se encuentran en abandono o en mal estado, la construcción de más laboratorios, salas de cómputo y audiovisuales.
- Necesitamos profesores suficientes. Contratación inmediata de decenas de miles de docentes con base, salario digno, sindicalización y prestaciones. Basificación de todos los puestos interinos, temporales y/o por contrato. Recontratación de todos los profesores despedidos y/o cesados. Ampliación de toda la plantilla de apoyo a la docencia (médicos, psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales) así como de personal especializado en la educación dirigida hacía personas en situación de discapacidad (intérpretes de lengua de signos, señas, etc.) con todos sus derechos laborales.
- Demandamos servicio médico y de enfermería digno en cada escuela, recinto e instituto en todos los turnos u horarios que haya actividades. Así como un departamento de psicología para tratar y abordar todas las secuelas de la pandemia entre la comunidad educativa: docentes, estudiantes y trabajadores.
- Necesitamos internet libre y digno en nuestros campos, no la red deficiente que hasta antes de la pandemia contábamos.
- Garantizar habilitación y apertura con agua potable de todos los sanitarios, contar con jabón suficiente, además de otro tipo de aditamentos como gel antibacterial, cubrebocas, etc.
- Requerimos limpieza constante de espacios, por supuesto que esto solicitará contratación, en condiciones dignas, de personal de limpieza, así como de proporcionar los utensilios e insumos necesarios y suficientes para esas labores.
- Que cada asignatura tenga su versión en línea pero que esta sea tendida por otro docente que no sea el de clase presencial para evitar la explotación y carga de trabajo.
- Incorporación a la red pública de educación todos los centros incorporados a la UNAM, convirtiendo a sus docentes y trabajadores parte de la institución, garantizando la gratuidad y todas las escuelas necesarias para la presencialidad.
- Creación de dormitorios estudiantiles o casa de estudiantes dignos y públicos para los alumnos de provincia o de la periferia que diariamente recorremos largas distancias en transporte público hacinado, deficiente e inseguro. Nos reusamos a seguir pagando rentas carísimas o dormir en lugares degradantes que sólo especulan con nuestras necesidades.
- Que todas y todos los alumnos podamos realizar las prácticas profesionales seguras e íntegras que no hemos podido cursar estos meses en el próximo ciclo o semestre, con todas las horas necesarias, sin volver a ser los tramites y deben ser remuneradas, no seremos mano de obra gratis de las empresas o hospitales.
¡Participemos, defendamos y conquistemos nuestros derechos!
¡Basta de negligencias! ¡Con nuestra salud no se juega!
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